Super/Man: La historia de Christopher Reeve se presenta como un viaje profundamente personal hacia la complejidad de un hombre cuya imagen pública estuvo ligada a la del superhéroe que interpretó en la pantalla. Sin embargo, este documental dirigido por Ian Bonhôte y Peter Ettedgui trasciende la figura del héroe de ficción para ofrecer una meditación sobre lo que significa la auténtica valentía en un mundo donde el sufrimiento y la fragilidad son realidades ineludibles.
La película comienza de manera directa, con el momento que marcó un antes y un después en la vida de Christopher Reeve: su trágico accidente ecuestre en 1995 que lo dejó paralizado del cuello para abajo. En vez de hacer del suceso el clímax de la narrativa, los directores optan por desvelarlo desde el principio, lo que permite que la trama fluya a partir de ese evento, explorando tanto su ascenso como actor como su notable conversión en activista tras el accidente.
Los testimonios familiares son el núcleo emocional del documental. A través de entrevistas con sus hijos, Matthew, Alexandra y Will Reeve, se profundiza en los desafíos que enfrentaron como familia y en cómo la relación con su padre se transformó en algo más profundo a raíz de su nueva realidad. En estos testimonios, el documental alcanza una intensidad íntima que invita a la reflexión sobre las dinámicas familiares frente a la adversidad. Las palabras de los hijos de Reeve, sumadas a las imágenes de archivo que muestran los momentos más bajos de su vida tras el accidente, ofrecen una crudeza sin ornamentos, lo que otorga al film una autenticidad penetrante.
La elección de incluir a personas cercanas a Reeve, como su compañera de vida, Dana Reeve, resalta uno de los aspectos más conmovedores de la cinta. El documental muestra cómo, tras el accidente, Dana se convirtió en el sostén emocional y físico de Reeve, una presencia casi heroica que nunca dejó de apoyarlo. Dana es retratada no solo como una figura secundaria, sino como alguien cuyo papel en la historia de Christopher Reeve es tan importante como el propio actor. Las palabras que le dirigió a su esposo, "Sigues siendo tú, y te quiero", reflejan la dimensión humana de su vínculo y constituyen uno de los momentos más emotivos de la película.
Visualmente, Super/Man juega de manera efectiva con la iconografía del superhéroe. El uso de animaciones por computadora que recrean a un Superman de piedra, erosionado por el kryptonita, funciona como una poderosa metáfora de la lesión espinal que Reeve sufrió. Estos recursos visuales, lejos de ser simples adornos estéticos, se integran al discurso del documental, reforzando la conexión entre el personaje que Reeve encarnaba y el hombre que tuvo que reinventarse tras su accidente.
A pesar de la carga emocional inherente a la historia de Reeve, los directores logran mantener un equilibrio que evita caer en la explotación emocional. Si bien hay momentos desgarradores, como cuando uno de los hijos describe lo que significó para su madre perder tanto a su compañero como a su propio sentido de estabilidad, el documental siempre retorna a la idea de la resiliencia. Reeve no se presenta simplemente como un hombre marcado por la tragedia, sino como alguien que convirtió su dolor en acción a través de su activismo en favor de la investigación sobre lesiones de la médula espinal.
Los amigos cercanos de Reeve, entre ellos figuras como Robin Williams y Glenn Close, aportan testimonios que revelan facetas poco conocidas del actor. Especialmente emotivo resulta el relato sobre cómo Williams, en los primeros días posteriores al accidente, lograba arrancarle una chispa de vida a su amigo a través del humor, mostrándose como un pilar en uno de los momentos más oscuros de la vida de Reeve. Este vínculo entre ambos se convierte en uno de los ejes narrativos que subraya la importancia de las relaciones humanas en el proceso de superar la adversidad.
El documental también se toma el tiempo de explorar los logros profesionales de Reeve, desde su formación en Juilliard hasta su éxito en la interpretación de Superman, sin dejar de lado los momentos de desencanto que vivió al ser encasillado en el papel del superhéroe. En este sentido, la película ofrece una visión equilibrada de un hombre que siempre luchó por ser más que la figura de capa roja que lo hizo famoso. Reeve, como bien deja entrever el documental, fue un hombre de ambiciones artísticas que se vieron truncadas en parte por el peso del éxito comercial de Superman.
El desenlace de la película es una reflexión sobre lo que significa ser un verdadero héroe. El mensaje final parece claro: la heroicidad no reside en los superpoderes, sino en la capacidad de enfrentar las circunstancias más terribles con dignidad y humanidad. En ese sentido, Super/Man: La historia de Christopher Reeve no solo es un homenaje a la carrera de un actor, sino un llamado a reconsiderar qué significa ser fuerte en un mundo que a menudo parece exigir que nos dobleguemos ante la adversidad.
Super/Man: La historia de Christopher Reeve, dirigido por Ian Bonhôte y Peter Ettedgui, es una exploración conmovedora y profunda del legado de un hombre que, al final, trascendió su fama como actor para convertirse en un verdadero símbolo de la lucha por la vida y la esperanza. Una película que invita a la introspección y que, sin duda, deja una huella indeleble en la mente de quienes se acercan a ella.