La nueva serie dirigida por la reconocida cineasta Patricia Font es una adaptación de una película francesa del 2015. Esta comedia romántica, estrenada recientemente en Netflix, narra la historia de dos vecinos cuyas vidas se entrelazan a pesar de estar físicamente separados por una delgada pared.
Por un lado, tenemos a Valentina, una joven pianista interpretada por la cantante Aitana, que se encuentra inmersa en los preparativos de una crucial audición para impulsar su carrera musical. Por otro lado, está David, un inventor de juguetes interpretado por Fernando Guallar, quien necesita el más absoluto silencio para poder concentrarse en su trabajo. Cuando Valentina se muda al apartamento contiguo al de David, se inicia una dinámica de convivencia marcada por los choques y los intentos de adaptación mutua, todo ello en el marco de una posible atracción entre ellos.
La premisa de esta serie resulta ciertamente original y con un gran potencial narrativo. La idea de que dos personas, separadas únicamente por una delgada pared, puedan llegar a conocerse e incluso enamorarse sin llegar a verse físicamente evoca algunas cuestiones interesantes sobre los vínculos humanos y la importancia de lo visual en las relaciones. Sin embargo, la forma en la que la serie aborda estos temas deja entrever algunas debilidades en su desarrollo.
Tras las primeras impresiones, la serie se revela como una sorpresa agradable, alejándose de las típicas historias de romance planas y previsibles que a menudo caracterizan a las comedias románticas de plataformas de streaming. Si bien la trama sigue un patrón argumental bastante predecible, la cinta cuenta con un cuidado diseño de producción y una banda sonora que logran envolver al espectador en una experiencia visual y auditiva satisfactoria.
El trabajo de la directora se destaca por su habilidad para crear un ambiente evocador y estéticamente agradable, recurriendo a una paleta de colores cálidos y una fotografía que acentúa la sensación de ensueño y fantasía que rodea a los protagonistas. Asimismo, la partitura musical cumple un papel fundamental, logrando fundirse con las emociones de los personajes y acompañar de manera precisa el desarrollo de la trama.
En cuanto al elenco, la presencia protagónica de la cantante Aitana sin duda es uno de los principales reclamos de la serie. Si bien su interpretación puede pecar en ocasiones de cierta teatralidad y falta de naturalidad, la actriz logra transmitir la ingenuidad y el encanto que caracterizan a su personaje. Además, las secuencias musicales en las que Aitana interpreta algunas piezas al piano son sin duda de los momentos más destacados de la serie, permitiéndonos apreciar su talento como intérprete.
Acompañando a Aitana, el resto del elenco también cumple con su cometido, ofreciendo personajes secundarios que, si bien no alcanzan gran profundidad, resultan simpáticos y aportan momentos de comicidad a la historia. Destaca la participación de Fernando Guallar, cuya química con Aitana logra convencer al espectador de la posible conexión que se desarrolla entre sus personajes.
Uno de los aspectos más destacados de la serie es el papel fundamental que juega la música a lo largo de la trama. Dado que uno de los personajes principales es una pianista en plena preparación de una audición crucial, la partitura musical cobra una relevancia especial. El trabajo del compositor logra acompañar con gran precisión las emociones y el desarrollo de los personajes, convirtiéndose en un elemento narrativo más que se entrelaza con la trama de manera magistral. Sin embargo, el uso recurrente de la música en prácticamente todas las escenas puede llegar a resultar algo abrumador para el espectador, dificultando en ocasiones la conexión emocional con los personajes y sus conflictos.
Si bien la serie se enmarca en el género de la comedia romántica y posee un tono predominantemente ligero y naif, también plantea algunas cuestiones interesantes que van más allá de la simple historia de amor. La premisa de dos personas que establecen una conexión sin llegar a verse físicamente evoca interrogantes sobre la importancia de lo visual en las relaciones humanas. ¿Es posible enamorarse de alguien a quien no se ha visto nunca? ¿Qué papel juega la apariencia física en la construcción de los vínculos afectivos? Estas son algunas de las preguntas que la serie parece querer explorar, si bien de manera un tanto superficial.
Lamentablemente, la serie no profundiza demasiado en estos temas, limitándose a plantearlos de manera tangencial sin llegar a ahondar en ellos. La historia se mantiene en el plano de la fantasía y la ligereza, dejando atrás la oportunidad de ofrecer reflexiones más sustanciales sobre las relaciones contemporáneas y la importancia de la conexión más allá de lo meramente visual.
Esta comedia romántica entretenida, si bien no logra diferenciarse demasiado de los estándares del género, cuenta con una estética cuidada y una banda sonora que logran enriquecer la experiencia de visionado. La presencia de Aitana en el papel protagonista, así como las actuaciones del resto del elenco, aportan momentos agradables a lo largo de la serie. Sin embargo, la obra se queda corta a la hora de profundizar en los temas que su premisa plantea, optando por mantenerse en un terreno más ligero y predecible. Aun así, puede resultar una propuesta satisfactoria para aquellos espectadores que buscan una comedia romántica con un toque de fantasía y un ambiente visual cuidado.

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