Cine y series

Megalopolis

Francis Ford Coppola

2024



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En ‘Megalopolis’, Francis Ford Coppola propone un vasto retrato de los conflictos que enfrenta una sociedad dividida entre las promesas de un futuro utópico y el peso de las estructuras de poder tradicionales. La cinta, situada en una versión futurista y decadente de Nueva York, renombrada como Nueva Roma, lanza una reflexión acerca del destino de las grandes civilizaciones y su eventual declive. Con este lienzo monumental, el veterano director no solo aborda la construcción de ciudades y sistemas políticos, sino también la búsqueda humana de la trascendencia, el impacto del poder y la naturaleza del progreso. ‘Megalopolis’ despliega estos temas en medio de intrincadas luchas políticas y personales, con un enfoque tan audaz como problemático.

El protagonista, César Catilina (Adam Driver), es un visionario arquitecto cuya aspiración es crear una ciudad perfecta, un refugio para el desarrollo humano y la innovación. Su visión utópica, encarnada en un material de construcción milagroso llamado Megalon, promete revolucionar la arquitectura y transformar la vida urbana. Sin embargo, su camino hacia la creación de este nuevo mundo se enfrenta a la oposición de Franklyn Cicero (Giancarlo Esposito), el alcalde de la ciudad, un hombre pragmático y conservador que defiende la estabilidad económica sobre los ideales abstractos de Catilina. Este enfrentamiento entre dos visiones de la ciudad se convierte en el eje central de la trama, planteando preguntas sobre la naturaleza del poder y la viabilidad de los sueños utópicos en un mundo dominado por la corrupción y el egoísmo.

Coppola presenta esta batalla de ideas enmarcada en un mundo que combina elementos del pasado clásico con una estética futurista. Nueva Roma, con sus referencias a la antigua Roma y su aire distópico, sirve como metáfora de una civilización que ha alcanzado su cima y ahora enfrenta su inevitable declive. En este contexto, la ciudad se convierte en un escenario para la decadencia y la lucha por el control, mientras personajes como Wow Platinum (Aubrey Plaza), una presentadora de televisión ambiciosa, y Clodio Pulcher (Shia LaBeouf), el primo manipulador de Catilina, añaden una capa de intriga y corrupción que refuerza el sentido de un sistema al borde del colapso.

A pesar de la monumentalidad de su visión, la película padece una narrativa dispersa que dificulta la inmersión del espectador en la historia. Coppola despliega un abanico de ideas ambiciosas que, aunque interesantes en sí mismas, a menudo se sienten desarticuladas y sin cohesión. La trama se pierde en subtramas que se abren y cierran sin un desarrollo profundo, y algunos personajes, especialmente los femeninos, parecen estar al servicio de las luchas internas de los hombres, sin alcanzar una dimensión propia.

Uno de los puntos más críticos es la representación de César Catilina. Si bien Adam Driver aporta una intensidad notable a su papel, el personaje parece un arquetipo más que una figura plenamente desarrollada. Su obsesión por crear una ciudad perfecta lo coloca en un plano casi mesiánico, pero sus motivaciones y conflictos personales se diluyen en una narrativa que a menudo prioriza la exposición de ideas sobre la construcción emocional. La relación entre Catilina y Julia (Nathalie Emmanuel), hija del alcalde y eventual aliada del arquitecto, se presenta como un romance que intenta reconciliar dos mundos opuestos, pero la falta de química entre los actores y la superficialidad del desarrollo amoroso hacen que este hilo narrativo se sienta débil y forzado.

Visualmente, ‘Megalopolis’ es un despliegue de imaginación, con secuencias que logran una atmósfera onírica y surrealista. La dirección de arte y el diseño de producción consiguen fusionar el estilo clásico y moderno en un entorno que refleja el choque entre la tradición y la innovación. Sin embargo, a pesar de la majestuosidad de algunos de estos momentos, la película sufre de un exceso de efectos visuales que no siempre logran la inmersión deseada. La constante yuxtaposición de lo real y lo fantástico puede resultar desconcertante, especialmente cuando se interrumpe la coherencia visual en aras de un simbolismo que no siempre queda claro.

Un aspecto que destaca en la película es su tratamiento del tiempo, tanto en el plano narrativo como en el temático. Catilina tiene la capacidad de detener el tiempo, una habilidad que subraya la lucha del personaje por controlar su entorno y evitar el caos que amenaza con desmoronar su visión. Este control sobre el tiempo se convierte en una metáfora del poder del cine y del arte en general para detener el flujo de los acontecimientos y permitir una reflexión sobre el presente. Coppola, en cierto modo, intenta hacer lo mismo con ‘Megalopolis’, al detener el tiempo cinematográfico para invitar a los espectadores a considerar el destino de las civilizaciones.

Pese a sus debilidades, 'Megalopolis' no puede ser ignorada fácilmente. A medida que se desarrollan sus 139 minutos, la película ofrece destellos de grandeza que recuerdan al Coppola de antaño, el director que una vez cambió las reglas del cine con ‘Apocalypse Now’ y ‘El Padrino’. Sin embargo, esos momentos de brillantez están ensombrecidos por una estructura torpe y un guion que no logra mantener el enfoque. La película oscila entre la grandiosidad y el caos, entre lo sublime y lo banal, sin encontrar un equilibrio satisfactorio.

En definitiva, ‘Megalopolis’ es un proyecto ambicioso que refleja tanto los puntos fuertes como las limitaciones de un director que, a sus 85 años, sigue apostando por un cine que desafía las convenciones. Aunque la película no logra materializar plenamente sus aspiraciones, no deja de ser un testimonio del compromiso inquebrantable de Coppola con su arte y su deseo de explorar los grandes temas que han marcado su carrera.

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