La memoria colectiva tiene formas caprichosas de preservarse: un fragmento de melodía, un fotograma recurrente, una conversación susurrada sobre los días dorados de un pasado que nunca volverá. En ‘Los Roshan’, Shashi Ranjan aspira a encapsular un legado que cruza generaciones, abrazando la herencia musical y cinematográfica de una familia que ha marcado el pulso de Bollywood durante décadas. Pero, al igual que los reflejos en una superficie pulida, lo que brilla no siempre revela la textura del material que hay debajo.
A través de cuatro episodios, Ranjan construye un homenaje que revisita hitos y figura a figuras esenciales como Roshan Lal Nagrath, Rajesh Roshan, Rakesh Roshan y Hrithik Roshan. Desde los ritmos innovadores del patriarca, hasta la reinvención cinematográfica de Rakesh y el estrellato de Hrithik, la serie transita entre el pasado y el presente. Sin embargo, ese tránsito rara vez profundiza en las zonas menos confortables. Es una oda cuidadosamente editada, más interesada en preservar la imagen que en indagar en sus complejidades.
El primer episodio, quizá el más cautivador, se adentra en los orígenes de Roshan Lal Nagrath, quien traspasó fronteras culturales y musicales tras emigrar desde Gujranwala. Aquí, el uso de material de archivo y testimonios logra capturar la vibrante atmósfera de una época en la que el cine y la música india se forjaban en el crisol de la diversidad. La narración, no obstante, tropieza con dramatizaciones innecesarias que restan credibilidad al impacto histórico.
A medida que la serie avanza, el enfoque se fragmenta. Rajesh Roshan es representado como una figura modesta, casi anónima, a pesar de haber compuesto bandas sonoras inolvidables. En su caso, los testimonios permiten vislumbrar el proceso creativo, pero omiten explorar las tensiones que subyacen en la construcción de un legado familiar compartido.
El tercer episodio, centrado en Rakesh Roshan, ofrece un terreno más fértil para la narración dramática. Su transición de actor a director, sus fracasos iniciales y su posterior resurgimiento como realizador visionario son hitos bien documentados. Sin embargo, los momentos de mayor conflicto, como el intento de asesinato que sufrió en el año 2000, se mencionan apenas como anécdotas, negándose la posibilidad de explorar el impacto emocional y social de estos eventos.
El episodio final, dedicado a Hrithik Roshan, se pierde en un retrato complaciente que parece más un montaje de mejores momentos que un análisis de su impacto en el cine contemporáneo. Se resaltan sus éxitos, pero se esquivan las dificultades y los fracasos que también formaron su trayectoria. En esta falta de equilibrio, la serie termina diluyendo el potencial de ofrecer un análisis honesto sobre las dinámicas de poder, éxito y legado en una industria tan compleja como Bollywood.
Aunque ‘Los Roshan’ presenta una producción impecable, con una edición elegante y un acceso sin precedentes a figuras clave de la industria, lo que podría haber sido una reflexión íntima y crítica se convierte en un ejercicio de autoafirmación. Es un recordatorio de que, en el cine documental, el acceso exclusivo no siempre equivale a la profundidad narrativa.
‘Los Roshan’ es, en esencia, una invitación al recuerdo, pero no un desafío al mito. Para quienes buscan una celebración nostálgica de Bollywood, la serie ofrece momentos memorables. Sin embargo, para quienes anhelan una exploración más incisiva de la familia que ayudó a definir una era, queda la sensación de que se dejó algo importante fuera del encuadre.
