'Que Ardan Todos' es la nueva apuesta de comedia negra que llega a Movistar Plus+, una producción de seis episodios que explora los entresijos de una familia integrante de una peculiar secta cristiana apocalíptica. Creada por Dillon Mapletoft y Oliver Taylor, esta mordaz sátira familiar no deja títere con cabeza, desatando una mirada cáustica y punzante sobre el fanatismo religioso y los peligros del pensamiento dogmático.

En el centro de la trama encontramos a los Lewis, un cuarteto disfuncional pero representativo de la opresiva secta de la Orden de la Vara Divina. El patriarca David, interpretado por un desatado Simon Bird ('The Inbetweeners'), encarna la hipocresía religiosa llevada al extremo. Con un ridículo corte de pelo albol y una devoción ciega por las doctrinas apocalípticas del grupo, David mantiene a su familia con un pie en la tumba, sometida a constantes simulacros de emergencia para "cuando llegue el gran día".

La dinámica familiar resultante es un auténtico hervidero de tensiones reprimidas y sueños frustrados. Kate O'Flynn ('Landscapers') aporta una interpretación desgarradora como Fiona, la esposa atrapada en un matrimonio opresivo que comienza a rescatar su autonomía mediante una pequeña empresa clandestina. Su hija Rachel, encarnada con enorme sensibilidad por Amy James-Kelly, es una adolescente atormentada cuya única vía de escape son sus excelentes calificaciones académicas, reprobadas por unos padres que ven la educación como una amenaza para la doctrina sectaria.

El hilarante Harry Connor completa el irregular cuarteto como Aaron, el hermano pequeño cuyas perturbadoras pinturas reflejan una psique infantil envenenada por las tóxicas enseñanzas del grupo. En su lúgubre mundo de fantasía, su padre arde en crueles torturas mientras él disfruta del espectáculo a través de una "ventana al paraíso".

Los creadores Mapletoft y Taylor cultivan esta mirada grotesca hacia las enseñanzas de la Orden con finos trazos de surrealismo y humor negro. Las convenciones religiosas más absurdas son retratadas con implacable puntería satírica, ya sean las ridículas prohibiciones sobre objetos tan inofensivos como la televisión, o los cómicos rituales de puerta a puerta para captar adeptos al culto.

Pero donde 'Que Ardan Todos' realmente brilla es en su aguda disección de las dinámicas de poder y sometimiento en las que se basan los grupos extremistas. David es la viva imagen de la soberbia y la misoginia camufladas tras un biombo de fervor religioso, un pequeño tirano doméstico consumido por las ansias de ascender en el rígido orden jerárquico de la secta.

Sus constantes desplantes a Fiona y Rachel, tratadas como ciudadanas de segunda clase, son retratados con valentía y una acidez memorable. En un tono crudo pero empático, los guionistas dejan en carne viva las cicatrices emocionales que este tipo de sistemas opresivos dejan en sus víctimas más vulnerables.

No obstante, la serie se cuida mucho de no caer en la moralina facilona o el mensaje panfletario. 'Que Ardan Todos' jamás pierde de vista su vocación primordial de entretener, sirviéndose de un desfile de personajes estrambóticos y situaciones de humor surrealista para amenizar su relato.

En este aspecto, el reparto de secundarios está simplemente inmaculado. Lolly Adefope ('Ghosts') aporta continuos puñados de sal y pimienta como la aguerrida profesora Miss Simmonds, mentora improvisada de Rachel. Morgana Robinson ('The Windsors') es una bocanada de aire fresco cada vez que aparece como Melissa, la relajada vecina que inicia a Fiona en los placeres mundanos de ver la tele o vender por internet.

Tampoco decepcionan Kadiff Kirwan y Arsher Ali como Andrew y Samson, dos carismáticos líderes de la secta cuya rivalidad con David provoca situaciones de una comedia tan afilada como grotesca. Incluso los papeles más pequeños, como el dependiente homosexual reprimido de una tienda de conveniencia, aportan toques de humanidad y humor al fresco.

A medida que avanza la temporada, la serie profundiza en aspectos más sombríos y dramáticos sin perder un ápice de su identidad cómica. La paulatina liberación de Rachel, sucumbiendo a la atracción del exmiembro rebelde Joshua (Ali Khan), o la creciente desesperación de Fiona por mantener las formas, adquieren una hondura emocional que engrandece la propuesta.

En definitiva, 'Que Ardan Todos' es un soplo revitalizador en el actual panorama de comedias familiares que no teme arremeter contra temas espinosos como el control mental o el maltrato psicológico. Lo hace, eso sí, con una mirada humanista, tierna y llena de comprensión hacia todos sus singulares personajes, propietarios únicos de la redención o la condena eterna.

Su compromiso con el humor inteligente y la observación mordaz del comportamiento humano la convierte en un logro memorable, manteniendo al espectador atrapado entre risas y escalofríos. Una propuesta profundamente británica que aúna la tradición de cinismo e ingenio satírico con una inusual dosis de corazón. En otras palabras, 'Que Ardan Todos' es una pequeña joya inflamable.

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