Cine y series

La isla del salmón y la discordia - Primera Temporada

Anne Bjørnstad

2024



Por -

En las gélidas aguas del Mar de Noruega, donde los fiordos se entrelazan con la costa como los dedos de un gigante, surge una nueva especie de depredador. No se trata de una criatura marina, sino de seres humanos cuya voracidad rivaliza con la de los tiburones más temibles. Son los magnates del salmón, los nuevos reyes de un imperio acuático que se extiende por kilómetros de costa y genera fortunas tan vastas como las profundidades del océano.

'La isla del salmón y la discordia', la nueva serie de Netflix creada por Anne Bjørnstad y Eilif Skodvin, nos sumerge en este mundo de opulencia y ambición desmedida. La trama se desarrolla en la ficticia isla de Brima, un trasunto de la real Frøya, epicentro de la industria salmonera noruega. En este microcosmos insular, dos familias poderosas, los Lange y los Meyer, libran una batalla encarnizada por el control del mercado del salmón, en una contienda que evoca las grandes sagas familiares de la literatura y el cine.

La serie se estructura en torno a seis episodios que exploran las complejidades de este universo particular. Julie Lange, interpretada con frialdad calculada por Trine Wiggen, emerge como la figura central, una mujer implacable en su búsqueda del dominio absoluto del mercado. Su antagonista, el patriarca Gjert Meyer, encarnado por Svein Roger Karlsen, representa la vieja guardia, aferrada a tradiciones que se desmoronan ante el avance imparable del capitalismo más voraz.

El conflicto entre estas dos visiones del negocio sirve como telón de fondo para una exploración más amplia de temas universales: la lucha generacional, la corrupción del poder, la erosión de los valores familiares frente a la avaricia, y el impacto de la riqueza repentina en comunidades tradicionalmente modestas.

Los creadores de la serie demuestran su habilidad para tejer una trama compleja que entrelaza múltiples líneas argumentales. Vemos cómo los hijos de estas familias poderosas se debaten entre la lealtad filial y sus propias ambiciones, mientras que personajes secundarios aportan matices y perspectivas adicionales al relato principal.

Sin embargo, la serie no está exenta de fallos. En su afán por abarcar múltiples aspectos de esta realidad, a veces pierde foco y profundidad. Algunos arcos narrativos quedan sin resolver satisfactoriamente, y ciertos personajes prometedores no llegan a desarrollarse plenamente. La decisión de comprimir la historia en seis episodios resulta en ocasiones en un ritmo apresurado que no permite explorar a fondo todas las ramificaciones de los conflictos planteados.

El aspecto visual de 'La isla del salmón y la discordia' merece una mención especial. La fotografía de Gaute Gunnari captura magistralmente la belleza austera del paisaje noruego, convirtiendo la isla de Brima en un personaje más de la historia. Los contrastes entre la naturaleza salvaje y las modernas instalaciones de acuicultura subrayan visualmente el choque entre tradición y progreso que vertebra la narrativa.

El reparto, predominantemente noruego, aporta autenticidad y matices a sus personajes. Destaca especialmente la interpretación de Trine Wiggen como Julie Lange, que logra transmitir la complejidad de una mujer dividida entre su ambición desmedida y sus conflictos internos. Igualmente notable es el trabajo de Svein Roger Karlsen como Gjert Meyer, que infunde humanidad a un personaje que podría haber caído fácilmente en el estereotipo.

La serie no rehúye temas controvertidos como el impacto medioambiental de la industria salmonera o las cuestiones éticas que rodean a la cría intensiva de peces. Sin embargo, estos aspectos a menudo quedan relegados a un segundo plano frente a las intrigas familiares y empresariales, lo que puede decepcionar a espectadores en busca de una crítica más incisiva de las prácticas de la industria.

El humor, elemento fundamental en la propuesta de Bjørnstad y Skodvin, oscila entre lo sutil y lo grotesco. Algunos gags funcionan admirablemente, como la yuxtaposición de la cultura K-pop con la austera vida isleña, mientras que otros caen en la caricatura fácil. Esta irregularidad en el tono es quizás uno de los puntos más débiles de la serie, que a veces parece debatirse entre el drama serio y la comedia satírica sin terminar de decantarse por ninguno de los dos.

Un aspecto destacable es la atención prestada a los personajes femeninos. Tanto Julie Lange como las hijas de ambas familias son figuras complejas y multidimensionales, que desafían los roles de género tradicionales y luchan por hacerse un hueco en un mundo empresarial dominado por hombres. Esta perspectiva añade una capa adicional de interés a la narrativa y permite explorar temas de igualdad y empoderamiento en un contexto poco habitual.

La banda sonora, que incluye desde música tradicional noruega hasta K-pop, contribuye a crear una atmósfera única que refleja el choque cultural inherente a la premisa de la serie. Este eclecticismo musical subraya la tensión entre lo local y lo global que permea toda la historia.

'La isla del salmón y la discordia' es, en última instancia, un retrato agridulce de una Noruega en transición. La serie captura el momento en que un país tradicionalmente asociado con la modestia y la igualdad se enfrenta a las consecuencias de una riqueza súbita y concentrada. Los conflictos que surgen de esta situación son universales y resonarán con audiencias de todo el mundo, aunque el contexto específico de la industria salmonera pueda resultar ajeno para muchos espectadores.

A pesar de sus defectos, la serie logra mantener el interés del espectador gracias a su combinación de drama familiar, sátira social y thriller empresarial. Los creadores han conseguido crear un mundo complejo y creíble, poblado por personajes que, aunque a veces rozan el estereotipo, mantienen suficiente humanidad como para generar empatía.

En conclusión, 'La isla del salmón y la discordia' se presenta como una propuesta ambiciosa que, si bien no alcanza todas sus metas, ofrece una mirada fresca y entretenida a un mundo poco explorado en la ficción televisiva. Su mezcla de humor negro, drama familiar y crítica social la convierte en una adición interesante al catálogo de Netflix, aunque quizás no llegue a ser el éxito rotundo que la plataforma esperaba.

La serie plantea preguntas importantes sobre el coste humano y ambiental del progreso económico, sobre la responsabilidad de las grandes empresas hacia las comunidades que las albergan, y sobre el delicado equilibrio entre tradición e innovación. Aunque no siempre profundiza en estos temas tanto como podría, 'La isla del salmón y la discordia' sienta las bases para un debate necesario sobre el futuro de industrias como la acuicultura y su impacto en la sociedad y el medio ambiente.

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