Cine y series

La Bestia En La Jungla

Patric Chiha

2023



Por -

Tras sus aclamadas obras previas como Domaine y Brothers of the Night, el cineasta austríaco de origen libanés Patric Chiha entrega una nueva y ambiciosa pieza repleta de audacia creativa y fuerza visual. La Bestia En La Jungla supone una adaptación libre de la novela corta homónima de Henry James, transportando la esencia de la obra literaria al entorno de una discoteca parisina que se convierte en el escenario atemporal donde transcurre la angustiosa espera de sus protagonistas.

Partiendo de las coordenadas establecidas por James en su relato publicado en 1903, Chiha construye un fascinante tapiz fílmico que captura la obsesiva demora en la vida de John Marcher, un hombre convencido de que un acontecimiento extraordinario, ya sea glorioso o catastrófico, aguarda en su destino con la capacidad de transformar por completo su existencia. Este presentimiento inquietante lo paraliza en un estado de perpetua zozobra y postergación, posponiéndolo todo a la espera de esa "bestia en la jungla" cuya amenaza acecha en la lejanía.

En la traslación propuesta por Chiha, John (interpretado con una intensa introversión por Tom Mercier) se reencuentra por casualidad con May Bartram (la magnética Anaïs Demoustier) en la noche inaugural de una discoteca sin nombre en 1979. Diez años atrás ya se habían conocido fugazmente y él le había confiado su angustiante secreto. Ahora, seducida por el enigma y decidida a acompañarlo en esa vigilia existencial, May accede a "estar alerta" junto a John hasta que lo que debe suceder finalmente acontezca.

De este modo, dentro de las pulsantes paredes de ese club nocturno, se despliega un juego de esperas doloroso e interminable. A lo largo de un cuarto de siglo, atravesando diferentes modas y estilos musicales, la esperanza abrasadora de John y la fiel complicidad de May se mantienen inmutables, observando el mundo girar desde la inmovilidad de sus silenciosas noches de sábado.

Es una premisa descarnada y desasosegante la que Chiha decide filmar, otorgándole además un estilo visual envolvente y sugestivo. Ayudado por la extraordinaria fotografía de Céline Bozon, el director consigue sumergir al espectador en la atmósfera vaporosa y asfixiante de ese enclave sin tiempo. Las luces de neón y la niebla de humo frente a las cuales desfilan las siluetas danzantes cobran una potencia hipnótica, atrapando la sensación de un frenesí que, paradójicamente, se estanca en la inacción de los protagonistas.

Fascinados por los rituales nocturnos de ese espacio enpenumbra, los cuerpos jóvenes se funden con el ritmo desatado de la música disco, luego house, hasta devenir en las convulsiones más ásperas del techno en la última década del siglo XX. La pista de baile hierve en un torbellino de vitalidad hedonista que sólo acentúa la quietud melancólica de John y May, sentados en su crónica marginación, transformándose ellos mismos en lastres espectrales que sobreviven suspendidos en una espera sin sentido.

Más allá del erotismo soterrado y de la seducción plástica que destilan sus imágenes, La Bestia En La Jungla lanza una mirada corrosiva sobre esos seres que eligen eludir la vida y posponer indefinidamente la felicidad a la espera de una señal, una revelación que quizá nunca llegue. En este limbo de autoengaño e inmovilidad, los espectros de May y John contemplan cómo los acontecimientos históricos se suceden a su alrededor - la caída del Muro de Berlín, los atentados del 11-S, la crisis del sida - sin permitírseles afectación alguna.

Chiha hilvana estas recreaciones de hechos reales con fascinante pulcritud, pero lo verdaderamente inquietante radica en su cualidad de meros espectros, sumidos en una burbuja atemporal donde el mundo exterior no hace sino confirmar su creciente desconexión. Un momento tremendamente emotivo llega cuando el personaje que encarna Béatrice Dalle, una enigmática guardiana del club a la que llaman "La Fisionomista", anuncia con voz doliente la muerte del icónico Klaus Nomi, situando esa pérdida como un jalón más en el inexorable avance del tiempo que los protagonistas se empeñan en ignorar.

A medida que la película avanza, envuelta en esa atmósfera de asfixiante ensoñación, los gestos cotidianos de John y May - beber, fumar, moverse entre los asistentes nocturnos - adquieren una cualidad fantasmal, casi ritual. La belleza voluptuosa de las puestas en escena realza la desolación imperante, augurando una resolución trágica y casi inevitable.

Es en el acto final, ya entrado el nuevo milenio, cuando el constructo alegórico de Chiha termina de desplegar sus engranajes más complejos y dolorosos. El amor incondicional de May ha permitido que arrastre su propia juventud hacia la misma demora destructiva que atormenta a John, quien finalmente alcanza la revelación que tanto esperó, aunque a un coste devastador.

Con esa trama que bien podría describirse como una cruda tragedia sobre la espera infinita, el cineasta austríaco erige una obra fílmica desafiante que funciona como meditación inquietante sobre las vidas pospuestas, los sueños inaccesibles y los miedos que nos paralizan frente al anhelo de plenitud. Un desolador monumento a la máxima angustia existencial: la vida que hemos renunciado a vivir plenamente.

Amarga en su disección del deseo y la cobardía humanas, y deslumbrante en sus interminables derroches de sensualidad visual, La Bestia En La Jungla emerge como una de las propuestas más ambiciosas del panorama reciente. Una experiencia incómoda y profundamente sentida, en sintonía con los derroteros formales que Chiha ha explorado en otras obras suyas igualmente audaces y sugerentes. Una incursión cruda y sin concesiones al corazón de lo inasible, un recordatorio visceral de que a veces, renunciar al vértigo de vivir puede ser la peor de las miserias.

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