Cine y series

Great Absence

Kei Chikaura

2023



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Un mundo que se desmorona ante nuestros ojos, un camino polvoriento donde cada paso revela más preguntas que respuestas. Es así como ‘Great Absence’, dirigida por Kei Chikaura, invita a explorar un terreno emocional donde el paso del tiempo, el peso de los recuerdos y la inevitable degeneración se entrelazan. Desde el primer fotograma, la película no es una historia, sino un espejo fracturado donde los personajes y la audiencia observan, con algo de dolor, sus propios reflejos rotos. ¿Qué ocurre cuando la memoria, esa estructura que define quiénes somos, comienza a disolverse sin aviso? La respuesta se despliega entre escenas pausadas, tan meticulosamente frías como intensas, que rehúyen cualquier atisbo de melodrama.

Chikaura elige, de manera sutil, situar la cinta en un Japón marcado por la herida de una sociedad envejecida, enfrentando la cruda realidad de una demencia que actúa como agente de desolación y revelación. A través del reencuentro entre Takashi, un actor en sus treinta, y su padre Yohji, un hombre que alguna vez fue severo y ahora se disuelve en una neblina de confusión, el relato construye una alegoría silenciosa del deterioro no solo de la mente, sino también de los vínculos humanos. En lugar de ofrecernos respuestas, la película se asienta en la incertidumbre, lo que le permite al espectador percibir el dolor y la impotencia con una honestidad que cala hondo.

El peso de los secretos no contados es otro de los temas que emerge como telón de fondo en esta historia. A medida que Takashi se sumerge en el pasado de su padre, descubre fragmentos de la vida de un hombre que nunca entendió del todo. La historia se despliega como un rompecabezas que nunca acaba de completarse, saltando en el tiempo a través de flashbacks que revelan la compleja relación de Yohji con su segunda esposa, Naomi, y el resentimiento larvado de Takashi, quien nunca fue capaz de perdonar el abandono de su padre. Sin embargo, más que por rencor, el protagonista se mueve por una especie de búsqueda desesperada de sentido en un mar de recuerdos ajenos y retazos de conversaciones que nunca sucedieron.

Las actuaciones, particularmente la de Tatsuya Fuji como Yohji, apuntalan con fuerza el carácter profundamente introspectivo de la obra. Fuji no solo interpreta a un hombre que olvida; retrata a un ser humano que, a medida que pierde su identidad, parece convertirse en una figura alegórica del desgaste y la ausencia emocional. Su presencia en pantalla es tan intensa como desoladora, mostrando con maestría las fugaces ráfagas de claridad y las espirales de paranoia que caracterizan el avance de su enfermedad.

La relación entre Takashi y su esposa, Yuki, interpretada por Yoko Maki, contrasta con el matrimonio de Yohji y Naomi, reflejando cómo los tiempos cambian no solo a las personas, sino también las dinámicas de pareja. Mientras que la relación de Takashi parece más equilibrada, el pasado de su padre está lleno de desequilibrio y de un dominio masculino que en última instancia se vuelve insostenible. Sin embargo, a pesar de todos sus errores, Yohji no es un villano. Es, más bien, una figura trágica atrapada en una prisión sin paredes, un ser humano defectuoso enfrentado a un final en el que no puede hacer las paces ni consigo mismo ni con quienes ha herido.

La dirección de Chikaura es parsimoniosa y cuidada, construyendo cada escena como un cuadro que revela capas de significado con una serenidad casi cruel. La ausencia de una banda sonora intrusiva permite que el peso de cada palabra, de cada silencio, sea absorbido con total naturalidad, reforzando una atmósfera de distanciamiento y profundidad emocional. Chikaura nos recuerda que la vida misma está llena de escenas aparentemente insignificantes que, unidas, construyen el retrato incompleto de una existencia.

‘Great Absence’ no se detiene en reconciliaciones mágicas ni en redenciones esperadas. En cambio, la película deja abierta la herida, permitiendo que el espectador experimente la angustia del no cierre, la agonía de las palabras que no se dijeron. Así, Chikaura presenta un drama familiar de proporciones íntimas pero de implicaciones universales, que aborda la realidad de una generación atrapada entre cuidar a sus mayores y vivir sus propias vidas. Sin soluciones fáciles, pero con una claridad brutal, la película refleja la fragilidad de los lazos humanos cuando son sometidos a la prueba del olvido.

En última instancia, ‘Great Absence’ no es una historia de redención, sino un recordatorio de los límites de nuestra capacidad de comprender y recordar. La gran ausencia no es solo la del padre, sino la de las partes de uno mismo que se van con él, fragmentos de una identidad que, como un susurro, se disuelven lentamente en la oscuridad.

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