El cineasta francés Xavier Legrand consolida su estilo cinematográfico con 'El Sucesor', una inquietante exploración de la violencia machista y los secretos familiares que transita entre el drama psicológico y el thriller de suspense. Tras su aclamado debut 'Custodia compartida', Legrand reincide en desenterrar las tinieblas que se ocultan tras una aparente normalidad, ofreciendo una perspectiva cruda y desasosegante sobre cómo los pecados del padre pueden perpetuarse en el hijo.

La película arranca inmersa en el glamuroso mundo de la alta costura parisina, presentando a Ellias Barnès (Marc-André Grondin), un talentoso diseñador que acaba de asumir la dirección artística de una prestigiosa firma de moda. En medio de un espectacular desfile, Ellias experimenta una crisis de ansiedad, presagiando que detrás de su éxito profesional se esconde una sombra inquietante. Este prólogo, filmado con una frialdad casi kubrickiana, siembra la semilla de que algo siniestro aguarda bajo la superficie.

El detonante llega cuando Ellias recibe la noticia del fallecimiento de su padre, Jean-Jacques, un hombre del que se había distanciado hace años. Obligado a regresar a su ciudad natal de Montreal para encargarse de los trámites funerarios, Ellias se ve forzado a confrontar los demonios de su pasado familiar. Lo que inicialmente parecía un reencuentro incómodo con sus orígenes da un giro radical cuando, en la modesta casa de su padre, Ellias descubre una escalofriante verdad: en el sótano, encerrada durante años, se encuentra una joven mujer (Laëtitia Isambert) secuestrada por Jean-Jacques.

A partir de este punto, 'El Sucesor' se sumerge en una espiral descendente hacia la locura y el horror. En lugar de denunciar el crimen de su padre, Ellias decide encubrirlo, impulsado por un temor irracional a que su carrera se vea empañada. Esta decisión, aparentemente ilógica, es el detonante de una serie de acontecimientos cada vez más perturbadores, en los que Legrand explora con crudeza las consecuencias de la violencia patriarcal.

Ellias, inicialmente presentado como un hombre refinado y exitoso, se va degradando poco a poco, revelando las grietas de su fragilidad emocional. Grondin entrega una interpretación sobresaliente, transmitiendo con intensidad la desesperación de un hombre que se ve arrastrado a repetir los patrones destructivos de su progenitor. Su actuación, plagada de matices, logra que el espectador empatice con Ellias incluso en sus acciones más reprobables, convirtiéndolo en un personaje trágico atrapado en un callejón sin salida existencial.

Legrand demuestra una vez más su habilidad para fusionar diferentes géneros cinematográficos. Si bien 'El Sucesor' comienza como un drama familiar, pronto se transforma en un inquietante thriller psicológico, con tintes de terror doméstico y melodrama. El director emplea recursos como la elipsis y el fuera de campo para sugerir la presencia de lo siniestro, creando una atmósfera opresiva y claustrofóbica que mantiene al espectador en vilo.

Además, Legrand entreteje hábilmente elementos de la tragedia griega y el teatro isabelino, evocando obras como 'Edipo Rey' y 'Hamlet'. Al igual que estos personajes trágicos, Ellias se ve atrapado en un destino inexorable, intentando escapar de los fantasmas del pasado pero siendo finalmente consumido por ellos. Esta amalgama de influencias dota a 'El Sucesor' de una riqueza temática y simbólica que trasciende el mero thriller de suspense.

No obstante, la película no está exenta de algunos tropiezos. En ocasiones, el guion fuerza situaciones poco verosímiles, empujando a Ellias a tomar decisiones que rozan lo irracional. Estas fisuras en la credibilidad pueden restar parte del impacto emocional de la historia, aunque Legrand logra compensarlo con su sólida dirección y la fuerza de las actuaciones.

En última instancia, 'El Sucesor' es una obra desafiante y polémica que ahonda en las raíces de la violencia machista de una forma despiadada pero necesaria. Legrand no se contenta con denunciar la opresión hacia las mujeres, sino que va más allá, exponiendo cómo el patriarcado también destruye a los propios hombres que lo perpetúan. A través de la tragedia de Ellias, el director lanza un llamado a romper este ciclo de violencia heredada, a enfrentar los demonios del pasado antes de que sea demasiado tarde.

'El Sucesor' puede resultar incómoda y perturbadora, pero es precisamente esta incomodidad la que la convierte en una pieza cinematográfica relevante y poderosa. Legrand demuestra una vez más su valía como uno de los directores más audaces y comprometidos del panorama actual, capaz de adentrarse en los rincones más oscuros de la condición humana sin ofrecer respuestas fáciles. Esta película no es una 'obra maestra', pero sí un trabajo sólido y desgarrador que invita a la reflexión sobre las raíces del machismo y la necesidad de deconstruir los patrones tóxicos del patriarcado.