Cine y series

El cuervo

Rupert Sanders

2024



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La venganza es un plato que se sirve frío, reza el dicho popular. Pero en el caso de 'El cuervo', la nueva adaptación cinematográfica dirigida por Rupert Sanders, ese plato llega tan congelado que resulta insípido. En un mundo donde la justicia parece cada vez más inalcanzable, donde el dolor y la pérdida son moneda corriente, la idea de un vengador sobrenatural que regresa de la muerte para ajustar cuentas debería resultar catártica. Sin embargo, esta nueva iteración del icónico personaje creado por James O'Barr se queda en la superficie, ofreciendo poco más que un espectáculo visual sin sustancia.

La premisa de 'El cuervo' sigue siendo tan atractiva como siempre: Eric Draven, interpretado en esta ocasión por Bill Skarsgård, es asesinado junto a su amada Shelly (FKA Twigs) y regresa de entre los muertos para vengarse de sus asesinos. Sin embargo, Sanders y los guionistas Zach Baylin y William Schneider optan por complicar innecesariamente la trama, añadiendo elementos sobrenaturales que diluyen la esencia de la historia original.

El filme dedica un tiempo considerable a establecer la relación entre Eric y Shelly, un movimiento que en teoría debería fortalecer el vínculo emocional con la audiencia. No obstante, la química entre Skarsgård y FKA Twigs es prácticamente inexistente, lo que hace que su romance resulte poco creíble y, por ende, su trágico destino menos impactante. La decisión de mostrar su historia de amor en tiempo real, en lugar de a través de flashbacks como en adaptaciones anteriores, podría haber sido acertada si la ejecución hubiera estado a la altura.

El villano principal, Vincent Roeg, interpretado por Danny Huston, es otra oportunidad desperdiciada. Lejos de ser el antagonista formidable que la historia requiere, Roeg es presentado como un señor del crimen con poderes demoníacos, un giro que resulta más ridículo que amenazante. La capacidad de Roeg para controlar a otros a través de susurros no añade tensión a la narrativa, sino que la vuelve confusa y poco convincente.

Visualmente, 'El cuervo' carece de la estética gótica y sombría que definió la adaptación de 1994. Sanders opta por un look más genérico y contemporáneo que, si bien puede ser técnicamente competente, no logra capturar la atmósfera opresiva y melancólica que es fundamental para la historia. La ciudad donde se desarrolla la acción podría ser cualquier metrópolis, sin personalidad propia, lo que resta autenticidad al relato.

El diseño del personaje principal también resulta problemático. El look icónico de El Cuervo, con su maquillaje blanco y negro y su atuendo gótico, aparece tardíamente en la película y parece fuera de lugar en el contexto moderno que se ha establecido. Es como si el filme no supiera cómo integrar los elementos visuales clásicos del personaje con su nueva visión, resultando en una desconexión estilística.

La actuación de Bill Skarsgård merece una mención aparte. El actor demuestra compromiso con el papel y logra transmitir la angustia y la rabia de Eric Draven en algunos momentos. Sin embargo, su interpretación se ve lastrada por un guion que no le proporciona suficiente material para desarrollar la complejidad emocional del personaje. El resultado es un protagonista que, a pesar de los esfuerzos de Skarsgård, no logra conectar plenamente con el público.

La estructura narrativa de la película es otro punto débil. La primera mitad se dedica casi exclusivamente a establecer la relación entre Eric y Shelly, lo que hace que el ritmo sea lento y poco dinámico. Cuando finalmente llega el momento de la venganza, la película parece apresurarse, dejando poco espacio para la reflexión sobre las consecuencias morales de las acciones de Eric.

Es en el tercer acto donde 'El cuervo' finalmente cobra vida, con una secuencia de acción ambientada en una ópera que destaca por su coreografía y su violencia visceral. Este segmento demuestra lo que la película podría haber sido si hubiera mantenido ese nivel de intensidad y creatividad a lo largo de toda su duración. Lamentablemente, llega demasiado tarde para salvar el conjunto.

La película también falla en su exploración de temas más profundos. La idea del amor que trasciende la muerte, central en la obra original de O'Barr, se ve reducida a un dispositivo argumental para justificar los poderes sobrenaturales de Eric. La reflexión sobre el dolor, la pérdida y la futilidad de la venganza, que podría haber dado peso a la historia, brilla por su ausencia.

El aspecto sobrenatural de la resurrección de Eric está pobremente explicado y parece más un pretexto para la acción que un elemento integral de la narrativa. La introducción de Kronos, un personaje que actúa como guía espiritual, añade una capa innecesaria de misticismo que no hace más que complicar una premisa que funcionaba mejor en su simplicidad original.

En cuanto a la banda sonora, otro elemento crucial en la adaptación de 1994, aquí pasa desapercibida. La música no logra crear el ambiente ni reforzar las emociones de las escenas, desperdiciando otra oportunidad para dar profundidad a la experiencia cinematográfica.

'El cuervo' de Rupert Sanders es, en última instancia, un ejercicio de estilo sobre sustancia. Intenta modernizar y reinventar una historia clásica, pero en el proceso pierde de vista lo que hacía especial al material original. La película sacrifica la emoción y la atmósfera en favor de una trama más compleja y efectos visuales llamativos, pero el resultado es una experiencia cinematográfica que no logra elevarse por encima de la mediocridad.

Es imposible no pensar en lo que podría haber sido si el filme hubiera apostado por un enfoque más fiel al espíritu del cómic y de la adaptación de 1994. En lugar de eso, nos quedamos con una versión diluida y poco memorable de una historia que, en su esencia, tiene el potencial de ser profundamente conmovedora y catártica.

En conclusión, 'El cuervo' de 2024 es una oportunidad perdida. A pesar de contar con un elenco talentoso y recursos técnicos considerables, la película no logra capturar la magia oscura y la resonancia emocional que han hecho de esta historia un clásico del género. Para los fans de la franquicia, puede resultar una decepción; para los nuevos espectadores, es poco probable que deje una impresión duradera. En un panorama cinematográfico saturado de remakes y reboots, 'El cuervo' se suma a la lista de adaptaciones que demuestran que no todo lo que brilla en el pasado necesita ser desenterrado para el presente.

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