El amor no es más que un reflejo distorsionado en el espejo de las expectativas. Lo que parece perfecto se fragmenta en realidades que nadie anticipó. De los matrimonios nacidos de la inercia familiar hasta los amores que florecen en el desastre, la distancia entre lo esperado y lo vivido es, en el mejor de los casos, impredecible.

‘Dhoom Dhaam’ construye su relato sobre ese desajuste. Dos desconocidos, unidos por un acuerdo más que por un deseo, terminan sumidos en una pesadilla que transcurre a ritmo de persecución nocturna por una ciudad que los ignora. Lo que inicia como una ceremonia de bodas se convierte en una huida llena de tropiezos, enfrentamientos y descubrimientos incómodos. Rishab Seth traza un recorrido accidentado en el que la acción se confunde con la comedia y el romance se alimenta de los imprevistos.

Veer (Pratik Gandhi) y Koyal (Yami Gautam) no están hechos el uno para el otro, pero tampoco para lo que está a punto de sucederles. Él, meticuloso hasta la exasperación, arrastra su moralismo como un equipaje inútil en una noche donde las normas son más estorbo que refugio. Ella, que ha aprendido a vivir entre los límites impuestos y la necesidad de quebrantarlos, no tarda en demostrar que las apariencias con las que fue presentada a su marido poco tienen que ver con la realidad. La relación que se esperaba dócil se vuelve una confrontación constante, pero no tienen otra opción que permanecer juntos mientras intentan averiguar qué significa ‘Charlie’ para los desconocidos que los persiguen.

El problema de ‘Dhoom Dhaam’ no es su punto de partida, sino la torpeza con la que maneja la combinación de géneros. La película aspira a ser una comedia de enredos, una historia de amor y un thriller liviano a la vez, pero en ese proceso las costuras quedan demasiado expuestas. La progresión dramática se interrumpe con secuencias que parecen encajadas a la fuerza: momentos de reflexión que frenan la acción, giros que se presentan con demasiado énfasis o pausas románticas que restan intensidad al desarrollo. Hay escenas que funcionan de manera aislada, pero el conjunto se siente fragmentado.

Los protagonistas hacen lo posible por sostener el relato. Yami Gautam encarna con convicción a una mujer que ha aprendido a abrirse camino en un mundo que no la espera. Su personaje tiene los mejores diálogos y los momentos más contundentes de la historia. Pratik Gandhi, por su parte, se inclina hacia la caricatura en más de un momento, pero logra equilibrar su rol hacia el final. Sin embargo, la química entre ambos es intermitente. En una película que pretende construir su esencia en la tensión entre ellos, la conexión emocional se percibe más forzada que natural.

A pesar de sus aciertos puntuales, ‘Dhoom Dhaam’ se ve atrapada en su propia estructura. El dinamismo se interrumpe con demasiada frecuencia y la película se resiente por ello. La propuesta es clara, pero su ejecución no alcanza el equilibrio necesario. La historia de un matrimonio que se construye en medio del caos tiene el potencial para ofrecer más de lo que finalmente entrega.

'Dhoom Dhaam' ya está disponible en Netflix