Cine y series

Ciudad de Dios: La lucha sigue - Primera Temporada

Aly Muritiba

2024



Por -

En el corazón palpitante de una metrópolis brasileña, donde el asfalto se funde con la tierra y los rascacielos se desvanecen en favelas, la vida y la muerte bailan un tango eterno. Es en este escenario donde 'Ciudad de Dios: La lucha sigue' despliega su narrativa, una serie que se sumerge en las profundidades de una sociedad marcada por cicatrices que el tiempo no ha logrado borrar. Dos décadas después de que el mundo conociera la cruda realidad de la Cidade de Deus, la historia regresa para mostrar que, a pesar de los cambios superficiales, las raíces de los conflictos siguen firmemente ancladas en el suelo de Río de Janeiro.

La serie, estrenada en HBO Max, retoma el hilo narrativo dos décadas después de los eventos presentados en la película homónima de 2002. Wilson Rodrigues, antes conocido como Buscapé o Rocket, regresa como el eje central de la trama. Alexandre Rodrigues retoma su papel, ahora como un fotógrafo consagrado que se debate entre el éxito profesional y la culpa por capitalizar el sufrimiento de su comunidad. Este conflicto interno se materializa en la tensa relación con su hija Leka, interpretada por Luellem de Castro, quien con agudeza critica el papel de su padre como "carnicero que vende carne negra".

La narración se construye sobre un delicado equilibrio entre la nostalgia y la innovación. Por un lado, se reintroducen personajes familiares como Barbantinho y Berenice, ofreciendo un puente emocional para los seguidores de la película original. Por otro, se presentan nuevos rostros como Jerusa, interpretada por Andréia Horta, cuya presencia inyecta una dosis de imprevisibilidad y tensión a la trama.

La serie aborda temas complejos como la corrupción policial, el tráfico de drogas y la lucha por el poder territorial. Sin embargo, también amplía su enfoque para incluir perspectivas antes marginadas. Las mujeres de la favela, relegadas a roles secundarios en la película original, toman protagonismo con historias propias y participación directa en los conflictos comunitarios. Esta decisión narrativa enriquece el universo de 'Ciudad de Dios' y ofrece una visión más matizada de la dinámica social en la favela.

El guion navega hábilmente entre la acción trepidante y la reflexión social. Las secuencias de violencia, aunque presentes, no caen en el exceso gráfico, manteniendo un tono más sobrio que su predecesora cinematográfica. Este enfoque permite que la serie explore con mayor profundidad las consecuencias emocionales y sociales de la violencia, en lugar de simplemente espectacularizarla.

Visualmente, 'Ciudad de Dios: La lucha sigue' adopta un estilo más pulido que contrasta con la estética documental de la película. Esta elección estética, aunque resta algo de la inmediatez y crudeza del original, permite una narración más expansiva y detallada. Los escenarios de la favela se presentan con una complejidad que refleja el paso del tiempo, mostrando tanto áreas de mejora como zonas donde la pobreza y la violencia persisten.

La actuación del elenco es sólida en su conjunto. Alexandre Rodrigues logra transmitir el peso de dos décadas de experiencias en su interpretación de Wilson, mostrando un personaje más maduro pero aún conflictuado. Thiago Martins como Bradock y Marcos Palmeira como Curió ofrecen interpretaciones convincentes como figuras antagónicas en la lucha por el control de la favela. Sin embargo, es Andréia Horta quien se destaca con su electrizante interpretación de Jerusa, aportando una intensidad que eleva cada escena en la que aparece.

La serie no está exenta de tropiezos. El primer episodio, en su afán por reconectar con el material original, recurre excesivamente a flashbacks y referencias que pueden resultar confusos para nuevos espectadores. Además, la introducción de múltiples hilos narrativos y personajes en un corto espacio de tiempo puede resultar abrumadora, dificultando la inmersión inicial en la historia.

'Ciudad de Deus: La lucha sigue' también se enfrenta al desafío de equilibrar su crítica social con las expectativas de entretenimiento. Aunque aborda temas como la explotación mediática de la violencia y la complicidad entre las fuerzas del orden y el crimen organizado, en ocasiones cae en tropos familiares del género de gánsteres, lo que puede diluir el impacto de su mensaje.

La serie plantea preguntas incómodas sobre el papel de los medios en la perpetuación de estereotipos sobre las comunidades marginadas. A través del dilema de Wilson, se invita a la audiencia a reflexionar sobre la ética del periodismo y la delgada línea entre documentar la realidad y explotar el sufrimiento ajeno. Este aspecto añade una capa de complejidad moral que enriquece la narrativa más allá de la simple dicotomía entre buenos y malos.

El ritmo de la narración, aunque generalmente bien manejado, ocasionalmente se ve interrumpido por digresiones que, si bien aportan profundidad a los personajes, pueden ralentizar el avance de la trama principal. Esta estructura narrativa más dispersa contrasta con la intensidad focalizada de la película original, lo que podría dividir opiniones entre los espectadores.

En su exploración de temas como la política local, el activismo comunitario y las dinámicas familiares, 'Ciudad de Deus: La lucha sigue' amplía significativamente el alcance temático de su predecesora. Esto permite una representación más holística de la vida en la favela, mostrando que, junto a la violencia y la pobreza, también existen historias de resiliencia, ambición y esperanza.

La serie también acierta al no caer en la trampa de glorificar o romantizar la vida criminal. Los personajes involucrados en actividades ilícitas se presentan con sus contradicciones y vulnerabilidades, evitando caricaturas simplistas. Este enfoque matizado contribuye a una representación más auténtica y compleja de la realidad social que la serie busca retratar.

En conclusión, 'Ciudad de Deus: La lucha sigue' se presenta como una continuación ambiciosa que logra expandir el universo creado por la película original. Aunque no alcanza la intensidad revolucionaria de su predecesora, ofrece una mirada más amplia y madura sobre las realidades de la vida en la favela. La serie demuestra que, dos décadas después, las historias de Ciudad de Dios siguen siendo relevantes y capaces de provocar reflexión sobre temas universales como la desigualdad, la violencia sistémica y la búsqueda de redención. A pesar de algunos tropiezos narrativos, 'Ciudad de Deus: La lucha sigue' se establece como una adición valiosa al panorama televisivo, invitando a la audiencia a sumergirse una vez más en las complejidades de un mundo que, aunque ficcionalizado, refleja realidades dolorosamente actuales.

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