Cine y series

Carmen

Benjamin Millepied

2022



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En un mundo donde las fronteras se alzan como muros invisibles entre culturas y personas, el arte a menudo busca derribarlas, creando puentes de entendimiento a través de la expresión corporal y la música. Es en este terreno fértil donde 'Carmen', la nueva propuesta cinematográfica de Benjamin Millepied, planta sus raíces, intentando florecer en un jardín ya repleto de adaptaciones de la icónica ópera de Bizet.

Millepied, conocido por su trabajo coreográfico en 'El cisne negro', se lanza a la dirección de largometrajes con una visión que pretende ser audaz y contemporánea. Su 'Carmen' se aleja radicalmente de la España del siglo XIX para situarse en la frontera entre México y Estados Unidos, un escenario cargado de tensión política y dramas humanos. En esta reinterpretación, Carmen (Melissa Barrera) es una joven mexicana que huye de su país tras el asesinato de su madre, mientras que el papel de Don José recae en Aidan (Paul Mescal), un exmarine estadounidense con estrés postraumático que trabaja como guardia fronterizo.

La trama se desarrolla como una persecución a través del desierto, donde Carmen y Aidan se convierten en fugitivos tras un encuentro violento en la frontera. Su viaje los lleva hasta Los Ángeles, donde buscan refugio en el club nocturno de Masilda (Rossy de Palma), una figura maternal para Carmen. Esta estructura narrativa, si bien simple, sirve como lienzo para que Millepied despliegue su verdadera pasión: la danza.

La película se construye sobre una serie de secuencias de baile que pretenden sustituir el diálogo convencional y avanzar la narración a través del movimiento. Estas escenas, coreografiadas con evidente destreza, ofrecen momentos de belleza visual innegable. Desde un número de flamenco desafiante hasta elaboradas coreografías en escenarios urbanos, Millepied demuestra su dominio del lenguaje corporal como medio de expresión.

Sin embargo, la ambición artística de 'Carmen' a menudo eclipsa su narrativa. La película lucha por encontrar un equilibrio entre ser un drama realista sobre la inmigración y una pieza de danza experimental. Esta dualidad no siempre funciona, dejando al espectador en un limbo entre dos mundos que no terminan de cohesionar. La falta de diálogo sustancial y el énfasis en las secuencias de baile pueden resultar alienantes para aquellos que busquen una narrativa más tradicional.

El trabajo de cámara de Jörg Widmer merece reconocimiento. Sus tomas panorámicas capturan la vastedad y la dureza del desierto, creando un contraste efectivo con la intimidad de los números de baile. La paleta de colores, que va desde los tonos terrosos del desierto hasta los neones vibrantes de Los Ángeles, contribuye a la atmósfera onírica que Millepied busca crear.

La banda sonora de Nicholas Britell es otro punto destacable. Alejándose de las arias conocidas de Bizet, Britell compone una partitura que mezcla elementos de música clásica, contemporánea y latina. El resultado es una experiencia auditiva rica que complementa bien las imágenes en pantalla, aunque por momentos parece luchar por encontrar su propia identidad, al igual que la película misma.

En cuanto a las actuaciones, Barrera y Mescal hacen lo que pueden con personajes que, lamentablemente, carecen de profundidad. Barrera aporta una intensidad física a su papel que funciona bien en las secuencias de danza, pero su Carmen a menudo se siente más como un símbolo que como una persona real. Mescal, por su parte, logra transmitir la angustia interna de Aidan, aunque su personaje parece perderse en la visión general de Millepied.

La química entre los protagonistas, crucial para el éxito de cualquier adaptación de 'Carmen', es tibia en el mejor de los casos. Sus interacciones carecen de la pasión ardiente que uno esperaría, lo que hace que su romance se sienta más como una necesidad del guion que como una conexión genuina.

'Carmen' aborda temas de inmigración, trauma y la búsqueda de identidad, pero lo hace de manera superficial. El contexto político de la frontera entre Estados Unidos y México sirve más como telón de fondo pintoresco que como un comentario significativo sobre la realidad de la situación. Esta falta de compromiso con las implicaciones más profundas de su escenario es una oportunidad perdida para dar peso a la reinterpretación.

La película se esfuerza por ser tanto un drama social como una pieza de arte experimental, pero no logra ser completamente satisfactoria en ninguno de los dos aspectos. Los momentos de belleza visual y coreográfica se ven lastrados por una narrativa débil y personajes poco desarrollados. El resultado es una experiencia cinematográfica que, aunque visualmente impactante, carece de la coherencia y la profundidad emocional necesarias para hacer justicia a su material de origen o a los temas que intenta abordar.

En última instancia, 'Carmen' de Millepied es un experimento ambicioso pero desigual. Demuestra el potencial del director para crear imágenes impactantes y secuencias de danza cautivadoras, pero también revela sus limitaciones a la hora de tejer una narrativa convincente. La película puede encontrar su público entre los amantes de la danza y aquellos que aprecian el cine más experimental, pero es probable que deje insatisfechos a quienes busquen una adaptación más sustancial o un comentario social más profundo.

Como debut en la dirección de largometrajes, 'Carmen' sugiere que Millepied tiene una voz única como cineasta, pero una que aún necesita refinamiento. La película plantea preguntas interesantes sobre cómo se pueden reinterpretar las obras clásicas para una audiencia moderna, pero no siempre ofrece respuestas satisfactorias. Es un recordatorio de que, en el cine, como en la danza, la técnica y la visión deben estar al servicio de una historia que resuene con el público.

En conclusión, 'Carmen' es una obra que desafía las expectativas y los límites del género, pero que no siempre logra trascenderlos. Es un testimonio de la visión artística de Millepied, pero también de los desafíos que conlleva trasladar la experiencia coreográfica al medio cinematográfico. Para algunos, será una experiencia fascinante y única; para otros, una oportunidad perdida de reinventar verdaderamente un clásico. En cualquier caso, es una película que invita a la reflexión sobre el poder del movimiento y la música para contar historias, y sobre los límites y posibilidades del cine como medio artístico.

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