Cine y series

Capitan América: Brave New World

Julius Onah

2025



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La naturaleza de la identidad, tanto nacional como personal, se fragmenta en ‘Capitán América: Brave New World’. Una película que se lanza desde la cima del simbolismo histórico, pero aterriza en una trama que parece perdida en un bucle sin fin. Desde sus primeras escenas, Julius Onah promete una historia centrada en los desafíos internos de un héroe enfrentado al peso del escudo, un legado cargado de expectativas y contradicciones. Sin embargo, en lugar de explorar estas ideas, la película elige bordearlas, enfocándose en conflictos externos simplificados y una serie de secuencias de acción funcionales.

Anthony Mackie, ahora en su papel definitivo como Sam Wilson, el nuevo Capitán América, se encuentra atrapado en un limbo narrativo. Lo que debería ser un viaje de autodefinición se convierte en un desfile de conspiraciones predecibles y decisiones políticas ambiguas. Wilson, despojado de los poderes sobrehumanos que definieron a Steve Rogers, es retratado como un hombre común que intenta sobrevivir en un mundo que exige grandeza. Sin embargo, la película nunca profundiza en esta vulnerabilidad, limitándose a clichés de acción y escasos momentos de introspección superficial.

Harrison Ford, por otro lado, entrega una interpretación fascinante como Thaddeus Ross, ahora presidente de los Estados Unidos. Ross, un hombre consumido por el peso de su propia historia y sus errores, es el único personaje que logra aportar un matiz real a la película. La transformación de Ross en Red Hulk es más un símbolo de su propia autodestrucción que una metáfora eficaz de poder político. Sin embargo, incluso este arco narrativo se ve empañado por efectos visuales mediocres y una falta de claridad en el guion.

La trama principal, centrada en un tratado internacional sobre el Adamantium, debería haber sido el corazón de un thriller político eficaz. En cambio, el guion diluye la tensión con diálogos banales y una falta de dirección que resulta frustrante. Las motivaciones de los villanos, especialmente Samuel Sterns, interpretado por Tim Blake Nelson, son torpes y poco desarrolladas, reduciendo lo que podría haber sido un conflicto complejo a una caricatura sin peso real.

El ritmo de la película es irregular. Las secuencias de acción, aunque enérgicas, carecen de creatividad visual y se sienten como variaciones de escenas ya vistas en entregas anteriores del MCU. A pesar de sus mejores esfuerzos, Julius Onah no logra elevar la película por encima de una fórmula establecida, dejando una sensación de déjà vu en lugar de innovación.

'Capitán América: Brave New World’ es un recordatorio de que los grandes símbolos no son suficientes para construir una historia conmovedora. Mackie y Ford merecen material más audaz y reflexivo, y el público merece una exploración más honesta de lo que significa portar un escudo en tiempos de incertidumbre.

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