Cine y series

Bird

Andrea Arnold

2024



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Las narrativas de Andrea Arnold suelen ser una mirada intrépida, a veces sombría, a la vida de aquellos en los márgenes. En ‘Bird’, la cineasta introduce una fábula que se despliega en un espacio nebuloso entre lo tangible y lo onírico, donde cada personaje parece atrapado en una eterna espera. Al narrar la vida de Bailey, una niña de doce años que lidia con una infancia truncada, Arnold vuelve a su estética de realismo social con tintes mágicos, plasmando una historia que sugiere, sin afirmarlo, que los lazos formativos son tan frágiles como inquebrantables. ¿Es posible que el anhelo de conexión defina más a una persona que la propia realidad?

Desde el primer encuadre, ‘Bird’ parece cuestionarse la relación entre la inocencia y la crudeza del entorno. Bailey observa la vida a través de su cámara, enfocándose en fragmentos de naturaleza que contrastan fuertemente con su propio mundo urbano y deteriorado. Este relato, en el que cada personaje se ve rodeado por sus propias sombras, plantea una pregunta fundamental: ¿qué tan lejos hay que volar para sentirse libre de los lazos que atan, incluso en un entorno hostil?

“Bird” toma su vuelo en esta zona gris, a veces entre la lógica y la esperanza, donde Bug, el padre de Bailey, es simultáneamente amoroso y errático, y Bird, un forastero peculiar, se convierte en su inesperado protector. Arnold presenta a ambos hombres como fuerzas contrastantes que dejan huellas en Bailey, cada uno representando una visión de masculinidad y adultez marcadamente disfuncional pero, a su manera, cautivadora. Si bien Bug es su padre biológico, Bird se convierte en el referente de ternura y empatía, algo raro en el panorama caótico de la vida de Bailey.

La relación entre Bailey y Bird, entonces, es el núcleo simbólico de la película, donde su amistad inesperada evoca tanto un refugio emocional como una incógnita. Arnold deja en el aire la naturaleza de Bird: podría ser un ser tangible o una manifestación de los deseos de Bailey, pero su presencia da a la niña el coraje para explorar sus propias heridas sin pretender cerrarlas prematuramente. Arnold sabe cómo desdibujar la línea entre la realidad y el mito, logrando que Bird represente una especie de consuelo espiritual en un entorno donde las figuras paternas reales son volubles y poco fiables.

En ‘Bird’, los personajes no buscan soluciones fáciles ni se presentan como arquetipos heroicos. Bug, interpretado por Barry Keoghan, navega entre el afecto sincero y la irresponsabilidad extrema, dejando a Bailey en una posición ambivalente que oscila entre el cariño y la frustración. La actuación de Keoghan añade capas de vulnerabilidad, dando a entender que, aunque su personaje nunca será un padre ejemplar, su lucha es real y desesperada. Bailey, por su parte, encarna un rol más complejo de lo que su corta edad permite entender. A través de la interpretación de Nykiya Adams, la joven actriz dota a su personaje de una intensidad que se palpa en cada mirada y en su presencia en cada escena, elevando al personaje a una figura emblemática de resistencia sin forzar el dramatismo.

El uso de la cinematografía en 16 mm, característico del trabajo de Arnold, se convierte en una extensión visual de la historia. La textura granulada de la película añade una crudeza poética, mientras que los encuadres irregulares y el manejo de la cámara en mano acompañan la volatilidad de los personajes. Cada toma está impregnada de una melancolía sutil, donde la cámara se convierte en una extensión de la mirada curiosa y herida de Bailey, registrando no solo su entorno sino también sus anhelos y temores. La música, otro elemento distintivo de Arnold, complementa esta atmósfera al dotar a la película de una capa adicional de profundidad emocional sin caer en sentimentalismos.

Sin embargo, ‘Bird’ no se conforma con ser un mero estudio de personajes vulnerables en entornos hostiles. En lugar de resolver sus conflictos de manera definitiva, Arnold opta por permitir que sus protagonistas existan dentro de sus dilemas y deseos. A medida que la película se acerca a su desenlace, un leve toque de realismo mágico se apodera de la narrativa, creando un contraste con la dureza de la historia. Este viraje, aunque debatible, ofrece una bocanada de esperanza simbólica sin simplificar la realidad que plantea.

En última instancia, ‘Bird’ es un testimonio de la resistencia emocional y el anhelo de pertenencia en un mundo que pocas veces ofrece seguridad. La película de Andrea Arnold no es una historia fácil de digerir, pero su mensaje permanece latente: incluso en los espacios más oscuros y abandonados, es posible hallar destellos de humanidad. Bird ofrece a Bailey un lugar desde el cual observar el mundo sin sentir que tiene que enfrentarse a él sola, y ese es el verdadero regalo de Arnold a sus espectadores.

'Bird' ha sido proyectada en la más reciente edición del Festival Cine por Mujeres

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.

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