Cine y series

Agárralo como puedas

Akiva Schaffer

2025



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Las instituciones policiales han perdido credibilidad en el imaginario colectivo contemporáneo. Entre escándalos de corrupción, casos de brutalidad documentados y una desconfianza creciente hacia la autoridad, la figura del agente de la ley ya resulta difícil de romantizar. Sin embargo, el cine de parodia policial sigue encontrando su espacio precisamente en esta tensión, transformando la violencia institucional en objeto de burla y convirtiendo la incompetencia en virtud cómica.

El universo de Frank Drebin regresa tras treinta años de silencio con 'Agárralo como puedas', donde Akiva Schaffer toma las riendas de una franquicia que parecía sepultada junto con Leslie Nielsen. La propuesta se presenta como un ejercicio de nostalgia calculada, consciente de que el humor absurdo requiere una ejecución quirúrgica para resultar efectivo. Schaffer, veterano de The Lonely Island y conocedor del timing cómico televisivo, aborda el material con la reverencia necesaria pero también con la libertad suficiente para imprimir su propia visión.

Liam Neeson encarna a Frank Drebin Jr., heredero del legado paterno y portador de la misma ineptitud sistémica que convirtió al personaje original en icono. El actor irlandés, reconvertido en los últimos años en dispensador cinematográfico de justicia violenta, encuentra en esta interpretación un contrapunto perfecto a su imagen pública. Su entrega resulta total, asumiendo el ridículo con la seriedad de quien interpreta a Hamlet, elemento fundamental para que el humor funcione.

La estructura narrativa sigue los patrones establecidos por la trilogía original: una investigación policial sirve como excusa para enhebrar una sucesión ininterrumpida de chistes visuales, juegos de palabras y situaciones absurdas. Danny Huston interpreta a Richard Cane, magnate tecnológico cuyo plan maestro involucra un dispositivo capaz de convertir a la población en asesinos mediante señales telefónicas. La trama, deliberadamente disparatada, funciona como esqueleto sobre el que se construye el verdadero propósito: la acumulación de gags.

Pamela Anderson, en pleno renacimiento profesional tras su aclamada actuación en 'The Last Showgirl', demuestra aquí su versatilidad cómica. Su Beth Davenport navega entre los códigos de la femme fatale clásica y la ingenuidad deliberada, creando un personaje que funciona tanto como objeto de deseo como agente activo de la investigación. La química entre Anderson y Neeson resulta sorprendentemente efectiva, especialmente en una secuencia romántica invernal que escala hacia territorios completamente inesperados.

Paul Walter Hauser completa el trío protagonista como Ed Hocken Jr., heredando el rol de compañero leal que interpretara George Kennedy en las películas originales. Su presencia, aunque menos prominente, aporta la estabilidad necesaria a un universo donde la lógica brilla por su ausencia. CCH Pounder, como jefa de policía exasperada, maneja con maestría los momentos de mayor tensión narrativa.

El guion, firmado por Dan Gregor, Doug Mand y el propio Schaffer, demuestra un conocimiento enciclopédico de los elementos que hicieron funcionar la fórmula original. Los chistes se suceden con la velocidad de una ametralladora, algunos certeros, otros erráticos, pero manteniendo siempre un ritmo que impide al espectador recuperarse completamente. Las referencias culturales, desde 'Sexo en Nueva York' hasta 'Buffy la Cazavampiros', se integran de forma orgánica en el desarrollo, evitando la sensación de catálogo nostálgico que lastra tantas producciones contemporáneas.

La dirección de Schaffer demuestra comprensión de los códigos visuales que sustentan este tipo de humor. Los gags de fondo, las situaciones físicamente imposibles y los momentos de violencia cartunesca se ejecutan con precision milimétrica. La fotografía de Brandon Trost mantiene la estética de thriller policial ochentero, proporcionando el contraste necesario entre la seriedad visual y la estupidez argumental.

Sin embargo, la película experimenta cierta fatiga en su tramo final. El ritmo vertiginoso de los primeros compases se diluye progresivamente, como si los guionistas hubieran agotado su arsenal cómico más refinado y recurrieran a fórmulas menos inspiradas. La secuencia climática en un evento deportivo, aunque competente, carece del ingenio demostrado en segmentos anteriores.

'Agárralo como puedas' funciona como recordatorio de que el cine cómico teatral conserva su capacidad de convocatoria cuando se ejecuta con convicción. Schaffer logra resucitar una franquicia sin traicionar su esencia, entregando un producto que satisface tanto a quienes guardan memoria afectiva de las entregas originales como a espectadores que se acercan por primera vez al universo de Frank Drebin. La película demuestra que el humor absurdo, cuando se practica con rigor profesional, mantiene su efectividad como antídoto contra la solemnidad contemporánea.

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