Snow and The Bear es la intrigante ópera prima de la directora turca Selcen Ergun que nos transporta a un remoto pueblo de las montañas de Turquía, atrapado en un eterno invierno. Proyectada recientemente en el Festival de Cine por Mujeres, la protagonista es Asli, una joven enfermera interpretada magistralmente por Merve Dizdar, que es asignada a esta localidad como parte de su servicio nacional obligatorio. Sin embargo, Asli no está ahí por imposición, sino por decisión propia, negándose a que su padre use sus influencias para reasignarla a un lugar más cómodo y seguro.
Asli es una mujer independiente que desea forjar su propio camino, aunque esto signifique tener que lidiar con las inclemencias del tiempo y la desconfianza de los lugareños. Pronto descubrimos que en este apacible pero hermético pueblo subyacen oscuros secretos y arraigadas tradiciones patriarcales. Sus habitantes, retratados con autenticidad por Ergun, son recelosos con la recién llegada, a la que consideran una forastera ignorante de su fuerza y autosuficiencia frente a la naturaleza.
La directora consigue transmitir hábilmente la sensación de aislamiento y constante alerta que sufre Asli, sabiéndose vulnerable. Los parajes invernales, magníficamente fotografiados, esconden aquí una violencia latente. La desaparición de Hasan, el carnicero local interpretado por Erkan Bektas, no hará sino incrementar la desconfianza y las sospechas entre vecinos.
Ergun construye una atmósfera tensa y claustrofóbica, donde el dilema moral y la superstición se entremezclan hasta hacer imposible discernir inocentes de culpables. El oso que supuestamente merodea hambriento tras despertar antes de la hibernación es la excusa perfecta para desviar las culpas propias. Como metafóricamente plantea la cineasta, solemos crear chivos expiatorios para eximirnos de responsabilidad.
Aun cuando podría ser ella misma la causante de la desaparición de Hasan, Asli no se permite caer en tales conjeturas y prejuicios. En sus zapatos, no tenemos más remedio que desconfiar de todos por igual, sin distinguir inocentes de culpables. De este modo, Ergun difumina los límites entre víctima y verdugo, mostrando una realidad compleja en la que nada es blanco o negro.
Sobresale la complejidad psicológica que la directora otorga a sus personajes, especialmente a la enigmática Asli, quien debe lidiar con sus propios dilemas éticos al verse atrapada en esta espiral de recriminaciones. La fotografía, que capta tanto la belleza como la amenaza del paisaje invernal, es otro de los grandes aciertos de esta absorbente ópera prima.
Snow and The Bear se alzó con el premio Cineuropa en el Festival de Cine del Mediterráneo de Bruselas, consagrando el talento de Selcen Ergun. Su retrato profundamente humano de personajes en conflicto moral y psicológico nos recuerda que, incluso en las situaciones más extremas, debemos esforzarnos por comprender antes que juzgar. La realidad no entiende de dicotomías simples, y esta película lo refleja con maestría.
En definitiva, Ergun ha logrado una notable carta de presentación que augura un prometedor futuro para la cineasta turca. Snow and The Bear es una absorbente mirada al lado más confuso de las acciones humanas, retratando con sensibilidad matices morales a menudo ignorados por el cine convencional.
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