"Retratos Fantasmas" constituye la más reciente producción fílmica del aclamado director brasileño Kleber Mendonça Filho. Se trata de un documental de naturaleza ensayística y memorística, donde el cineasta reflexiona sobre su relación personal con el séptimo arte a través de una exploración de los espacios y experiencias que lo formaron creativamente en su ciudad natal de Recife.
Articulada en tres actos, la cinta emplea material de archivo junto a filmaciones propias para componer una suerte de diario cinematográfico que entrelaza pasado y presente. En la primera parte, titulada "El apartamento Setúbal", rememora su niñez y adolescencia en la amplia vivienda modernista donde se crio en el barrio costero de Setúbal. Combinando antiguas grabaciones domésticas con tomas actuales, sugiere cómo los cambios en la decoración de ese lugar a lo largo del tiempo reflejaban la vida interior de sus habitantes, especialmente el despertar de su propia pasión por el cine marcada por la aparición de pósters en las paredes. Asimismo, muestra cómo el apartamento devino escenario de sus primeros cortometrajes realizados con amigos, un territorio de libertad creativa.
La segunda parte, la más extensa, lleva por título "Los cines del centro de Recife" y constituye el núcleo temático del documental. En ella, el director sale a recorrer las históricas salas de cine que alimentaron su amor por el séptimo arte desde la infancia, pero que hoy yacen cerradas o abandonadas, víctimas del deterioro del casco antiguo de la ciudad y la proliferación de multicines en áreas suburbanas. Imágenes de archivo rememoran la época dorada del cine en Recife, cuando luminarias de Hollywood como Janet Leigh o Tony Curtis eran atraídas para estrenos rioplatenses, mientras que filmaciones propias capturan la educación cinematográfica de Mendonça Filho en una era marcada por el desinterés creciente en la exhibición tradicional.
Especialmente conmovedoras resultan sus entrevistas a veteranos proyeccionistas con los que entabló amistad durante sus años de aspirante a cineasta, cargadas de añoranza pero también de reflexión crítica sobre los cambios sociales y urbanos que impactaron al circuito de salas recifenses. A través de ellos reconstruye la historia de cines icónicos como el Art Palácio o el Trianon, verdaderos bastiones de su formación como cinéfilo. El cierre de estas salas aparece vinculado a las presiones políticas y a la decadencia del microcentro, en una elocuente metáfora de la pérdida de la cultura cinematográfica recifense.
La tercera y última parte se titula "Iglesias y fantasmas sagrados" y documenta el destino de algunas salas reconvertidas en templos evangélicos, reflexionando sobre los cambios sociales y religiosos en la Brasil contemporánea. Si bien denota una perspectiva crítica sobre este fenómeno, el director se lamenta especialmente por la desaparición de esa comunión colectiva en torno al cine que otrora generaban dichos reductos.
A lo largo de la película, la pausada voz en off de Mendonça Filho y su contemplativa mirada, teñida de añoranza pero también de esperanza, componen una oda al vínculo entre las personas y los sitios que habitan, al poder del celuloide para convocar el sentimiento de empatía. El documental se erige así en una elegía agridulce, un canto fúnebre por los "fantasmas" de un tiempo y un espacio en vías de extinción, pero también en una afirmación de la magia perenne del séptimo arte.
En síntesis, "Retratos Fantasmas" constituye una profunda exploración de la cultura cinematográfica recifense y su impronta formativa en la trayectoria del propio realizador. Con destreza, Mendonça Filho entreteje lo individual y lo colectivo, la añoranza y el ojo crítico, para crear una obra que trasciende lo local y alcanza reflexiones universales sobre la memoria, el arte y sus ámbitos de exhibición. Un documental que es a la vez íntimo retrato del artista, crónica social y oda al cine.
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