Cine y series

Misión A Marte

Amat Vallmajor del Pozo

2023



Por -

La auspiciosa ópera prima de Amat Vallmajor del Pozo nos introduce en un futurista y desolado País Vasco postapocalíptico donde el desempleo, la contaminación y la soledad parecen haberse adueñado del panorama. En este destartalado contexto conocemos a Txomin, un arqueólogo sin trabajo que, de forma inesperada, recibe el insólito encargo de trasladarse al planeta Marte para efectuar una suerte de peritaje sobre un meteorito que impactará en su superficie.

Ante semejante misión, Txomin decide solicitar la ayuda de su hermano Gene, antiguo guitarrista punk aquejado ahora de problemas de salud. Juntos emprenden un rocambolesco viaje a bordo de una desvencijada furgoneta, sin saber que esta peregrinación hacia el vecino planeta rojo esconde en realidad un tortuoso recorrido hacia los pliegues más recónditos del alma humana.

Vallmajor plantea visualmente el relato en un evocador blanco y negro que, lejos de resultar una mera floritura esteticista, consigue transmitir artísticamente esa ambigüedad entre realidad y ensoñación que se cierne sobre la historia. La expresionista fotografía en 16mm, con claros guiños al cine clásico de serie B, juega inteligentemente a desestabilizar al espectador, sumergiéndolo por momentos en una angustiante pesadilla de celuloide para acto seguido devolverlo a los brazos de la más pura cotidianeidad.

Así, los iniciales y delirantes diálogos entre los dos hermanos, cargados de un corrosivo e hilarante humor muy beetcketiano, devienen con el paso de las millas en conversaciones más intimistas y reveladoras sobre anhelos frustrados, miedos silenciados y cuentas emocionales por saldar entre los protagonistas.

El sólido trabajo interpretativo del trío de actores, quienes encarnan versiones ficticias de sí mismos, termina por emborronar los límites entre realidad autobiográfica y artificio dramático. Este jugoso contraste actoral entre el naturalismo de las actuaciones y la extravagancia de las situaciones narrativas es otro de los grandes aciertos de la propuesta de Vallmajor, que logra así esquivar los siempre acechantes escollos del absurdo y el sin sentido.

La trama, planteada inicialmente como una suerte de delirante road movie con destino a Marte, se va tornando progresivamente en un crudo ajuste de cuentas emocional cuando los cada vez más graves problemas respiratorios de Gene y el repentino aumento de una misteriosa niebla tóxica obligan a los hermanos a desviarse de su ruta para buscar ayuda y refugio en la casa de su hermana mayor Mila.

Este inesperado e intenso reencuentro familiar destapa antiguos recelos y hace aflorar emociones contenidas durante largo tiempo entre los tres hermanos. El director se muestra especialmente certero y punzante en estas escenas domésticas, virando hábilmente el registro humorístico hacia resonancias más dramáticas y melancólicas, eso sí, sin abandonar nunca ese poso de irónica ternura tan característico de la propuesta.

Tras este interludio casero, los dos hermanos retoman su peculiar travesía transmutada ahora en un viaje metafórico hacia los temores internos y los espectros personales de cada uno. El paisaje parece volverse si cabe más árido e inhóspito, como un reflejo externo de la tormenta sentimental que sacude las almas de los errantes caminantes.

La influencia del western crepuscular resulta evidente en algunos momentos mediante la imaginería, la fotografía y la meticulosa puesta en escena: hogueras improvisadas en mitad de la noche, poblados fantasmagóricos tomados por el olvido, escarchados amaneceres en parajes desérticos... La ocasional aparición de elementos oníricos y una galería de enigmáticos personajes secundarios completa el aire enrarecido y fuera de toda lógica de la propuesta.

Tras atravesar este tortuoso viaje emocional, los protagonistas llegan finalmente a Marte de una forma tan rocambolesca como azarosa. Paradójicamente, la consecución del objetivo inicial no hace sino acrecentar la desorientación existencial de unos personajes que deambulan ahora como almas en pena por un nuevo páramo deshabitado; un paisaje desierto que opera como correlato externo de su vacío interno.

Más allá de la premisa futurista y de la estética extravagante, "Misión a Marte" se erige como un agridulce poema sobre los indestructibles vínculos fraternales y sobre la finitud de la existencia humana; un original ejercicio de introspección generacional que recurre a la distopía para reflexionar sobre inquietudes intemporales.

La propuesta supone un sólido debut para Vallmajor, quien demuestra una encomiable destreza para equilibrar y armonizar referentes dispares, desde el absurdo más delirante al dolor más desgarrador, sin abandonar un ápice ese poso de irreverente ternura tan distintivo de su personalísimo universo creativo. Una singular combinación de registros que sin duda augura una prometedora carrera para este joven realizador llamado a dar mucho que hablar.

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