Cine y series

Dialogando Con La Vida

Christophe Honoré

2023



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El nuevo filme de Christophe Honoré, Dialogando con la Vida, supone una mirada introspectiva y reveladora sobre algunos de los temas que han marcado la filmografía del director francés: la complejidad de las relaciones familiares, la sexualidad, la pérdida y la búsqueda de identidad. Honoré se sirve de su propia experiencia vital para tejer un relato de iniciación con tintes autobiográficos que logra conectar con los rincones más profundos del alma humana.

La trama gira en torno a Lucas, un adolescente de 17 años que se ve obligado a hacer frente a la repentina muerte de su padre en un accidente de tráfico. El suceso trastoca los cimientos emocionales del joven protagonista, alterando irremediablemente la dinámica familiar y sumiendo a Lucas en un torbellino de confusión y dolor del que deberá salir fortalecido. Junto a su madre y su hermano mayor, intentará reconstruir el rompecabezas en que se ha convertido su vida.

A través de un perspicaz retrato psicológico, Honoré radiografía el proceso interno de Lucas, quien transita las diferentes fases del duelo, desde la negación inicial hasta la ira, la culpa, la tristeza absoluta y finalmente la aceptación. El realizador capta con sensibilidad los altibajos emocionales del joven, sus arranques temperamentales, intentos por adormecer la pena mediante encuentros sexuales ocasionales e incluso sus momentáneos deseos de acabar con su vida.

La estructura narrativa, de corte fragmentario, refleja la turbulencia interna de Lucas mediante saltos en el tiempo, voice-overs del propio protagonista dirigiéndose al espectador, y escenas entrecortadas que emulan el caótico torrente de pensamientos y emociones que lo embargan. Estéticamente, la fotografía en tonos fríos y una banda sonora de tintes melancólicos refuerzan la atmósfera de desasosiego e incertidumbre.

Más allá de la pérdida paterna, Lucas debe lidiar con su incipiente sexualidad y amalgamar esta faceta de su personalidad con el doloroso trance del duelo. Sus encuentros íntimos representan un intento desesperado por sentir y conectar en medio del caos emocional. El vínculo que entabla con Lilio, el compañero de piso de su hermano mayor, simboliza la anhelada figura de apoyo dentro de su tormentosa odisea.

Uno de los grandes aciertos de la película es la manera en que Honoré entrelaza elementos ficcionales con vivencias personales para tejer un relato que desborda autenticidad. Al encarnar él mismo al padre de Lucas en breves pero significativos flashbacks, el cineasta imprime un profundo lirismo a la narración, confiriéndole un aura de experiencia realmente vivida.

Asimismo, la decisión de concentrar la trama en el punto de vista del joven Lucas, haciéndonos partícipes de sus tribulaciones internas, dota al filme de una convincente sensación de inmediatez. Otro acierto radica en la compleja caracterización del personaje de Lucas, lejos de arquetipos unidimensionales. Su retrato, plagado de claroscuros, transmite la genuina confusión del adolescente que, obligado a madurar abruptamente, oscila entre la ingenuidad de la niñez y los impulsos de la adultez.

Asimismo, el evitar caer en moralejas simplistas o enjuiciamientos resulta loable. Las escenas de mayor carga erótica, lejos de ser gratuitas, representan el intento desesperado de Lucas por reconquistar la vida en medio de la penumbra emocional. Honoré rehuye los prejuicios y aborda la sexualidad del joven desde un prisma despojado de tabúes.

En cuanto a las interpretaciones, la cinta gana enteros en gran medida gracias a la camaleónica composición de Paul Kircher en el papel protagonista. El novel actor consigue transmitir el torbellino sentimental que se agita bajo la aparente entereza de Lucas. Su mímesis gestual y oral merece los más altos elogios.

El magnético carisma de Kircher logra que conectemos de inmediato con el personaje, haciéndonos cómplices de sus tribulaciones. La química entre Kircher y los actores que encarnan a su madre y hermano termina de redondear el convincente retrato de un núcleo familiar sacudido por el dolor de la ausencia.

La travesía catártica emprendida por el protagonista ejemplifica esa transición traumática pero indispensable para dejar atrás los fantasmas del ayer y renacer fortalecido, con una mayor consciencia de la fugacidad de la existencia. Honoré nos invita a ser cómplices de este proceso que, aunque arduo, alberga siempre la posibilidad de la esperanza y la reconstrucción.

A pesar de su tono crepuscular, el relato se las ingenia para destilar cierta esperanza, plasmada en los vínculos afectivos que Lucas aún conserva, así como en la lección vital que extrae tras transitar las profundidades del duelo. El final, si bien agridulce, se abstiene de caer en derrotismos absolutistas.

En definitiva, con Dialogando con la Vida Christophe Honoré firma una de sus obras más personales y emotivas hasta la fecha. Un relato valiente y vital que ausculta las complejidades del alma humana y reafirma la resiliente posibilidad de emerger reforzados incluso de los trances más sombríos. Una película que invita a la introspección y que deja una honda huella en el espectador.

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