En 2024, Andrea Arnold reafirmó su posición como una de las cineastas más poderosas y visionarias del cine actual con 'Bird', su último largometraje. Presentada en el Festival de Cannes, donde recibió una ovación unánime, esta obra no solo resalta su capacidad para retratar el realismo social, sino que introduce una dimensión simbólica que desafía las convenciones de su filmografía. Con su estilo visceral y una narrativa cargada de emoción, Arnold convierte una historia de la periferia inglesa en un reflejo universal de resiliencia y transformación. ¿Cómo logra que su cámara no solo documente la vida, sino que también la ensalce y la transforme en arte?
En 'Bird', seguimos la historia de Bailey, una niña de 12 años que vive en una casa ocupada con su padre, un joven tan encantador como caótico interpretado por Barry Keoghan, y su hermano mayor. La vida de Bailey transcurre en un entorno marcado por la precariedad y la fragmentación familiar, un contexto que Arnold conoce de cerca. Sin embargo, lo que distingue esta película es la aparición de Bird, un personaje extraño y etéreo encarnado magistralmente por Franz Rogowski. Este hombre misterioso, con una calma casi sobrenatural, actúa como un espejo y un catalizador para que Bailey enfrente su desorientación y comience a descubrir su fortaleza interior. Arnold encuentra en estos personajes una humanidad palpable, evitando caer en los clichés del drama social.
La directora no solo explora las dificultades del entorno de Bailey, sino también las pequeñas maravillas que se filtran a través de los márgenes de ese mundo, como los detalles de la naturaleza o la música de los 90 que resuena en las paredes de la casa. La poesía de 'Bird' no está en lo grandilocuente, sino en la manera en que convierte lo ordinario en extraordinario. Con canciones de Blur, Coldplay y The Verve, Arnold utiliza la música no solo como fondo, sino como un recurso que amplifica las emociones de los personajes.
Lo que hace de Arnold una directora imprescindible es su capacidad para abordar temas complejos con una sensibilidad única. Ella no juzga a sus personajes ni los reduce a víctimas de sus circunstancias. En cambio, les da agencia y los retrata con una mirada profundamente empática. Bailey, con su valentía y contradicciones, es un reflejo de la transición entre la infancia y la adultez, un proceso lleno de confusión, pero también de momentos de revelación. La inclusión de elementos simbólicos y mágicos, como el papel de Bird, añade una capa de profundidad que enriquece la historia y abre nuevas interpretaciones.
Arnold, quien creció en un suburbio rural de Inglaterra, ha confesado que su inspiración nace de lo que conoce y de una observación meticulosa del mundo. Sus personajes no solo viven en sus entornos, sino que están moldeados por ellos. Este compromiso con la autenticidad, unido a la maestría de su colaborador habitual, el director de fotografía Robbie Ryan, crea una experiencia visual inmersiva y única. La cámara de Arnold no observa desde la distancia; está allí, a la altura de los ojos, compartiendo cada momento con sus personajes.
¿Qué tienen en común los eels (anguilas) y Being Dead? Ambos son impredecibles, electrizantes y capaces de moverse entre aguas turbias y cristalinas con una naturalidad asombrosa. En 2024, el dúo texano formado por Falcon Bitch y Shmoofy ha dado un paso adelante con su segundo álbum, 'Eels', una obra que combina humor, surrealismo y melancolía en un recorrido que no deja indiferente a nadie. ¿Cómo logra esta banda que sus canciones parezcan cuentos delirantes y, al mismo tiempo, profundamente humanos? Con una mezcla de sonidos que va del punk más visceral a momentos de calma acústica, Being Dead se confirma como una de las propuestas más frescas y atrevidas del año.
'Eels' es un mosaico musical que desafía las expectativas a cada instante. Desde el inicio, con 'Godzilla Rises', el álbum establece un tono que mezcla lo cinematográfico con lo introspectivo. Le siguen temas como 'Firefighters', donde el narrador es un dálmata agotado, o 'Van Goes', que incluye grabaciones de un conductor de autobús, aportando un toque de humor cotidiano al conjunto. En contraste, 'I Was a Tunnel' y 'Goodnight' cierran el disco con un tono más melancólico, demostrando que el dúo también sabe manejar registros emocionales más pausados.
El proceso de grabación, realizado en Los Ángeles con John Congleton, consolidó un sonido que sigue siendo tan juguetón como experimental, donde la propia Shmoofy aseguró que las limitaciones como las que tuvieronen el estudio a menudo sacaron lo mejor de ellos. Esto les permitió explorar nuevas direcciones, como la transformación de 'Big Bovine', que pasó de ser un tema country a un enérgico corte punk.
Las letras de 'Eels' son otro de sus puntos fuertes. Canciones como 'Dragons II' desmantelan los clichés de los cuentos de hadas, mientras que 'Love Machine' juega con la absurda idea de una relación con un robot. Todo esto, salpicado de bromas internas y referencias culturales, refleja el equilibrio entre lo absurdo y lo cotidiano que caracteriza a la banda.
En un año donde la música ha buscado nuevas formas de conectar, Being Dead ofrece un enfoque desinhibido y emocionante, recordándonos que, a veces, la mejor manera de enfrentar la vida es riendo ante lo absurdo. 'Eels' no solo consolida su lugar en la escena musical, sino que invita a los oyentes a sumergirse en su peculiar universo.
Cassie Ramone ha dejado una huella profunda en la música independiente de 2024 con el lanzamiento de su segundo álbum en solitario, 'Sweetheart'. Este trabajo, concebido entre viajes entre Brooklyn y Richmond, Virginia, y grabado con la colaboración de Dylan White, destaca por su carácter honesto y directo. Cada canción refleja las experiencias y emociones acumuladas a lo largo de los últimos años, mostrando a una artista en pleno dominio de su capacidad para emocionar.
El álbum incluye temas tan variados como 'Joy to the World', una balada melancólica que evoca recuerdos de tiempos difíciles, y 'They Hide Their Eyes', una explosión de energía visceral. Canciones como 'Together' y 'The Only Way I Know How', que cuenta con la participación de Mac DeMarco, muestran un lado más accesible y pegadizo de Ramone, sin perder esa profundidad que caracteriza su trabajo.
Uno de los aspectos más fascinantes de 'Sweetheart' es el acompañamiento visual que Cassie creó para el disco. Grabado con su teléfono móvil, el vídeo captura momentos cotidianos y paisajes de su día a día, proporcionando un contexto íntimo a las canciones. Este enfoque, realizado de manera completamente independiente, refleja su compromiso con un arte genuino y sin filtros.
En los últimos años, Cassie ha vivido experiencias que han moldeado su visión como creadora. Desde su trabajo como repartidora hasta decisiones difíciles como abandonar la idea de una carrera en tecnología para centrarse en la música, cada paso de este camino ha contribuido a la intensidad y sinceridad que se siente en 'Sweetheart'. Este disco no solo representa una nueva etapa, sino también un testimonio de cómo enfrentarse a los retos puede transformarse en una forma de creación.
Con 'Sweetheart', Cassie Ramone reafirma su lugar como una de las voces más influyentes de su generación. Este álbum es una prueba de su capacidad para convertir cada vivencia en una obra que resuena profundamente con quienes la escuchan. Sin duda, su trayectoria sigue siendo un ejemplo de cómo la música puede transformar tanto al que la crea como al que la recibe.
En un panorama musical saturado de fórmulas predecibles, DIIV se ha consolidado como una banda que no teme tomar riesgos y redibujar sus propios límites. Este 2024, la agrupación liderada por Zachary Cole Smith ha vuelto con 'Frog in Boiling Water', un álbum que no solo profundiza en su capacidad creativa, sino que reafirma su relevancia como cronistas de los dilemas de nuestra era. El disco, creado a lo largo de casi cinco años, es un viaje sonoro que mezcla capas de texturas hipnóticas con letras cargadas de reflexión social. ¿Cómo logran que una obra tan introspectiva se sienta al mismo tiempo como un grito colectivo? La respuesta está en su habilidad para equilibrar lo emotivo con lo analítico, entregando música que envuelve al oyente mientras lo desafía a mirar más allá.
'Frog in Boiling Water' toma su título de una metáfora inquietante: si un sapo se coloca en agua caliente y esta se calienta gradualmente, el sapo no intenta escapar, y eventualmente perece. Esta imagen encapsula perfectamente el tono del álbum, que aborda los peligros de la normalización del caos y las injusticias en un mundo en decadencia. Temas como 'Soul-Net' y 'Everyone Out' son un retrato devastador de cómo las personas buscan sentido en un entorno alienante, mientras que canciones como 'Raining on Your Pillow' capturan una tensión emocional que crece con cada repetición. El cierre, 'Fender on the Freeway', sirve como un momento de reflexión, un intento de encontrar luz entre las sombras, aunque sea momentáneo.
El proceso creativo detrás de este álbum fue tan singular como su resultado. En medio de la pandemia, la banda se enfrentó al reto de componer y grabar sin recurrir a la dinámica habitual de tocar juntos en una sala. Esto les permitió experimentar con bucles sonoros, grabaciones ambientales y una construcción más rica de capas sonoras, lo que resultó en un disco inmersivo y atmosférico. DIIV quiso crear un trabajo que recompensara a quienes lo escucharan detenidamente, revelando nuevos matices con cada reproducción, un objetivo que lograron con creces.
El aspecto colaborativo también desempeñó un papel crucial. Por primera vez, la banda funcionó como una democracia plena, donde las ideas de todos los integrantes se consideraron de igual manera. Esta apertura permitió que cada miembro aportara su perspectiva, enriqueciendo un álbum que captura una amplia variedad de emociones y estados de ánimo. A pesar de las dificultades, este enfoque colectivo resultó en un trabajo cohesivo y ambicioso.
DIIV no solo ofrece música; crea un universo que se extiende más allá de lo sonoro. Los visuales y las narrativas que acompañan a este disco, como el videoclip de 'Soul-Net', exploran conceptos como las teorías conspirativas y el sentido de pertenencia en un mundo desconectado. Estas piezas complementan las canciones, invitando al público a sumergirse en una experiencia multisensorial que desafía las convenciones del formato álbum tradicional.
Desde sus inicios con 'Oshin', pasando por la oscuridad y crudeza de 'Deceiver', hasta este nuevo capítulo, DIIV ha demostrado ser una banda que no se estanca. 'Frog in Boiling Water' es una evolución natural que no solo mira hacia fuera para reflejar los problemas del mundo, sino que también invita a los oyentes a buscar esperanza, incluso cuando parece difícil encontrarla. En un mundo cada vez más desconcertante, DIIV emerge como una voz que resuena más fuerte que nunca, capaz de capturar la angustia de nuestro tiempo sin dejar de buscar una salida.
Cuando Enrique Buleo se planteó mezclar lo paranormal con lo cotidiano en su primer largometraje, 'Bodegón con fantasmas', pocos podían anticipar el fenómeno cultural que iba a desencadenar. Este director conquense, criado en Villanueva de la Jara, ha logrado no solo que su obra sea seleccionada en prestigiosos festivales como Sitges, Gijón y Abycine, sino también que la crítica la reciba con aplausos unánimes. ¿Qué hace tan especial esta película de episodios ambientada en un pequeño pueblo manchego? Quizás sea su capacidad para transformar lo aparentemente mundano en algo extraordinario, o quizá esa conexión que establece entre el humor, lo sobrenatural y las emociones más humanas, conectando con públicos tan diversos como el europeo y el norteamericano.
'Bodegón con fantasmas' se construye sobre cinco relatos interconectados que exploran la convivencia entre los vivos y los muertos. En un equilibrio perfecto entre drama y comedia negra, la película captura la esencia de la España vaciada, donde las tradiciones y el misticismo todavía encuentran un espacio natural. Rodada en la Manchuela conquense, esta obra logra transmitir una atmósfera única gracias a su fotografía evocadora, liderada por Gina Ferrer, y una dirección artística que convierte cada detalle en un guiño a la vida rural. Desde rituales de ouija hasta fantasmas que exigen lápidas conmemorativas, el filme aborda con frescura temas como la soledad, las noticias falsas y el peso de las tradiciones. Esos elementos, tratados con humor pero sin perder profundidad, invitan al espectador a reflexionar mientras sonríe.
El recorrido de Buleo hasta este debut en el largometraje no ha sido casual. Cortometrajes como 'El infierno y tal' y 'Las visitantes' ya mostraban su habilidad para equilibrar lo absurdo y lo profundo. Sin embargo, fue durante el confinamiento cuando este proyecto tomó forma. La pandemia le llevó a reflexionar sobre la muerte desde una óptica distinta, lo que le permitió crear una narrativa poliédrica que trasciende los géneros convencionales. Fascinado por las películas episódicas, Buleo decidió plasmar esa estructura en su obra, enfrentándose a los prejuicios que esta decisión generaba en la industria. Hoy, su valentía se ve recompensada con la conexión del público hacia esta propuesta tan singular.
Con un reparto que combina actores experimentados como José Carabias y Consuelo Trujillo con intérpretes naturales, y una recepción que ha roto barreras incluso fuera de España, 'Bodegón con fantasmas' no solo da voz a lo rural y lo esotérico, sino que coloca a Enrique Buleo como uno de los creadores más prometedores del cine español actual. La película, que mezcla las referencias culturales de la infancia del director con una visión contemporánea, trasciende las fronteras del humor para explorar temas universales como la conexión con el más allá y la necesidad de ser recordados. Un homenaje a lo extraordinario dentro de lo cotidiano que no deja a nadie indiferente.
Este año, Jane Schoenbrun se ha consolidado como una de las voces más audaces y originales del cine contemporáneo. Con su segunda película, 'I Saw the TV Glow', ha logrado trascender los límites de la narrativa convencional y ofrecer un retrato honesto, poético y profundamente trans de la alienación y la búsqueda de identidad. En una industria que aún lucha por entender y representar a las personas trans, Schoenbrun ha creado una obra que no solo interpela a quienes se sienten fuera de lugar, sino que también redefine el poder del cine como espacio de resistencia y comunidad.
'I Saw the TV Glow' nos transporta a los años 90, cuando la televisión era algo más que entretenimiento: era un refugio, una brújula para quienes no encontraban un lugar en su entorno. La película sigue a Owen y Maddy, dos adolescentes que encuentran consuelo y un reflejo de sus propias experiencias en 'The Pink Opaque', un programa de televisión cancelado abruptamente. Este evento actúa como una metáfora para los protagonistas, quienes lidian con la sensación de estar atrapados en caminos que no eligieron y buscan una forma de reclamarse a sí mismos. Más allá de ser un simple homenaje a los adolescentes queer de los años 90, la película explora las capas de disonancia interna, la disforia de género y el poder de las narrativas para reimaginar la identidad.
Schoenbrun, conocide por su trabajo anterior 'We’re All Going to the World’s Fair', lleva su exploración de la experiencia trans a un nuevo nivel con esta película. En lugar de adoptar las narrativas tradicionales impuestas por Hollywood, como la del "niñe triste frente al espejo", Schoenbrun rechaza los clichés y las simplificaciones. Sus personajes no tienen revelaciones súbitas ni trayectorias lineales. En cambio, 'I Saw the TV Glow' se sumerge en la confusión, la incertidumbre y la belleza de la transición como proceso interno y único. Owen, por ejemplo, encarna una experiencia de disforia que no siempre tiene palabras, pero que se manifiesta en el lenguaje visual de la película: ambientes brumosos, movimientos lentos y momentos bañados por la luz hipnótica de una pantalla de televisión.
Uno de los logros más impactantes de Schoenbrun es su capacidad para utilizar el horror y el surrealismo como herramientas narrativas. Inspiradxs por títulos como 'Buffy', 'Twin Peaks' y 'Donnie Darko', crean una atmósfera que mezcla lo familiar con lo extraño, permitiendo que el público se pierda en la experiencia sensorial de la película. Cada imagen y sonido están diseñados para capturar no solo la disonancia interna de sus personajes, sino también la tensión entre quienes somos y quienes queremos ser. 'I Saw the TV Glow' no ofrece respuestas fáciles, pero sí un espacio seguro para quienes buscan en el arte una forma de comprensión y validación.
El componente trans de la película es inseparable de su esencia. Schoenbrun lo explora no como un "tema" o un "mensaje", sino como una experiencia estética y emocional. En palabras delx directorx, su intención era construir "un vocabulario cinematográfico trans", desafiando las narrativas impuestas por una industria dominada por miradas cisnormativas. En 'I Saw the TV Glow', la temporalidad, los ritmos y los espacios oníricos actúan como metáforas de la experiencia trans: un estado de transición constante, de redefinición de uno mismo y de resistencia ante los límites impuestos por la sociedad.
La valentía de Jane Schoenbrun al contar historias desde la marginalidad y para las personas marginadas es lo que les convierte en una de las personalidades más influyentes del 2024. En un contexto donde la representación trans sigue siendo limitada y a menudo estereotipada, Schoenbrun no busca educar a las audiencias cis, sino conectar con quienes comparten sus vivencias. 'I Saw the TV Glow' no es solo una película; es un acto de revolución artística, un canto a la libertad de ser y un espacio para aquellos que alguna vez se sintieron alienados. Este año, Jane Schoenbrun no solo brilló en la pantalla, sino que iluminó nuevos caminos para el cine trans.
¿Quién dijo que el rock ya no tiene poetas? MJ Lenderman, con apenas 25 años, se ha convertido en uno de los nombres más comentados de la música independiente en 2024 gracias a su impactante álbum 'Manning Fireworks'. Aclamado por crítica y público, este trabajo le ha valido comparaciones con leyendas como Jason Molina o David Berman, consolidándolo como un narrador sagaz de la vida moderna. ¿Qué hace que este joven de Asheville, Carolina del Norte, sea capaz de captar la atención de toda una generación? Con canciones que van desde lo mordaz hasta lo desgarrador, y un enfoque que mezcla referencias culturales, humor y una sinceridad sin adornos, Lenderman no solo entrega un álbum memorable, sino que redefine qué significa ser un cronista musical en el siglo XXI.
Desde el inicio, con la canción homónima 'Manning Fireworks', Lenderman establece el tono del disco. La imagen de alguien “manejando fuegos artificiales cerca de una pira” se convierte en una poderosa metáfora de la fragilidad y el potencial destructivo que albergan nuestras elecciones. Este equilibrio entre lo absurdo y lo profundo se refleja también en 'Joker Lips', donde aborda el aislamiento y las máscaras sociales con líneas que mezclan humor negro y desesperación, como "Please don’t laugh, only half of what I said / Was a joke".
Uno de los momentos más memorables llega con 'Rudolph', donde combina referencias de la cultura pop, como Lightning McQueen, con reflexiones más profundas sobre la naturaleza humana. Su capacidad para entrelazar estas imágenes aparentemente dispares subraya la contradicción inherente a la experiencia moderna. Por otro lado, en 'Wristwatch', Lenderman pinta un retrato mordaz de un personaje atrapado en la vanidad y la soledad, destacando cómo las posesiones materiales fallan en llenar los vacíos emocionales.
El álbum cierra con 'Bark at the Moon', un guiño a su infancia y a su amor por el rock clásico, que combina humor y nostalgia. Aquí, la advertencia de “no mudarse a Nueva York porque cambiará tu forma de vestir” encapsula su rechazo a la uniformidad cultural y su apego a lo que hace diferente a cada individuo.
'Manning Fireworks' es un álbum que logra ser accesible sin perder profundidad, donde cada canción nos recuerda la complejidad de las emociones humanas y las contradicciones que enfrentamos a diario. Con este trabajo, MJ Lenderman reafirma su lugar como una voz que no teme explorar las partes menos cómodas de nuestra existencia, todo mientras nos deja tarareando melodías que se quedan grabadas.
