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Los mejores discos portugueses del 2025



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La música portuguesa atravesó en 2025 un momento de madurez y expansión difícil de ignorar. Los proyectos que surgieron este año mostraron una capacidad extraordinaria para integrar tradición y riesgo, abriendo caminos que desafían cualquier intento de clasificación. Desde los sellos independientes hasta los escenarios internacionales, las propuestas demostraron que el presente creativo del país se sostiene sobre una diversidad que rehúye las fórmulas y encuentra su fuerza en la mezcla de lenguajes, géneros y generaciones. Durante 2025, las publicaciones musicales portuguesas se consolidaron como espacios donde lo personal y lo colectivo se entrelazan sin jerarquías. Los artistas parecen escribir desde un terreno intermedio entre la ironía y la lucidez, observando el entorno con una claridad que a veces incomoda. Entre los lanzamientos, se repiten temas como la precariedad, el desencanto urbano o la necesidad de reinventar la afectividad dentro de un contexto saturado. Más que una búsqueda de identidad, se percibe una voluntad de traducción: convertir la incertidumbre contemporánea en ritmo, palabra y forma. Esta lista reúne los trabajos que marcaron el pulso del 2025, aquellos que lograron capturar una sensibilidad colectiva y proyectarla hacia fuera, sin perder el arraigo que los une a su lugar de origen. Más que un ranking, este recorrido es un reconocimiento a una escena que se consolida como una de las más inquietas y fértiles de Europa. La música portuguesa continúa expandiéndose, resonando más allá de sus fronteras y reafirmando que su mejor momento, lejos de agotarse, acaba de comenzar.


MONCHMONCH transforma su recorrido entre dos continentes en una sátira de la decadencia contemporánea. ‘Martemorte’ articula un relato donde la comedia absurda y la política se confunden en un mismo impulso creativo. Concebido durante un tránsito físico y simbólico entre Brasil y Portugal, el proyecto convierte la colonización de Marte en una metáfora del capitalismo tardío, observando desde el exilio el colapso terrestre con una sonrisa deformada. Las nueve piezas oscilan entre el delirio electrónico y el ruido punk, construyendo imágenes de lujo inútil, precariedad migrante y erotismo alimenticio. En ‘JEFF BEZOS PAGA UM PÃO DE QUEIJO’, la parodia se vuelve diagnóstico: deseo y consumo fundidos en una única sustancia. La escritura alterna ironía y crudeza, con un humor que parece estallar dentro de su propio eco. ‘Martemorte’ encierra un retrato colectivo donde poder, alienación y deseo comparten la misma respiración.


Márcia construye en ‘Ana Márcia’ una narración íntima que convierte la biografía en un círculo de aprendizaje y retorno. La estructura dividida en tres partes traza un recorrido desde la infancia hacia la madurez y de nuevo a la niñez, cuando la maternidad abre la puerta a una mirada renovada sobre los propios orígenes. Cada fragmento propone una etapa afectiva distinta: el asombro inicial, el amor y su fractura, la reconciliación con el pasado a través de los hijos. La escritura de Márcia combina ternura y precisión, retratando el paso del tiempo como un diálogo entre generaciones. Las colaboraciones con Catarina Salinas, Sérgio Godinho y Jorge Palma refuerzan esa idea de legado compartido y de continuidad emocional. La sonoridad actúa como hilo conductor que enlaza recuerdos, promesas y aprendizajes, hasta formar un retrato coherente de una identidad que se reencuentra consigo misma.


Adler Jack articula en ‘Flor da Pele’ una secuencia de sensaciones que convierte el pulso electrónico en lenguaje emocional. El proyecto condensa años de exploración personal y técnica, recogiendo influencias de la pista de baile de los noventa y de la textura atmosférica del trip-hop y el downtempo. Su estructura se percibe como un viaje que alterna movimiento y pausa, reflejando la transformación de quien crece junto a los sonidos que lo formaron. Cada pieza se despliega con un equilibrio entre control y riesgo, como si cada capa sonora dialogara con el recuerdo de un aprendizaje. El impulso de la juventud se funde con una precisión adquirida, generando un paisaje cambiante que transmite vitalidad contenida. ‘Flor da Pele’ se presenta así como un retrato sincero de un creador que observa el tiempo sin nostalgia, dejando que la experiencia se traduzca en ritmo y temperatura.


Lesma convierten en ‘É Mentira’ la energía compartida de tres voces jóvenes en un ejercicio de identidad y confrontación. El proyecto surge como afirmación colectiva, donde la amistad actúa como materia de choque y motor creativo. Las canciones se construyen desde la urgencia, sin ornamentos, con una franqueza que condensa ironía, rabia y ternura. En ‘Homem’, el grupo descompone el papel impuesto al cuerpo femenino a través de una cadencia áspera que refleja resistencia; en ‘Barreiro’, el paisaje se transforma en autorretrato de una generación que se reconoce en la precariedad, el ruido y la risa. La escritura se sostiene sobre frases directas que buscan impacto más que consuelo. ‘É Mentira’ se revela como un manifiesto espontáneo sobre el crecimiento y la comunidad, un punto de partida que reformula el punk portugués desde una mirada libre de jerarquías y llena de impulso vital.


Lisa Sereno convierte en ‘Belonging’ un ejercicio de reconstrucción íntima donde la identidad se define a través del recuerdo, la pérdida y la búsqueda de un lugar compartido. El proyecto combina herencia folk con estructuras que evocan el pop clásico de los setenta, creando un espacio donde el tiempo parece girar sobre sí mismo. Las letras trazan escenas de aislamiento, ternura y reconciliación, como si cada verso actuara como reflejo de una historia que persiste. ‘Mystery’ o ‘Tan Line’ funcionan como puentes entre etapas vitales, donde la nostalgia se disfraza de calma y la espera adquiere forma de melodía suspendida. El uso de cuerdas y armonías envolventes refuerza ese aire de introspección luminosa. ‘Belonging’ se construye así como un viaje de pertenencia emocional, donde lo íntimo se transforma en paisaje compartido, prolongando la sensación de hogar incluso en medio de la distancia.


Sunflowers consolidan en ‘You Have Fallen… Congratulations!’ una visión donde el caos se convierte en método y la distorsión actúa como espejo de una época marcada por la saturación. El dúo extrae fuerza del accidente, construyendo un discurso que se sostiene en la inestabilidad, con piezas que avanzan entre risas, tensión y deseo de derrumbe. Cada corte parece registrar un instante anterior al colapso, un lugar donde todo se sostiene por impulso. ‘Chameleon Kid’ y ‘Workworkwork’ capturan esa energía de vértigo que combina humor y rabia contenida, mientras ‘Congratulations!’ lleva la destrucción hasta el límite para volverla celebración. El ruido deja de ser ornamento y se convierte en vehículo de pensamiento, una manera de enfrentarse a la imposibilidad de controlar el entorno. ‘You Have Fallen… Congratulations!’ plasma así una conciencia vital que encuentra en el desorden una forma de permanencia y en la risa un modo de resistencia.


Ideal Victim plasman en ‘Rage Letters’ un retrato directo de la rabia contemporánea transformada en impulso colectivo. El grupo canaliza una energía sin descanso que oscila entre el frenesí y la claridad, combinando la crudeza del hardcore británico con ecos de surf y rockabilly, sin caer en recreaciones del pasado. Las seis piezas condensan una tensión inmediata, donde la voz de Mariana se erige como grito de afirmación y resistencia frente a un entorno marcado por el control y la desigualdad. Cada corte actúa como exorcismo breve, sin concesiones, atravesado por una escritura que mezcla ironía y urgencia vital. ‘Rage Letters’ funciona como manifiesto de desobediencia y unión, un espacio donde la violencia se subvierte en impulso creativo, confirmando que la furia, cuando se organiza, deja de ser pura destrucción para convertirse en lenguaje, comunidad y reafirmación de identidad compartida.


Monstro presentan en ‘Unborn Love’ un recorrido por los afectos no consumados y las esperas que conforman la vida interior de quien aún confía en la ternura. El dúo entrelaza melodías que respiran nostalgia y deseo, con un lenguaje que oscila entre la claridad y el ensueño. Cada pieza, desde ‘Despertar’ hasta ‘Entre o Fumo’, plantea un diálogo entre la pérdida y la reconstrucción, donde la voz se mueve como un eco de lo que no llegó a existir. La herencia del pop sesentero se cruza con un imaginario onírico que prolonga la emoción sin resolverla del todo. ‘Unborn Love’ traduce la fragilidad del apego y la belleza del error en un paisaje sonoro contenido, donde el paso del tiempo se convierte en materia sensible y cada silencio sugiere una nueva forma de esperanza interrumpida.


Filipe da Graça articula en ‘URLOP’ un viaje entre geografías interiores y exteriores, donde la distancia se transforma en materia sensible. La obra parte de una travesía entre Londres y Gdynia, con paisajes helados que actúan como espejo del desarraigo. Las canciones oscilan entre la calma del folk y el ruido contenido del shoegaze, un equilibrio que sostiene la tensión entre refugio y pérdida. Cada pieza parece buscar un lugar al que regresar, aunque el regreso implique la imposibilidad de pertenecer del todo. La escritura se despliega con naturalidad conversacional, permitiendo que lo cotidiano adquiera una dimensión casi ritual. ‘URLOP’ se percibe así como una cartografía sentimental donde la nieve, los trenes y las ausencias se confunden con la voz de quien observa sin dramatismo, trazando un retrato del desplazamiento moderno y de la necesidad de convertir el movimiento en forma de permanencia.


Memória de Peixe desarrollan en ‘III’ una exploración que combina lirismo, ritmo y juego estructural. El trío reformula su identidad con un enfoque que privilegia la fluidez y la transformación constante. Cada pieza se comporta como un organismo cambiante: ‘Good Morning’ abre un ciclo de luz contenida, mientras ‘Peacemaker’ rompe la calma con una pulsación casi mecánica que expone la tensión interna del conjunto. La sucesión de fragmentos crea una narración circular que va del despertar al cierre, donde las voces y las texturas funcionan como huellas de un viaje introspectivo sin artificio. ‘III’ actúa como ejercicio de madurez, donde la improvisación se funde con la planificación, generando una experiencia que oscila entre la calma y la euforia. El resultado confirma una escritura en movimiento, capaz de reinterpretar el pasado reciente sin repetir fórmulas, proyectando una sensación de avance continuo dentro del propio lenguaje del grupo.


Mr. Gallini sintetiza en ‘Já Ninguém Vai Mudar o Mundo’ una mirada directa sobre la desilusión colectiva y la resistencia íntima. El proyecto de Bruno Monteiro abandona la ironía de trabajos previos para construir una serie de piezas que alternan desahogo y calma, con un lenguaje que equilibra sarcasmo y ternura. ‘Fogo no Cu’ expone una rabia controlada, mientras ‘Pano Verde’ transforma la crudeza en sosiego tropical. La escritura se apoya en frases breves y precisas, como si cada verso necesitara liberar tensión antes de volver al silencio. El contraste entre lo eléctrico y lo acústico genera una sensación de vértigo emocional donde el desencanto adopta una forma serena. ‘Já Ninguém Vai Mudar o Mundo’ se articula como retrato de un tiempo inmóvil, una reflexión sobre la fatiga moral y la posibilidad de hallar belleza en medio del colapso cotidiano.


c-mm condensan en ‘Dar a volta’ una observación directa de lo cotidiano, narrada con la urgencia de quien transforma la duda en impulso. Las canciones surgen del roce entre la precariedad del entorno y el deseo de permanencia, configurando un retrato colectivo donde el desencanto convive con una ternura oculta. Las letras trazan escenas mínimas que funcionan como autorretratos corales: viejos amigos, calles anónimas, balcones convertidos en refugio. Cada fragmento parece capturado en el instante previo al colapso, cuando la energía del grupo se sostiene por pura inercia. ‘Dar a volta’ respira una inmediatez que rehúye artificios, articulando su crudeza desde el contraste entre lo melancólico y lo físico. El resultado sugiere una juventud que aprende a observar su entorno desde la resistencia afectiva, mientras construye un lenguaje propio que combina ironía, ternura y una inquietud imposible de apaciguar.


Pagão describe en su debut homónimo una travesía íntima sobre el vínculo entre pérdida y reconstrucción. Sebastião Pinto concibe este trabajo como síntesis de una década, donde cada canción actúa como fragmento de un proceso vital que combina duelo, deseo y aprendizaje. ‘Vamos Passear’ inaugura el recorrido con un tono casi inocente que se diluye en episodios más sombríos, donde la dependencia y la lucidez conviven sin dramatismo. La escritura alterna sinceridad y contención, modulando la voz entre la confesión y el susurro. Los paisajes sonoros fluctúan entre el ritmo mecánico del footwork y la densidad del shoegaze, conformando un territorio en constante expansión. ‘Pagão’ encarna la tensión entre fe y desencanto, entre la necesidad de creer y la imposibilidad de sostenerlo todo. Su resultado se percibe como un diario que rehúye la nostalgia, construyendo permanencia dentro del cambio.


Ocenpsiea conciben en ‘Ensaio Sobre a Surdez’ una exploración sobre la incomunicación contemporánea y la dificultad de escuchar en un tiempo saturado de ruido. El trío se aproxima a esta idea como si cada composición fuese un intento de descifrar lo que aún puede transmitirse entre el caos, transformando la mezcla de jazz, electrónica y hip-hop en una herramienta de observación. Las colaboraciones amplían ese diálogo, desde las intervenciones vocales de Marlon o Ghais Guevara hasta los vientos que cruzan ‘Subsistir’ como señales de advertencia. La estructura de las piezas mantiene una tensión entre lo improvisado y lo calculado, proyectando un pulso que imita la confusión colectiva que inspira el título. ‘Ensaio Sobre a Surdez’ se convierte así en un comentario sobre la pérdida del sentido en la comunicación, un mosaico sonoro que invita a imaginar nuevas formas de conexión posible.


Mordo Mia transforman su recorrido colectivo en una exposición de tensiones sociales que atraviesan cuerpo, deseo y recuerdo. ‘Chumbo Côncavo’ nace de una fiebre que impregna cada pieza con una urgencia física, condensando relatos sobre adolescencias torcidas, anonimato digital y violencia afectiva. Las voces se cruzan como ecos de un presente saturado de ironía y vergüenza compartida. En ‘Olympia, 1863’, la frase “Obrigada, muito obrigada” funciona como plegaria mecánica ante la mirada masculina; ‘Noz_s’ convierte la inocencia infantil en superstición frustrada; ‘EB -2, -3’ recrea la humillación cotidiana con un ritmo casi militar. ‘ASMR’ fusiona portugués y japonés para caricaturizar la comunicación sentimental en línea, mientras ‘Desnetoração’ o ‘Eu tinha una Gatinha tão Branquinha como a Neve’ revelan la erosión de la memoria doméstica. ‘Traz-os-Monstros’ cierra con un juego de repeticiones que refleja la herencia social del miedo y su persistente continuidad generacional.


Montanha plasman en ‘Alvorada’ una meditación sobre los límites de la calma y la persistencia del movimiento interior. El cuarteto desarrolla un pop ambiental que busca capturar el instante en que la claridad se confunde con la quietud. Cada pieza parece escrita desde un amanecer suspendido, donde las melodías se expanden con lentitud, como si el tiempo se midiera en destellos. ‘Vice City’ sugiere un pulso que fluctúa entre la liviandad del trance y la melancolía del recuerdo, mientras ‘Firmamento’ se articula como un ejercicio de espera, en el que las capas armónicas respiran sin premura. En ‘Beco’, la abstracción toma forma, insinuando un repliegue hacia lo desconocido. ‘Alvorada’ funciona como observación sonora del equilibrio entre serenidad y desasosiego, un espacio donde el grupo parece registrar la tensión de un amanecer que nunca termina de producirse.


Polivalente construye en ‘LOVE PT’ un retrato colectivo del desencanto portugués a través de un lenguaje que combina furia y precisión. Las once piezas funcionan como un diario urgente sobre la precariedad que condiciona cada gesto cotidiano, desde la imposibilidad de encontrar vivienda hasta la sustitución de vínculos por sistemas automáticos. En ‘Habitat’ la pérdida de pertenencia se convierte en un estribillo que desarma cualquier ilusión de estabilidad, mientras ‘Mudar de casa’ transforma la ironía en arma contra la especulación. El artista se sitúa dentro del conflicto, sin pretender distanciarse de lo que denuncia, y su escritura directa encarna la incomodidad de vivir en un lugar que expulsa a quien lo habita. ‘LOVE PT’ evidencia cómo el desencanto puede convertirse en energía política, una forma de resistencia que se articula desde la palabra, el ritmo y el cuerpo como territorios de defensa.


Diagonal formulan en ‘Ponto de Fuga’ una reinterpretación del jazz como campo de fricción entre la energía del rock y la precisión del ritmo contemporáneo. El cuarteto parece partir del impulso colectivo para construir piezas que reflejan tanto la saturación del presente como la necesidad de un desahogo compartido. En ‘Bom Dia’, el juego entre teclas cálidas y percusión seca sugiere un optimismo contenido, mientras ‘Tempura’ encierra un clima opresivo que roza lo electrónico. ‘Psicose de Guedo’ proyecta la ansiedad de una época que no se detiene, y ‘Quim Zé’ estalla en una mezcla de euforia y urgencia. ‘Ponto de Fuga’ expone el deseo de romper los límites de un género sin renunciar a su espíritu colectivo, convirtiendo cada composición en un espacio de resistencia sonora frente al conformismo de los tiempos.


Rafael Toral aborda en ‘Traveling Light’ una revisión del jazz que desactiva cualquier gesto de recreación y convierte la herencia sonora en un espacio de experimentación serena. Las seis piezas proponen un diálogo entre pasado y presente a través de una guitarra que parece pensar mientras suena. Cada tema se desarrolla como un tránsito lento entre respiraciones, donde la electrónica actúa como una sombra que prolonga las notas sin dominarlas. En ‘Easy Living’ y ‘Body and Soul’, el timbre se estira hasta disolver las melodías originales, mientras en ‘My Funny Valentine’ la guitarra y el fliscorno dibujan una conversación que se sostiene en la contención. ‘Traveling Light’ se entiende como un ejercicio de observación del tiempo y de las huellas que dejan los sonidos cuando pierden su forma, una meditación sobre la persistencia de lo efímero convertida en pura escucha expandida.


Funcionário concibe en ‘horizonte’ un recorrido sonoro que parte de la calma para explorar la posibilidad del movimiento sin destino. Pedro Tavares abandona la estructura fija y se adentra en un flujo continuo de texturas, donde cada pieza parece respirar por sí misma. La electrónica se presenta como materia viva, expandiéndose con naturalidad, sin buscar dirección, en un vaivén que recuerda a un paisaje suspendido entre la claridad y la niebla. En ‘nascer’ y ‘pássaros’, el sonido se despliega con un aire de descubrimiento, mientras ‘renascer’ introduce un pulso más terrenal que sugiere regreso o repetición. ‘horizonte’ se construye desde la idea de que crear equivale a observar, y esa atención transforma el tiempo en un espacio maleable, una deriva luminosa donde cada capa sonora parece flotar entre la quietud y el deseo de continuar avanzando sin fin.


Hetta condensan en ‘Acetate’ la experiencia acumulada de años de directo en una serie de composiciones que oscilan entre el caos y la disciplina. El cuarteto utiliza la energía del post-hardcore como vehículo para retratar la tensión entre impulso y control, proyectando una sensación de urgencia que atraviesa todo el álbum. Cada tema parece construido desde la fricción, con una voz que roza la desesperación sin perder claridad y una base rítmica que mantiene el pulso colectivo. El conjunto transmite la idea de una comunidad que se expresa a través del ruido, entendiendo la distorsión como lenguaje y la intensidad como relato. ‘Acetate’ no busca equilibrio, sino permanencia dentro del movimiento, y en ese tránsito vital los Hetta alcanzan una forma de identidad donde cada estallido sonoro funciona como registro de un cuerpo que se resiste a detenerse.


Dispirited Spirits plantean en ‘Winds Wept’ una travesía interior que utiliza la imagen del clima como espejo del ánimo. Indigo Dias construye cada pieza desde la sensación de movimiento atmosférico: lluvias que arrastran recuerdos, ráfagas que alteran la quietud, neblinas que ocultan certezas. El emo progresivo sirve aquí como punto de partida para una narrativa que avanza entre la introspección melancólica y la observación del entorno, siempre en busca de una correspondencia entre el paisaje exterior y el pensamiento. Las estructuras se expanden con naturalidad, como si cada tema respirara a su propio ritmo, mientras el lenguaje de Dias se articula en torno a una tristeza serena que transforma el desasosiego en contemplación. ‘Winds Wept’ es, ante todo, una forma de describir el tiempo emocional a través del sonido, un intento de traducir la inestabilidad en algo que, al menos por instantes, parece permanente.


Roadkill elaboran en ‘earth-bound forever’ una narración que combina la melancolía del folk con la densidad vaporosa del shoegaze, construyendo un entorno donde la juventud se enfrenta a su propio desarraigo. Lucas Souza y Nia Fernandes articulan una escritura que oscila entre la confesión íntima y la observación de un tiempo suspendido, utilizando imágenes que evocan la pérdida de dirección y el deseo de permanencia. Las canciones se mueven entre pasajes de calma y explosiones contenidas, en las que la voz se convierte en vehículo de fragilidad y búsqueda. Todo el conjunto funciona como un intento de fijar emociones fugitivas dentro de un paisaje difuso, donde cada acorde parece prolongar el instante anterior. ‘earth-bound forever’ sugiere la sensación de flotar entre realidades, como si el crecimiento emocional se midiera en ecos que resisten el paso del tiempo sin llegar a extinguirse.


Femme Falafel utiliza en ‘Dói-Dói Proibido’ la ironía como una forma de pensamiento que transforma la tristeza en observación. Raquel Pimpão plantea cada canción como una escena donde el humor y el desencanto se entrelazan, revelando la contradicción de una generación atrapada entre el deseo de libertad y la fatiga de sostenerla. El sarcasmo se convierte en método para analizar el presente, mientras las referencias cotidianas actúan como espejos deformantes de la realidad. La alternancia entre ritmos y registros muestra una búsqueda de equilibrio entre ligereza y reflexión, en la que cada imagen sugiere un mundo que se descompone sin dramatismo. ‘Dói-Dói Proibido’ convierte el absurdo en una herramienta de precisión, una forma de describir la fragilidad contemporánea desde la risa que duele, esa que enseña más de lo que consuela.


O Triunfo dos Acéfalos formulan en ‘ERA MATÁ-LOS’ un retrato abrasivo del presente, donde la tecnología, la violencia política y la identidad conviven en un mismo ruido. El grupo expone la fatiga social a través de un lenguaje que alterna la ironía y el grito, sin filtros ni refugios. Las letras convierten el malestar cotidiano en denuncia directa, como en los pasajes que tratan el genocidio, el fascismo encubierto o la dependencia digital, reflejando una generación que se expresa entre el hartazgo y la urgencia. Los sintetizadores, los bajos distorsionados y los golpes rítmicos refuerzan ese tono de colapso, convirtiendo cada pieza en una confrontación física con la realidad. ‘ERA MATÁ-LOS’ asume la rabia colectiva como punto de partida y transforma el caos en lenguaje político, una tentativa de reapropiarse del ruido para gritar desde dentro del sistema que pretende silenciarlo.


Jasmim desarrolla en ‘Dias em Branco’ un retrato sereno del cansancio contemporáneo, donde el deseo de pausa se convierte en forma de resistencia. Martim Braz Teixeira construye un espacio donde la rutina se reinterpreta como campo de observación, transformando los días vacíos en materia de reflexión. Las letras describen una búsqueda de equilibrio entre la obligación y el cuidado, entre el trabajo y el afecto, con frases que revelan una sensibilidad dispuesta a habitar el presente sin acelerarlo. Cada canción se articula como un intento de recuperar lo esencial, desde la contemplación del paisaje hasta la valoración del gesto cotidiano. ‘Dias em Branco’ se sostiene sobre la atención al detalle y la renuncia a la grandilocuencia, proponiendo un modo de mirar que convierte la calma en una forma de pensamiento y la rutina en un terreno fértil para la creación.


Vaiapraia construye en ‘Alegria Terminal’ un retrato áspero de la fragilidad como forma de persistencia. Las canciones se presentan como episodios inacabados donde la voz se sostiene entre el impulso y la ruina, exponiendo las fisuras del deseo y del lenguaje. El proyecto convierte la grabación en directo en una herramienta de sinceridad: cada desajuste se transforma en signo de vida. La alternancia entre inglés y portugués refleja la búsqueda de identidad en medio del desplazamiento, mientras las letras se debaten entre la ironía y el desamparo, sin dramatismos. En ese espacio de tensión se alza un pulso entre la lucidez y la confusión, como si el grupo ensayara su propia supervivencia sonora. ‘Alegria Terminal’ deja constancia de un estado intermedio: el momento en que la esperanza se confunde con el cansancio y solo queda seguir tocando para que el silencio no gane terreno.


Gabre organiza en ‘Arquipélago de Ilhas Surdas’ un conjunto de escenas que giran alrededor de la pérdida, la rutina y los afectos que resisten dentro del ruido cotidiano. Cada canción se comporta como una isla con sus propias reglas, pero todas comparten una textura áspera y una voluntad de permanencia precaria. La voz, disuelta entre capas sonoras, aparece más como eco que como presencia, reforzando la sensación de distancia entre lo que se vive y lo que se puede nombrar. Los ritmos irregulares, las grabaciones caseras y los fragmentos reciclados de otras fuentes construyen un paisaje que oscila entre lo íntimo y lo urbano. ‘Arquipélago de Ilhas Surdas’ funciona como un mapa emocional incompleto, donde cada detalle sugiere algo que se desvanece antes de poder fijarse. El resultado se percibe como un intento de ordenar el caos sin eliminar su naturaleza cambiante.


Marquise formulan en ‘Ela Caiu’ un relato que atraviesa la caída como acto de transformación colectiva. Las canciones se mueven entre la rabia contenida y una calma que nunca llega a asentarse, reflejando la precariedad emocional y material de una generación que percibe el derrumbe como parte del aprendizaje. Las letras de Mafalda Rodrigues enlazan escenas de ciudad y despersonalización con imágenes que evocan fragilidad estructural, mientras las guitarras, el bajo y la percusión avanzan en tensión constante, como si cada compás sostuviera el equilibrio justo antes del colapso. La voz, directa y sin dramatismo, recorre las canciones sin buscar consuelo, describiendo un entorno en perpetuo cambio. ‘Ela Caiu’ funciona como crónica coral de un tiempo suspendido entre el desencanto y la necesidad de seguir moviéndose, un ejercicio de claridad ante la confusión que define el presente y sus contradicciones más visibles.


Iguanas regresan en ‘Mala Feita’ con una escritura que parte del desajuste como motor creativo. Lourenço Crespo y Leonardo Bindilatti transforman cada canción en una escena donde el deseo y la contradicción coexisten sin buscar equilibrio. Las letras mezclan lo doméstico con la fantasía, lo teatral con lo íntimo, componiendo un retrato que alterna humor y desencanto. Los arreglos, llenos de aire y precisión, funcionan como contrapunto de esa tensión: saxos que insinúan exceso, cuerdas que acompañan sin dulcificar, guitarras que insisten hasta desgastarse. Todo parece construido para que el error conserve su valor expresivo, como si la imperfección fuera el único modo de sostener lo real. ‘Mala Feita’ convierte el desorden en estructura y el artificio en sinceridad, un trabajo que respira entre lo mecánico y lo frágil, dejando la sensación de que cada pieza podría recomenzar en cualquier momento.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.