El Vida Festival 2024 se alza como un emocionante escaparate de la riqueza musical contemporánea. Con un cartel ecléctico que abarca desde las vanguardias psicodélicas hasta los ritmos electrónicos de club, este vibrante evento promete sumergir a los asistentes en un universo sonoro cautivador. En el corazón del festival late el talento de artistas consagrados y prometedoras revelaciones. Nombres como James Blake, M.I.A. y Alice Phoebe Lou compartirán escenario con nuevas sensaciones como Adiós Amores, Crystal Murray y Lime Garden, ofreciendo un abanico musical que trasciende géneros y estilos. Desde las guitarras distorsionadas de iconos del rock underground como Black Lips y Ty Segall, hasta las exploraciones retro de Ride y las narrativas honestas y desafiantes de Dolores Forever, el Vida Festival se perfila como un punto de encuentro vibrante para los amantes de la música en todas sus formas.Ya sea buscando descubrir nuevos sonidos frescos e innovadores o disfrutar de viejos conocidos, los asistentes encontrarán en este diverso cartel una experiencia única e inolvidable. Un auténtico crisol de talento donde la pasión por la música se eleva a su máxima expresión. Os dejamos con nuestros artistas recomendados de su próxima edición.
Adiós Amores
En la vibrante escena nacional, ha surgido un dúo cuyo sonido cautivador trasciende géneros y épocas. Iman Amar y Ana Valladares, las mentes creadoras detrás de Adiós Amores, han forjado un universo sonoro único que entrelaza melodías pegadizas con influencias que abarcan desde la tradición andaluza hasta las vanguardias psicodélicas. Lo que comenzó como una casualidad en 2019, cuando estas dos artistas sevillanas coincidieron y descubrieron su sinergia creativa, rápidamente se convirtió en un fenómeno en ascenso. Con cada lanzamiento, Adiós Amores ha ido tejiendo un tapiz musical donde convergen hilos de distintos estilos, desde los ecos de iconos femeninas del pop francés hasta los destellos de guitarra propios del rock británico de los 60. En los inicios de la pandemia, decidieron adentrarse en un camino independiente, publicando una serie de singles en vinilo de 7 pulgadas a través de un sello barcelonés. Estos trabajos, que reflejaban su amor por la copla y el flamenco, así como su veneración por bandas psicodélicas, se agotaron rápidamente. En 2022, reunieron estos tesoros en un álbum recopilatorio aclamado por la legendaria tienda Monorail de Glasgow. Pero fue en 2023 cuando Adiós Amores alcanzó un hito trascendental con ‘El Camino’, su álbum debut bajo el sello Sonido Muchacho. Esta obra maestra narra un recorrido hacia la superación personal, entretejiendo letras profundas y pegadizos estribillos con una riqueza sonora sin precedentes. Desde la cruda ‘Ave Rapaz’ hasta la introspectiva ‘Humo Negro’, pasando por la delicadeza de ‘Ese lugar’, cada canción es un lienzo donde se plasma su dominio del arte del pop auténtico.
Alice Phoebe Lou
Tras una década triunfando en la escena musical underground de Berlín, la cantautora sudafricana Alice Phoebe Lou vuelve ahora con su quinto trabajo discográfico, Shelter. Un álbum que supone un punto de inflexión en la carrera de esta artista nómada, marcando el fin de una etapa profundamente transformadora en lo personal y abriendo la puerta a un nuevo capítulo, tanto vital como creativo. Y es que ‘Shelter’ llega tras un periodo de intensa introspección para Lou, ahora afincada en Ciudad del Cabo tras abandonar la capital alemana el pasado año. Un viaje hacia el interior trazado ya en sus anteriores ‘Glow’ (2021) y ‘Child’s Play’ (2022) que alcanza su clímax catártico en este nuevo trabajo. Sin dejar de lado su esencia íntima y minimalista, en ‘Shelter’ Alice Phoebe Lou muestra su lado más desinhibido y empoderado. Una evolución que se refleja en letras que abordan temas universales como el amor, el deseo y la búsqueda del hogar desde una perspectiva más introspectiva. Canciones como ‘Open My Door’ o ‘Lose My Head’ son ejemplos claros de esta mirada hacia dentro, de esta reflexión sobre las propias contradicciones y anhelos que acaba desembocando en un grito liberador. Una catarsis compartida con el oyente y que invita también a la propia sanación. Con ‘Shelter’, su obra más ambiciosa hasta la fecha, Alice Phoebe Lou demuestra que su talento innato y su enfoque intuitivo de la música lejos de ser limitaciones han sido siempre su mayor fuerza. Y ahora, con treinta años recién cumplidos, lo reivindica con más confianza que nunca.
Black Lips
En el torbellino del rock contemporáneo, una fuerza indomable ha emergido de las profundidades de Atlanta, desafiando las convenciones y forjando un legado de caos sonoro. Hablamos de Black Lips, la enigmática banda cuya décima entrega discográfica, ‘Apocalypse Love’, ha sacudido los cimientos de la música con su abrumadora osadía. A lo largo de su trayectoria, estos iconoclastas han transitado por diversos senderos musicales, desde los inicios austeros del country hasta la exploración de territorios surrealistas y lynchianos. Con ‘Apocalypse Love’, han dado un nuevo giro de tuerca, mutando criptonicamente todas las bases reconocibles en un crisol de psicodelia. Las melodías de este álbum evocan un sinfín de escenarios: desde la palpitante atmósfera de un bar clandestino hasta los vastos desiertos del Oeste, pasando por los excesos de una épica apocalíptica. Temas como ‘No Rave’ hipnotizan con su groove distorsionado, mientras que ‘Lost Angel’ transporta a paisajes de neón y pecado. Pero Black Lips no se limita a un solo género. En ‘Apocalypse Love’ confluyen influencias que van desde el glam-doom hasta el pop espacial, sin olvidar los ecos morriconianos y el punk acústico outsider. Saxofones, theremins y máquinas de ritmo se entremezclan en un festín de infecciones melódicas. Lo que distingue a esta banda es su capacidad para reinventarse sin perder su esencia díscola. Cada canción es un manifiesto contra la conformidad, una celebración de la anarquía sónica. Ya sea en el country de ‘Apocalypse Love’ o en la excentricidad cómica de ‘Sharing My Cream’, los Black Lips desafían las expectativas y se regodean en su idiosincrasia.
Crystal Murray
Crystal Murray, la joven creadora cuyo álbum debut, ‘Sad Lovers And Giants’, ha cautivado a críticos y fans por igual con su aproximación única y visionaria. A sus 22 años, Crystal ha forjado un camino propio, dejando atrás las expectativas ajenas para canalizar su esencia más pura en su música. ‘Sad Lovers And Giants’ es un lienzo sonoro donde plasma su arco personal, trasladándolo a un lienzo universal al que todos pueden conectar. En este trabajo, Crystal entreteje influencias dispares pero cautivadoras, desde el arrebato emocional de Jeff Buckley hasta las texturas etéreas de Cocteau Twins y Massive Attack. Con la guía del productor Kyu Steed, ha creado un universo donde coexisten guitarras grunge y tambores de metal glam, crescendos góspel y ganchos pop eufóricos. Cada canción es un reflejo de las múltiples facetas de su ser. Temas como ‘Dickstraction’ y ‘Frenzymess’ destilan ingenio y diversión, mientras que ‘Payback’ late con una rabia casi tribal. Pero es en el aura onírica donde Crystal brilla con más fuerza, equilibrando melodías soul y R&B con destellos de energía eléctrica. Su voz, maleable y expresiva, se convierte en un instrumento más, añadiendo texturas únicas a las emociones que retrata. Desde las vulnerabilidades juveniles hasta las relaciones tóxicas, Crystal aborda cada tema con una madurez lírica que supera su edad. Tras destacados EPs como ‘I Was Wrong’ y ‘Twisted Bases’, y éxitos instantáneos como ‘BOSS’, ‘Sad Lovers And Giants’ consolida a Crystal Murray como una estrella en ascenso imparable.
Dolores Forever
En un mundo donde la autenticidad es cada vez más escasa, una voz ha surgido con fuerza, rompiendo las normas establecidas. Dolores Forever, un dúo musical, ha irrumpido en la escena llevando una perspectiva fresca y honesta. Aunque su verdadero nombre permanece en el anonimato para proteger los inocentes, la obra de Dolores Forever ha resonado en todos los ámbitos. A través de una narrativa cruda pero inteligente, han logrado plasmar las luchas y alegrías de la vida moderna. Sus letras abordan temas profundos, pero con un enfoque franco que evita caer en el sensacionalismo facilista. En lugar de buscar controversia barata, han optado por tratar temas difíciles con madurez y respeto. Sus obras recientes han explorado la complejidad de las relaciones humanas, capturando los matices más sutiles de las interacciones interpersonales. Al mismo tiempo, han abordado cuestiones sociales relevantes con una honestidad aplastante, evitando caer en el didactismo moralista o la explotación. A pesar de su aplastante franqueza, Dolores Forever nunca se ha desviado de los principios fundamentales de la escritura sólida y la integridad intelectual. Paso a paso, han construido un cuerpo coherente que rechaza los clichés demasiado frecuentes en el discurso público contemporáneo. Cualquiera que aprecie la auténtica expresión literaria puede encontrar un refugio seguro en las obras de Dolores Forever. Han demostrado que es posible abordar temas profundos sin caer en la hipérbole exagerada ni el sensacionalismo facilista. A medida que avanzamos, esperamos con ansias sus próximas contribuciones a este noble campo.
James Blake
En el vasto universo de la música contemporánea, pocas figuras han logrado trascender géneros y estilos con tanta maestría como James Blake. Este artista inglés, cuya voz cautivadora y enfoque visionario han dejado una imborrable huella, acaba de presentar su sexta entrega discográfica, ‘Playing Robots Into Heaven’. A lo largo de su trayectoria, Blake ha demostrado ser un verdadero camaleón sonoro, capaz de transitar entre el intimismo de las baladas acústicas y los arrebatos de la electrónica más visceral. En este nuevo álbum, sin embargo, ha decidido sumergirse de lleno en las profundidades del club, ofreciendo un trabajo que promete ser una experiencia sensorial de primer orden. Desde los primeros compases, ‘Playing Robots Into Heaven’ nos transporta a una dimensión paralela, donde los ritmos vertiginosos se entrelazan con experimentaciones sónicas de vanguardia. Blake ha sabido fusionar con maestría los latidos de la pista de baile con influencias cosmopolitas que van desde Japón hasta Brasil, dando lugar a un collage sonoro cautivador. Pero más allá de los ritmos frenéticos, este álbum también nos recuerda la profundidad emocional que Blake ha cultivado en sus obras previas. Temas como ‘Fire the Editor’ o ‘If You Can Hear Me’ nos sumergen en una introspección desgarradora, donde el artista desnuda su alma y nos confronta con las vulnerabilidades más oscuras del ser humano. En un mundo saturado de fórmulas repetitivas, ‘Playing Robots Into Heaven’ se yergue como un oasis de frescura y autenticidad. Blake ha demostrado, una vez más, que la verdadera grandeza artística radica en la capacidad de reinventarse sin perder la esencia. Cada canción es un lienzo en el que plasma su dominio del ritmo, la melodía y la emoción, invitándonos a sumergimos en un viaje sónico sin precedentes.
Lime Garden
El recientemente publicado álbum debut de la banda británica Lime Garden, ‘One More Thing’, es una fascinante mirada introspectiva a las inquietudes y anhelos de la juventud contemporánea. Grabado en los míticos estudios de grabación de Bristol bajo la supervisión del productor Ali Chant (The Murder Capital, Sorry, This Is The Kit), este disco de diez temas captura la esencia de cuatro amigas en sus veintitantos lidiando con la transición a la adultez y el intenso deseo de triunfar con su música. Desde los acordes iniciales de ‘Love Song’, el primer tema, queda claro que Lime Garden no se andan con rodeos. La guitarrista Leila Deeley entrega riffs inspirados que evocan la energía caótica de bandas como The Strokes, mientras que la cantante Chloe Howard expresa con su distintiva voz melancólica la frustración de no poder corresponder al amor de otra persona. La letra mordaz nos advierte que éste no es un disco cursi de baladas románticas. Esa urgencia visceral se intensifica en canciones como ‘Mother’, dedicada a la compleja relación entre madre e hija, y ‘Nepotism (Baby)’, una crítica sarcástica a la cultura de la fama y la riqueza heredada. Temas como ‘Pop Star’ transmiten de forma elocuente la lucha de perseguir el sueño de vivir de la música mientras se trabaja para pagar las cuentas. «No quiero trabajar en mi empleo porque la vida es fugaz y yo soy una estrella del pop», canta Howard con un dejo de ironía. Aunque Lime Garden demuestran ser maestras del indie rock enérgico, ‘One More Thing’ también revela su notable versatilidad. En ‘Pine’ y ‘Fears’ abordan temas existenciales como el miedo al fracaso con un enfoque más reflexivo e intimista, mientras que ‘Floor’ y ‘It’ juegan con efectos vocales y sintetizadores para crear una atmósfera electrónica de ensueño. La bellísima ‘Looking’ cierra el álbum con un tono acústico y minimalista.
M.I.A.
M.I.A. ha forjado un legado imperecedero, fusionando sonidos de diversas latitudes en un crisol de protesta, espiritualidad y empoderamiento personal. Con su sexto álbum de estudio, ‘Mata’, M.I.A. ha logrado condensar las múltiples facetas de su inconfundible estilo. Desde los primeros compases, esta obra maestra nos sumerge en un torbellino de ritmos vibrantes y letras desafiantes, donde la búsqueda de la trascendencia espiritual se entremezcla con una celebración de la singularidad individual. A lo largo de ‘Mata’, M.I.A. demuestra una vez más su extraordinaria habilidad para entrelazar influencias dispares en un lienzo sonoro cautivador. Desde los ecos de su herencia tamil en cortes como ‘F.I.A.S.O.M. Pt. 2’ hasta las incursiones en el reggaetón de ‘Popular’, cada canción es un testimonio de su versatilidad artística. Pero más allá de los ritmos contagiosos y las melodías pegadizas, ‘Mata’ nos recuerda que M.I.A. es una narradora incomparable de las realidades sociales y políticas que definen nuestro tiempo. En temas como ‘Marigold’, su voz se eleva como un grito desgarrador frente a la adversidad, invocando la fe y la resiliencia como bastiones contra la desesperanza. A través de sus letras, M.I.A. nos confronta con verdades incómodas, desafiando los preceptos establecidos y exhortándonos a cuestionar las injusticias que nos rodean. Sin embargo, su mensaje trasciende el mero activismo, convirtiéndose en un canto a la humanidad en toda su complejidad. Con ‘Mata’, M.I.A. ha consolidado su posición como una de las artistas más influyentes y relevantes de nuestro tiempo. Su música es un faro que ilumina los rincones más oscuros de nuestra existencia, invitándonos a emprender un viaje de autodescubrimiento y transformación radical. En un mundo cada vez más polarizado, M.I.A. nos recuerda que la grandeza artística reside en la capacidad de abrazar las contradicciones y celebrar la diversidad en toda su gloria.
Ride
La agrupación inglesa Ride, uno de los nombres fundacionales del shoegaze en los años 90, ha regresado con ‘Interplay’, su séptimo álbum de estudio y el tercero desde su reunión en 2014. Este nuevo trabajo confirma la evolución que el cuarteto de Oxford ha venido experimentando desde su renacimiento, adentrándose en territorios estilísticos cada vez más alejados de sus raíces originales. En ‘Interplay’, Ride explora con confianza y encanto los sonidos propios del synthpop y la new wave de los años 80, una influencia que se deja sentir en temas como ‘Last Frontier’, con sus melodías anhelantes y ambientes espaciosos que recuerdan a Echo & the Bunnymen. También resulta evidente este guiño a la década de los 80 en la oscura ‘I Came to See the Wreck’, con sus sincopados ritmos programados y orquestaciones lúgubres que evocan al Cure de ‘Disintegration’. Esta mirada hacia el pasado no se limita al synthpop, sino que la banda incursiona en otros estilos retro, como el trip-hop del extenso ‘Essaouira’ o las atmósferas minimalistas y etéreas de la pieza final ‘Yesterday Is Just a Song’, que sugiere una colaboración interespacial entre Pink Floyd y Gary Numan. Sin embargo, Ride no abandona por completo su esencia característica. En ‘Portland Rocks’ reaparecen los poderosos muros de guitarras distorsionadas, las capas de texturas oníricas y las armonías vocales tensas que marcaron su época dorada a inicios de los 90. Algo similar ocurre en la cadenciosa ‘Last Night I Went Somewhere to Dream’, con su estructura basada en dinámicas en ebullición y ambientes cálidos de guitarras superpuestas.
Ty Segall
El icónico rockero garage Ty Segall vuelve con su último álbum de estudio Three Bells, lanzado a principios de 2024 a través del sello Drag City. Con una prolífica carrera que se expande durante casi dos décadas y que abarca una impresionante diversidad de sonidos, Segall ya es considerado todo un referente dentro de la escena underground estadounidense. En este nuevo trabajo de 65 minutos de duración, el músico californiano emprende un viaje introspectivo y experimental a través de 15 densas canciones que reflejan su evolución como artista, ahora más centrado en estructuras progresivas y letras reflexivas. Si bien mantiene su característico muro de guitarras distorsionadas, también incorpora nuevos elementos que amplían su abanico creativo. El álbum arranca con ‘The Bell’, un corte hipnótico de seis minutos definido por su naturaleza cambiante, que va mutando entre una psicodelia onírica y caóticos estallidos eléctricos. La letra críptica sobre el paso del tiempo y la circularidad de la vida establece el tono existencial de la cinta. Le sigue ‘Void’, la obra cumbre de este disco y uno de los temas más ambiciosos jamás compuestos por Segall. Con casi siete minutos de duración, exhibe intrincadas progresiones de guitarra acústica y una sección media de una belleza abrumadora que desemboca en un explosivo crescendo final. La nostálgica ‘My Room’ ofrece un respiro a tanta densidad con su irresistible estribillo, convirtiéndose quizás en la pieza más inmediata e intimista del repertorio. A lo largo de las 15 pistas, el músico construye una narrativa conceptual en torno a la metáfora de «las tres campanas», representando presumiblemente el nacimiento, matrimonio y muerte de una persona. Las letras crípticas y autorreferenciales refuerzan esta lectura, funcionando como un ejercicio de introspección sobre su propia trayectoria vital y artística.