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Los 10 conciertos del Vida Festival 2025 que no deberías perderte



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Vida Festival no se parece a ningún otro. Su apuesta por salirse del molde y ofrecer algo más que un cartel con nombres clónicos lo ha convertido en un refugio para quienes buscan algo distinto, tanto en lo musical como en la experiencia global. En pleno corazón de la Masia d’en Cabanyes, rodeado de naturaleza y bajo una filosofía de sostenibilidad y cuidado, el festival crea un entorno donde la música no solo se escucha: se respira, se siente, se descubre. Lejos de la masificación y las fórmulas agotadas, Vida sigue siendo uno de los pocos festivales que se atreven a mirar hacia otros horizontes, acercando artistas que raramente pisan escenarios españoles. Su edición de 2025 mantiene intacto ese espíritu curioso e inconformista, reuniendo propuestas que conmueven, remueven y sorprenden a partes iguales. Desde el vértigo poético de Kae Tempest hasta la delicadeza onírica de Ichiko Aoba, pasando por la electricidad post-punk de Deadletter o el lirismo de Richard Hawley, el festival traza un recorrido sonoro que no entiende de etiquetas pero sí de emociones verdaderas. No faltan el pop introspectivo de Pablopablo, la alquimia sonora de Peter Cat Recording Co., el misticismo de Tarta Relena o la melancolía bailable de Future Islands. Completan nuestra selección la energía desbordante de Royel Otis y el magnetismo difuso de Xenia. Diez nombres para empezar a soñar con una edición que, como cada año, nos invita a perdernos entre árboles, canciones y atmósferas que no se pueden explicar, solo vivir.


Deadletter

Deadletter no piden permiso ni dan explicaciones. Su primer álbum, ‘Hysterical Strength’, irrumpe como un artefacto sonoro de post-punk abrasivo y lúcido, con el que han conseguido encapsular la tensión vital de una generación atrapada entre el cinismo y la necesidad de seguir bailando. Originarios de Yorkshire y ahora establecidos en el sur de Londres, este sexteto ha construido un universo musical donde el saxofón de Poppy Richler no acompaña: lidera, discute, provoca. En temas como ‘Credit To Treason’ y ‘It Flies’, la banda ofrece ritmos angulosos, letras mordaces y una energía que huele a directo sudoroso y visceral. Zac Lawrence, al frente, dispara frases que combinan literatura rusa, política decadente y humor negro con la naturalidad de quien observa el caos desde dentro. Canciones como ‘Deus Ex Machina’ o ‘More Heat!’ son radiografías poéticas de un país tambaleante, mientras que ‘Mother’ y ‘Relieved’ revelan una cara más melódica sin perder ni un ápice de acidez. Aunque la intensidad apenas cede, cada estallido está cuidadosamente orquestado, haciendo que incluso lo más desquiciado suene certero. El álbum se cierra con piezas como ‘Auntie Christ’ o ‘Mere Mortal’, donde el delirio alcanza su punto álgido sin perder la coherencia. Lejos de limitarse a imitar a sus predecesores en la escena post-punk británica, Deadletter transforma el ruido en reflexión, el caos en estilo, el sarcasmo en bandera. ‘Hysterical Strength’ no es solo un debut impactante, es la declaración de una banda que ha llegado para incomodar, hacer pensar y, por encima de todo, hacer moverse.


Future Islands

Future Islands han vuelto con un disco que no solo confirma su identidad, sino que también la profundiza: ‘People Who Aren’t There Anymore’ es una exploración emocional que se mueve entre la pérdida, el recuerdo y la necesidad de avanzar. Lejos de conformarse con repetir fórmulas, el grupo liderado por Samuel T. Herring aprovecha su característico synth-pop para capturar emociones complejas con una mezcla de teatralidad y sinceridad devastadora. Canciones como ‘King of Sweden’ o ‘The Tower’ suenan tan intensas como siempre, pero ahora con un trasfondo más marcado por la melancolía de lo vivido y perdido. La ruptura de relaciones personales, la distancia, la ausencia de amigos, incluso la sensación de no reconocer al que un día fuiste, impregnan la narrativa lírica de un álbum que, sin embargo, no se entrega al derrotismo. Con líneas como “Can’t take away what you gave me, ‘cause in a real way you saved me” en ‘Corner of My Eye’, Herring nos recuerda que el pasado, aunque doloroso, también es parte de lo que nos sostiene. El sonido del grupo se mantiene fiel a su esencia pero introduce matices nuevos, como la textura percusiva de ‘Iris’ o la delicadeza de ‘The Fight’, donde la voz de Herring flota entre sintetizadores que parecen respirar. ‘People Who Aren’t There Anymore’ es un álbum reflexivo, sin caer en lo solemne, que invita a bailar con lágrimas en los ojos y a recordar que seguir adelante también es una forma de rendir homenaje a todo lo que ya no está.


Ichiko Aoba

Ichiko Aoba compone desde un lugar en el que el lenguaje convencional pierde fuerza, donde cada nota parece brotar de una dimensión apenas perceptible, como si su música habitase la frontera entre la materia y el sueño. Su último trabajo, ‘Luminescent Creatures’, no es un disco al uso, sino un mapa de emociones sutiles que se despliega con la calma de una corriente submarina. A través de paisajes sonoros que remiten al susurro del agua o a la tenue luz de organismos marinos, Aoba propone una escucha pausada, casi ritual, en la que la melodía se convierte en una forma de comunicación primigenia. La apertura con ‘COLORATURA’ establece una atmósfera flotante, mientras que temas como ‘mazamun’ o ‘aurora’ hilvanan una instrumentación tan precisa como frágil, donde el piano, la guitarra y las flautas se integran sin jerarquías. Su aproximación a la composición roza lo cinematográfico, como si cada pieza fuera una escena suspendida en el tiempo. En ‘Luciférine’ y ‘pirsomnia’, el uso de texturas electrónicas y cuerdas evoca criaturas que emiten luz en lo profundo del océano, proyectando una metáfora sobre la necesidad de seguir brillando incluso en la oscuridad. Cierra el viaje ‘惑星の泪 (Wakusei no Namida)’, con la guitarra desnuda devolviendo la música a su forma más esencial. Alejada de los relatos explícitos, Ichiko Aoba apuesta por el misterio y por una belleza que se escapa entre los dedos, esa que solo se percibe si uno aprende a escuchar en los márgenes del silencio.


Kae Tempest

Kae Tempest se encuentra en un momento de madurez creativa donde cada paso parece cargado de propósito. Su EP más reciente, ‘Nice Idea’, funciona como una suerte de pausa renovadora, un respiro necesario tras la intensidad emocional de su anterior largo, ‘The Line Is a Curve’. Compuesto por cuatro piezas que fluyen con ligereza y naturalidad, este nuevo trabajo se desmarca por un tono más relajado y luminoso. La producción de Dan Carey vuelve a ser clave, construyendo bases que coquetean con el slacker rock y los ritmos rotos del drum and bass. La voz de Tempest, siempre al borde entre la palabra hablada y la música, suena aquí más cómoda que nunca, como en ‘Thinking Clearly’, donde se mezclan imágenes cotidianas con rimas precisas que destilan ironía y humanidad. El arranque con ‘Love Harder’ ofrece un estribillo infeccioso que remite a la épica de los festivales, mientras que el silencio que precede a los versos más personales subraya su mensaje con fuerza. Este EP contrasta con la profundidad confesional de ‘The Line Is a Curve’, una obra donde Tempest se despoja de capas y construye desde la vulnerabilidad. Allí, canciones como ‘More Pressure’ o ‘Salt Coast’ combinan sintetizadores densos con letras que atraviesan temas como la identidad, la ansiedad o el amor propio. Los múltiples colaboradores, desde Kevin Abstract hasta Lianne La Havas, suman matices sin diluir la esencia. Si aquel disco abría una puerta a la introspección más cruda, ‘Nice Idea’ representa la reconciliación, el momento en que uno respira hondo antes de seguir caminando.


Pablopablo

Pablopablo está a punto de presentar ‘Canciones en Mi’, un debut que se intuye como una declaración de intenciones serena, precisa y profundamente personal. Concebido a partir del piano y la guitarra, el álbum se articula íntegramente en mi mayor, como si el músico madrileño buscara explorar todas las variaciones posibles de un mismo estado emocional. Los adelantos conocidos hasta ahora, como ‘Mi Culpa’ o ‘Vida Nueva’, dejan entrever una sensibilidad que no necesita artificios: canciones construidas desde la contención, donde cada palabra cuenta y cada silencio pesa. La apuesta es clara por un cancionero que respira con la cadencia de lo cotidiano, donde la emoción no se fuerza, simplemente ocurre. Temas como ‘Eso que tú llamas amor’ o ‘Lejos de más’ trazan una geografía íntima, guiada por una producción sobria pero envolvente, donde cada arreglo parece medido con la delicadeza de quien no tiene prisa por impresionar. Heredero de una tradición musical exigente, pablopablo no rehúye su contexto, pero lo transforma en aprendizaje, en rigor y en deseo de encontrar su propia voz. ‘Canciones en Mi’ se perfila así como un álbum pensado para acompañar, para ser cantado y reinterpretado, para habitar tanto un escenario como una habitación tranquila. Una invitación a detenerse y escuchar desde un lugar distinto, donde la sencillez no es un punto de partida, sino un horizonte al que llegar.


Peter Cat Recording Co.

Peter Cat Recording Co. continúa expandiendo su universo sonoro en ‘BETA’, un álbum que confirma su talento para transformar la nostalgia en una experiencia sonora sorprendentemente actual. Herederos de una sensibilidad que transita entre el jazz de los años 50, los ecos de Bollywood, la psicodelia y el indie moderno, el grupo afincado en Delhi logra que esa amalgama de influencias suene no solo coherente, sino profundamente emotiva. Este nuevo trabajo, marcado por la reciente paternidad del batería Karan Singh, se construye como una reflexión sobre la herencia, el cambio y la continuidad. Temas como ‘People Never Change’ o ‘Foolmuse’ combinan ritmos bailables y letras introspectivas que se mueven entre la ironía y la ternura, mientras que ‘Flowers R. Blooming’ y ‘I Deny Me’ muestran su faceta más contemplativa, con arreglos que incorporan instrumentos tradicionales indios y texturas electrónicas. La voz de Suryakant Sawhney, siempre cálida y melancólica, actúa como hilo conductor en un disco que no teme desviarse del camino previsible. Cada canción parece abrir una puerta distinta: desde los ritmos festivos de ‘Black and White’ hasta la delicadeza de ‘Control Room’, PCRC invita a perderse en un paisaje cambiante donde todo encaja gracias a una producción meticulosa y una visión artística clara. Tras el lirismo celebratorio de ‘Bismillah’, este nuevo álbum supone un paso más en su evolución, profundizando en sus obsesiones líricas y explorando con libertad total las posibilidades del estudio. ‘BETA’ no solo reafirma su estilo inimitable, sino que los sitúa como una de las propuestas más singulares del panorama global.


Tarta Relena

Tarta Relena habitan un territorio musical donde la tradición se encuentra con la experimentación sin necesidad de renunciar a su misterio. El dúo catalán formado por Marta Torrella y Helena Ros ha construido un lenguaje propio en el que las voces, siempre protagonistas, dialogan con la electrónica, los silencios y los ecos de civilizaciones mediterráneas. En ‘És pregunta’, su tercer disco, todo gira en torno a la incertidumbre, lo sagrado y lo telúrico, temas que abordan desde un enfoque poético y evocador. Cantan en múltiples lenguas, catalán, ladino, latín, italiano, castellano, y entrelazan referencias literarias, mitológicas y científicas para invocar paisajes sonoros que oscilan entre lo ancestral y lo futurista. Piezas como ‘Si veriash a la rana’, ‘Tamarindo’ o ‘Galenismós’ muestran su capacidad para transformar canciones tradicionales en artefactos contemporáneos sin desvirtuar su esencia. La producción, a cargo de ellas mismas, refuerza la idea de un proyecto que sabe muy bien a dónde quiere llegar: cada arreglo parece puesto al servicio de la emoción, de la resonancia, del relato. ‘Crit premonitori’, el tema que cierra el álbum, resume a la perfección ese tono profético que sobrevuela toda la obra, con respiraciones insistentes y versos que anuncian el colapso con delicadeza y firmeza a partes iguales. En escena, las acompaña una escenografía sobria y monumental que refuerza esa sensación de estar presenciando un ritual. Lejos de domesticar la tradición, Tarta Relena la liberan y le da nuevos significados, demostrando que hay muchas formas de mirar al pasado sin dejar de hablarle al presente.


Richard Hawley

Con una carrera que ha evolucionado lentamente hasta rozar el estatus de leyenda, Richard Hawley se ha convertido en una figura esencial dentro del panorama musical británico. Nacido y criado en Sheffield, su vínculo con la ciudad impregna cada rincón de su música, ofreciendo un retrato íntimo de su tierra natal a través de melodías que oscilan entre la nostalgia y la fuerza. ‘In This City They Call You Love’, su décimo álbum, es una muestra deslumbrante de esa dualidad: una obra que combina la energía rugosa del rock más visceral con la delicadeza de las baladas que parecen susurradas desde otro tiempo. Aquí conviven guitarras que chispean como las primeras chispas del amor (‘Two For His Heels’, ‘Deep Space’) con canciones que abrazan como un recuerdo querido (‘Heavy Rain’, ‘I’ll Never Get Over You’). Siempre acompañado de su banda de confianza y fiel a una producción rica pero sin excesos, Hawley da forma a un universo sonoro que bebe del country clásico, del pop orquestado y de una psicodelia contenida. Sus letras, cargadas de poesía cotidiana, capturan la esencia de lo que significa pertenecer a un lugar sin caer en el costumbrismo fácil. A pesar de su paso reciente por el teatro musical, no hay rastro de artificio en este disco: es puro Hawley, con ese tono grave que parece tallado en acero y envuelto en terciopelo. ‘In This City They Call You Love’ no solo es una carta de amor a Sheffield, sino también un nuevo capítulo en la historia de un artista que nunca ha dejado de mirar hacia adelante sin olvidar de dónde viene.


Royel Otis

Royel Otis, el dúo australiano formado por Royel Maddell y Otis Pavlovic, ha conseguido que su debut largo, ‘Pratts & Pain’, suene como la banda sonora ideal para ese verano que nunca acaba, mezclando hedonismo indie y melancolía pop con una naturalidad envidiable. Con una paleta sonora que va del jangle pop al shoegaze psicodélico, pasando por el synthpop soleado y el post-punk más melódico, el disco condensa lo mejor de varias generaciones de guitarras brillantes sin perder su personalidad juguetona y algo surrealista. Canciones como ‘Oysters In My Pocket’ o ‘Sonic Blue’ destilan esa despreocupación luminosa que invita a cantar con la ventanilla bajada, mientras que temas como ‘Molly’ o ‘Foam’ se atreven con una introspección más brumosa, sin caer en la solemnidad. Las letras, entre lo sentimental y lo irónico, retratan historias de amores torpes, mañanas con resaca emocional y ese deseo de permanecer en lo efímero antes de que la rutina lo arruine todo. ‘Fried Rice’, por ejemplo, combina la urgencia del mejor pop de estadio con una dulzura devastadora, mientras que ‘Daisy Chain’ o ‘IHYSM’ flirtean con el caos sonoro sin perder la pegada. Grabado en Londres con Dan Carey a los mandos, el disco suena suelto pero cuidado, como si cada detalle estuviera al servicio de ese equilibrio tan difícil entre ligereza y emoción. ‘Pratts & Pain’ no solo consolida a Royel Otis como una de las propuestas más refrescantes del indie reciente, sino que también invita a bailar, llorar y volver a empezar. Y, si puede ser, con los pies en la arena.


Xenia

Xenia no busca respuestas, las sugiere; y en ‘Cuando las sombras se alargan’, su segundo trabajo, lo hace desde un lugar donde la música y el subconsciente se entrelazan sin previo aviso. El álbum se presenta como un viaje onírico que cruza géneros sin temor y en el que la valenciana afina su voz como narradora de emociones que no siempre se pueden explicar con palabras. Desde la introspección melancólica de ‘Quién me lo perdonará’ hasta la energía casi física de ‘Apnea’, cada canción parece nacer de un sueño distinto, de ese territorio incierto donde los recuerdos se mezclan con las fantasías. La producción, cuidada hasta el más mínimo detalle y firmada por ella misma junto a Nacho López, da forma a una propuesta tan coherente como imprevisible, en la que conviven sintetizadores inquietantes, cuerdas dramáticas y bases que podrían reventar una pista de baile o hacerla desaparecer. Temas como ‘Dónde va el amor’ o ‘Si cierro los ojos’ revelan la capacidad de Xenia para traducir una vivencia personal, o incluso ajena, en un universo narrativo donde lo emocional se viste de símbolo. Pero lo que de verdad late en el centro del disco es la sensación de búsqueda: de identidad, de consuelo, de sentido. El concepto visual acompaña esa misma pulsión, desde el artwork hasta la puesta en escena, y convierte a Xenia en una artista total que no delega ni una brizna de su imaginario. ‘Cuando las sombras se alargan’ no solo suena como un sueño: te hace dudar de si alguna vez llegaste a despertar.


Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.