El Primavera Sound Porto 2025 vuelve a erigirse como una celebración de la música entendida en su sentido más amplio y ambicioso: un espacio donde la experimentación, la sensibilidad artística y el riesgo conviven con la emoción de la tradición. Lejos de ser un simple escaparate de nombres reconocidos, el festival reafirma su vocación de cartografiar el sonido contemporáneo, equilibrando la pulsión vanguardista con el peso de un legado que sigue resonando en el presente. Esta edición perfila un recorrido que oscila entre la introspección y la exuberancia, entre la fragilidad y la catarsis. Desde el retorno de Alan Sparhawk, quien con ‘White Roses, My God’ desafía su propio pasado para adentrarse en una estética electrónica quebradiza y devastadoramente honesta, hasta la propuesta transgresora de ANOHI and the Johnsons, cuyo directo promete una experiencia sensorial que va más allá de la música, desdibujando los límites entre performance y revelación emocional. En otro extremo del espectro sonoro, Beach House invitará a sumergirse en un universo de texturas oníricas y evocaciones atemporales, mientras que la explosión de energía de Cap’n Jazz recordará por qué su efímera existencia sigue marcando la pauta en el emo más visceral. El Primavera Sound Porto 2025 es, en última instancia, una declaración de principios: la música como acto de resistencia frente a la uniformidad, como un espacio de libertad donde las emociones no se contienen, sino que se viven con la intensidad que solo un evento de esta magnitud puede ofrecer. Aprovechando que quedan poco más de tres meses para su celebración, escogemos cuales son las bandas que más ganas tenemos de ver.
Alan Sparhawk
Alan Sparhawk es un artista en constante transformación. Conocido por su papel como guitarrista y vocalista en Low, banda fundamental en la evolución del slowcore, Sparhawk ha construido una carrera marcada por la exploración sonora y la intensidad emocional. Su nuevo álbum en solitario, ‘White Roses, My God’, supone un giro drástico en su trayectoria, alejándose del sonido minimalista y etéreo que definió su trabajo anterior para sumergirse en un universo dominado por sintetizadores, cajas de ritmos y efectos vocales distorsionados. El disco surge en un momento crucial de su vida, tras la pérdida de su esposa y compañera musical, Mimi Parker. En lugar de recrearse en la tristeza, Sparhawk convierte el duelo en una búsqueda artística, intentando encontrar nuevas maneras de expresarse. Canciones como ‘Get Still’ y ‘Can U Hear’ presentan una estética electrónica densa, donde el autotune y las voces fragmentadas crean una sensación de distancia, como si el artista intentara reconstruirse pieza a pieza. Sin embargo, la crudeza emocional de sus letras nos recuerda que, detrás de la experimentación, sigue latiendo el mismo corazón vulnerable de siempre. ‘White Roses, My God’ no es solo un disco de transición, sino una declaración de intenciones. La de un músico que, tras años de construir paisajes sonoros junto a su banda, se enfrenta al desafío de redescubrir su voz en solitario. En este proceso, la nostalgia convive con la necesidad de avanzar, dando lugar a un trabajo desafiante, honesto y profundamente humano.
ANOHNI and the Johnsons
Pocas voces en la música contemporánea poseen la capacidad de conmover como la de ANOHNI. Con un registro que se mueve entre lo etéreo y lo desgarrador, la artista ha construido una carrera marcada por la exploración de la identidad, la denuncia social y la experimentación sonora. Desde sus inicios bajo el nombre de Antony and the Johnsons, hasta su evolución en como ANOHNI, su obra ha sido un refugio para aquellos que buscan sensibilidad y profundidad en la música. A lo largo de más de dos décadas, ANOHNI ha transformado el dolor y la belleza en arte, dejando una huella imborrable en la música alternativa. Su álbum ‘I Am a Bird Now’ se convirtió en un hito por su tratamiento de la identidad de género y su intimidad desarmante, mientras que ‘The Crying Light’ llevó su exploración artística hacia una conexión más profunda con la naturaleza y la espiritualidad. Posteriormente, ‘Hopelessness’ supuso un giro radical con su sonido electrónico y su mirada implacable a las injusticias del mundo moderno, abordando la crisis ambiental y la violencia sistemática con un enfoque brutalmente honesto. ANOHI and the Johnsons es un proyecto que desafía etiquetas y convenciones. Con una puesta en escena envolvente y una sensibilidad única, su música sigue siendo un espacio de resistencia, transformación y belleza. Cada nueva obra nos invita a sumergirnos en un universo donde la fragilidad y la fuerza conviven en perfecta armonía.
Beach House
Hablar de Beach House es sumergirse en un universo sonoro donde la melancolía y la ensoñación se entrelazan de forma casi mágica. Desde sus inicios, el dúo formado por Victoria Legrand y Alex Scally ha perfeccionado una identidad propia dentro del dream pop, creando paisajes musicales envolventes que parecen diseñados para acompañar recuerdos borrosos y emociones a flor de piel. Con más de dos décadas de trayectoria, su discografía se ha convertido en un refugio para quienes buscan belleza en lo etéreo. Álbumes como ‘Teen Dream’ marcaron un antes y un después, consolidando un sonido expansivo y sofisticado que, lejos de encasillarse, ha seguido evolucionando con cada trabajo. Canciones como ‘Silver Soul’ y ‘Take Care’ encapsulan esa mezcla de nostalgia y dulzura que define su estilo, mientras que temas más recientes como ‘Drunk in L.A.’ reflejan una madurez artística que no ha perdido su esencia onírica. Su capacidad para crear melodías que flotan entre la calidez y la melancolía les ha otorgado un estatus casi mitológico dentro del género. A lo largo de los años, Beach House han demostrado que su música trasciende modas y tendencias. Su legado se ha visto amplificado con el paso del tiempo, llegando a nuevas generaciones que descubren sus canciones en contextos inesperados. Con cada álbum, Legrand y Scally nos invitan a perder la noción del tiempo y dejarnos llevar por un sonido que sigue siendo tan evocador como el primer día.
Cap'n Jazz
Cap’n Jazz es una de esas bandas que, a pesar de su corta existencia, dejaron una huella imborrable en la historia del emo y el punk independiente. Formado en 1989 por los hermanos Mike y Tim Kinsella en los suburbios de Chicago, el grupo se convirtió en un referente del midwest emo, un género que entonces apenas estaba tomando forma. Su única referencia de estudio, el caóticamente titulado ‘Burritos, Inspiration Point, Fork Balloon Sports, Cards in the Spokes, Automatic Biographies, Kites, Kung Fu, Trophies, Banana Peels We’ve Slipped on, and Egg Shells We’ve Tippy Toed Over’, conocido de forma abreviada como ‘Shmap’n Shmazz’, encapsula a la perfección la esencia de la banda: energía desbordante, letras viscerales y un sonido tan desordenado como apasionante. Lejos de seguir estructuras convencionales, Cap’n Jazz funcionaba bajo sus propias reglas, combinando melodías urgentes, cambios de ritmo abruptos y una instrumentación que parecía al borde del colapso en cada canción. Temas como ‘Basil’s Kite’ o ‘Little League’ son ejemplos claros de su capacidad para transmitir emoción pura sin preocuparse por la precisión técnica. A lo largo de los años, la banda ha mantenido un estatus de culto, en parte gracias a su historia intermitente de reuniones fugaces y desapariciones repentinas. Tras la disolución del grupo en 1995, sus miembros siguieron caminos distintos, dando lugar a proyectos como American Football, Joan of Arc, Owls y The Promise Ring, todos fundamentales en la evolución del género. Cap’n Jazz siguen siendo un fenómeno singular, un grupo que nunca aspiró a la trascendencia, pero cuya influencia sigue resonando en cada nueva generación de bandas emo y punk.
Destroyer
A lo largo de su trayectoria, Destroyer ha sido sinónimo de reinvención. El proyecto liderado por Dan Bejar ha transitado por innumerables formas musicales sin perder nunca su esencia enigmática y literaria. Con cada nuevo lanzamiento, Bejar reconstruye su propio universo, explorando la frontera entre la música y la narrativa con un estilo que oscila entre lo teatral, lo introspectivo y lo desconcertante. Su próximo álbum, ‘Dan’s Boogie’, refleja una nueva faceta dentro de su amplio espectro sonoro. Combinando composiciones expansivas con piezas más minimalistas, el disco se mueve entre estructuras clásicas y momentos de pura experimentación. Canciones como ‘Bologna’ y ‘Hydroplaning Off the Edge of the World’ muestran la capacidad de Bejar para jugar con la perspectiva narrativa, adoptando un papel casi secundario en sus propias canciones mientras crea atmósferas densas y envolventes. El carácter cinematográfico de su música se hace aún más evidente en esta etapa, donde cada tema parece construido como una escena dentro de una historia más grande. Los arreglos detallados, las letras cargadas de imágenes crípticas y la interpretación siempre intrigante de Bejar hacen de Destroyer una entidad en constante mutación. Con ‘Dan’s Boogie’, reafirma su capacidad para sorprender, desafiando cualquier expectativa y demostrando que su carrera sigue siendo un territorio impredecible e inagotable.
Kim Deal
A lo largo de su carrera, Kim Deal ha sabido reinventarse sin perder su esencia. Conocida por su capacidad de convertir la sencillez en algo inolvidable, su música se caracteriza por un equilibrio entre crudeza y delicadeza, donde cada nota parece elegida con una precisión natural. En su primer álbum en solitario, ‘Nobody Loves You More’, la artista construye un espacio sonoro que se aleja de lo convencional, apostando por la introspección y la experimentación. Desde el inicio con la canción que da nombre al disco, Deal presenta un enfoque más libre, donde los arreglos de cuerdas y vientos crean una atmósfera envolvente y cinematográfica. La voz, siempre reconocible por su mezcla de fragilidad y firmeza, guía al oyente por un recorrido de emociones contrastantes. Temas como ‘Coast’ juegan con la nostalgia y la renovación, mientras que ‘Big Ben Beat’ y ‘Crystal Breath’ muestran su faceta más arriesgada, con estructuras impredecibles y una producción que desafía las expectativas. Uno de los momentos más emotivos del disco llega con ‘Are You Mine?’, una canción que nace de una experiencia personal y que convierte la memoria en una pieza conmovedora. En contraste, ‘Summerland’ aporta un respiro, con imágenes evocadoras de tiempos más ligeros. ‘Nobody Loves You More’ es la prueba de que Kim Deal sigue explorando sin miedo a romper con lo establecido. En cada canción hay una búsqueda constante, una invitación a descubrir nuevas formas de narrar la música sin necesidad de artificios.
Los Campesinos!
Después de siete años de silencio discográfico, Los Campesinos! han regresado con ‘All Hell’, un álbum que reafirma su identidad y demuestra que su evolución no ha diluido su esencia. La banda, que comenzó su trayectoria a mediados de los 2000, ha sabido mantener una conexión genuina con su público, cultivando un sonido enérgico y una lírica cargada de referencias culturales y emoción descarnada. ‘All Hell’ se presenta como una obra que sintetiza la trayectoria del grupo, combinando su característico indie rock con una madurez sonora evidente. La producción, a cargo de Tom Bromley, realza la riqueza instrumental del álbum, permitiendo que cada elemento brille sin perder la urgencia y el dinamismo que siempre han definido a la banda. Canciones como ‘The Coin-Op Guillotine’ establecen el tono del disco con una energía arrolladora, mientras que temas como ‘kms’ ofrecen una faceta más introspectiva y melancólica. Las letras, escritas por Gareth David, mantienen su agudeza habitual, explorando temas como la amistad, el amor, el paso del tiempo y las tensiones de la vida adulta. Su estilo combina ironía y vulnerabilidad, logrando capturar la complejidad de las emociones humanas en cada verso. La interacción vocal con Kim Paisley añade una dimensión adicional a las canciones, jugando con contrastes que refuerzan el carácter narrativo del álbum. ‘All Hell’ confirma que Los Campesinos! siguen siendo una banda con un universo propio, capaz de reinventarse sin perder aquello que los hizo únicos. Con una mezcla de energía y sensibilidad, han creado un disco que resuena tanto en quienes los han seguido desde el inicio como en quienes los descubren ahora.
Magdalena Bay
En un mundo donde lo digital y lo tangible se confunden cada vez más, Magdalena Bay han construido un universo propio en el que el pop se reinventa constantemente. Con su segundo álbum, ‘Imaginal Disk’, el dúo formado por Mica Tenenbaum y Matthew Lewin demuestra que su propuesta no es solo una explosión de sintetizadores y ritmos pegadizos, sino una exploración profunda de la identidad y la tecnología a través de la música. Desde el arranque con ‘She Looked Like Me!’, el álbum establece un tono introspectivo sin perder el dinamismo característico del grupo. La producción meticulosa y los arreglos detallados envuelven las letras de Tenenbaum, que navegan entre lo personal y lo colectivo con un enfoque futurista. ‘Image’ es un ejemplo claro de esta dualidad, abordando el conflicto entre la imagen real y la proyectada en el entorno digital, mientras que ‘Killing Time’ fusiona elementos electrónicos con arreglos orquestales que desafían las estructuras convencionales del pop. El álbum no teme jugar con contrastes: ‘Tunnel Vision’ pasa de una atmósfera sosegada a un estallido de intensidad sonora, y ‘Vampire in the Corner’ construye una tensión emocional que nunca se resuelve del todo. Magdalena Bay consigue que cada pista funcione como un capítulo dentro de una narrativa mayor, manteniendo una coherencia que refuerza la sensación de estar inmerso en un universo sonoro propio. Con ‘Imaginal Disk’, el dúo no solo afianza su identidad artística, sino que redefine los límites del pop contemporáneo con una propuesta tan innovadora como adictiva.
Momma
Momma es una banda que ha sabido evolucionar sin perder su esencia. Con un sonido que combina guitarras vibrantes, letras cargadas de emoción y una producción cuidada, han logrado consolidarse como una de las propuestas más interesantes del rock alternativo actual. Formada por Etta Friedman, Allegra Weingarten, Aron Kobayashi Ritch y Preston Fulks, el grupo ha ido perfeccionando su identidad a lo largo de los años, explorando nuevas formas de transmitir historias y emociones a través de su música. Su nuevo álbum, ‘Welcome to My Blue Sky’, refleja una etapa de transformación y crecimiento. Grabado con un enfoque más directo e inmediato, el disco recoge experiencias personales y momentos de introspección, traducidos en canciones que oscilan entre la euforia y la nostalgia. Temas como ‘I Want You (Fever)’ y ‘Ohio All The Time’ destacan por su energía contagiosa y su capacidad para capturar sentimientos universales con un lenguaje sencillo pero efectivo. Cada canción del álbum funciona como una ventana a la complejidad de las emociones humanas, desde la incertidumbre hasta el deseo de cambio. Con un sonido contundente y una evolución constante, Momma siguen demostrando su habilidad para conectar con el público a través de melodías pegadizas y letras honestas. Su música es un reflejo de su crecimiento, marcado por la pasión y la búsqueda de una voz propia dentro de un paisaje sonoro en constante movimiento.
Waxahatchee
Waxahatchee, el proyecto musical de Katie Crutchfield, ha construido a lo largo de los años un espacio sonoro donde la emoción y la narrativa se entrelazan de manera única. Con su sexto álbum, ‘Tigers Blood’, la artista de Alabama refuerza su identidad musical, explorando el country-rock alternativo con una sensibilidad poética que transforma cada canción en una confesión abierta. Desde los primeros acordes de ‘3 Sisters’, el disco se presenta como un diario íntimo donde Crutchfield se enfrenta a sus propias contradicciones. Su capacidad para plasmar emociones complejas se hace evidente en temas como ‘Evil Spawn’ y ‘Ice Cold’, donde la frustración se convierte en un desahogo catártico. Las letras, cargadas de imágenes potentes, revelan una honestidad descarnada que deja huella. Pero ‘Tigers Blood’ no se detiene en la melancolía. Canciones como ‘Right Back to It’ aportan un respiro, recuperando la esencia más cálida del country tradicional. La instrumentación, dominada por guitarras acústicas, armónicas y banjos, se equilibra con destellos de rock alternativo que otorgan dinamismo al conjunto. El cierre del álbum, con la canción que le da nombre, encapsula el viaje emocional de Crutchfield, evocando sus raíces con una convicción renovada. ‘Tigers Blood’ es la confirmación de que Waxahatchee sigue evolucionando sin perder su esencia, consolidándose como una de las voces más personales y conmovedoras de su generación.