Especial

Crónica fotográfica de Doble Pletina en Madrid



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Doble Pletina llegaron al Café la Palma haciendo gala de su inherente encanto. Sucedieron en una noche tranquila, sin sobresaltos, empapada de la vida y sus mil maneras de fe. Una emoción  controlada  y  definida,  aunque  desbordante por  momentos.  Dicen  que  hay  valor  en  la modestia, y que la furia se esconde tras la calma que perfila el mundo. El sosiego, en su humildad, engendra un dinamismo puro y veloz. Un pausado frenesí que eriza la piel y acelera los corazones. La pasión que recorre las entrañas empatiza con la calma que arrastra el mundo en sus momentos de descanso. Solo necesitamos prestar atención a los silencios que resuenan tras el descaro del mundo visible, para así entender la verdad que arrojan nuestras almas y modelar la incansable vacilación de los sueños que dibujamos. Solo necesitamos de alguien que nos enseñe a ver más allá de lo evidente. Solo necesitamos de un impulso que, en su quietud, nos presente a la vida. Esto fue lo que ocurrió en su directo.

María Rozados Balboa

Me gustan muchas cosas y a veces escribo sobre ellas.

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