Entre los estudios de Filadelfia y la calma posterior a una ruptura, Kitba gestó ‘Hold the Edges’, un trabajo que se mueve entre la reconstrucción íntima y la experimentación sonora. Cada canción refleja una etapa de redefinición personal donde las emociones se traducen en texturas que fluctúan entre la distorsión y el sosiego. La colaboración con Zubin Hensler refuerza ese movimiento, otorgando a las composiciones una mezcla de crudeza y claridad. Las letras exploran la forma cambiante del yo. En ‘Tightrope/Island’ la voz se encoge para caber dentro de un vínculo, mientras que en ‘Fool’ emerge un tono más firme que acepta la pérdida como impulso. La canción titular propone un anclaje ambiguo: “hold the edges” funciona como recordatorio y como empuje. La voz, tratada con variaciones de timbre y profundidad, actúa como espejo de esa ambigüedad identitaria. El arpa, manipulada hasta confundirse con sintetizadores, se convierte en una extensión del cuerpo, un medio que resuena con nuevas capas de significado. ‘Ruins’ y ‘Cards’ cierran el recorrido con un tono de comunidad, donde las voces y los instrumentos se dispersan sin romper la unión. Kitba construye así un territorio que se sostiene entre lo incierto y lo posible. Aprovechando lo reciente de este lanzamiento, hemos tenido el placer de entrevistar a Rebecca El-Saleh.
Este álbum llega después de un periodo con muchos cambios personales y vitales. ¿Cómo sientes que esas transformaciones se reflejan en la música y las letras?
Siento que hay muchísimo de todo eso reflejado tanto en la música como en las letras. La música abarca muchos estilos y tratamientos distintos, especialmente en la producción y la interpretación vocal, para intentar reflejar el caos de contener muchas cosas a la vez y la experiencia de cuestionarse el género. Hay mucha exploración, lo cual refleja muy bien el lugar en el que estaba y sigo estando. Además, el disco se niega, tanto estilística como sonoramente, a quedar encerrado, lo que también es otro de sus temas. Las letras contienen ambigüedad, duda y deseo, elementos básicos de esos cambios personales y vitales que estaban ocurriendo (y que siguen ocurriendo).
El título 'Hold the Edges' suena como un lugar seguro al que agarrarse, pero al mismo tiempo como un empuje hacia lo desconocido. ¿Cómo ves esa dualidad entre aferrarse a algo y atreverse a soltarlo?
Me gusta usar esa frase tanto como un ancla como una forma de soltar. Soy une criature de costumbres, y en los momentos en los que me siento desestabilizade la utilizo como recordatorio para agarrarme a los bordes de mí misme. Pero cuando estoy jugando demasiado a lo seguro, la uso para impulsarme hacia la exploración, manteniendo una mano en lo que conozco para no sentirme totalmente a la deriva ni false. Dejarse llevar del todo es algo muy raro en mí. Y siendo une persona no binarie, me encantan los binarios. La yuxtaposición entre agarrarse y dejarse llevar me resulta súper interesante, un pozo sin fondo, porque en ambos hay tantas cosas buenas y malas contenidas.
Las canciones surgieron muy rápido, casi todas a la vez, en un proceso muy inmediato. ¿Qué te aporta escribir con esa clase de espontaneidad, cuando no hay mucho tiempo para la autocensura?
Por eso me encanta el proceso de crear una canción al día o a la semana, y por eso este disco está formado casi por completo por canciones que nacieron así, de una forma inmediata y muy natural. Para mí, que algo no sea “precioso” o intocable es fundamental a la hora de crear, porque esa libertad me permite no sentirme limitada por la perfección. Podría pasar horas ajustando cada mínimo detalle, revisando sonidos, frases o silencios, así que simplemente dejar que algo sea lo que es en ese momento se ha convertido en la forma más honesta que tengo de expresarme. Soy una pensadora crónica, con tendencia a analizarlo todo, y no necesito pasar más tiempo dentro de mi cabeza. Intento abrir el canal, dejar que fluya y permitir que la música encuentre su propia forma de salir.
"El disco se niega, tanto estilística como sonoramente, a quedar encerrado, lo que también es otro de sus temas. Las letras contienen ambigüedad, duda y deseo, elementos básicos de esos cambios personales y vitales que estaban ocurriendo (y que siguen ocurriendo)."
El disco suena más valiente y expansivo, con una paleta de sonidos mucho más amplia. ¿Qué te llevó a explorar ese sonido más grande en lugar de quedarte con algo más íntimo y contenido?
Pienso mucho en el verso inicial de 'Tightrope/Island': “I've been trying to stay real small / been trying to fit in a box / been trying not to take up space / been trying at a loss.” Es la última línea, esa que dice que quedarse pequeñe es una pérdida, la que me empujó a ir hacia algo más grande. Hay algo que se pierde al jugar en pequeño, aunque estas canciones nacieran de la forma más íntima y contenida (yo en casa, tocando en un pequeño Yamaha Reface y grabando notitas de voz). Trabajar con Zubin Hensler me emocionaba porque me permitió dejar que las cosas surgieran de forma natural y seguir los caminos a los que las canciones querían ir. En ciertos momentos nos preguntábamos si lo que estábamos haciendo se sentía bien, y siempre volvíamos a “¿Se siente bien? ¿Divertido? Pues hagámoslo.” Intenté no sobrepensar, salirme del recipiente y expresarme lo más plenamente posible. Zubin describió hace poco este disco como “temerario”, y me encanta: me parece una descripción muy vibrante de lo que hemos creado.
Tu voz atraviesa registros muy distintos a lo largo del disco, desde tonos oscuros hasta agudos etéreos, con diferentes efectos y texturas. ¿Cómo te ha ayudado experimentar con tu voz a conocerte mejor?
Esto ha sido, personalmente, una de las cosas más liberadoras del disco, una experiencia que me ha permitido reconocer partes de mí que antes pasaban desapercibidas. A veces miro a gente que tiene esas voces perfectas y expresivas de forma constante, y siento un poco de envidia por esa estabilidad que proyectan. Pero luego escucho las distintas voces de este disco, las diferentes formas en las que las canto en directo, cómo se colocan en mi boca y cómo varían según el momento, y siento que por fin estoy alcanzando una aceptación real de mí misme, tanto física como emocionalmente. Hay tanto contenido en cada voz, en cada gesto, en cada faceta del ser, que cada una parece contar una historia distinta sobre quién soy.
'Ruins' cierra como si todo estuviera a punto de derrumbarse en cualquier momento. ¿Qué papel tiene la idea de la destrucción como punto de partida para la renovación en tu proceso creativo?
No sé si alguna vez he pensado realmente en la destrucción como punto de partida para la renovación, la verdad. Nunca he desmontado una canción por completo ni la he quemado para empezar de cero. Muchas de mis canciones semanales llegan a los discos casi en su estado original. Admito que me interesa la parte dramática de esa idea, pero nunca me saldría de forma natural ni auténtica. Creo que, si acaso, mi punto de partida para la renovación es simplemente estar presente en el momento. El pasado se desvanece en gris.
En la canción que da título al disco, tu voz se transforma con un efecto que te emocionó profundamente la primera vez que lo escuchaste. ¿Qué significó reconocerte de otra manera a través de esa transformación sonora?
Zubin es une músico y productor muy intuitivo, creo que siguió el hilo de la demo de 'Hold the Edges' (en la que yo cantaba con una voz más profunda y oscura) y amplió esa idea usando el cambio de formantes, con una sensibilidad enorme para captar la intención que ya estaba presente en la grabación original. Aún no sé si puedo poner en palabras lo que sentí al escucharlo por primera vez, aunque recuerdo con claridad la mezcla de sorpresa y emoción. Puedo decir que, tras oírlo muchas veces y dejar que esa sensación madurara, me ha ayudado a sentirme mucho más arraigade en mi cuerpo y en mi mente, como si ambas partes empezaran a moverse al mismo ritmo.
El arpa siempre ha estado muy unida a ti, pero a veces has tenido una relación difícil con ella, incluso sintiéndote atrapade. ¿Qué te hizo volver al instrumento y reencontrarte con la alegría de tocarlo en este disco?
En mi primer disco, no había pasado mucho tiempo con las canciones antes de grabarlas, lo que hizo que muchas tomaran forma directamente en el estudio, casi sin convivir con ellas. Para 'Hold the Edges', llevaba ya un año tocando estas canciones en directo y con el arpa, y eso ayudó a que el instrumento quedara muy vinculado al álbum y a su carácter general. Además, Zubin ayudó a crear un sonido de arpa que resultara resonante y emocionante, explorando distintas formas de grabarla y de integrarla con el resto de los elementos. Mi relación con el arpa sigue siendo algo que estoy reparando constantemente, un proceso largo y cambiante, pero me ha significado mucho integrarla de verdad en este disco de una forma que no lo hice en el primero, dándole un lugar más orgánico dentro de mi propio sonido.
"Siendo une persona no binarie, me encantan los binarios. La yuxtaposición entre agarrarse y dejarse llevar me resulta súper interesante, un pozo sin fondo, porque en ambos hay tantas cosas buenas y malas contenidas."
En varias canciones hablas de la identidad como algo que no siempre está claro o definido. ¿Cómo entiendes ahora la idea de vivir la identidad como algo fluido y en movimiento?
Mantengo muy presente una idea del final del libro 'Stoner', de John Williams, donde el protagonista reflexiona sobre su vida y revisa lo que ha sido su recorrido. Llega a la conclusión de que pasó gran parte de ella intentando alcanzar una identidad, pero que la idea de llegar alguna vez a una “identidad verdadera” es falsa y, por tanto, inalcanzable. En mi canción 'Tightrope/Island' digo: “I will never arrive at me / Cause all I am is now.” El único yo posible es el yo del presente, que está en constante cambio, en movimiento continuo, siempre transformándose sin llegar a un punto fijo, porque esa transformación misma es lo que define la existencia y la mantiene viva.
'Wolf’s Mouth' nace de un sueño recurrente de tu infancia que podría haber sido aterrador, pero que convertiste en algo transformador. ¿Qué viste en esa imagen para usarla como símbolo de confianza y entrega en lugar de miedo?
Recordé que nunca tuve miedo. En esos sueños, nunca me daba miedo tener la cabeza dentro de su boca, ni siquiera cuando la imagen se repetía una y otra vez con la misma intensidad. Algo que debería haber sido tan aterrador para une niñe de 5, 6 o 7 años no lo era, porque siempre tenía que ver con la entrega, con el deseo de ver más allá de esa entrega, con esa sensación extraña de rendirse sin sentir peligro, solo curiosidad y calma.
El cierre del disco, 'Cards', gira en torno a la pregunta: “Am I enough to carry me through?” ¿Qué respuestas te han llegado al convivir con esa pregunta en tus canciones?
Soy suficiente, pero soy más fuerte con mi comunidad. El final de la canción es realmente la respuesta, ese momento en el que dejo de cantar y la banda se lanza por caminos que se entrelazan y se separan. Escucho a mis amigues explorar, juntarse, distanciarse, crear algo hermoso y expansivo… mientras Zubin mantiene el ancla con el piano. En ese momento me siento rodeade de tanto amor, y me doy cuenta de que puedo ser suficiente y, al mismo tiempo, apoyarme en mis amigues y aprender de la gente que me rodea.
El título 'Hold the Edges' también sugiere cruzar límites y ver qué hay más allá. ¿Qué límites personales o artísticos sientes que has superado con este álbum?
Podría haber jugado sobre seguro y seguir el camino del primer disco. Adoro mi primer disco, pero quería seguir creciendo y empujarme más allá de mis propios bordes, más allá de lo cómodo. Al dejar cada una de estas canciones libres y seguirlas con todo mi corazón, aprendí, me expandí y desafié lo que creía saber sobre mí misme. Eso me llevó a una comprensión más fuerte y más completa de mi yo actual. Espero seguir empujando esos límites en lo próximo que haga.
"Para mí, que algo no sea “precioso” o intocable es fundamental a la hora de crear, porque esa libertad me permite no sentirme limitada por la perfección."
Has tocado y grabado con artistas como Half Waif y This Will Destroy You, pero aquí presentas una búsqueda muy personal. ¿Cuáles son las mayores diferencias para ti entre tocar para otres y poner tu propio mundo en el centro?
Está esa dualidad entre vulnerabilidad y fuerza: poner tu mundo en el centro es más vulnerable, pero también muy poderoso. Cuando toco para otres, hay partes de mí que casi se ponen en pausa. Estoy al servicio de la visión de otra persona, lo cual es emocionante, pero también puede ser un reto y sacar a la superficie las dudas si no hablas el mismo idioma que esa persona. Cuando me pongo a mí misme en el centro, me cuesta menos expresarme, pero me vuelvo más cuidadose con lo que digo.
En todas nuestras entrevistas nos gusta pedir a les artistes que dejen una pregunta para el siguiente grupo con el que hablaremos. ¿Cuál sería la tuya?
¿Qué textura o enfoque en vuestro disco es sutil o casi imperceptible, pero tiene un significado muy especial para vosotres?
Y a cambio, tenemos una pregunta para ti de Asher White: ¿Qué aspecto de tu arte te da más vergüenza, y cómo te las arreglas con ello?
Mi inseguridad, que intento compensar colaborando con alguien excelente como Zubin Hensler, que me ofrece una perspectiva muy necesaria. Pero a veces aún la noto, en una interpretación un poco más tímida o reservada; probablemente pase desapercibida para otres, pero para mí es clarísima.