Entrevistamos a

Iguanas

"Cambiar y caer en lo mismo plantea la cuestión de que tenemos que cambiar por dentro, no basta con cambiar lo que nos rodea. "



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El pulso de ‘Mala Feita’, el regreso discográfico de Iguanas después de sie años, nace de una idea sencilla y persistente: toda forma acaba desbordando el molde que la contiene. El dúo parece trabajar desde ese borde, donde el orden se mezcla con la incertidumbre y la canción se vuelve un experimento sobre el propio acto de componer. Lourenço Crespo y Leonardo Bindilatti recuperan su alianza tras trayectorias paralelas, y esa distancia previa se traduce ahora en un diálogo medido, casi artesanal, que transforma cada tema en un espacio compartido más que en un relato cerrado. En ‘Parque Mayer’, la escena se abre entre bastidores, iluminando a una bailarina bizca que observa sin ser vista, figura que resume la mirada lateral del álbum. ‘Respirar a Tempo’ alterna contención y descarga, un vaivén entre deseo y agotamiento. ‘Ultraviolento’ despliega una tensión seca, sin dramatismo añadido, mientras ‘Débora’ y ‘Se é Amor’ utilizan los arreglos de viento y cuerda como si la emoción necesitara materializarse. ‘Multiversos’ cierra el recorrido con un gesto de ciencia ficción que convierte el desamor en una historia paralela donde todo puede repetirse con otra textura. Las letras de Crespo combinan escenas domésticas y ficción sin marcar fronteras, dando a cada personaje una voz ambigua que oscila entre la ironía y la melancolía. Bindilatti construye un armazón sonoro donde cada instrumento ocupa su sitio con precisión casi visual, dejando respirar los silencios tanto como las melodías. ‘Mala Feita’ se mueve como una obra que comprende su propio riesgo: al intentar perfeccionar la imperfección, acaba encontrando una forma de claridad. Iguanas no describen un final, sino una continuidad hecha de errores asumidos, de capas que se superponen hasta componer una imagen en movimiento, una luz que insiste en mantenerse encendida incluso cuando todo parece temblar. Aprovechando lo reciente de este trabajo y su próxima presentación en Noite Fetra en Lisboa, hemos tenido el placer de entrevistar al dúo.

Tanto en solitario como en otros proyectos paralelos habéis desarrollado lenguajes propios y muy distintos. ¿Cómo sentís que esas experiencias individuales enriquecen ahora vuestra unión en Iguanas?

Lourenço: Todo lo que hicimos antes tuvo un impacto importante. El disco anterior es de 2018… si volviéramos sin un “nuevo lenguaje” o algo diferente sería desconcertante. Creo que Leo notó una gran diferencia en la forma de abordar la producción de este álbum. En la escritura de canciones el proceso fue el mismo, pero más trabajado: esta vez intentamos ver aún más desde fuera las canciones, entender de qué iban, qué necesitaban, qué les faltaba.

Leonardo: Llevamos tocando juntos desde los 14 o 15 años. Nuestra primera banda fue los Kimo Ameba, todavía en el instituto, y desde entonces no hemos parado de hacer música. Los dos hemos tenido varias experiencias tocando con otros o en solitario y, dentro de ese recorrido, al menos para mí, siempre existió la necesidad de experimentar y perfeccionar mi trabajo. Hemos crecido juntos y aprendido de todas esas experiencias. Por eso, de forma natural, creo que en este disco los dos afrontamos las canciones con más madurez y experiencia, y trabajamos con el mismo objetivo: conseguir hacer las mejores versiones posibles de estos temas.

 

¿Cómo fue el diálogo entre vosotros en el estudio? ¿Os repartíais papeles muy definidos (uno más técnico, otro más lírico) o todo se mezclaba en un proceso común?

Lourenço: Empezamos ensayando música que yo traía de casa, yo con la guitarra y Leo al bajo (y poco a poco introduciendo el beat). Antes de grabar llegamos a probar las canciones en directo con esa formación. Cuando empezamos a grabar íbamos discutiendo y descubriendo ideas sobre lo que cada tema necesitaba; nos lo llevábamos a casa y volvíamos con algo nuevo. Mi aportación técnica a la grabación era simplemente opinar.

Leonardo: Creo que sí, Lourenço asumió más la parte lírica y yo la parte de producción y técnica, aunque a veces las funciones se mezclaban, como dices.

El título ‘Mala Feita’ suena casi como una declaración de imperfección, como si algo estuviera torcido. ¿Qué relación veis entre esa idea y la forma en que contáis vuestras historias en este disco?

Lourenço: Creo que suena más a un nuevo comienzo. Pero claro, la imperfección siempre está presente en las canciones, más bien la duda, en realidad. Una de las cosas que decía B Fachada (que acompañó el proceso de escritura) cuando una letra aún no sonaba “bien”, era que parecía tener demasiadas “certezas”. Es raro dar respuestas en una canción; puede sonar siempre a arrogancia o moralismo.

Leonardo: Creo que el título ‘Mala Feita’ resume bien el disco. Coincido con la idea de reencuentro que dijo Lourenço. Normalmente tienes la maleta hecha para irte a otro sitio, y eso puede ser bueno o malo, no lo sabemos.

Al escuchar el disco entero da la sensación de entrar en un mosaico de escenas, casi como una película coral. ¿Lo pensasteis así, como un conjunto de relatos conectados, o surgió canción a canción sin un plan previo?

Lourenço: Las canciones solo quedaron “acabadas” cuando grabé las voces. Aunque las hacíamos una a una, ninguna estaba realmente terminada; siempre volvíamos atrás en todas. Por eso, la conexión entre ellas acabó siendo inevitable. Las canciones empezaron a surgir poco antes de nuestro viaje a Brasil y, cuando volvimos a Portugal, empecé a trabajar en el Teatro Maria Vitória (en el Parque Mayer) como asistente en un musical. (¿Una película coral sería un musical?) En los descansos leía mucho sobre teatro, además de varias obras, y durante todo el año representé la misma, en un mundo que me era completamente desconocido. Creo que tanto el viaje a Brasil como esa experiencia teatral ayudaron a crear ese mosaico de escenas del que hablas, separadas pero unidas, entre la ficción y la realidad.

"Todo lo que hicimos antes tuvo un impacto importante. El disco anterior es de 2018… si volviéramos sin un “nuevo lenguaje” o algo diferente sería desconcertante."

El disco transmite la sensación de estar muy trabajado por capas, con detalles que se descubren tras varias escuchas. ¿Cómo decidís cuándo una canción está “llena” y cuándo aún necesita más matices?

Lourenço: Siempre es difícil de saber. Teníamos que estar los dos satisfechos con el resultado. Por ejemplo, ‘Parque Mayer’ era una canción con la que Leo nunca estaba del todo contento y yo solo empecé a entender lo que quería decir casi al final, cuando ya estaba todo grabado. Ahí empezamos un proceso de edición más duro, añadiendo cosas y luego quitándolas.

Leonardo: Es un poco por intuición. Hay canciones que son bastante evidentes y, al grabarlas, notas que algo no encaja. Otras son más difíciles de percibir, depende. Pero normalmente escuchamos las canciones varias veces después de grabarlas y, si no sentimos nada raro, es señal de que están ahí, o muy cerca de estarlo.

Los arreglos del disco son ricos y variados: cuerdas, saxofones, guitarras muy marcadas. ¿Cómo fue el proceso de decidir qué instrumento contaría mejor cada historia?

Lourenço: Recuerdo que fueron decisiones bastante sencillas, incluso básicas a veces. ‘Débora’, más sexual (saxo), ‘Se é Amor’, más romántica (violines), ‘Parque Mayer’, una línea de piano y órgano para que la bailarina pudiera bailar.

Leonardo: Queríamos que este disco fuera menos digital que el anterior y, cuando empezamos a componer, decidimos que la mayoría de los instrumentos debían ser acústicos o tocados en directo, evitando la programación en MIDI, salvo la base rítmica. Incluso ahí intentamos humanizarla lo máximo posible, incluyendo varios elementos de percusión acústica. En algunas canciones ya pensamos desde el principio que sería interesante grabar cuerdas, como en ‘Multiversos’ o ‘Tchau Luna’, que son temas más dramáticos y pedían una instrumentación acorde a su ambiente, de ahí el violonchelo y el violín. Así que invitamos a músicos “de verdad” para tocar lo que nosotros no sabíamos: Rodrigo Amado en el saxofón, Bruna de Moura y Leonor Palha en el violonchelo y violín, y Juninho Ibituruna en varias percusiones.

La portada, con esa pintura y ese grafismo tan particular, no parece ilustrar literalmente las canciones, sino acompañar el ambiente del disco. ¿Cómo llegasteis a esa imagen y qué os sugirió en relación a la música?

Lourenço: Tuvimos muchas ideas para la portada, pero ninguna nos convencía a los dos. Así que, en un acto de “desesperación”, creo que fue Leo quien me preguntó: si pudiera ser cualquier pintor, ¿cuál sería? En ese momento pensábamos que una pintura sería lo mejor. Leo no quería que saliéramos nosotros en la portada, así que una foto quedó descartada. Le enseñé unos cuadros de Jorge Queiroz y le encantaron, pero yo decía “pfff, nunca va a aceptar”. Le escribí y al final pasó. El cuadro es precioso y tiene muchos elementos que encajan con el disco: unas manos escribiendo, un chaval en una esquina de espaldas, uno quizá egocéntrico volando sobre el amarillo, unas piernas… es perfecta como portada.

Leonardo: Sí, el arte del disco quedó precioso, y también fue gracias a nuestra amiga Sallim, que se encargó del grafismo y del diseño del vinilo. El trabajo de collage con las letras que hizo quedó increíble. Recortó palabra por palabra, y todo su aporte artístico marcó la diferencia en el objeto final que es el vinilo.

En varias letras aparecen despedidas: parejas que se rompen, personajes que desaparecen, lazos que se borran. ¿Diríais que este disco es más un álbum de rupturas o de nuevas posibilidades?

Lourenço: Creo que está claro: de las dos cosas. Habla bastante de nuevos comienzos, aunque no siempre sean para mejor. Trata muchos temas, pero el cambio y la transformación están muy presentes.

Hay canciones que parecen pequeños retratos de personajes (bailarinas, amantes violentos, familias disfuncionales). ¿De dónde vienen esas figuras? ¿Son reflejos de la realidad, invenciones puras o una mezcla de ambas?

Lourenço: La gran mayoría son una mezcla de ambas. Pocas o ninguna parte sale solo de la imaginación. Siempre parto de algo real. Pero lo importante, y lo que más intenté trabajar en este disco (como ya dije antes), fue quitarme de las canciones, encontrar en mi realidad el verdadero valor de la ficción dentro de ella, haciendo que lo específico se vuelva más universal. Al menos eso espero.

En ‘Mala Feita’ lo íntimo nunca aparece aislado: en ‘Parque Mayer’, una trama sentimental se vive entre bastidores de un teatro; en ‘Multiversos’, una relación se mezcla con imágenes de portales y multitudes. Vuestras historias personales parecen resonar siempre en un escenario más amplio, sea teatral, colectivo o incluso cósmico. ¿Buscáis deliberadamente que lo personal tenga siempre ese eco, o surge de forma natural al componer?

Lourenço: Lo que sale naturalmente nunca suena natural. Uno trabaja al máximo, moldea, transforma para que suene lo más natural posible. Al menos en mi caso, lo que me sale de forma natural suena falso incluso. Busco deliberadamente tener muchas historias y un solo tema en una canción. Creo que lo que espero es que lo personal tenga un eco expansivo.

"Lo que sale naturalmente nunca suena natural. Uno trabaja al máximo, moldea, transforma para que suene lo más natural posible. Al menos en mi caso, lo que me sale de forma natural suena falso incluso."

En ‘Respirar a Tempo’ se pasa de un comienzo muy pegadizo a una explosión casi física, con guitarras que empujan hacia adelante. ¿Cómo llegasteis a ese contraste entre el gancho inmediato y la descarga de energía que lo revienta todo?

Lourenço: No sabría decirte bien. Creo que el estribillo y la “parte final” siempre estuvieron pensados para ser un estribillo enorme.

En esa misma canción aparece la idea de una “nueva familia” que no parece muy acogedora. ¿Qué tipo de relaciones teníais en mente al escribir eso?

Lourenço: La nueva familia parece horrible. Porque parece igual que las otras. Cambiar y caer en lo mismo plantea la cuestión de que tenemos que cambiar por dentro, no basta con cambiar lo que nos rodea. Escapar de ciertas cosas es imposible. Incluso el exceso o el abuso resultan insuficientes.

‘Ultraviolento’ describe un vínculo tóxico con una crudeza muy frontal. ¿Qué os lleva a poner en música una situación tan oscura: la necesidad de exorcizarla, de denunciarla o de explorar el malestar?

Lourenço: Sí, quizá es la más oscura. Tal vez por ser la más seria. ¿La que tiene menos sentido del humor? Es decir, cuando miro hacia dentro no me río de mí, me machaco. La canción es depresiva, creo que inevitablemente tenía que quedar así, más que por decisión, por inevitabilidad.

Leonardo: No hay que olvidar que esta canción, en realidad, es un homenaje bastante directo a ‘Ultraviolento’ de HellBae, y su versión también es muy dramática. Así que, aunque nuestra canción siga un poco la línea de una relación tóxica o decadente, tiene ese lado curioso en su origen.

Hay momentos en los que la ironía es muy evidente, como en ‘Débora’ o en la bailarina bizca de ‘Parque Mayer’. ¿Sentís que el humor, incluso el negro, os permite contar cosas que de otro modo sonarían demasiado pesadas?

Lourenço: Es muy difícil escuchar un disco, una película o un libro serio de principio a fin. El humor negro es un concepto un poco confuso hoy en día; no sé si esas dos canciones lo son realmente. Hay que reírse de todo para encontrar equilibrio. No sé si reírme de mí mismo es humor negro exactamente, creo que es una herramienta y una capacidad muy empoderadora. Como Eminem en la batalla final de ‘8 Mile’ (risas).

En ‘Multiversos’ aparece un lenguaje casi de ciencia ficción, muy distinto al realismo de otras canciones. ¿Qué os atrajo de llevar una historia de amor al terreno del colapso y lo fantástico?

Lourenço: No sé muy bien de dónde salió, pero tiene mucho que ver con la cultura mainstream de los últimos años: las pelis de Marvel, las series para adultos que parecen escritas para niños, que usan el concepto de multiversos, un concepto infinito e infinitamente romántico y esperanzador, y lo explotan de forma repugnante, como un truco financiero para poder escribir sin compromiso: “¿ah, murió? No murió nada, míralo aquí, todo cool, hot y más joven en otro multiverso. ¡Todo bien, chicos! Nadie muere.” Me parece asqueroso e infantil de una manera muy tóxica y perjudicial para nuestra capacidad de contar historias y crecer con ellas. Intenté coger ese concepto y hacer o mostrar lo que creo que tiene de hermoso.

En todas nuestras entrevistas nos gusta que los artistas dejen una pregunta para la próxima banda entrevistada. ¿Cuál sería la vuestra?

Leonardo: ¿Cuál es la canción tuya que más te gusta?

Y, del mismo modo, tengo una para vosotros, a cargo de Emily Yacina: ¿qué creéis que pensaría vuestro yo de la infancia sobre vuestra vida actual?

Lourenço: Buena pregunta. Depende de la época de la infancia. Creo que odiaría mi ropa. Se sorprendería de verme tan metido en la música. Pero le encantarían mis amigos.

Leonardo: Es una pregunta difícil, pero creo que estaría contento al saber que trabajo con música y que hago lo que me gusta.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.