Un punto de saturación emocional puede convertirse en impulso compositivo. Esa parece haber sido la condición de partida de Chrystia Cabral, mente detrás de SPELLLING, al dar forma a 'Portrait of My Heart'. Frente al despliegue alegórico de sus anteriores trabajos, este álbum surge como una relectura inmediata de su identidad. No hay protección conceptual: solo una sucesión de momentos en los que se pone en juego una sensibilidad que ya no busca interpretación, sino contacto. El título se convierte en estructura. En 'Portrait of My Heart', Cabral se sitúa al centro de una escena sin escenografía, donde los cuerpos, los vínculos y las emociones se expresan sin abstracción. La frase "I don’t belong here" no articula un desarraigo existencial, sino una incomodidad funcional que afecta la relación con el entorno, con la audiencia, con el oficio mismo de hacer música. Cada tema proyecta un tipo de exposición distinta. En 'Keep It Alive', la huida se da en espiral, sin dramatismo ni redención. 'Alibi' registra la descomposición de una pareja desde la ironía y el cansancio, sin pedir explicaciones. En 'Waterfall', la demanda de algo "real" choca con un paisaje afectivo ya erosionado. Todo el álbum oscila entre el intento de sostener lo que se deshace y la necesidad de soltarlo. La producción refuerza esa tensión. Las capas instrumentales no envuelven la voz, sino que la enfrentan, subrayando los cambios de registro emocional. Incluso las colaboraciones –como la de Chaz Bear en 'Mount Analogue'– no funcionan como adornos, sino como contrapuntos que alteran el flujo sin suavizarlo. SPELLLING no narra desde la certeza; organiza lo inestable. Más que una colección de canciones, 'Portrait of My Heart' funciona como un mecanismo de exposición. No por el gesto de revelar intimidad, sino por la manera en que cada fragmento construye una forma distinta de sostener el vértigo. Aprovechando lo inminente de este lanzamiento, hemos tenido el placer de entrevistar a Chrystia.
Tus álbumes han pasado por muchas transformaciones sonoras, desde lo minimalista hasta lo orquestal. Ahora, 'A Portrait of My Heart' suena más inmediato y enérgico. ¿Sabías desde el principio que este disco seguiría esa dirección?
No, no lo sabía. Nunca sé realmente qué vendrá después. Siempre llego a un punto en que digo: “Ya está, no tengo nada más que decir.” Así me sentí después de 'The Turning Wheel', al ponerle tanta energía y verlo terminado. Pensé: “No tengo nada en mente.”. Con el tiempo, siento que esa reserva de ideas se va recargando y surgen nuevas inspiraciones creativas. El momento en que apareció la melodía de 'Portrait of My Heart' fue la puerta de entrada al resto del disco. Estaba muy emocionada de que eso sucediera.
Recuerdo que gran parte de la canción llegó a mi cabeza aquí en mi casa, en Oakland, sin que yo me sentara específicamente a componer. Surgió en la ducha, que es donde a menudo se me ocurren ideas. No sé por qué, pero la ducha la trato como un lugar de reflexión. Empecé a repetir en mi mente “shattered in the dark” y me entusiasmó tanto que comencé a jugar con esa idea en mis sintetizadores. Inicialmente, el ritmo era diferente, algo así como “da-na-na-na-na-na-na, da-na-na-na-na-na-na” con un swing distinto, más pesado. No quería repetir ese estilo grandilocuente que ya había explorado bastante. Entonces probé un ritmo con mi caja de ritmos y me di cuenta de que era divertido, que quería llevarlo en vivo por ese camino. Pensé: “Así es como quiero sentirme ahora.”
Siempre has jugado con elementos simbólicos y narrativos en tus letras, pero este álbum parece inclinarse hacia algo más personal y directo. ¿En qué momento decidiste que en estas canciones se reflejaría de forma más clara tu interior?
En este disco sentí que, para bien o para mal, atravesaba otra crisis de identidad. He pasado por distintas fases, sintiéndome dentro o fuera de lugar en diferentes momentos. Desde mi juventud, me sentía rara y pensaba que no encajaba. Superé esa inseguridad al mudarme a Bay Area y al encontrar gente con la que me sentía identificada. Creí que había dejado atrás esa idea de “no tengo a nadie” y encontré confianza en mí misma.
Después, cuando empecé a hacer música, de pronto no sabía dónde encajaba en la industria musical. 'Pantheon of Me', 'Maisy Fly' y 'Turning Wheel' surgen de mi conexión con la espiritualidad y con temas existenciales muy profundos. Pero este nuevo álbum revisa mi faceta más humana: quién soy como mujer, como compañera, como amiga. Todo aquello en lo que me sentía tan segura se puso en duda al empezar a viajar y a dejar atrás mi hogar y mi círculo cercano. Eso terminó siendo el eje narrativo del disco: todo ahora es diferente.
"En este disco sentí que, para bien o para mal, atravesaba otra crisis de identidad. He pasado por distintas fases, sintiéndome dentro o fuera de lugar en diferentes momentos."
En la canción 'Portrait of My Heart' repites "I don’t belong here." ¿Crees que esa sensación de alienación estuvo muy presente en la creación del álbum?
Sí, y de alguna forma se relaciona con el resto de los temas y con las influencias que tomé. Tiene algo de la angustia de los 90; pienso, por ejemplo, en ‘Creep’ de Radiohead. No fue mi intención aludir directamente a “I Don’t Belong Here” de esa canción, pero creo que se filtró de forma inconsciente porque se convirtió en un himno cultural. Siento que 'Portrait of My Heart' dialoga con ‘Creep’ y con esa idea de ser un extraño: a la vez es fortaleza y también un motivo de sufrimiento. “I Don’t Belong Here” puede ser un pensamiento que te tortura y al mismo tiempo te define. El video musical también juega con esa idea, con la mente dándole vueltas a las preguntas hasta crear un infierno propio. Al final, es la típica angustia del artista torturado.
El proceso creativo puede llegar a consumirlo todo, casi como un túnel del que cuesta salir. El video de 'Portrait of My Heart' parece abordar esa obsesión por crear. ¿Cómo gestionas ese estado de inmersión cuando sientes que la música se lo está llevando todo?
Me ocurre todo el tiempo. Mientras más persigues una idea, más se aleja. En el video quise mostrar esa sensación de querer capturar algo y que, cuanto más lo buscas, más difícil se vuelve. Debes abandonarte, soltar el control para desbloquear nuevas ideas. Me encanta conversar con amigos que son artistas o músicos y descubrir cómo les llega la inspiración. Algunos pueden sentarse a componer cada día con disciplina y les funciona. En mi caso, escribo mis mejores canciones cuando no estoy pensando conscientemente en ello. Necesito otras actividades en mi vida para no repetirme. En el video, se ve cómo encerrarse para forzarse a crear no funciona. Algunas de las letras iniciales de 'Portrait of My Heart' decían: “The strategies won't work.” Y es cierto, tratar de encasillar la canción me saca de ese estado creativo. Hay que soltar para que fluya.
El disco juega con la idea de la inevitabilidad y el destino. En 'Destiny Arrives' cantas, "The changes I feel inside / Are wild and riddled with pure delight / I want this but I’m scared because it’s dangerous / To love in the bold." ¿Crees que esta canción resume bien los temores que sentiste al componer el álbum?
Sí, es una canción sobre el coraje y expone mi lado más sensible. Muchas otras canciones del disco tienen una actitud enérgica, pero en el fondo soy muy tierna y vulnerable, especialmente cuando actúo sobre el escenario. Mi cuerpo se convierte en el vehículo de la música: es muy distinto a estar en el estudio y grabar. 'Destiny Arrives' trata de encarnar esa valentía al presentarme frente al público, consciente de que es algo bello y a la vez me intimida mucho.
Tu colaboración con Toro y Moi en 'Mount Analogue' es el primer verdadero dueto de SPELLLING. ¿Cómo cambió el proceso creativo al saber que habría dos voces?
Era algo nuevo para mí. Mi puerta de entrada fue colaborar con Show Me The Body en uno de sus temas. Allí me preocupaba no poder decidir cosas en el momento, porque soy meticulosa y me gusta tomarme mi tiempo. Pero en su mundo todo funcionaba diferente: su estilo era más abierto y capturaban la urgencia del instante. Me gustó adaptarme a ese enfoque. Cuando compuse 'Mount Analogue', tenía ya mi idea principal. Sabía que la voz de Toro y Moi le daría un giro interesante por su color vocal. Él cantó el estribillo de forma distinta a como lo había imaginado y me encantó. Siento que soy muy detallista con mi propia producción, pero cuando colaboro con alguien, soy más abierta al cambio. Y funcionó muy bien.
"Este nuevo álbum revisa mi faceta más humana: quién soy como mujer, como compañera, como amiga. Todo aquello en lo que me sentía tan segura se puso en duda al empezar a viajar y a dejar atrás mi hogar y mi círculo cercano."
Siempre has sido muy meticulosa con la producción. ¿Cómo sabes cuándo una canción está terminada?
Lo sé con claridad. Mi reto no es saber si la canción está lista, sino encontrar cómo resolver los detalles que faltan. A veces noto que algo no funciona y pienso: “Esto necesita algo más,” pero lograrlo requiere mucha energía. No podría conformarme con algo que sé que se puede mejorar. Entonces el desafío es dar con la persona adecuada o la forma de arreglarlo, y a veces debo rechazar ideas. Eso se complica cuando colaboras con más gente y todos deben estar de acuerdo. Es diferente a cuando hacía 'Pantheon of Me' yo sola, donde sólo tenía que decirme “no” a mí misma. Pero este proceso es parte de trabajar con una banda y con otros productores.
En trabajos anteriores mencionaste que tu fascinación por los cuentos de hadas influía en tu música. En este álbum, que parece más arraigado a la realidad, ¿todavía ves conexión con lo fantástico?
Sí, hay algo de eso. Aunque las influencias esta vez estén más ligadas al art rock o al grunge, sigue existiendo ese filtro de SPELLLING que aporta un aire onírico. 'Mount Analogue' es un claro ejemplo de ese retorno a mi estilo de antes, inspirado en libros y relatos. Se basa en ‘Mount Analogue’ de René Daumal, que conocí gracias a 'Holy Mountain' de Jodorowsky. Es un libro sobre autodescubrimiento, una alegoría de un grupo de personas que busca una montaña mítica sin tener evidencia real de su existencia. Eso me recuerda al amor y a la creatividad: no puedes hallarlos si los persigues de forma obsesiva, pero sí cuando sientes una necesidad verdadera. 'Ammunition' también recupera mi forma cinematográfica de componer. Imaginé una historia de amor entre dos forajidos que buscan refugio el uno en el otro, sobreviviendo contra todo pronóstico. Quise darle un aire de balada épica a ese relato.
Has expresado admiración por Buffy Sainte-Marie, en especial por su humildad y generosidad artística. ¿De qué manera te ha inspirado esta artista con el paso del tiempo?
Alguien me recomendó 'Illuminations' y se convirtió en uno de mis álbumes favoritos. Me fascinó la forma minimalista en que usaba sintetizadores, otorgándoles todo el protagonismo con sonidos sobrecogedores, góticos y a la vez cálidos. Buffy Sainte-Marie fue pionera en el uso de sintetizadores en la música acústica, adelantándose a su tiempo y manteniéndose algo al margen de la popularidad. Me identifiqué con esa mezcla de lo gótico y lo cálido, y también con la peculiaridad de su voz. Al principio no me sentía tan segura de mi propia voz, pero ahora la asumo como parte fundamental de mi sonido. Buffy Sainte-Marie me inspiró a sentirme cómoda con esa rareza.
Tu experiencia como profesora influyó en tu nombre artístico, SPELLLING. ¿De qué forma crees que tu faceta de educadora se relaciona con tu faceta de compositora?
Me recuerda lo distintas que pueden ser las versiones de una misma. Ser maestra me enseñó a aprender mucho de los niños, de su forma de maravillarse con lo que ocurre frente a sus ojos. Es un gran antídoto contra la tendencia a referenciarlo todo. Ellos encuentran la creatividad en lo inmediato, y eso me inspira a buscar originalidad incluso en lo más sencillo. Trabajé enseñando arte a niños, facilitando su curiosidad. Es el polo opuesto de las dinámicas que se viven en la industria musical, así que cuando aún puedo involucrarme con niños de alguna manera, lo aprovecho porque es muy revitalizante y medicinal.
"Ser maestra me enseñó a aprender mucho de los niños, de su forma de maravillarse con lo que ocurre frente a sus ojos. Es un gran antídoto contra la tendencia a referenciarlo todo."
Tu proceso creativo evoluciona constantemente y mencionaste la importancia de tomarte tu tiempo para que las canciones surjan de manera natural. En una industria que te presiona a producir material nuevo, ¿cómo mantienes tu propio ritmo sin sentir la prisa de sacar cosas rápido?
A veces fantaseo con retirarme, dejar de ser artista y librarme de esa presión. Pero también siento que invertí mucho esfuerzo y estoy orgullosa de lo que he creado, así que me digo: “Ya es suficiente. Has hecho bastante y puedes decidir qué hacer.” Trato de verlo como un privilegio: poder experimentar y que haya personas interesadas en lo que hago es algo difícil de alcanzar y por lo que me siento muy afortunada. Recordar eso me ayuda a sobrellevarlo y a valorar mi libertad creativa.
Hace un par de veranos regrabaste algunas de tus canciones invitando a otros músicos bajo el nombre de Spellling & The Mistery School. ¿Cómo fue revisitar temas de diferentes discos? ¿Qué sentiste al regrabarlas?
Fue genial. Me pregunté si lo hacía para no enfrentarme a material nuevo, porque atravesaba esa crisis existencial y estaba aflorando todo lo que había reprimido. Revisitar mis canciones pasadas fue una forma de reencontrarme con quién era entonces y con quién soy ahora, y aplicar las habilidades y la confianza que gané durante 'Turning Wheel'. Fue como un juego que me ayudó a distraer las dudas y a concentrarme en producir algo. Al final, sentí que volví a sentirme entera, lista para componer cosas nuevas.
Siempre nos gusta que cada artista deje una pregunta para el siguiente entrevistado, sobre música o cualquier otro tema. ¿Qué pregunta dejarías?
Me gustaría preguntar: “¿Qué canción te avergonzaría admitir que te encanta?”
La pregunta para ti viene de Nora, de Horsegirl: “Cuando estás atrapada en la furgoneta durante horas, ¿qué haces para pasar el tiempo y cómo te hace sentir?”
Por suerte, tengo compañeros de banda muy conversadores que se ponen a contar historias. A mí me gusta dormir y soy muy buena para hacerlo en la furgoneta, puedo conciliar el sueño casi en cualquier lugar. Con un suéter para apoyar la cabeza, me quedo dormida sin problema, y eso viene muy bien de gira.
