Entrevistamos a

Sister Ray

"La idea de querer creer, de tener fe en algo y lo que eso significa para mí, es un tema muy importante para mí últimamente."



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El vértigo aparece de repente cuando nos damos cuenta de que la versión adulta de nosotros mismos ya no es provisional. En ‘Believer’, Sister Ray no trata de aceptar esa idea, sino que divaga en lo que ocurre cuando empieza a no asustar. Bajo esta premisa, Ella Coyes estructura su segundo LP, grabado en Brooklyn. Bajo una metodología que renuncia a la corrección posterior, la máxima de todo el proceso se sostiene en la convicción de que no todo lo que permanece ha de ser pulido. Componer una canción al día no fue una consigna productiva sino una manera de dejar que la materia emocional llegara sin pedir permiso. La voz que atraviesa ‘Believer’ no se impone ni se desvanece: se mantiene. Temas como ‘Wings’ o ‘Teeth’ operan como escenas donde la infancia no es nostalgia sino lenguaje, un lugar donde la imaginación servía como impulso y no como evasión. En ‘Believer’, que da título al álbum, Sister Ray cantan “I wanna believe in something, but I can’t make myself”. No hay dramatismo en esa línea, sino un reconocimiento seco de lo que no termina de encajar. El escepticismo no se presenta como una herida abierta, sino como el punto de partida de algo menos definido, más real.

En ‘Magic’ hay una apertura hacia una alegría que incomoda, no por impostada, sino porque cuesta sostenerla desde el hábito del desencanto. La canción se impone no como alivio, sino como ejercicio. Escribirla fue difícil, interpretarla, incluso más. Pero ahí radica parte de su eficacia: en mostrar que incluso lo festivo puede contener un trabajo previo de desgaste. En el otro extremo, ‘Animal Thing’ plantea una intimidad nocturna que no idealiza el vínculo, sino que se detiene en la decisión de quedarse cuando todo empuja a salir. Sister Ray disponen los arreglos con una contención que no busca ocultar nada, sino evitar el énfasis innecesario. En ‘Andrew Alexander’ o ‘Unfolding’, lo instrumental se presenta como un marco que no absorbe el contenido, sino que lo deja respirar. Esa elección, la de quitar para no saturar, permite que el foco recaiga en la tensión emocional, no en el revestimiento sonoro. Desde la primera nota hasta el último acorde, ‘Believer’ es un ejercicio de ubicación emocional, donde lo que se dice tiene menos que ver con conclusiones que con la forma de mantenerse en pie cuando no hay nada que prometer. Aprovechando lo inminente de este interesante lanzamiento, hemos tenido el placer de entrevistar a Ella.

Durante la el proceso de grabación de 'Believer', si no me equivoco, intentaste grabar una canción al día sin revisarla demasiado, con la idea de ver cómo resultaba sin muchos adornos. ¿Crees que esa técnica te permitió expresarte de forma más directa y sin filtros?

Sí. Creo que ese era justo el propósito. Lo de grabar una canción al día surgió a partir de la composición. John y yo, que produjimos el disco, nos enviábamos canciones cada día. Eso nos ayudó a escribir con libertad y, sobre todo, a establecer una comunicación muy abierta antes de meternos de lleno en la grabación. Sentimos que ya nos habíamos “expuesto” mutuamente de buena manera antes de empezar, y eso abrió el diálogo y nos presentó la forma en la que queríamos trabajar desde un punto de vista más ideológico.

 

La música folk y la tradición oral de tu herencia Métis han influido en tu manera de componer. ¿De qué forma crees que ese legado sigue presente en 'Believer', tanto a nivel lírico como musical?

Ahora mismo, siento ese vínculo con mi herencia de dos maneras. Por un lado, la música con la que crecí (en mi comunidad hay gente que no sabe leer partituras y aprende de amistades o familia, en entornos culturales) no siempre sigue la estructura “normal” que suele tener la música occidental. A veces se saltan compases o pasamos a otra sección de manera diferente a lo que dicta la música “convencional”. Eso me ayudó a soltarme de la idea de una fórmula o estructura fija y a dejar que la canción fluya como siento que debe fluir. La segunda forma tiene que ver con la sensación que me transmitía esa música: fue la primera que me conmovió de verdad cuando era peque. Esa sensación me sirve de brújula para saber si estoy componiendo algo con éxito; es como mi luz guía para entender la música de una manera emocional y saber que conecta conmigo.

En la canción que da título al disco, cantas: "I wanna believe in something, but I can’t make myself." ¿Dirías que esa idea estuvo muy presente durante la composición del álbum?

Sí. Siempre he sido una persona que quiere creer en algo o encontrar respuestas más profundas, casi en un sentido esotérico. En este disco pensaba mucho en la fe, no necesariamente religiosa, sino en la bondad o en la posibilidad de creer. 'Believer' es más esperanzador que cualquier otra cosa que haya escrito antes. La idea de querer creer, de tener fe en algo y lo que eso significa para mí, es un tema muy importante para mí últimamente.

"En este disco pensaba mucho en la fe, no necesariamente religiosa, sino en la bondad o en la posibilidad de creer."

En 'Wings' hay una imagen muy poderosa sobre la contradicción entre el deseo de volar y la necesidad de mantenerse con los pies en la tierra: "I wanna fly, but I wanna stay." ¿Cómo surgió esta imagen y qué significa para ti esa dualidad?

Empecé a escribir esa canción durante mi primera gira por Europa. Apenas había cogido aviones y me asustaba un poco volar. A la vez, sentía curiosidad por todo lo que podía descubrir, pero necesitaba sentirme arraigade a algo, incluso comprometide con algo. Era esa tensión entre viajar, echar de menos mi hogar y no estar segure de lo que estaba haciendo. Quería sentirme con los pies en la tierra, pero también explorar lo que había fuera de mis espacios conocidos, tanto físicamente como en sentido metafórico.

Tu forma de componer tiene una relación muy especial con la memoria y la nostalgia, aunque no sea una nostalgia reconfortante, sino un espacio donde examinas quién fuiste para entender quién eres. ¿Crees que 'Believer' está más anclado en el presente en comparación con tu trabajo anterior, o sigue siendo un viaje a través del pasado?

Es interesante. Creo que mi disco anterior se centraba mucho en el presente porque estaba atravesando un momento de duelo por el fin de una relación. Había algo de nostalgia, pero dominaba la pena. En este nuevo disco he pensado más que nunca en la infancia, en la capacidad de asombro que tenemos cuando somos pequeños y en esa imaginación tan viva. Me interesaba mirar el mundo con la sensación de posibilidad, algo que en 'Communion' no aparecía tanto porque estaba muy envuelte en la pena. No sé si 'Believer' es más presente o pasado, pero sí sé que hay más alegría en la nostalgia que en el dolor de lo que quedó atrás.

 

Creo que la forma en que nos relacionamos con los demás también es un tema importante en varias canciones de este álbum. ¿Sientes que, más que nunca, este disco reflexiona sobre cómo compartes tus emociones con quienes te rodean?

Sí. Siempre me ha gustado escribir sobre las relaciones: con mi familia, con mi hermano, e incluso, conmigo misme. Diría que este disco es más abierto, menos autocensurado. Siento una mayor necesidad de expresarme. Escribo canciones para entenderme a mí misme y al mundo, así que siempre han tratado sobre relaciones. Pero en este disco sí hay más deseo de compartir esa parte de mí.

'Magic' es una canción que, a diferencia de otros temas más introspectivos del álbum, tiene una energía luminosa y triunfante. ¿La concebiste desde el principio como un momento de celebración o el tono cambió durante la grabación?

Desde que escribí el estribillo, sentí alegría y me reí mucho. Pero, a la hora de grabarla, me costó un montón. Históricamente, he escrito más sobre tristeza, frustración o rabia, así que estar en un lugar musical tan alegre me resultó difícil. Recuerdo decirle a John que no me convencía, que me frustraba y que incluso dudaba de la canción. El significado no cambió, pero el proceso fue muy duro porque no estaba acostumbrade a escribir desde esa emoción tan positiva. Al final, volví a sentir esa alegría que tuve al principio. Y ahora, cuando la toco en directo, me genera una sensación de elevación muy bonita.

"Quería sentirme con los pies en la tierra, pero también explorar lo que había fuera de mis espacios conocidos, tanto físicamente como en sentido metafórico."

El humor siempre ha aparecido de forma sutil en tu música, incluso en canciones con temas duros. ¿Crees que en 'Believer' has encontrado nuevas formas de jugar con el contraste entre lo trágico y lo absurdo?

Creo que mi disco anterior quizá era aún más divertido en algunos momentos. Pero sí, me gusta reír y usar juegos de palabras. Quienes conectan conmigo en la vida suelen compartir ese humor oscuro. Para mí es importante reflejarlo en la música porque incluso en momentos difíciles me encuentro riéndome bastante; siempre he sido así y forma parte de quién soy, por eso acaba apareciendo en mis canciones.

Siento que los arreglos del álbum están introducidos de forma muy medida; pueden ser sutiles, pero también esenciales, como en 'Andrew Alexander'. ¿Te resultó complicado realzar las canciones con arreglos sencillos?

Estuve un mes viviendo en Nueva York para grabar el disco con la misma persona todos los días. Al principio me costó, pero a medida que trabajábamos y nos compenetrábamos, fue más fácil. Algunas canciones cambiaron por completo durante la grabación. 'Unfolding', por ejemplo, era totalmente distinta cuando la traje al estudio. Mantuve la letra y la estructura básica, pero poco más. Me gusta hacer discos con cierto espacio y quitar elementos para quedarme con lo realmente necesario. Disfruto ese “espacio negativo” donde a veces no te fijas en un arreglo hasta que lo quitas. A medida que John y yo pillamos el ritmo, cada vez era más natural trabajar así.

'Diamonds', el tema que cierra el álbum, tiene una interpretación vocal solemne y muy directa. ¿Sabías desde el principio que ese sería el cierre?

Sí, lo tenía muy claro desde que la escribí, y fue de las primeras canciones que compuse para el disco. De hecho, le dije a John que quería que fuese el último tema y que lo grabáramos en directo. Así que cada semana probábamos a grabarlo en una toma durante la noche. Al final escogimos la que nos pareció más adecuada. Era la única cosa segura que tenía pensada sobre el orden de las canciones.

Creo que 'Teeth' ocupa un lugar muy especial en tu discografía, porque muestra escenas más vinculadas a la inocencia de la infancia. ¿Te parece que esta canción tiene un papel único en tu obra y que la abordaste de forma distinta a lo que habías hecho antes?

Sí, fue un punto de inflexión en mi manera de escribir. Es la primera vez que quise volver a la infancia. 'Teeth' habla de mi relación con mi madre y, curiosamente, esa relación ha cambiado mucho desde que compuse la canción. Al principio estaba muy frustrade, pero ahora la veo como un momento de comprensión y empatía. Definitivamente, marca un giro en mi discografía.

"En este nuevo disco he pensado más que nunca en la infancia, en la capacidad de asombro que tenemos cuando somos pequeños y en esa imaginación tan viva. Me interesaba mirar el mundo con la sensación de posibilidad"

Ya que hablamos de 'Teeth', no puedo dejar de preguntar por la maravillosa portada del EP. ¿Cómo surgió la idea de la portada y dónde se tomó la foto?

Esa foto la hicimos mientras estaba de gira con la banda Jerry Paper. Paramos en algún lugar para comprar fruta; la verdad es que ni recuerdo dónde estábamos. Todavía no había escrito esas canciones y, con el tiempo, sentí que la imagen encajaba con el tema que empecé a explorar. En cuanto a 'I Never Will Marry', es una canción que solía escuchar con mi abuelo y me encanta el bluegrass góspel y el bluegrass tradicional. Sigo amando esas canciones antiguas por su aire melancólico y la fuerza de sus letras, que me inspiran mucho. Quise recrear eso de forma sencilla, dándole protagonismo a la parte lírica y a la melodía. Admiro las melodías sólidas y, en esa canción, celebro ese género que tanto me inspira.

La escena musical canadiense está llena de artistas que buscan llevar el folk más allá de sus límites, como Charlotte Cornfield. ¿Te sientes parte de una comunidad de músicos o crees que tu recorrido ha sido más solitario?

Sin comunidad, esto no sería posible. Hace poco hablé con Charlotte y es una persona increíble. Yo vivía en Alberta, en la otra punta del país, y hace cinco años me mudé a Toronto. Al principio, lo que más me atrajo de la música fue precisamente formar parte de una comunidad, y esas amistades siguen siendo de las relaciones más fuertes que tengo. Además, es muy emocionante disfrutar de los discos de tus amistades, aprender de elles y tener apoyo mutuo. La industria musical canadiense es muy pequeña y colaborativa, lo cual es una bendición. Siempre hay alguien dispuesto a aconsejarte o a tocar contigo. Eso también influye en cómo componemos y nos distingue de otros lugares. Creo que en todas partes existe ese sentimiento de comunidad, pero en Canadá hay un sentido nacional de unión musical con bolsillos más pequeños dentro. Me encanta vivir aquí y hacer música aquí.

 

En todas nuestras entrevistas nos gusta que nos dejéis una pregunta para la siguiente persona que entrevistemos. ¿Cuál sería la tuya?

Mi pregunta es: ¿cuál es la parte más alegre de hacer un disco para esa persona? ¿Es la composición? ¿Algún momento concreto de la grabación? ¿Mezclar? ¿En qué parte de ese proceso encuentran la mayor alegría, o al menos, cuándo la encontraron en su último trabajo?

Alice de Olivia’s World nos dejó esta pregunta: “¿Cuál es el mejor videoclip musical de todos los tiempos?”

¡Vaya, es difícil elegir uno! Voy a dar una respuesta muy concreta. Crecí en mi comunidad viendo una película que hizo mi tío, 'How the Fiddle Flows', sobre los comerciantes de pieles métis y la historia del pueblo métis original. Hay un fragmento donde alguien toca el violín junto a una hoguera y un par de hombres métis bailan. Me encanta por su sencillez, quizá no sea el más famoso ni grandioso, pero le tengo un cariño enorme por lo que representa.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.