Entrevistamos a

SASAMI

"A veces, como mujer racializada haciendo música, hay una presión constante por demostrar que eres única, innovadora, como si tuvieras que justificar tu lugar en la mesa. Con este álbum quise tirar todas esas expectativas por la ventana. "



Por -

En ‘Blood on the Silver Screen’, SASAMI convierte el desamor en una experiencia escénica intensa y calculada. Desde la confesión inicial en 'Slugger', el álbum traza un recorrido emocional que transita entre el enamoramiento vertiginoso y la resaca sentimental, con letras que revelan obsesión, recaída y liberación. Lejos de la melancolía nostálgica, SASAMI dramatiza el duelo romántico desde una óptica pop donde el artificio funciona como supervivencia. La producción de Rostam y Jenn Decilveo refuerza esta teatralidad con sintetizadores brillantes, guitarras punzantes y coros contradictorios. Cada canción se presenta como una escena distinta: 'Just Be Friends' retrata el apego persistente, 'In Love With a Memory' (con Clairo) explora la dualidad entre soltar y aferrarse, y 'Possessed' convierte el baile en catarsis. La carga simbólica culmina en 'Nothing But a Sad Face', donde lo bíblico se mezcla con el deseo. El cierre con 'The Seed' ofrece un atisbo de reconciliación emocional, entendiendo el amor y la pérdida como procesos entrelazados. Con este álbum, SASAMI se aleja de la distorsión de trabajos anteriores y abraza un sonido pulido sin perder intensidad. 'Blood on the Silver Screen' es un relato pop donde cada pista expone la tensión entre placer y dolor con un brillo tan atractivo como peligroso. Aprovechando lo reciente de su publicación, hemos tenido el placer de entrevistar a la artista.

Si no me equivoco, el gimnasio se convirtió en un lugar donde no solo entrenabas, sino también estudiabas música. ¿Sientes que escuchar música mientras hacías ejercicio te dio ideas valiosas para este nuevo álbum?

Había algo en escuchar música en un lugar tan neutro como el gimnasio que hacía que la experiencia auditiva fuera más pura. A veces siento que, como hago música desde un lugar casi artesanal, me cuesta escuchar canciones sin desmenuzarlas teóricamente. Pero cuando estoy haciendo ejercicio y un 'Four on the floor' literalmente me impulsa a correr o a levantar algo pesado, me conecta con una apreciación muy básica y humana del poder universal del pop.

 

Escuchando el álbum de principio a fin, la mayoría de las canciones podrían funcionar como sencillos. ¿Abordaste el proceso de composición con la idea de que cada tema debería tener el potencial de ser un hit?

Definitivamente me propuse, desde el inicio, que cada canción fuera una canción POP con todas las letras. Quería que todas tuvieran ese potencial de destacar por sí solas, como si pudieran funcionar como un sencillo, sin importar el orden en que se escuchen. Muchas veces, los artistas eligen como single la canción más pegajosa del álbum, incluso cuando el disco en sí no está centrado en el pop, así que tenía todo el sentido del mundo adoptar ese enfoque desde el principio.

Según tengo entendido, durante tu adolescencia no estabas muy conectada con la música pop. ¿Cómo ha cambiado tu relación con el pop a lo largo de los años y cómo lo ves ahora?

Creo que, como mucha gente que no creció siendo una persona “clásicamente atractiva” o popular, sentía que la música pop no me representaba ni reflejaba lo que sentía. Me refugiaba más en escenas alternativas como el punk, el metal o el garage, donde las letras no eran “soy tan sexy que esta noche me acuesto con alguien”, sino más bien “estoy triste y la vida duele”. Ahora que soy mayor, me siento atractiva y tengo una vida sexual activa… puede que el pop tenga más sentido para mí (risas). Además, todos terminamos apreciando esa música pop que se nos mete en la cabeza aunque no la busquemos. Me provoca mucha nostalgia la música pop de mi juventud.

"A veces siento que, como hago música desde un lugar casi artesanal, me cuesta escuchar canciones sin desmenuzarlas teóricamente."

4. Algo que me encanta de este álbum es cómo abraza ese pop emocional de los años 2010, sin miedo a mostrar una faceta apasionada y sin filtros, como en 'Love Makes You Do Crazy Things'. ¿Sentías que era importante no poner ningún límite a lo que querías expresar?

Totalmente. A veces, como mujer racializada haciendo música, hay una presión constante por demostrar que eres única, innovadora, como si tuvieras que justificar tu lugar en la mesa. Con este álbum quise tirar todas esas expectativas por la ventana. Muchas veces he evitado ciertas ideas musicales por miedo a que sonaran cursis, pero eso en realidad era yo proyectando mi propia inseguridad. Parte del proceso de hacer un disco pop fue precisamente abrazar eso que antes consideraba “cringe”. Me di cuenta de que lo cursi es solo una capa delgada que esconde una vulnerabilidad profundamente honesta, y quise habitar ese espacio por una vez. Siempre he hecho música bastante dramática, así que este disco fue simplemente decir lo que sentía, a veces con un lenguaje dolorosamente obvio.

Creo que la historia que cuentas en 'Nothing But a Sad Face', donde reinterpretas el mito de Eva, es un gran ejemplo de cómo este álbum explora todas las facetas de la pasión. ¿Fue una intención consciente capturar lo que implica entregarse completamente a la pasión?

Sí, quería no guardarme nada y explorar una pasión tan intensa que te lleve a renunciar a todo, incluso a tu familia o tu propia vida. Esa canción tiene doble intención, porque también es un “que se jodan” a las narrativas cristianas tóxicas con las que crecí. Me encanta imaginar a Eva fumándose un cigarrillo y acelerando en el descapotable de su papá camino a acostarse con Satanás.

 

Otro tema que abordas en el álbum es el amor fuera de su concepto romántico tradicional, como en 'For the Weekend' o 'Just Be Friends', donde hablas abiertamente de pasiones fugaces y deseos en conflicto. ¿Te parecía importante que quienes escucharan el disco reflexionaran sobre estas ideas?

Creo que todos, en algún momento de nuestras vidas, habitamos esos espacios intermedios, esas zonas grises que existen entre las líneas de lo que se considera una relación tradicional. Son lugares emocionales complejos, pero también reales, donde muchas veces nos vemos reflejados. Esos momentos, aunque a veces incómodos, merecen ser observados y pensados con atención. ¿Es realmente tóxico querer experimentar la pasión absoluta del amor sin asumir las estructuras formales que normalmente lo acompañan? ¿Es válido hacer algo que, aunque sabemos que probablemente causará dolor más adelante, en el presente se siente profundamente bien? Son preguntas incómodas, pero necesarias.

Sin duda, todos los coros de este álbum son increíblemente pegadizos, como en 'Just Be Friends' o 'Honeycrash'. ¿Dirías que uno de los grandes retos fue lograr que los coros fueran simples pero impactantes desde la primera escucha?

Para mí, el verdadero reto estuvo en el aspecto compositivo: conseguir que el coro tuviera la fuerza suficiente para transportarte a otro lugar emocional o narrativo distinto al que plantea el verso anterior, y todo eso sin cambiar los acordes, utilizando exactamente la misma progresión. Antes de trabajar en este álbum, nunca se me había pasado por la cabeza que se podía mantener la misma base armónica entre verso y estribillo y aun así generar contraste. ¡Y resulta que es algo muy, muy común en la escritura de canciones pop! Fue una de esas herramientas que me propuse dominar y pulir conscientemente, y se convirtió en uno de los ejercicios principales a lo largo de todo el proceso de creación de 'BOSS'.

"Creo que, como mucha gente que no creció siendo una persona “clásicamente atractiva” o popular, sentía que la música pop no me representaba ni reflejaba lo que sentía."

Las canciones del álbum tienen una dinámica emocional que pasa de la calma a la explosión en cuestión de segundos. ¿Crees que, por las emociones que estabas explorando, esa forma de construir con contrastes intensos surgió de forma natural?

Como crecí rodeada de música clásica (estudiándola, interpretándola y escuchándola con atención), estoy muy acostumbrada a esos cambios dinámicos extremos que son tan característicos del género. Es algo que tengo muy interiorizado, casi como una segunda naturaleza. Si alguna vez intentas poner una sinfonía clásica mientras conduces, vas a notar que estarás constantemente ajustando el volumen: en un momento puede sonar de forma abrumadoramente fuerte, y al siguiente, apenas se escucha. Esa cualidad tan contrastante me marcó mucho. Haber estado en escenarios rodeada de 70 músicos, sintiendo en vivo esos saltos de intensidad y energía, hizo que ese enfoque también se volviera algo que naturalmente quise llevar a mis propios arreglos. Es como si lo necesitara. No soy una persona particularmente “chill”, así que esas explosiones emocionales tienen sentido para mí.

Incluso antes de grabar estas canciones, ya estabas conceptualizando el lado visual del álbum con Andrew Thomas Huang. ¿Qué ideas surgieron de ese proceso que sentiste que debían ser parte esencial del disco?

Especialmente en el videoclip de 'Honeycrash', pero también en 'In Love With A Memory', los elementos (agua, fuego, tierra, aire) eran clave para mí, porque el amor lo veo como otro elemento de la existencia, una fuerza más que está a nuestro alrededor y moldea nuestra realidad. En toda su intensidad, tiene el poder de crear o destruir, dar calor o congelar, provocar belleza o catástrofe.

 

Conoces desde hace tiempo a las hermanas HAIM, y su música también fue una gran influencia en este disco. ¿Cómo crees que su sonido influyó en tu manera de abordar tus nuevas canciones?

Me impresiona mucho cómo logran crear un gancho pop perfectamente clásico sin perder esa energía cruda de guitarras y de instrumentación real. Desde el punto de vista del directo, mi decisión de tener un espectáculo de luces programado para la gira del álbum 'BOSS' vino muy influenciada por haber salido de gira con ellas. Ver cuánto dinamismo visual aportaban a su show y cómo llevaban al público en un viaje desde el principio hasta el final fue muy impactante. Las admiro y me inspiran sin parar.

En 'In Love With a Memory' la influencia de las baladas japonesas está más presente que nunca, pero también se percibe el 'city pop' y un sonido pop retrofuturista. ¿Dirías que es la canción más diferente del álbum en cuanto a energía, o comparte esa misma intensidad desde otra perspectiva?

Creo que el pop, como género, es un paraguas increíblemente amplio, capaz de abarcar una enorme variedad de sonidos, estructuras y sensibilidades. Esta canción, sin duda, encaja dentro de muchos de esos criterios que definen lo que puede considerarse pop, pero al mismo tiempo siento que habita un universo muy particular, con una atmósfera propia, como si fuese una especie de rapsodia épica. Esa cualidad la diferencia bastante del resto del álbum, que en general tiene una energía más cruda y directa. Además, es la única pista del disco en la que hay un solo de guitarra realmente melódico, algo que le da una identidad muy especial. Me encanta cómo quedó el arreglo que construimos entre Rostam y yo, porque logró capturar justo ese equilibrio entre emoción, sofisticación y fuerza.

"El amor puede manifestarse de formas muy diversas y que, aunque tiene una capacidad destructiva enorme, en el fondo su poder más profundo y transformador está en su habilidad para generar esperanza y crear conexión entre las personas."

'The Seed', la canción que cierra el álbum, parece un final perfecto por su tono más reflexivo, especialmente en torno a la idea de la confianza. ¿Sientes que esta canción, de algún modo, resume la exploración personal que ha supuesto para ti crear este álbum?

El amor puede manifestarse de formas muy diversas y que, aunque tiene una capacidad destructiva enorme, en el fondo su poder más profundo y transformador está en su habilidad para generar esperanza y crear conexión entre las personas. Es esa dualidad lo que me parece fascinante. Esta canción, en particular, fue una de las primeras que escribí en el proceso de creación del álbum, y en cierto modo actúa como un puente con la energía que ya venía explorando en 'Squeeze'. Desde el principio tuvo un peso especial para mí, pero cuando terminé de armar el disco completo, me quedó clarísimo que tenía que ser la que lo cerrara. Era la única manera que sentía realmente coherente y emocionalmente redonda para concluir ese viaje.

Siempre me ha parecido fascinante cómo cada uno de tus discos se siente como una reinvención, pero al mismo tiempo hay una continuidad clara en la estructura, los sonidos de guitarra, los arreglos y ese tono confesional tan tuyo. ¿Sientes que, en el fondo, tus tres discos están mucho más conectados de lo que parece?

¡Por supuesto! No tengo ninguna duda de que, cuando hacemos música de una forma auténtica y honesta, lo que realmente estamos haciendo es hablar en un idioma propio, único, que se forma a partir de todas las influencias, experiencias y fragmentos de poesía, en sentido amplio, que hemos ido recogiendo y acumulando a lo largo del tiempo. Es como una especie de lenguaje interior que se va desarrollando con nosotros. Y por eso, no importa cuánto cambie el estilo, el sonido o el contexto de cada proyecto: siempre va a haber un “acento” reconocible, algo que delata que esa voz es nuestra, porque lleva nuestra esencia en cada nota y en cada palabra.

 

En todas nuestras entrevistas nos gusta que el artista deje una pregunta para la próxima banda a la que entrevistaremos. ¿Cuál sería la tuya?

¿Cuál es una entidad o una obra no musical, que aparentemente no tiene nada que ver con tu álbum, pero que en realidad fue absolutamente fundamental para inspirarlo?

Y por último, tengo una pregunta para ti de parte de Alice, de Olivia’s World. Dice así: “¿Cuál es el mejor videoclip musical de todos los tiempos?”

¡Hay tantos videos increíbles para tantos estados de ánimo y complejidades humanas! Pero uno de mis favoritos tiene que ser 'Y Control' de Yeah Yeah Yeahs. ¡No necesita explicación!

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.