Entrevistamos a

Perfume Genius

"En este disco he pensado mucho en el duelo y en la muerte, en resignarme a cómo son las cosas y la vida, en el cuerpo como algo temporal y frágil."



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Dentro de una casa a medio ordenar, con cables al descubierto y cuadros inclasificables colgados de las paredes, se cuece el nuevo álbum de Perfume Genius. Esa casa no es solo un lugar, es también una forma de estar en el mundo: un estado de repliegue, de observación tensa, donde lo afectivo y lo erótico se confunden con lo banal. En ‘Glory’, ese espacio sirve como marco de operaciones para una escritura que tantea su forma mientras se pronuncia. Aquí, el cuerpo aparece una y otra vez como lugar de tránsito, de huida y de impacto. No hay grandes gestos; apenas detalles que revelan movimientos internos: un apodo, una camisa, una coreografía privada. La secuencia de temas levanta un conjunto coral desde lo mínimo. En ‘Me & Angel’, la estabilidad sentimental se presenta como una interrupción amable del encierro mental. ‘Hanging Out’ se pliega sobre el deseo de devorar y ser devorado, mientras que ‘Capezio’ subvierte el recuerdo mediante la burla. En ‘No Front Teeth’, el caos se asume como una forma de reconocimiento, y la voz de Aldous Harding intensifica ese momento de desorden controlado. Todas las canciones contienen algo de máscara, pero ninguna disimula del todo. Las figuras que habitan el disco —Tate, Dion, Jason— operan como espejos oblicuos del yo. Musicalmente, ‘Glory’ alterna entre arrebatos eléctricos y pasajes desnudos, donde celeste y flauta conviven con guitarras tensas. Esa convivencia expresa algo del vaivén emocional que estructura el álbum: lo que se quiere decir y lo que apenas se tolera pensar. Aprovechando una visita promocional de Mike Hadreas a Madrid y su próximo concierto en el Vodafone Paredes de Coura, tuvimos el enorme placer de hablar con él.

'Glory' suena más potente que nunca, pero conserva tu característico sonido frágil. Hay una mezcla de momentos grandiosos e íntimos. ¿Cómo encontraste el equilibrio entre la vulnerabilidad y la fuerza en la producción de este álbum?

Creo que gran parte de lo que estoy cantando y diciendo sigue muy cercano a mí. No es un recuerdo ni algo que pasó hace mucho tiempo y que intento sanar; son cosas que suceden ahora. Y eso, automáticamente, se siente vulnerable al compartirlo, porque está muy dentro de ti, sigue en tu cuerpo. Además, es difícil para mí. Sin embargo, incluso cuando se siente vulnerable, también percibo fortaleza, porque normalmente hablo de algo que he estado evitando. Algo de lo que no quería hablar, o que he esquivado. Entonces, aunque salga de manera frágil, me da sensación de fuerza porque al fin lo estoy sacando. A nivel sonoro, es lo mismo. Mis canciones casi siempre tienen una sección ambiental que luego explota, o algo así… Anhelo mucho ese momento en el que algo está en una zona específica y, de repente, un martillazo lo sacude todo y lo lleva a otro lugar o lo hace estallar. Para mí, eso es muy catártico.

 

En este álbum parece que hay más apertura a la colaboración, con tu banda más involucrada que nunca. ¿Qué aprendiste sobre ti mismo al dejar que otros contribuyeran más?

Muchas de las canciones hablan de intentar comunicarse, de comprometerse con el mundo, con Alan, con mis amigos… de estar más disponible y no tan encerrado en mi propio mundo. Tenía sentido que más personas participaran en traducir todo eso. También es fruto de haber estado de gira con ellos por mucho tiempo, inspirándome en su trabajo, y de haber hecho algunos discos también con ellos. Sumado a que ya había grabado varios discos con Blake Mills y conozco mejor su capacidad que la primera vez que trabajamos juntos. Así que, mientras compongo, puedo imaginarme que ya los tengo conmigo incluso antes de llegar al estudio. Sé que puedo llevarles algo y confío tanto en todos que sé que mi esencia seguirá ahí. Y ellos, a su vez, le van a aportar su toque, de modo que el resultado será de todos… pero también más mío que antes de que ellos entraran.

El título del álbum, 'Glory', puede sugerir muchas cosas: triunfo, éxtasis, redención, incluso una especie de paz. En la canción de cierre, dices: "Now in quiet glory / Finding shade". ¿Qué significa para ti la gloria en este momento de tu vida y carrera?

Creo que lo decía en un sentido muy tradicional, como algo bello y glorioso, pero también con un matiz un poco irónico, agridulce. Es una reflexión sobre la vida y el mundo, aceptándolo todo a la vez. Estar al otro lado de ciertas cosas y encontrar mucha belleza, pero también seguir sintiendo dolor. Todavía hay cosas que están desordenadas, mucho que limpiar. Pero todo forma parte de tu vida. Es lo que hay del otro lado. Este es mi lugar, la gente que me rodea, lo que está pasando. Y vas a morir. Ellos van a morir. No sé… me rindo ante todo eso…Sin embargo, hay una belleza ahí también, si logro acceder a ella. Siempre he estado obsesionado con la muerte, algo que es bastante normal. Pero ahora veo esa obsesión como algo más real. Todo cada vez se vuelve más frágil, yo mismo me siento más frágil. El mundo cada vez pende más de un hilo y todo es más fácil de perder. Aun así, sigue habiendo gloria y belleza. Está ahí, todos los días, a mi alrededor, mezclada con todo lo demás.

"Muchas de las canciones hablan de intentar comunicarse, de comprometerse con el mundo, con Alan, con mis amigos… de estar más disponible y no tan encerrado en mi propio mundo."

En 'It’s a Mirror', el hogar aparece como un lugar de refugio, pero también de inquietud. Se siente esa necesidad de escapar. ¿Crees que al hacer este álbum reflexionaste mucho sobre el concepto de hogar?

Sí, porque mi instinto es aislarme y pasar el día a solas con mis pensamientos. Antes no pasaba nada, porque estábamos de gira todo el tiempo y eso era muy extrovertido, muy social: cada día en un sitio nuevo, con gente nueva; tengo que cantar y bailar. Así que volvía a casa un par de meses y no era ningún problema estar ahí todo el día. Podía dejar que se descargara mi teléfono y no cargarlo en tres días, no responder emails… y no pasaba nada. Pero durante el confinamiento, no existía ese equilibrio. Entonces me fui metiendo cada vez más en mi burbuja. Además, Alan, mi novio, es muy sociable. Está siempre enviando mensajes, organizando planes, saliendo… Y me di cuenta de que yo llevaba mucho tiempo sin practicar eso.

Estaba metido en mi propio mundo, pensando mucho en la gente, pero sin comunicarme. Pensaba en mi madre y en lo mucho que la quiero, pero no la llamaba. Recordaba cosas divertidas de mis amigos, pero no respondía a sus mensajes. Me di cuenta de que me sentía un poco solo y cansado de mí mismo, de darle las mismas vueltas a mis pensamientos. Parte de esto es que no parece que puedas evitarlo, porque te despiertas así, ya con ansiedad. Si no tengo cuidado, me paso todo el día intentando calmarme, sintiéndome mejor, aunque no haya pasado nada malo. Simplemente me digo: “Estás bien, relájate, todo va a ir bien.” Pero la verdadera cura es salir de casa, relacionarme, dejar de pensar tanto y estar con la gente. Pero parece contraintuitivo. Crees que la solución es quedarte sentado en el sofá a oscuras intentando arreglarlo todo en tu cabeza, pero no puedes. Aun así, durante cuarenta y tantos años, he seguido pensando que, si me siento a solas a pensar y pensar, voy a sentirme mejor. Y casi nunca funciona, pero al menos hago canciones. Eso también es raro, porque básicamente me pagan y he construido mi carrera aislándome, obsesionándome y haciendo música. ¿Cómo lo compagino? Necesito hacerlo de una forma saludable, involucrarme en todo eso y crear, pero también necesito vivir mi vida y ser un buen esposo, un buen hijo y un buen amigo. Tengo que hacer todas estas cosas.

 

Toda la imaginería que aparece en el disco está en una casa, que imagino que es la tuya. ¿Crees que está conectado con todo lo que mencionaste, y por eso decidiste plasmar el arte dentro de una casa?

Sí. Y me gusta porque hay algo extraño ahí. Parece acogedor, parece un hogar, pero también hay algo raro, como mi posición, que puede parecer que estoy drogado o atrapado, pero también bailando, en éxtasis, o que hay un matiz erótico… podrían ser muchas cosas. Además, en la casa hay pequeños detalles extraños en la decoración. Hay pinturas surrealistas que me encantan, también una de mis propias pinturas, latas de refresco y cables por todos lados… como un caos total al mismo tiempo. Supongo que trataba de representar mi mundo interno y mis instintos interiores.

El álbum parece explorar diferentes tipos de intimidad: romántica, platónica, destructiva, nostálgica. ¿Crees que tu forma de abordar la intimidad en tus canciones cambió mucho en este disco?

Creo que sí. También porque mi relación con todo eso ha cambiado. Gran parte de crecer es asimilar tu identidad y obsesionarte con ella, pero normalmente, si hubiera crecido en otra época… no sé. Siento que me dijeron muy pronto quién era: “Eres un hombre gay” Tenía ocho años y ya me lo decían: “Eres gay.” Y yo: “Bueno, pues vale, soy gay.” Y así toda mi vida, preguntándome qué significa ser gay. Pero en los últimos años he dejado de preocuparme tanto, y entonces me han surgido otras dudas. Ahora digo: “¿De verdad soy gay?” Me lo han dicho todos, yo lo he creído… Pero, ¿y si no? ¿Y si me gusta otra cosa?

He estado obsesionado con tener sexo con hombres, pero ¿y si no me gusta? ¿Y si prefiero otro tipo de hombres o si no me interesan los hombres en absoluto? ¿Y si…? Siempre es divertido cuestionarlo, es divertido probar. Creo que algo bueno de envejecer es que dejas de aferrarte a una idea inamovible de ti mismo, porque realmente nunca la vas a resolver. No hay nada que “resolver”. Cambia todo el tiempo y rara vez tiene sentido para mí.

Y todo coexiste. Antes pensaba: “Si soy así de masculino, entonces no puedo ser tan femenino.” Me veía dando bandazos entre un extremo y otro. Pero ahora siento que todo se da a la vez. Ambos polos, simultáneamente. Además, ¿qué importa? Hago lo que quiero. Pero a través de la danza y de algunas amistades me di cuenta de que existen muchos tipos de conexiones: románticas, creativas, sexuales… más allá de las estructuras tradicionales que he pasado media vida intentando encajar. Jamás pensé que estaría casado, con una casa, pagando el alquiler, cumpliendo con todo eso. Ni siquiera imaginaba que pudiera pasarme o que estuviera bien. Ahora que ya lo tengo, puedo pensar en otras cosas.

"Siempre he estado obsesionado con la muerte, algo que es bastante normal. Pero ahora veo esa obsesión como algo más real. Todo cada vez se vuelve más frágil, yo mismo me siento más frágil. El mundo cada vez pende más de un hilo y todo es más fácil de perder."

La cultura queer a menudo celebra la juventud, pero en 'Glory' se explora lo que viene después, cómo se vive más allá de la intensidad de los primeros años. ¿Crees que este álbum también aborda cuestiones relevantes sobre la madurez en la cultura queer?

Sí, creo que sí. Ese primer amor, o el despertar, es una obsesión universal. Conforme cambia tu vida sexual o tu relación, todo es distinto cuando llevas mucho tiempo con alguien. También es distinto cuando eres mayor: cambia tu relación con tu cuerpo y con el mundo. Igual el drama es diferente, no tan explosivo. Quizá sea más interno, más suave o quizá más incómodo, en vez de un suceso catastrófico. Es como un “no sé qué me pasa” persistente. Además, crecí leyendo libros sobre chavales que se prostituían o se drogaban en la ciudad, y cuando era pequeño pensé: “Voy a hacer eso.” Y luego lo hice. Escribí muchas canciones al respecto también.

Esas experiencias formativas te acompañan siempre. Entiendo que la gente quiera volver a eso o hablar de ello porque es importante. Pero hay menos referentes para lo que viene después. Si eres mayor y masculino, te pones una camisa de cuadros y la gente dice: “Vale, es un daddy.” Pero si eres más femenino, no hay una guía tan clara sobre cómo encajar, quién eres o cómo comportarte. Aunque me guste pensar que ya no me importa, es difícil no saber cómo encajas. Es delicado hablar de eso. Incluso cuando estaba redactando la nota de prensa, la gente me decía: “¿De verdad quieres hablar de envejecer? ¿No crees que se burlarán de ti?” Y seguramente lo harán, ya lo hacían antes. Pero es la verdad. Y está en la música, así que me parecía importante abordarlo.

En 'No Front Teeth' hay una sensación de ausencia y reconstrucción, de algo arrancado pero que aún brilla. La colaboración con Aldous Harding le da un tono aún más etéreo y misterioso. ¿Cómo surgió esta colaboración y qué crees que aporta su voz a la atmósfera de la canción?

La canción trata de la autodestrucción, de hacerlo todo pedazos, pero también resulta familiar porque ya lo has vivido antes. De alguna manera, se siente como estar realmente vivo, entregándote a tus instintos. He estado sobrio bastante tiempo, pero eso no significa que no pueda portarme mal. Llevar mucho tiempo sobrio a veces es como si fueras en contra de lo que tu cuerpo y tu mente quieren hacer. Recuerdo que, cuando dejé las drogas y el alcohol, ni siquiera ansiaba beber o drogarme, pero sí quería portarme mal, hacer algo incorrecto. Hay algo muy liberador en ser “malo” porque es muy sencillo: tienes una sola meta y es drogarte, o arruinarlo todo, o volverte loco. Eso lo echo de menos en cierto modo. Entonces la canción se burla un poco de ese impulso. Es bonita, emotiva, pero también satiriza un poco esa idea. Y cuando compuse el estribillo, enseguida pensé en la voz de Aldous. Sabía que sería perfecta y que entendería de qué va la canción. Siento una afinidad con ella. Sabía que su voz sonaría preciosa, pero también que captaría de dónde vengo. Y es tan loca como Alan y yo. Soy muy fan suyo, así que fue perfecto.

Las canciones del álbum están llenas de imágenes muy potentes. Algunas se sienten como escenas de películas, por ejemplo, en 'In a Row' con esa imagen de alguien "locked inside a moving car". ¿Había alguna imagen o sentimiento persistente que guiara la creación de este disco?

No lo sé. Cada tema es distinto. A veces canto algo que ya pasó tal cual, y otras veces intento escribir como si fuera una escena de película para concluir todo lo que necesito expresar. En 'In a Row', lo concebía como algo al estilo Morrissey: un toque irónico, pero también un poco depresivo, conmovedor, crudo… aunque mantenga cierto descaro y humor sarcástico. Esa idea surgió de cuando, siendo niño, vi en las noticias que habían secuestrado a dos críos en una furgoneta blanca con ventanas opacas. Vi una así en mi barrio y salí a dar vueltas, esperando que me secuestraran.

Creo que en mi mente quería sobrevivir y que todo el mundo tuviera lástima, o que hicieran una película de eso, no sé… Es curioso que sea un razonamiento tan de alguien con tendencia a las adicciones: cuando empecé con las drogas, parte de mí lo hacía porque estaba enganchado, pero también porque buscaba la destrucción total, la experiencia radical, algo enorme para contarlo o para escribir sobre ello. Ahora, cuando lo miro en retrospectiva, me da un poco de vergüenza, pero lo entiendo. Si has crecido leyendo ciertas cosas, piensas que eso es “vivir”: ser artista, estar al margen.

"Durante cuarenta y tantos años, he seguido pensando que, si me siento a solas a pensar y pensar, voy a sentirme mejor. Y casi nunca funciona, pero al menos hago canciones."

Tu sentido del humor se nota de forma sutil en este disco, incluso en los momentos más oscuros. 'Capezio', por ejemplo, tiene un tono juguetón y ligeramente absurdo. ¿Cómo influye el humor en tu forma de abordar las emociones profundas en tus canciones?

Especialmente ahora, lo noto más que nunca. Siempre han estado muy cerca la una de la otra. Cuando escribía mi primer álbum, al mismo tiempo hacía unos videos de comedia experimental en casa de mi madre, con pelucas y monólogos. Estaba componiendo canciones que la gente percibe como tristes y oscuras, pero para mí no hay tanta diferencia. Son extremos que están extrañamente cerca. Un tiempo usé mi música para ser completamente serio, porque en la vida normal no lo soy tanto. Quería que me tomaran en serio y quería tomarme en serio a mí mismo. Pero luego, en redes sociales, era absurdo, porque eso me parecía divertido y emocionante. Con este álbum, supongo que quise mostrarme más tal cual soy, con todas mis facetas, porque eso me parecía más arriesgado o más sincero. Además, ya sé cómo hacerlo. Me costó tiempo averiguar cómo plasmar todo y que sonara bien y tuviera sentido.

A lo largo del disco aparecen personajes como Dion o Tate. ¿Cómo surgieron y qué papel juegan en la narrativa del álbum?

Todos ellos son personas reales, pero lo que cuento es como una versión de cuento de hadas de alguna dinámica que tengo con ellos, o una escena de película que he inventado que, aunque no sea literal, incluye cosas de nuestra relación o de lo que me hace pensar. En 'Capezio', por ejemplo, habla de mi amiga Kate y algunas vivencias. Le pregunté, le mostré la canción y le gustó. Originalmente, al final incluía grabaciones suyas de unos ensayos de danza que habíamos hecho, pero no terminó de encajar.

Eso también me pareció más arriesgado porque normalmente dejo ese misterio, no digo a nadie a quién está dedicada. Aunque, en el fondo, sé a quién corresponde y en qué se basa. Uso esas cosas como un portal. Como con 'Jason'. Esa historia personal me sirve de puerta para pensar en mis relaciones con hombres así, hombres hetero o no disponibles, que te dan algo y luego te lo quitan, o están a tu alcance, pero se siente un poco peligroso. Creo que lo escribí porque me avergüenza sentirme atraído por eso, no me aporta nada, pero satisface cierta compulsión o algún conflicto que tengo con los hombres o conmigo mismo. Dion, en cambio, no es un tema sexual; Dion es amor puro.

 

El lenguaje corporal es muy fuerte en tus letras: cuerpos que caen, se doblan, brillan, se desmoronan. ¿Sientes que las escenas físicas, las imágenes corporales, son muy importantes en este disco?

Creo que “body” es la palabra que más repito en todos mis discos. Ni siquiera lo hago a propósito. Es curioso que pensara que en este álbum no la mencionaba tanto, pero en realidad sí. En este disco he pensado mucho en el duelo y en la muerte, en resignarme a cómo son las cosas y la vida, en el cuerpo como algo temporal y frágil. No sé por qué me obsesiona tanto. Quizá porque pienso demasiado y a veces me siento desconectado de mi cuerpo, como si pudiera ser cualquier cosa. Pero luego, gracias a la danza, soy muy físico y a veces estoy totalmente metido en mi cuerpo y eso me hace sentir más magia, más trascendencia, más paz. Voy y vengo entre esos dos extremos, así que siempre estoy pendiente del cuerpo, de la belleza o incluso de un horror corporal. Estoy seguro de que hay muchos análisis sobre el porqué de las películas de “body horror” y qué tienen de satisfactorio. No sé explicar por qué, pero sé que recurro mucho a ello.

Cuando trabajas en un álbum, tiene que haber un momento en el que sientas que ya está completo, que todo lo que querías decir está ahí. En un disco tan abierto a la colaboración y el riesgo, ¿cuándo supiste que 'Glory' estaba terminado?

Depende. Hay canciones que surgen muy fácil, se arman rápido y dices: “Vale, ya está,” y no las vuelves a tocar. Otras son una pesadilla, tardan una eternidad. Curiosamente, en 'Ugly Season' hubo un par de temas que fueron lo más difícil que he hecho, como 'Hellbent' y 'Eye in the Wall'. Eran improvisaciones larguísimas con estructuras poco tradicionales, y tenía que convertirlas en canciones. Cada una iba por un millón de sitios y eran muy extensas. Pero ahora son mis favoritas de ese disco, aunque lloré intentando encajar cada parte, cambiando letras mil veces. Fue doloroso crearlas. Creo que saber cuándo algo está acabado es fruto de la experiencia. Aun así, nunca estás 100% seguro, y es más complicado cuando hay más gente involucrada, porque cada uno tiene su idea de cuándo algo está “listo.” Pero yo, en el momento de componer, puedo sentir si está bien o mal. Hay muchísimas canciones que no entraron en el disco, que no superaron cierto punto porque eran agradables pero demasiado fáciles. No parecían importantes ni inspiradas, aunque sonaran bien. De algún modo, noto cuándo una grabación tiene identidad propia.

"A través de la danza y de algunas amistades me di cuenta de que existen muchos tipos de conexiones: románticas, creativas, sexuales… más allá de las estructuras tradicionales que he pasado media vida intentando encajar."

En todas nuestras entrevistas, pedimos al artista que deje una pregunta para la siguiente banda que entrevistemos. ¿Cuál sería la tuya?

Mike: Mmm… podrías preguntarles cómo reconcilian la presión de tener que compartir y estar siempre expuestos, con las necesidades internas de crear música.

De forma similar, tengo una pregunta para ti de Anna B Savage: ¿Cuál es tu primer recuerdo musical?

Es una respuesta un poco triste, y no sé qué tan avergonzado estoy de admitirlo, pero mi perro murió hace un año y estaba destrozado. La única canción que podía escuchar era un remix de Lady Gaga de la película ‘A Star Is Born’, en concreto una versión horrible de ‘Always Remember Us This Way’.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.