Entrevistamos a

Paco Cathcart

"No tenemos tiempo para la abstracción ahora mismo; cuando seamos todes libres, entonces tendremos tiempo para ser abstractes."



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El sonido de la lluvia golpeando el asfalto acompaña a quien transita las calles vacías de Flatbush o se asoma a las marismas de Jamaica Bay. En 'Down on Them', Paco Cathcart vuelve sobre esos escenarios no para describirlos sino para habitarlos desde una cotidianidad desgastada, una que apenas resiste entre desplazamientos urbanos, cielos grises y encuentros fugaces. Este disco, grabado durante jornadas incesantemente lluviosas, encapsula algo más que un clima: solidifica la sensación de permanencia en medio de un entorno que constantemente amenaza con desbordarse. No es una colección de canciones sobre Nueva York como emblema, sino sobre los detalles casi imperceptibles que sostienen la vida en ella. Canciones como 'Bottleneck Blues' y 'Invasive Species' revelan la tensión entre un espacio urbano saturado y la nostalgia por un orden natural casi extinguido. La primera articula el colapso de la circulación diaria en una melodía que parece retroceder sobre sí misma, mientras que la segunda utiliza la figura de las "spotted lanternflies" para insinuar procesos de transformación implacables en los barrios.

A través de un ensamblaje paciente junto a Miriam Elhajli, Ellie Shannon y Bailey Wollowitz, el álbum encuentra su fuerza en la interacción lenta y meticulosa entre instrumentos. Cada línea vocal compartida, cada pequeña desviación rítmica parece registrar meses de evolución conjunta. Temas como 'Ella Vive Sola' detienen el tiempo para observar vidas aisladas que respiran al margen del vértigo general. El título 'Down on Them' resuena como un eco seco de juicios casuales lanzados sin pensar. Esta colección no se entrega a la grandilocuencia ni a la redención, sino que se asienta en la firmeza de seguir componiendo desde un territorio específico, donde el océano todavía ofrece, a la distancia, un horizonte sin rostros. Aprovechando lo inminente de este lanzamiento, hemos tenido el placer de hablar con Paco.

Algunos discos parecen estar profundamente influenciados por el entorno que les rodea. En ciertas grabaciones, da la sensación de que el clima se cuela en el sonido sin que nadie lo planee. Tengo entendido que durante las sesiones de este disco estuvo lloviendo sin parar. ¿Sientes que hay una conexión entre esa atmósfera lluviosa y el carácter que acabó teniendo el álbum?

Sí. La conexión es que cada día llegaba empapade al estudio de grabación en Maspeth, yendo en bicicleta. Ese cuerpo empapado fue el que tocó la guitarra y cantó. Los otros cuerpos empapados por la lluvia cada mañana tocaron el bajo, la batería y el sintetizador, y uno de ellos se sentó en la mesa de mezclas y afinó el sonido. La conexión es que, cada vez que subíamos a la azotea a fumar hierba entre tomas, el cielo seguía gris. La conexión es que me sentaba en el lado opuesto a las ventanas mientras tocaba la guitarra que se grababa para el álbum, y mis ojos veían la lluvia caer detrás de la cabeza de Bailey, nuestre batería, mientras golpeaba las cuerdas con los dedos. Esa lluvia golpeaba el hormigón del edificio, golpeaba el alquitrán del tejado, golpeaba el cristal de la ventana, y todo eso creaba vibraciones en el aire. Ese sonido, aunque imperceptible para quien acabe poniendo el vinilo en su tocadiscos y subiendo el volumen de los altavoces, fue captado por los micrófonos apuntando a nuestros instrumentos y amplificadores, y se convirtió en música.

Cuando era más joven, me importaban menos las cosas y además tenía ideas muy firmes sobre hacer música que fuera inmediata y no desligada de su entorno, siempre grababa con las ventanas bien abiertas. Era una forma de reconocer que toda grabación, al final, es una "grabación de campo"; lo único que cambia es si tu "campo" es un estudio de grabación tratado acústicamente o algún otro lugar del mundo vivo. Últimamente he deseado hacer música con menos pitidos de coches de fondo, pero siempre pensaré en la música como el resultado de personas en un lugar concreto en un momento concreto. Y durante nuestro momento concreto, en nuestro lugar concreto, llovía.

 

Por lo que se puede entender, la banda se fue formando poco a poco, empezando como un trío y luego añadiendo la batería. ¿Cómo influyó ese proceso gradual de formación en las armonías y en la dinámica entre todes vosotres?

Conocí a Ellie Shannon y Miriam Elhajli más o menos al mismo tiempo, entre 2022 y 2023. Ellie acababa de dejar de tocar la trompa en una orquesta y se había mudado a la ciudad. Desde la primera vez que hablamos, fuera de The Owl Music Parlor, un local que funciona como una especie de base para mí cerca de mi casa en Flatbush, Brooklyn, pude percibir de inmediato su fuerza. Esa misma noche le pedí que tocara conmigo, y empezamos a ensayar como dúo. Su técnica instrumental y su conocimiento teórico superaban a los míos, pero todavía no tenía mucha práctica cantando. (No pasa nada: yo todavía sigo aprendiendo a cantar afinado a día de hoy). Básicamente le exigí que cantara armonías en todas las canciones mientras tocaba acordes y melodías en el sintetizador; ahora, dos años después, se ha convertido en una cantante absolutamente impecable y expresiva, con un gran oído para las armonías (también canta como solista en su propia banda, Kissy Noises).

Intenté hacer lo mismo pero al revés con Miriam, que me había dejado alucinado cuando la vi tocar en el local DIY ya desaparecido Chaos Computer, donde yo trabajaba haciendo sonido y tocaba a menudo. Su voz era una locura, nunca desafinaba, y pasaba de una potencia abrumadora a una intimidad que te dejaba paralizado, además de ser una guitarrista acústica increíble y precisa. Así que, por supuesto, cuando le pedí que se uniera a la banda fue para tocar el bajo eléctrico, un instrumento completamente nuevo para ella, y cantar la tercera voz en las armonías vocales al mismo tiempo.

No sé muy bien por qué hice esto en lugar de tirar del grupo de músicos que ya conocía desde hace años, o simplemente contratar a una banda profesional para los conciertos. Quizás sentía que estaba ante personas artísticamente tan potentes que tenía miedo de perderlas, y de forma inconsciente sentí que tenía que engancharles proponiéndoles algún tipo de reto. Quizás simplemente les quería mucho como personas y me obligué a mí misme, y a nosotres, a hacer que funcionara incluso aunque hubiera dificultad.

Bailey Wollowitz, nuestre batería, venía de un entorno musical parecido al mío: es puro rock. Creció tocando en varias bandas a la vez, tres, cuatro, cinco a la vez. Asistiendo a todos esos ensayos cada semana. Tocando simplemente por el puro placer de hacerlo, porque es lo que hacemos con nuestres amigues, es nuestra forma de ser amigues: tocamos juntes. Para Bailey, la música nunca fue una cuestión de dinero (aunque sin duda tendrán una carrera muy fértil gracias a su ética de trabajo y su talento). Bailey ha repartido setenta pavos al final de la noche entre cuatro o cinco miembros de una banda mil veces, un millón de veces.

Inevitablemente, acabaron tocando la batería en SBJ, una banda de rock and roll en la que llevo más de diez años tocando la guitarra eléctrica. Bailey y yo ya éramos amigues desde hacía años, incluso una vez toqué el bajo en su banda, Fantasy of a Broken Heart, para un bolo hace tiempo, y sabía que Bailey era, sencillamente, un artiste increíble: guitarra, bajo, piano, voz... lo que hiciera falta. Pero fue tocando en SBJ cuando realmente vi su profunda conexión con la batería: siempre parecían tocar algo un poco inesperado, un poco picante, o a un volumen inesperado, pero manteniendo perfectamente el barniz clásico que cultivamos en SBJ. Un artiste de verdad a la batería. Así que también les pedí que tocaran en mi banda, que en aquel momento era probablemente la sexta banda en la que estaban. "No puedo pagarte los ensayos", les dije. No hubo problema.

Supongo que, al final, la respuesta a tu pregunta tiene que ver con sacar a las personas de su zona de confort, y con juntar a gente que no se conoce demasiado entre sí para tocar, de forma que, mientras aprendemos la música, también estamos inevitablemente aprendiendo un montón de otras cosas. Personalmente, me gusta ese proceso.

"Durante mucho tiempo, para mí hacer música significó juntarme con amigues, formar bandas, tocar por el puro placer de hacerlo y alimentar nuestra comunidad."

Antes de grabar, hicisteis una gira bastante extensa por diferentes partes del país. ¿Hubo algún concierto durante esa gira en el que sintieras que la banda por fin había encontrado un lenguaje común para el álbum?

Una gira tan larga siempre acaba teniendo varios momentos de cercanía extática, de máxima compenetración musical y social, de sentir una profunda conexión familiar, de experimentar un apoyo sin límites por parte de las personas con las que viajas y haces arte. Vas montado en una ola. Y, claro, la gente va a llorar, a herirse los sentimientos, a comportarse de forma mezquina o borde. Sé que yo hice todo eso varias veces durante aquella gira. Pero los momentos buenos fueron absurdamente buenos, y muy frecuentes. Creo que, musicalmente, nos cohesionamos en algún punto del noroeste del Pacífico. Fue entonces cuando de verdad empezamos a reflejarnos unes a otres en el escenario, a escucharnos de forma profunda. Fue después de que dejara mi cartera sobre el maletero del coche en una gasolinera y perdiera quinientos o seiscientos dólares de las ventas de merch. A veces viene bien perder dinero, siempre que no te deje arruinade.

Por aquella época alcanzamos ese tipo de concentración especial en la que puedes estar totalmente suelte, en la que tienes el espacio y el apoyo suficientes para arriesgarte a ser suave en un momento y duro al siguiente, para explorar tu personalidad en el escenario, para ser amorose y peligrose a la vez. En Seattle, en Olympia, en Portland... pasó en algún lugar de esa zona. Y cuando cruzamos el mortal Suroeste y luego volvimos a subir por el centro del país, ya íbamos totalmente en llamas y a mí no me preocupaba absolutamente nada.

 

Tu camino ha estado marcado por años de grabaciones caseras y por usar equipo limitado. ¿Qué descubriste al grabar en un estudio profesional que te sorprendiera, ya fuera para bien o para mal?

Bueno, en realidad no creo que el estudio en el que grabamos este álbum (Artifact Audio, dirigido por Sasha Stroud) sea más “profesional” que el estudio casero donde hago mis trabajos de ingeniería de sonido (Natural Jank Studios), o que cualquier otro estudio casero, para el caso. Normalmente, las cosas que se consideran “profesionales” solo lo son porque se ha gastado dinero en ellas o se gasta dinero allí, y el dinero… bueno, en el fondo todes sabemos que tener dinero o estar involucrade con el dinero no significa absolutamente nada.

Aunque sí que me encanta esa sala. Decorada sin pretensiones, acústicamente equilibrada. Techos altísimos, grandes ventanas. Y Sasha es una persona maravillosa, con unas habilidades de ingeniería impecables, capaz de hacer brillar cualquier tipo de música. No puedo decir que la experiencia de grabar allí me enseñara algo nuevo en sí misma, más allá de reafirmarme en algo que ya sabía: que Miriam, Bailey y Ellie son artistes increíbles, y que Sasha es una ingeniera impresionante. De hecho, ya había grabado antes en Artifact con Sasha varias veces, tanto con SBJ como con otra banda llamada Eyes of Love.

Eso sí, recuerdo que en algún momento de la sesión Sasha me dijo algo que, como otre friki del sonido, me encantó: "Ya no me importa cómo suenan las cosas", dijo. Me pareció absolutamente brutal. Intento acordarme de eso cuando me obsesiono intentando microfonear algo a la perfección o decidiendo dónde colocar un panel acústico. Sus grabaciones suenan increíbles, y a ella ya ni siquiera le importa cómo suenan. ¡Ja!

"Normalmente, las cosas que se consideran 'profesionales' solo lo son porque se ha gastado dinero en ellas o se gasta dinero allí, y el dinero, en el fondo, no significa absolutamente nada."

Has comentado en otras ocasiones que, cuando eras más joven, hacer música básicamente significaba estar en una banda. ¿Sientes que esa emoción original, casi infantil, ha vuelto en este proyecto?

¡Nunca se fue! Siempre he tocado en bandas: como mencioné antes, está SBJ, una banda de rock and roll en la que toco desde que tenía unos 20 años, junto a uno de mis mejores amigos, Max Brown, y otres amigues. Está Climax Landers, otra banda en la que llevo toda la vida, tocando la música genial de mi amigo William Maloney; de hecho, el año pasado sacamos nuestro tercer LP. Durante mucho tiempo toqué en una banda salvaje, muy teatral, una mezcla de punk y metal, llamada Shimmer, que sacó dos discos y dio muchísimos conciertos locos. También llevo años tocando en el proyecto continuo de Andrea Schiavelli, Eyes of Love. Hubo una etapa de The Cradle (el nombre que uso cuando no me presento como Paco Cathcart) en la que tocábamos toda mi música más orientada al baile, y yo tocaba la mbira en vez de la guitarra. Todas estas bandas han estado formadas por amigues muy querides, juntándonos simplemente por amor a la música, organizando nuestros propios conciertos por diversión y para alimentar nuestra comunidad.

Ahora bien, dedicarme a esta carrera más en solitario ha ocupado un espacio en mi vida que antes habría estado dedicado a tocar con mis amigues, a empezar nuevas bandas, a unirme a las bandas de mis amigues, a improvisar por puro placer. Lo curioso es que, cuando menciono que a veces siento cierta pena por esto, y que quiero montar una nueva banda o pasar más tiempo tocando por gusto, siempre recibo la misma respuesta: “yo también”. Así que, ¿será cosa mía? ¿O es un cambio cultural, o un cambio económico, que hace que la gente tenga menos tiempo para simplemente estar juntes y hacer música, porque nos hemos convencido de que hay cosas más importantes que hacer?

Aunque llevas años sacando música bajo otro nombre, este es el primer disco que publicas con tu propio nombre. ¿Qué cambió en ti para querer presentarte así ahora?

Nada en absoluto. Voy a seguir sacando música como The Cradle. Pero confío en la gente de mi sello, Wharf Cat Records, y me dijeron que el disco se vendería mejor si usaba mi propio nombre. Me parece bien. Además, usar mi nombre para este disco en lugar de “The Cradle” también me permite, legalmente, seguir publicando música como “The Cradle” al mismo tiempo.

Hubo un tiempo en el que me sentía bastante incómode promocionándome, asociando el arte a mi identidad. Simplemente no me sentía a gusto conmigo misme, y supongo que en ese momento no quería usar mi propio nombre por esa inseguridad. Pero superé esa mierda hace ya bastante tiempo. No ha tenido nada que ver con esta decisión.

El título del álbum, ‘Down on Them’, casi suena como un veredicto, pero deja mucho espacio para la interpretación. ¿Recuerdas cuándo lo elegiste y qué te hizo sentir que era la frase que lo resumía todo?

Creo que escuché la frase durante la retransmisión de un partido de baloncesto, algo como “los Knicks, han estado “down on them” todo el año, pero esta noche están jugando genial”. Es un veredicto, sí, pero uno superficial y mezquino, hecho por alguien que probablemente no se ha parado a pensarlo demasiado, y que seguramente ni siquiera debería estar hablando y juzgando.

‘Down on Them’ es cotilleo, es negatividad barata. Es lo que veo a mi alrededor cada maldito día. Gente soltando mierda fácil y creando división, justo cuando lo que necesitamos es el trabajo duro de entendernos y construir solidaridad.

Además de eso, me gusta la ambigüedad de la frase: ¿se refiere a un grupo de personas, como los Knicks, o a una sola persona no binaria, como yo misme? También me gusta la imagen que evoca, como si a alguien le estuviera lloviendo encima, y me gusta la carga de sexualidad cruda que también tiene la expresión.

"No me corresponde a mí decidir qué pertenece a una canción; somos mis canciones y yo quienes pertenecemos a los lugares que habitamos."

En ‘Invasive Species’, la canción empieza con una imagen urbana muy concreta: niñes matando insectos en las aceras de Nueva York. A partir de ahí, se expande hacia un territorio más amplio. ¿Cómo decidiste que esta pequeña escena podía sostener una narrativa más profunda?

¡Me encanta esta pregunta! Me encanta porque vuelve al tema del tiempo y el lugar en la música, del que hablaba antes. Los insectos a los que me refiero en la canción son las "Spotted Lantern Flies", una "especie invasora" procedente de Asia que llegó a Estados Unidos hace unos años y empezó a causar estragos en el ecosistema. El hecho de que, siendo tú español, quizá no entendieras la referencia sin una explicación demuestra, en parte, lo que plantea la canción. La canción es local, está dirigida a mis compañeres neoyorquines. Cualquiera de aquí sabría exactamente de qué estoy hablando y entendería la metáfora.

Nos están expulsando de nuestra ciudad natal, desplazades por recién llegados que no tienen reverencia por el lugar, ni respeto por la gente, ni sentido de cómo ser buen miembro de la comunidad, ni elegancia en el barrio. Trabajadores del sector tecnológico, bien pagados por alguna mega-corporación para la que trabajan, se mudan a apartamentos recién reformados en barrios obreros, abren sus portátiles y gastan su dinero en las nuevas cafeterías carísimas que abrieron ayer mismo para ellos, y la cultura muere a su alrededor.

Al final, es una historia tan antigua como la ciudad misma, como su propio nombre indica: Nueva York. La Mannahatta de los Lenape se convierte en Manhattan, uno de los cinco “boroughs” de esta gran ciudad de recién llegados, nombrada a su vez por algún pueblecito inglés llamado York.

 

Algunas canciones parecen retratos íntimos de personas que suelen ser invisibles, como en ‘Ella Vive Sola’. ¿Ese personaje está basado en alguien real o surge de una observación más general?

Esa canción es un retrato realista de mi abuela, María Lucía. La familia de mi padre emigró de Medellín a Boca Ratón, Florida, más o menos en 1980, y ella ha vivido en la misma casa desde entonces. Los niños crecieron y se fueron, su marido William murió. Pero ella se quedó. Sin gatos como compañía ni nada. Para ser sinceros, ojalá se hubiera mudado e intentado algo nuevo. Pero ya es tarde. Lleva tanto tiempo allí que parece que se le ha olvidado que existe vida fuera de esa casa y de sus recuerdos.

Parece haber una fuerte atracción hacia las zonas costeras, el mar y los espacios abiertos en varias canciones. ¿Qué significan para ti el agua, los bordes y el ir en bici hacia lugares más abiertos?

Cuando vives en la ciudad, siempre estás mirando a gente. A donde vayas, mires donde mires, ves personas, ves los edificios que han construido, ves las calles que han asfaltado, hueles la comida que cocinan, escuchas las voces de gente trabajando, preocupándose, yendo de un lado a otro sin parar. Cuando vas al océano, es uno de los pocos lugares donde, si miras hacia el horizonte, dejas de ver a la gente. Dejas de ver el torbellino de amor, ira, alegría y resentimiento. Solo ves lo que siempre ha estado ahí, antes del hormigón y el acero, antes de Olmsted y Roebling, antes de Bloomberg, antes de Robert Moses, antes de la policía de Nueva York, antes de los promotores inmobiliarios, antes de los primeros colonos holandeses tramposos, incluso antes de los Lenape, e incluso antes de la gente que estuvo aquí antes que ellos. Nunca podría vivir en un lugar sin costas. Necesito que me lo recuerden.

"La relación de confrontación entre los humanos urbanitas y la naturaleza ha sido siempre una fuente de inspiración para mí, porque es algo profundamente confuso y extraño."

Has formado parte de la escena DIY de Nueva York durante muchos años, siempre trabajando en colaboración con otres. ¿De qué manera sientes que ese sentido de comunidad se refleja en este álbum, aunque sea de forma indirecta?

Esa comunidad es quien soy. No escribiría ninguna de las letras que escribo si no fuera de donde soy, si no formara parte de la comunidad a la que pertenezco. Todes quienes participaron en la creación de este álbum son personas que, a su manera, entienden la importancia de la comunidad musical, de la familia, de la solidaridad. No puedo trabajar con gente egoísta.

Hay una cualidad cinematográfica en la forma en que ciertos lugares de Nueva York aparecen en el disco. ¿En qué momento sabes que un lugar específico, como Jamaica Bay o Flatbush, pertenece al mundo de una canción?

Si estoy en un lugar, ese lugar pertenece al mundo de alguna canción, porque está ahí y yo también, y lo que ese lugar hace es estar ahí, y lo que yo hago es hacer canciones. No me corresponde a mí decidir qué pertenece a una canción. Pertenecer significa ser poseído. Ser de algo, de alguien o de algún sitio, o ser tenido por alguien o por algún lugar. Somos mis canciones y yo quienes pertenecemos a los lugares. Y, al final, cada canción que hago pertenece a la ciudad de Nueva York.

Tus letras mezclan imágenes muy poéticas con otras que parecen completamente cotidianas, casi como pequeñas observaciones. ¿Cómo encuentras el equilibrio entre lo concreto y lo abstracto sin perder la fluidez natural?

Espero que ninguna de mis letras sea abstracta. Como muches escritores, uso la metáfora, la asociación y la sugerencia, pero eso no es lo mismo que la abstracción. No tenemos tiempo para la abstracción ahora mismo. Cuando seamos todes libres, entonces tendremos tiempo para ser abstractes. Hasta entonces, cada canción, de algún modo, es una canción contra la guerra.

"La comunidad musical es quien soy: no escribiría ninguna de las letras que escribo si no fuera de donde soy ni formara parte de la comunidad a la que pertenezco."

‘Down on Them’ suena como un álbum urbano, pero no en el sentido habitual. Está lleno de naturaleza incrustada en el hormigón. ¿Era algo que te propusiste hacer o surgió de forma natural a partir de tu conexión con ciertos lugares?

Esta pregunta también me gusta mucho. Me gusta tu frase "naturaleza incrustada en el hormigón". Se dice que los espías están “incrustados” en países extranjeros. Una bala queda “incrustada” en la carne de un soldado. Un recuerdo culpable que querrías olvidar está “incrustado” en lo más profundo de tu mente. Hay una relación implícitamente adversa entre el objeto incrustado y el material en el que está incrustado.

Creo que esta relación de confrontación entre los humanos urbanitas, su infraestructura y la “naturaleza” siempre ha sido una fuente de inspiración para mí, porque es algo muy confuso y extraño. El ser humano en la ciudad es una criatura fascinante: sobreestimulada, sobrecargada de trabajo, sabiendo demasiado sobre cosas humanas y demasiado poco sobre todo lo demás. Desde luego, no me propuse escribir sobre esto en este álbum en particular, pero es algo en lo que pienso todo el tiempo. De hecho, soy un animal humano viviendo dentro de la extraña e inhóspita infraestructura de un gran entorno urbano. ¿Por qué? Porque lo amo.

En todas nuestras entrevistas nos gusta que nos dejéis una pregunta para la siguiente banda a entrevistar. ¿Cuál es la tuya?

Háblanos de una mujer de tu familia que te inspire.

Del mismo modo tengo una para ti a cargo de Jerey Earl Bradley de Woods. Dice así: ¿cuál es tu comida favorita para cocinar en casa?

Cuando cocino para un grupo, normalmente preparo un espagueti bien bestia: una salsita simple, unos tomates en lata, cebolla y ajo, quizá un pimiento si tengo alguno a mano, bastante aceite de oliva, unas aceitunas negras y algunas hierbas frescas. Y si la gente está de acuerdo, a veces le echo también una lata de sardinas. Me gusta acompañarlo con una ensalada de rúcula, con unas nueces y un poco de manzana verde, aliñada con aceite de oliva y vinagre balsámico.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.