Vibraciones crudas emergen desde el primer acorde de 'Ela Caiu', confirmando la firme voluntad de Mafalda Rodrigues, Miguel Pereira, Miguel Azevedo y Matias Ferreira por embestir los oídos sin complacencias. Cada pista avanza con la determinación de quien contempla su entorno con decisión inquebrantable. El tono granítico de 'Delírios' invita a sumergirse en guitarras que casi parecen latidos, mientras la voz se acerca sin timidez. No hay ornamentaciones superfluas ni giros musicales predecibles. El bajo retumba en 'Ofélia' con una especie de tensión constante, proyectando un ambiente polifacético que retiene la atención sin caer en maniobras repetitivas.
La segunda mitad revela un matiz pausado, ejemplificado en 'De Alguém Hão De Ser'. Ese trazo reposado evidencia el deseo de evidenciar silencios y texturas mínimas. Lejos de mostrarse condescendientes, ellos afrontan cada idea con firmeza. La percusión dibuja contornos que resaltan palabras directas. El órgano vocal, aunque no busca virtuosismos ostentosos, alcanza una expresividad palpable que define la identidad de este trabajo.
'Cidade' ofrece un cuadro sonoro que late al compás de realidades cambiantes, sostenido por la energía conjunta de quienes parecen hermanar la densidad con la sutileza. Ese acto de equilibrio no resulta forzado, ya que la naturalidad prevalece sin limitaciones. Cada composición marca un rumbo que crece sin fórmulas gastadas. El ruido controlado se alía con pausas reflexivas, confirmando la habilidad de explorar contrastes en pocos minutos.
'Ela Caiu' no se queda en una sola paleta. Fluye con decisión, reflejando una convicción creativa que no requiere adornos ni anhelos superficiales. Marquise mantienen un pulso firme en su propuesta, arrastrando la atención hasta el final. Sus piezas se integran como capítulos compactos, dejando sensaciones que transforman la escucha en algo memorable. Cada matiz sugiere determinación, sin rodeos ni pretensiones, completando un testimonio vibrante. Aprovechando lo inminente de la publicación de este LP debut vía Saliva Diva, hemos tenido el placer de entrevistar al grupo.
‘Ela Caiu’ es vuestro primer LP. ¿Qué sentís que define este disco en comparación con vuestro EP anterior?
Miguel Pereira: Creo que las principales diferencias entre nuestro EP de debut y este LP se deben a varios factores que, de forma natural, nos han llevado hasta este resultado final. Grabamos el EP hace dos años y medio, cuando aún estábamos desarrollando nuestra dinámica y química como banda. Desde entonces, el intenso rodaje en directo y el tiempo que llevamos tocando juntos nos han permitido perfeccionar nuestro sonido y trabajar las canciones de manera más orgánica, algo que el EP no reflejaba por completo.
En la producción de este LP, dedicamos más tiempo y atención a los detalles. Empezamos a grabar en mayo, en Arda Recorders, y terminamos hacia octubre o noviembre. Trabajar con João Brandão fue decisivo para concretar nuestra visión sonora. En el estudio, pudimos grabar las bases en directo, todos juntos en la misma sala, y probar distintas formas de grabación: desde amplificadores y cajas de batería diferentes hasta usar un kit distinto en algunos temas. Todo este proceso nos permitió dar al álbum un carácter más maduro y elaborado. Por último, el LP tiene una atmósfera más pesada y, en ocasiones, melancólica, lo que contrasta con el EP, que suena más vibrante y juvenil, más colorido.
Desde vuestros primeros pasos como banda en vuestro EP hasta ‘Ela Caiu’, ¿sentís que vuestro sonido ha evolucionado hacia territorios más oscuros y agresivos o, por el contrario, ha seguido un camino diferente?
Miguel Pereira: En realidad, muchas de estas canciones no son exactamente nuevas. El rodaje en directo y la consolidación de nuestra química mientras tocábamos nos llevaron, de manera natural, hacia un sonido más oscuro. Así que no fue una decisión meticulosa al componer; ¡todo lo contrario! Desde el principio, nuestro proceso de composición ha estado marcado por la espontaneidad y la organicidad de los cuatro.
Más tarde, durante la grabación, sí adoptamos un enfoque más meticuloso a la hora de elegir los sonidos y explorar las texturas, aunque el foco siguiera estando en la individualidad de cada canción, manteniendo un espíritu experimental y espontáneo. Del tipo ‘¿y si probamos esto?’
Vuestra música se mueve entre la contundencia y la fragilidad, combinando una energía arrolladora con momentos más delicados. ¿Cómo lográis mantener ese equilibrio sin que un extremo se imponga al otro?
Miguel Azevedo: Como ya mencionó Miguel Pereira en otra respuesta, estas canciones son relativamente ‘antiguas’, algunas estaban listas cuando grabamos el EP. El equilibrio que se percibe en ellas es el resultado de todo nuestro aporte en el momento de componer, es decir, cuando decidimos qué tipo de sonido (más ruidoso o más suave) encajaba mejor en cada parte de cada tema.
Después, Mafalda añade al instrumental sus melodías y letras, que tienen su propio protagonismo, pero sin eclipsar lo que hace el resto. Dado que tocamos gran parte de estas canciones en directo en varias ocasiones, ver cómo reaccionaba el público en los conciertos nos ayudó a ajustar las dinámicas.
"El rodaje en directo y la consolidación de nuestra química mientras tocábamos nos llevaron, de manera natural, hacia un sonido más oscuro."
Vuestras influencias parecen abarcar desde el grunge al post-punk, pero ¿hay alguna referencia musical menos evidente que haya influido en el álbum?
Miguel Pereira: Todos tenemos influencias de estilos y géneros muy diversos. Las menos obvias, por lo menos en mi caso, provienen del universo de la música ambient, electrónica e incluso del noise, especialmente por la búsqueda constante de texturas y la experimentación con efectos espaciales y distorsiones. Brian Eno es, sin duda, una de mis mayores inspiraciones en ese campo.
Recuerdo que, en ‘Delírios’, me influyeron directamente Gilla Band y Model/Actriz; en ese enfoque intenté concebir la guitarra no tanto como un instrumento melódico, sino como un elemento rítmico o una especie de ‘pad’ distorsionado, como en la introducción.
Las letras a veces juegan con imágenes abstractas y metáforas. ¿Qué proceso seguís para escribirlas? ¿Nacen de una idea clara o se van moldeando con la música?
Mafalda Rodrigues: La verdad es que intento no seguir ningún método ni proceso concreto. A veces, me encuentro en temporadas en las que palabras, frases o incluso pequeñas conversaciones que voy teniendo o escuchando se quedan resonando en mi cabeza. Todo esto se convierte en material para la imaginación y ayuda a la hora de escribir.
La única constante en este proceso es que el instrumental suele venir casi siempre primero, de modo que el ambiente ya instaurado en la música me lo pone más fácil. Basándome en esos ambientes y espacios, intento retratar al máximo lo que me transmiten.
Vuestros versos a menudo parecen fragmentos de poesía abstracta. ¿Hay algún libro o escritor que haya influido en vuestras letras?
Mafalda Rodrigues: Mirando ahora mismo a mi estantería y hay algunos que me saltaron a la vista: Al Berto - ‘Lunário’; Jean-Paul Sartre - ‘El diablo y el buen Dios’; Wassily Kandinsky - ‘Gramática de la composición’. No sé si me influyen estilísticamente al escribir, pero sin duda cambiaron mi forma de ver y analizar lo que me rodea, afectando de manera indirecta este proceso.
A lo largo del disco, también se percibe la alienación y la pérdida de identidad en varias canciones. ¿Es este disco una especie de retrato generacional o es más bien algo individual?
Mafalda Rodrigues: Al principio, cuando se escribieron las letras, surgieron de una experiencia individual, pero creo que su libre interpretación y la ambigüedad con que pueden leerse terminan generando una experiencia de testimonio colectivo de nuestra generación. Aluden a momentos de ruptura de una juventud precarizada, que ve muchos cambios en el paradigma.
"Por muy destructiva que parezca una experiencia, puede desencadenar transformaciones muy positivas y llevarnos a la perspectiva de: “Tengo que salir de aquí, y no puedo caer más hondo que esto.”"
En ‘Ofélia’, el título nos remite inmediatamente a un personaje literario asociado a la caída, a la vulnerabilidad y a la tragedia. "Cuidado, ten, ten cuidado, cuidado que todo el mundo cae". ¿Creéis que caer es siempre algo negativo o a veces es necesario para avanzar?
Miguel Pereira: Aunque no sea imprescindible vivir un momento de caída, siempre se revela como una gran oportunidad para avanzar. Llegar a un punto de ruptura, o incluso tocar fondo, puede ser la ocasión perfecta para reconstruirte. Por muy destructiva que parezca la experiencia, puede desencadenar transformaciones muy positivas y llevarnos a la perspectiva de: “Tengo que salir de aquí, y no puedo caer más hondo que esto.” Es el momento ideal para reevaluar y reforzar nuestra identidad. Si el álbum habla de eso, no lo sé exactamente. Creo que las letras de Mafalda, y el disco en su conjunto, dan pie a múltiples interpretaciones. Al final del día, lo más importante es cómo la música llega a cada persona.
El título del álbum, ‘Ela Caiu’, sugiere un acontecimiento destacable, pero no deja claro si esa caída es literal, metafórica o emocional. Para vosotros, ¿a qué vertiente se asocia más la caída que describís?
Mafalda Rodrigues: Aunque no haya consenso entre los cuatro, personalmente considero que esta caída está unida a la “ciudad”. Una caída metafórica, literal y emocional sobre una visión de una ciudad en decadencia y despersonalización.
En ‘De Alguém Hão De Ser’, la instrumentación es de las más suaves del disco, pero la letra es inquietante. ¿Elegisteis esa atmósfera más delicada para acentuar el contraste?
Mafalda Rodrigues: De alguna forma, es un tema muy presente en varias pistas del disco, y es normal. Las letras reflejan lo que implica “crecer” y sentirse perdido en ese proceso.
En vuestras letras se percibe cierto desencanto, pero también desafío. Parece que, aunque todo colapse, hay un afán por seguir adelante. ¿Creéis que el disco transmite esa idea?
Mafalda Rodrigues: Espero que sí. Aunque el disco tenga una visión más antagónica que nuestro EP, no siento que este nuevo ambiente sea perjudicial para una esperanza que aún puede alcanzarse. Al contrario, es una catarsis de ese mismo suceso.
Porto es una ciudad en constante transformación, con contrastes entre lo antiguo y lo nuevo. En ‘Cidade’, cantáis: "Andaimes por todo lo que es sitio, ya no hay una ciudad lisa". ¿Esta canción surge de una observación sobre la ciudad donde vivís o es una metáfora de algo más amplio?
Mafalda Rodrigues: Este tema nace de una pequeña frustración sobre lo que es mi futuro: actualmente estudio Arquitectura y no entiendo cómo la construcción no para. Dondequiera que miro, veo andamios, grúas, máquinas, camiones... Me persiguen la vista. La construcción no se detiene, el cambio y la alteración de la ciudad es constante, a veces asociada a su propia despersonalización. Siento que el hecho de vivir en Porto influye en esta observación: constatar un deterioro constante por movimientos superficiales, "fachadismos" que cambian flujos y ambientes dentro de la ciudad.
"Aunque no haya consenso entre los cuatro, personalmente considero que esta caída está unida a la “ciudad”. Una caída metafórica, literal y emocional sobre una visión de una ciudad en decadencia y despersonalización."
Ya que hablamos de Porto, ¿sentís que existe una comunidad unida de músicos con la que os identificáis? ¿Hay espacios y oportunidades suficientes para las bandas emergentes o es un camino más complicado de lo que parece desde fuera?
Miguel Pereira: Cada vez vemos a más gente interesada en hacer música, no solo en teoría, sino también en la práctica. Por todo el país han surgido proyectos de calidad que se presentan; en Oporto, esa tendencia también es fuerte, algo muy positivo. Se crea una especie de bola de nieve donde un grupo o individuo escucha algo en otra banda y se siente inspirado, casi como en cascada. Querría destacar a grupos como Trasgo, EVAYA, Desire Haze, Girls 96, Polivalente, Divã, entre otros.
Respecto a los desafíos, comunicar y llegar al público siempre es difícil, aunque cada vez note más apertura hacia grupos y artistas nuevos. Por otra parte, uno de los mayores obstáculos que afrontamos al principio —y que muchos aún encuentran— es la inclusión en los programas culturales y la búsqueda de conciertos, sobre todo para artistas nuevos.
Aun así, en el panorama underground ha surgido un circuito de intercambio musical y de creación de oportunidades para artistas emergentes. En Oporto, salas como Socorro, Maus Hábitos, Espaço Musas, Woodstock 69, entre otras, suelen organizar eventos con bandas emergentes (y no solo) y proporcionan esas oportunidades.
En todas nuestras entrevistas, nos gusta que los artistas dejen una pregunta para la próxima banda entrevistada. ¿Cuál es la vuestra?
¿Cuál fue el álbum que más te marcó?
De la misma forma, tenemos una pregunta para vosotros de parte de Basia Bulat: "¿Cuál fue el último sueño que recordáis?" Espero que no haya sido una pesadilla, sino algo bonito.
Miguel Pereira: No suelo acordarme de mis sueños, pero, en el último que recuerdo, soñé que era un gato y trataba de comunicarme con la gente sin conseguirlo (solo podía maullar).