Entrevistamos a

koleżanka

"Siempre hay espacio para dilucidar las banalidades y tragedias de la vida que creo que pueden dar lugar a composiciones realmente convincentes y devastadoras, pero que tampoco tienen por qué ser tan obvias."



Por -

Kristina Moore se encuentra a las puertas de publicar un nuevo LP de su proyecto koleżanka. En Alone with the Sound the Mind Makes (Bar/None Records, 2023), nos encontramos uno de esos trabajos de semblante reflexivo y fascinante en el cúmulo de experimentos sonoros que emergen alrededor de un núcleo sonoro que por momentos busca crear incomodidad. La profunda exploración que realizó Kristina durante el confinamiento en Nueva York, hizo que estas canciones viviesen más apegadas nunca entre la realidad más íntima y las ganas de escapar a las ataduras vitales a través de las fantasías más terrenales. Sin dar la espalda nunca a la luminosidad melódica, bien enfocada en los juegos de voces, las nuevas composiciones de koleżanka provocan que ante todo sepamos analizar nuestro alrededor dando buena cuenta de todo lo malo y bueno que tiene. Evidenciando su habilidad para entrelazar historias personales con narrativas que nos conducen hacia formas de expresar lo caótico de los tiempos que vivimos, buena parte del disco se encuentra en todo momento en el filo de los pensamientos que pueden caer en lo devastador. A pesar de ello, el intentar no detenerse en ningún momento frente a las adversidades es lo que hace que este disco también destaque por una gran fortaleza que reluce en la ironía y la forma de disuadir las estampas más inquietantes que nos ofrece el día a día. Por todas estas cosas, lo nuevo de  koleżanka rompe buena parte de nuestros esquemas. Aprovechando lo destacado de esta referencia, hemos tenido el placer de entrevistar a Kristina Moore.

Este es el segundo LP que publicas con tu proyecto koleżanka (sin tener en cuenta Disengagement y Vessel). ¿Cuándo comenzaste a componerlo tenías claras las novedades que querías introducir en él respecto a tus anteriores trabajos?

Tenía unos objetivos muy concretos. Quería volver a utilizar más mi voz como instrumento y como textura, algo que hice a menudo en los proyectos en solitario que precedieron a koleżanka. Había sentido más comodidad como guitarrista después de Place Is, y pasé tiempo meditando y buscando una mayor fluidez en la composición de guitarra en este disco, en lugar de diseñar meticulosamente melodías. Quería lanzar el sonido, dejar que se derramara y salpicara y se pegara en algún sitio en lugar de colocarlo. Y, por último, quería comprometerme a hacer lo que me apeteciese y viajar a algunas nuevas profundidades de mi interior que no había atravesado en mucho tiempo, si es que en algún momento lo hice.

 

El título del disco creo que resulta bastante revelador acerca de cómo comenzó a surgir este disco en la soledad de un apartamento en Nueva York. ¿Sientes que aquellos días de soledad fueron claves en la dirección que tomaría el disco?

Sí definitivamente. Simplemente fue porque tenía tiempo real para dedicarme a la escritura. Esto fue a finales del tiempo pandémico, donde Nueva York estaba en otro pequeño cierre en invierno y prácticamente me habían despedido de nuevo en el restaurante en el que trabajaba, así que me senté en casa todos los días e hice mi propio horario. Para mí, escribir es como escalar un árbol muy alto: cuanto más lejos llegas, más te adentras en nuevos tragaluces, nuevas ramas, nuevas cosas que ver, y más espacio tienes que recorrer luego para volver a bajar. Tenía tanto tiempo para hacer música que algunos días me parecía que nunca volvía a bajar. Sólo pensaba en música, cada día transmutado en música. Nunca había tenido nunca tanta obsesión por hacer canciones, y supongo que era porque nunca había tenido tiempo para estarlo. Creo que escribí unas treinta canciones, no es broma.

Imagino que el hecho también de comenzar a trabajar de esta forma más solitaria también implicó el poder conocerte mejor a ti misma. ¿Sentiste que descubriste nuevas cosas sobre ti durante este tiempo y que te han sido útiles posteriormente?

Realmente mejoré algunas habilidades musicales en las que había estado trabajando, sintiendo que cada día me esforzaba más con instrumentos y partes que antes me habrían resultado difíciles. Tener el tiempo real para perderme de nuevo me trajo de vuelta a algunas historias más mágicas que siempre habían rondado mi mente y recordar la forma de hacer música en mis primeros años veinte e incluso en la infancia, época donde sentía que la imaginación era más accesible y libre de las cargas impuestas por los tedios capitalistas que en el fondo rigen nuestras vidas.

"Para mí, escribir es como escalar un árbol muy alto: cuanto más lejos llegas, más te adentras en nuevos tragaluces, nuevas ramas, nuevas cosas que ver, y más espacio tienes que recorrer luego para volver a bajar."

Después de tu período de soledad compositiva, trabajaste con Ark Calkins y Jonathan Schenke. ¿Cuáles fueron las principales ideas que introdujeron en las canciones?

Arkie es un colaborador en el que confío desde hace mucho tiempo. Ha desempeñado muchas funciones, desde ser un oytente alentador y perspicaz, hasta crear líneas de bajo y ritmos salvajemente groovy ( los de ‘Cheers!’, por ejemplo) que transforman por completo la canción. Aparte de ser un multi instrumentista fenomenal y una lograr secciones rítmicas a nivel experto, lo que más me gusta de Arkie es el espacio absoluto que me da para preguntarme "¿qué necesitas, qué sientes?".

Jonathan es mi ingeniero favorito para trabajar. Es intuitivo, establece límites (como la importancia de hablar las cosas para evitar la fatiga del oído, para mantener la concentración, para admitir cuando una canción está golpeando a todo el mundo en la cabeza y hay que volver a ella), y realmente se preocupaba por este disco de una manera en la que yo también lo hacía. Johnny actuó como un guía muy necesario en el terreno de las mezclas, donde puedo perderme muy rápidamente.

Me gusta mucho como a lo largo de estas canciones logras combinar lo que parecen observaciones de lo más realistas con otras estampas que tienden más hacia la fantasía y el poder del subconsciente. ¿Consideras que estas canciones tratan muchas veces de tender puentes entre la realidad y lo que nuestra imaginación puede crear?

Es una pregunta muy interesante... Creo que algunas de estas canciones y el proceso que llevó hacerlas ejemplifican un lugar de creación que parece un poco fantástico, que requiere exponer una experiencia vivida con un lenguaje totalmente diferente. Quiero utilizar este tono y esta melodía de guitarra para explicar una sensación que tuve después de que ocurriera algo, o utilizar un coro de voces para crear el color de la tristeza o la confusión o la emoción, etc. Y supongo que, para mí, eso es tender un puente. En otros sentidos, quería grabar para acceder al punto en el que lo fantástico se convierte en realidad. Un cuerpo es reaccionario, tiene respuestas aprendidas de traumas o estrés que se presentarán cuando no estén justificadas. Tu cuerpo detecta el peligro, aunque sea imaginario, y utiliza su respuesta de miedo para protegerte. Creo que es una respuesta real a lo que es potencialmente fantástico, y quería que fuera un tema presente en el disco, tanto sonora como líricamente. La música siempre ha sido muy visual para mí desde que tengo uso de razón, creo que literalmente la proceso más visualmente que auditivamente. No sé si puedo hacer que tenga sentido a menos que también vivieras dentro de mi cabeza. Pero ese tipo de procesamiento me parece muy de otro mundo en general.

 

También me parece interesante como a lo largo del disco muestras varias canciones donde reflejas situaciones de incomodidad, como puede ser el caso de ‘City Summer Sweat’ cuando describes esa sensación de que todo el mundo te está mirando. ¿Sientes que el exponer en tus canciones momentos personales cargados de malestar te resultaba inspirador para componer las canciones?

Creo que convertir estos momentos en su representación sonora puede ser muy terapéutico. ‘City Summer Sweat’ es un gran ejemplo de cómo se puede utilizar la música para dar un nuevo color a estas experiencias, para verlas de otra manera e incluso para procesarlas. ‘City Summer Sweat’ es una canción llena de momentos absurdos que convierten algo traumático en algo más inquisitivo para mí, algo más teatral, como si pudiera señalar algo ante el público e invocar algo más que la mera súplica. Es como explorar las complejidades de la condición humana con el sonido.

Siempre hay espacio para dilucidar las banalidades y tragedias de la vida que creo que pueden dar lugar a composiciones realmente convincentes y devastadoras, pero que tampoco tienen por qué ser tan obvias.

Algo que también me gusta mucho de estas composiciones es que a pesar de que hables de situaciones donde la ansiedad o el estrés hacen acto de presencia, para nada el tono que adquieren las canciones resulta dramático y sobrecogedor, sino todo lo contrario como puede ser el caso de ‘Mania’. ¿A lo largo del disco trataste en todo momento de dejar el dramatismo de lado a la hora de hablar de situaciones relacionadas con la salud mental?

Sí. Siguiendo con la pregunta anterior, creo que descubrí algo increíble durante este tiempo de escritura, en el que procesaba el dolor sin detenerme. ‘Mania’ es un ejemplo interesante de porqué elegí escribirla como una canción de amor. Había momentos en los que me encantaba despertarme una especie de manía por hacer cosas durante días y días, y otros en los que me sentía absolutamente abatida por ello. Luego, en canciones como ‘Cheers!’ y ‘Eye Contact’, creo que sigue habiendo algo de dramatismo en el sonido. Creo que, enlazando con la respuesta a la última pregunta, en este momento de mi vida no me interesa que estos temas parezcan tan obvios en una canción. Quiero que sean tan complejos y polifacéticos como lo son para mí.

"Quería grabar para acceder al punto en el que lo fantástico se convierte en realidad. "

‘Slapstick’ es quizás la canción del disco que muestra más momentos relacionados con cómo lo cruel que resulta la sociedad repercute en la forma en la que nos sentimos muchas veces. ¿Compusiste esta canción partiendo de algún suceso en concreto que te pasase o más bien tratas de recoger el sentimiento universal de desánimo que produce vivir en un mundo como el nuestro?

No sé si tengo la arrogancia, y definitivamente tampoco la autoridad, para cuantificar cualquier universalidad de vivir en un mundo como el nuestro. Pero sí tengo mucha experiencia trabajando en el sector servicios, para bien o para mal. Esta canción es una oda al trabajo de los camareros y al estilo de vida que me ha proporcionado. Atender en hostelería en Nueva York es especialmente extraño. Cuando me mudé aquí por primera vez, empaquetaba viejas sobras de catering de eventos organizados por el restaurante para poder permitirme coger el tren de la ciudad y pagar mi alquiler y aun así comer, todo mientras servía a personas que probablemente podrían pagar tu alquiler por el resto de tu vida cincuenta veces más.

‘Cheers!’ quizás es la canción donde lo que hemos hablando en la pregunta anterior toma su máximo significado, ya que en ella también mediante la distorsión de la guitarra y los punteos incesantes que aparecen hacia su mitad, buscas recrear ese sentimiento de malestar. ¿Desde un primer momento trataste de unir el sentimiento que se describe en el tema con la parte musical probando varias posibilidades?

Esta canción se creó bastante rápido en comparación con las demás, y fue una de las primeras en completarse para el disco. La experiencia de componerla fue muy dura y muy vulnerable. La guitarra principal, las pausas ruidosas, el hoquetus y la voz principal salieron inmediatamente. Se la envié a Arkie casi con vergüenza. Me parecía demasiado real, demasiado abrasiva, quizá incluso demasiada fea. Me la devolvió con esta línea de bajo que cambió por completo el paisaje de la canción y fue entonces cuando realmente dio un giro respecto a lo que era. En la mezcla, se habló de suavizar el caos de varias maneras, pero al final me gustó mucho que la dejáramos como estaba. Quiero que la canción resulte incómoda y que el oyente piense por qué.

 

El final del disco llega de una forma bastante apocalíptica con ‘River Rushing’ y unos solos de guitarra que poseen hasta un cierto toque épico. ¿Desde el principio sentías que el final del disco no podía llegar de otra forma que no fuese reflejando escenas caóticas?

Al contrario que ‘Cheers!’, ‘River Rushing’ me llevó meses y meses terminarla. Esta canción era muy especial para mí, y estaba construida en torno a temas personales, familiares, de legado histórico y mortalidad, lo que creo que es algo épico por sí solo. Me gusta el adjetivo "reflexivo", creo que era importante que algo reflexivo terminara el disco. Sabía que quería que el disco terminara con una especie de aliento y zambullirse en la nada, y espero que el estridente final de ‘River Rushing’ yuxtapuesto al outro instrumental lo consiga.

‘A Body’ es una de las canciones más reflexivas y meditativas del disco, que justo se cierra con la frase “where does the mind go when a body’s finished”. ¿Ves esta canción quizás algo más alejada del disco en cuanto a su temática?

Creo que esta canción fue un intento de explorar los aspectos más conjuntivos de la dualidad mente/cuerpo y de contemplar las ideas existenciales del yo. Así que creo que me parece más omnisciente, en cuanto a todas las formas en que la mente se reconoce a sí misma o cómo me reconozco a lo largo del disco, y extrapola esas cosas a una lente más universal. También creo que esta canción difiere sónicamente del resto del disco. En muchos sentidos, este disco me parece un espacio de transición, como un tramo de terreno entre A y B, en el que A representa la música que he estado haciendo en los últimos años. ‘A Body’ es como un mapa hacia B.

Hablando ahora de cómo las canciones de este disco en todo momento muestran cambios de ritmos y melodías con giros inesperados para así lograr pequeñas sorpresas a lo largo de los temas, ¿sientes que de forma inconsciente te gusta mucho que los temas huyan de las repeticiones y las melodías lineales?

A veces, escribir este disco me ha parecido un fluir de la conciencia, y creo que ese estilo se debe a que hay variaciones inesperadas. No sé si se pretendía que fuera así exactamente, pero había un esfuerzo por intentar olvidar las expectativas de estructura. Creo que esto corrobora con el título del álbum " Alone with the Sound the Mind Makes": ¿cuál es el sonido y cómo voy a permitir que sea? ¿Cómo conozco los sonidos que hay en mí, y cómo puedo familiarizarme con los que no conozco?

Aparte de formar parte de koleżanka también tocas en Foyer Red, una banda más cercana al art rock. ¿Crees que tocar en Foyer Red te ha aportado conocimientos que has podido aplicar luego a tu proyecto personal?

Foyer Red fue un espacio increíblemente enriquecedor para tocar la guitarra como nunca lo había hecho antes, y sigue siéndolo. Hacía muchísimo tiempo que no formaba parte de una banda colaborativa, y todo lo que había hecho antes había durado muy poco. Llevo tocando la guitarra unos cuantos años, pero creo que en Foyer Red es donde realmente me he curtido como guitarrista, y creo que incluso hay cosas en "Alone with the Sound the Mind Makes" que no habrían ocurrido sin esa experiencia. Hay ciertas cosas que he aprendido en Foyer Red que probablemente emplearé en lo que escriba después, pero también creo que la música que hacemos es muy diferente de lo que yo escribo. En ese sentido, me parece una forma de explorar cosas que no creo que pudiera hacerlo en solitario.

"Tu cuerpo detecta el peligro, aunque sea imaginario, y utiliza su respuesta de miedo para protegerte. Creo que es una respuesta real a lo que es potencialmente fantástico, y quería que fuera un tema presente en el disco, tanto sonora como líricamente. "

En todas nuestras entrevistas nos gusta que nos dejéis una pregunta para la siguiente banda a entrevistar. ¿Cuál es la tuya?

¿A dónde va tu mente cuando escribe? ¿Es un lugar? ¿Un tiempo? ¿Algo innombrable? ¿Todo lo anterior?

Del mismo modo tengo una para ti a cargo de Raavi. Dice así: ¿Hubo un momento en su vida que le hizo darse cuenta de que iba a dedicarse a la música de verdad? Si es así, ¿cuál fue?

Creo que hubo muchos momentos en los que sentí que mi tiempo estaba dedicado a ello completamente, pero no que me dedicara a hacer canciones en mi beneficio, si es que eso tiene sentido... Cuando era super joven, me sentía que buscaba un sonido que venía de mí y que creaba una cosa que parecía muy hermosa, o al menos interesante para mí.

Esto sucedió desde que era muy joven hasta que llegué a la universidad. Cuando me licencié en antropología y estudios de género, pensé que llegaría hasta el final e intentaría hacer un doctorado. Pero decidí tomarme un tiempo libre y averiguar cómo enfocar mis pasiones. En ese tiempo, estaba haciendo música de una manera muy visceral por primera vez en mucho tiempo. Me sentía valiente y había encontrado algunas nuevas habilidades como acordeonista y pianista, como multi-instrumentista en realidad, y establecido mi espacio personal de composición de canciones por primera vez.

Ni que decir tiene que nunca retomé los estudios. Tomé la decisión de dedicarme a donde me llevase la música y desde entonces nunca he mirado atrás.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.