Durante años, la música de Jeremy Bradley Earl ha existido como parte de una estructura compartida. En Woods, sus canciones se desarrollan a través del intercambio, del pulso conjunto, de una producción que convierte el material inicial en algo expandido. En ‘Four Songs’, ese marco desaparece. No hay filtro colectivo ni arreglos construidos en grupo. Las canciones no se estiran, no se adornan. Lo que queda es lo esencial: una voz, un espacio reducido, una serie de decisiones mínimas que bastan para sostener lo que se quiere decir. ‘Days Turn Around’ abre sin ninguna introducción ni transición. Es una canción que se presenta sin intermediarios, atravesada por una pérdida concreta. El fraseo es contenido, pero no distante. La voz se despliega sin empujar, y la guitarra actúa como única base. La canción no reconstruye al ausente, lo sostiene durante unos minutos y luego lo deja ir.
‘Let the Snow Fall’ propone un movimiento cíclico, con una cadencia que no busca resolución. La frase “let the snow fall one more day” actúa como eje. Se repite sin énfasis, más como una suspensión que como una declaración. Aquí, la instrumentación se acumula lentamente, y cuando la banda entra, lo hace sin romper el equilibrio. Todo permanece. ‘I Know a Better Place’ introduce un paisaje distinto. La guitarra acústica sostiene una secuencia suave, donde el pedal steel y las reverberaciones aparecen como extensiones del entorno, no como protagonistas. La voz, más lejana, funciona como una guía tenue que no pretende definir el espacio, sino dejarlo abierto. Hay algo nocturno, pero sin dramatismo.
El EP se cierra con ‘Deep Water for Ed’, versión de un tema de Ed Askew. No hay reconstrucción ni reinterpretación, solo una lectura precisa, casi desnuda. La elección de terminar con esta canción refuerza una intención constante a lo largo del EP: mantenerse cerca de lo que se quiere preservar sin necesidad de explicarlo. ‘Four Songs’ se presenta como un trabajo que no exige demasiado del oyente ni de sí mismo. Esa falta de exigencia no es falta de intención, sino una forma de mirar. Las canciones no están hechas para ocupar espacio, sino para resistirlo desde dentro. En ausencia de banda, en ausencia de artificios, Jeremy Bradley Earl encuentra otra manera de estar. Aprovechando su inminente concierto en Barcelona este próximo jueves, hemos tenido el placer de entrevistar al líder de Woods.
Este es tu primer EP en solitario. ¿En qué momento supiste que estas canciones tenían que salir adelante por su cuenta, y que no formaban parte de un nuevo disco de Woods?
Primero pensé en la idea de hacer una gira en solitario. Eso me inspiró a componer. Empecé a escribir y pensé que sería genial tener un par de canciones publicadas. Tenía planeado hacer solo una o dos, pero cuando empecé a grabar acabé haciendo tres y también la versión de la canción de Ed Askew. Quería tener algo para la gira, así que lo compuse específicamente para eso.
Me parece que las dos primeras canciones del EP son más directas líricamente, quizá más cercanas a la narración que las de Woods, que a menudo se centran más en atmósferas o estados emocionales. ¿Notas un cambio de estilo en las letras?
Sí, definitivamente. Todo es mucho más personal esta vez. Escribí estas canciones desde el corazón, de una forma muy honesta, sin pensar demasiado en nada más que en lo que sentía en ese momento. Desde el principio tuve en mente la idea de interpretarlas en solitario, solo con mi instrumento y mi voz, y creo que eso también influyó en cómo fueron tomando forma. De alguna manera, todo se fue uniendo de manera muy orgánica, casi como si cada pieza encontrara su lugar naturalmente.
Siempre me han gustado esos sonidos misteriosos y atmosféricos que incluyes en el fondo de tus canciones, y aquí también están presentes. ¿Cómo surgen esos sonidos?
Me encanta tener algún tipo de rareza o sonidos distintos a los instrumentos típicos (guitarra, batería o teclados). Es algo instintivo: cuando estoy grabando, se me ocurre una idea y pienso que estaría bien incluir cierto tipo de sonido. Luego lo busco: a veces está en un Casio o en alguna cinta vieja con un sonido desgastado que me gusta y que paso por otros efectos. Intento superponer texturas para hacerlo más interesante.
Hablando de contrastes: 'Days Turn Around' parece el momento más esperanzador del EP, mientras que 'Let The Snow Fall' tiene un tono más oscuro. ¿Crees que reflejan contrastes emocionales fuertes?
Sí, totalmente. 'Days Turn Around' la escribí pensando en un amigo muy cercano de la infancia que falleció. Su muerte fue un golpe muy duro para mí, y, de alguna manera, fue lo que me empujó a componerla. No quería que fuera una canción triste, sino más bien una especie de celebración de su vida, de los momentos que compartimos y de lo que él significó para mí. Es una forma de recordarlo con cariño, desde un lugar luminoso.
Hay una canción llamada 'Deep Water for Ed', una referencia a Ed Askew. ¿Qué es lo que más te atrajo de su música y pintura?
La primera vez que escuché a Ed Askew sentí una atracción instantánea por su música. Era muy sencilla: casi siempre él con su guitarra martin tipple y su voz, pero lograba algo muy poderoso sin necesitar nada más. Cuando murió, me afectó mucho. Fue como perder a un héroe. Quise rendirle un tributo de algún modo, y esa canción siempre me gustó mucho por lo bellas y simples que eran sus letras. En el estudio, pensé: “Probemos a grabarla”.
"Escribí estas canciones desde el corazón, de una forma muy honesta, sin pensar demasiado en nada más que en lo que sentía en ese momento."
¿Crees que su obra influyó en la tuya de alguna manera?
Sí, en cierto modo. Yo también tiendo a usar acordes sencillos, lo que algunos llaman acordes 'cowboy', porque tienen algo muy directo y honesto. Y con las letras me pasa algo parecido: prefiero mantenerlas simples, pero usar metáforas visuales que ayuden a crear imágenes claras, casi como escenas que se puedan ver en la mente.
En estas canciones se siente una cercanía, como si los micros se hubieran puesto en una habitación pequeña y se hubieran dejado las tomas tal cual. ¿Qué papel jugó el entorno físico y técnico en la grabación y cómo influyó en la atmósfera general del EP?
Grabé con un amigo que vive cerca, Sam Cohen, que también ha trabajado con Kevin Morby y muchos otros. Yo no había colaborado demasiado con productores o ingenieros fuera de Woods, porque Jarvis suele encargarse de eso. La experiencia fue muy enriquecedora, poder colaborar con alguien más y ver su forma de trabajar. Sam maneja su estudio como si fuera un instrumento. Es rapidísimo colocando micros y sabe obtener el sonido que buscas en poco tiempo. Luego, en la mesa de control, actúa como un mago, tocándola como si fuera otro instrumento.
La portada del EP muestra un mapa de una zona de Rhode Island y Massachusetts. ¿Por qué elegiste ese lugar para la portada?
Fue una elección personal. Había arrancado páginas de un libro de mapas antiguos y estaba dibujando sobre ellas. Teníamos varias opciones y al final me decanté por esa porque me gustaban las imágenes y la combinación de colores. Además, es una zona a la que le tengo cariño. Es el lugar de donde procede mi mujer, cerca de Providence, Rhode Island. Siempre me ha gustado Nueva Inglaterra, así que sentí que encajaba. Pero en realidad fue algo casual que surgió sin darle muchas vueltas.
En tu música aparecen ciertos símbolos de forma recurrente: oscuridad, amor, muerte, sueños, luz, huesos… ¿Crees que hay un hilo simbólico que conecta tu obra, quizá incluso de manera inconsciente?
Sí, por supuesto. Has acertado. Casi todas mis letras giran en torno a temas como la vida y la muerte, la belleza de la naturaleza y las emociones que nacen de todo eso. Son cosas que me tocan profundamente, y cuando me siento a componer, es lo que me sale de forma natural. No lo planeo demasiado, simplemente es hacia donde me lleva la música y lo que necesito expresar en ese momento.
En 2021, Woodsist sacó su disco número 100 con el álbum de Painted Shrines, el proyecto que hiciste con Glenn Donaldson. ¿Fue muy distinto a lo que solías hacer?
Lo fue, pero también me recordó a las primeras grabaciones de Woods. Glenn colaboró con nosotros en 'Sun and Shade', así que tenemos estilos de grabación similares. Aquel disco fue como un regreso a cómo grabábamos en Woods al principio: muy espontáneo, con los instrumentos montados en la misma habitación, grabando ideas sobre la marcha sin pensarlo mucho. Fue divertido. Estuvimos dos días grabando y luego quedó aparcado un tiempo. Durante la pandemia lo retomamos por correo electrónico, añadiendo retoques a distancia. Trabajar con Glenn fue genial. Me encanta su estilo y me gusta incluir una canción de Painted Shrines, 'Gone', en esta gira en solitario. Nunca la habíamos tocado en directo, así que sienta bien interpretarla.
"La primera vez que escuché a Ed Askew sentí una atracción instantánea por su música. Era muy sencilla: casi siempre él con su guitarra martin tipple y su voz, pero lograba algo muy poderoso sin necesitar nada más."
Hablando de Woodsist. ¿Crees que, con los años, se ha vuelto más difícil publicar discos en tu propio sello?
Con el tiempo, ya no publico tanto como antes. Últimamente dedico más tiempo a otros proyectos: cosas de Woods, esta nueva aventura en solitario, y además quiero poder girar más, tanto con Woods como en solitario. Eso abre muchas posibilidades, pero sigo editando cosas en Woodsist cuando encuentro algo que me encanta y creo que tiene que llegar a la gente. Sigo abierto y busco activamente música interesante, aunque es un poco más difícil hoy en día. Hay tanta oferta que cuesta encontrar lo que encaje. Pero este año publicaré algo que me hace mucha ilusión.
Por ejemplo vi que John Andrews subió a Instagram que estaba grabando temas nuevos.
Sí, vi que estuvo en Los Ángeles grabando. La verdad es que no he hablado con él sobre eso, así que no sé muy bien cuáles son sus planes o hacia dónde quiere llevar ese proyecto. Pero lo que sí sé es que John sabe que Woodsist siempre va a estar abierto para él, cuando quiera. Me encanta su música y siempre es un placer escuchar lo que está creando.
Además de ser músico, también eres artista visual y has creado una estética muy reconocible tanto para Woods como para tus trabajos en solitario. Recuerdo especialmente las ilustraciones de la época de 'With Light and With Love'. ¿Crees que hay una conexión fuerte entre lo que dibujas y la música que haces?
Sí, lo creo. Siento que algunas de las imágenes que uso en las letras y las que dibujo suelen compartir una misma estética o energía. Todo viene del mismo lugar, de una sensibilidad similar. Además, me acerco a mi arte visual de la misma forma en que grabo música: añadiendo capas, texturas, siendo espontáneo, sin darle muchas vueltas. Me gusta dejar que las cosas fluyan de manera natural, seguir la intuición más que un plan concreto.
A principios de los 2000 también formabas parte de una banda llamada Sheryl’s Magnetic Aura, con un sonido más rockero y canciones geniales. ¿Has pensado en reeditar ese material?
No lo he pensado mucho, la verdad. Ese proyecto era principalmente de Jarvis. Yo lo conocí en la universidad, y en ese entonces él ya tocaba en Sheryl’s Magnetic Aura. Yo solía ir a verlos tocar, me gustaba mucho lo que hacían. Cuando surgió la necesidad de un baterista, me invitaron a unirme y acepté. Fue una gran experiencia para empezar a entender cómo es tocar en grupo, cómo se construye algo en conjunto. Con el tiempo, Sheryl’s Magnetic Aura fue evolucionando y terminó convirtiéndose en Meneguar. Ahí fue donde realmente aprendí lo que significaba salir de gira, tocar en distintos lugares y desenvolverme como parte de una banda de verdad.
Cada septiembre organizas un festival pequeño e íntimo cerca de los Catskills. ¿Qué dirías que es lo más difícil de organizar un festival así?
Quizá lo más complicado es encontrar las bandas adecuadas que quieran tocar en un festival más pequeño y por un caché menor al que suelen cobrar en otros más grandes. Nuestro festival tiene unas 1.000 personas, algo muy distinto a, por ejemplo, Primavera Sound. Pero lo que gusta tanto a la gente como a las bandas es la cercanía y que no se siente como un festival convencional. Es más bien estar en una granja viendo música con tus amigos y los artistas al lado, disfrutando también de sus ídolos. Cuesta, pero es muy gratificante porque todo el mundo lo adora. Por eso lo repetimos cada año. Es mi momento favorito del año.
Llevas haciendo música desde adolescente y has seguido publicando incluso con cambios importantes en tu vida, como ser padre. ¿Sientes la misma motivación para escribir canciones que cuando empezaste?
Sí, pero ahora tengo mucho menos tiempo y muchas más responsabilidades. Antes podía pasar horas y horas grabando en mi habitación, sin mirar el reloj, completamente metido en el proceso. Ahora eso ya no es posible. Tengo que buscar momentos específicos, como por ejemplo después de acostar a mi hija, cuando la casa está tranquila. Es entonces cuando me escapo al estudio a escribir y grabar un rato. Aunque el tiempo sea más limitado, el componer canciones sigue siendo una parte muy gratificante de mi vida. Solo que ahora tengo que ser más intencional y aprovechar esos pequeños espacios cuando se presentan.
"Me acerco a mi arte visual de la misma forma en que grabo música: añadiendo capas, texturas, siendo espontáneo, sin darle muchas vueltas. Me gusta dejar que las cosas fluyan de manera natural, seguir la intuición más que un plan concreto."
Mirando un poco hacia el futuro, ¿tienes pensado publicar más material en solitario pronto, o crees que lo siguiente será algo con Woods?
No sé muy bien qué saldrá antes. Tengo planes para grabar más cosas en solitario; ya las tengo escritas, pero todavía no he tenido tiempo de grabarlas. La idea es seguir sacando algunos sencillos y hacer más giras por mi cuenta, sobre todo porque quiero seguir aprendiendo a tocar solo, sin banda. Después, probablemente recopile esos temas en un álbum. Con Woods también siempre hay ideas nuevas rondando. Nunca dejamos pasar demasiado tiempo después de sacar un disco antes de volver al estudio y empezar algo nuevo. Supongo que en algún momento pasará, pero por ahora no hay nada concreto.
Hablando de tu carrera en Woods, ¿hay algún trabajo que te inspire un cariño especial después de todos estos años?
Todos los discos tienen algo especial para mí, pero si tengo que destacar uno, el proceso de composición y grabación de ‘City Sun Eater in the River of Light’ me dejó un recuerdo particularmente fuerte. Fue un momento muy emocionante e inspirador, todo fluyó de una manera especial. Después vino ‘Strange to Explain’, que grabamos en Panoramic Studios, en Stinson Beach, California. Ese lugar es increíble, rodeado de naturaleza, con un estudio hermoso. Pasamos una semana allí componiendo y grabando con amigos, y fue una experiencia muy divertida, casi como una pequeña residencia creativa. Guardé muy buenos recuerdos de esos días.
Os descubrí con 'Bend Beyond' y luego empecé a explorar vuestros discos anteriores. ¿Qué recuerdas de esa etapa?
‘Bend Beyond’ y todo lo que hicimos antes fueron grabaciones caseras. En el caso de ‘Bend Beyond’, lo trabajamos principalmente en una casa en la que vivía en Warwick, Nueva York. Todavía iba y venía desde Brooklyn, desde Rear House, pero decidimos llevar todo el equipo a Warwick y grabamos ahí durante más o menos una semana. Fue una época muy especial, muy espontánea, con un enfoque más casero y libre. Hoy en día eso ya quedó un poco atrás; ahora solemos grabar en estudios, donde tenemos más comodidades, mejor equipo y más opciones para trabajar el sonido. Buscamos algo más completo en términos de producción, aunque extraño un poco esa sensación de improvisación y diversión que teníamos en aquellos días.
La semana que viene tocas en Barcelona. ¿Cómo planteas estos conciertos en solitario y qué tipo de repertorio vas a incluir?
Hago una mezcla. Toco las canciones nuevas del EP, incluyo una de Painted Shrines, 'Gone', que nunca habíamos interpretado en directo. El resto son canciones de Woods, pero muchas muy antiguas, que llevábamos 10 o 15 años sin tocar o que son demasiado acústicas para el directo de Woods, que se ha vuelto más rockero. Es bonito revisitar esos temas que no habíamos tocado en mucho tiempo. Casi todo el set es voz y guitarra acústica, algo que casi no hacemos en Woods. Está siendo una experiencia muy divertida.
En todas nuestras entrevistas pedimos a los artistas que dejen una pregunta para la siguiente banda con la que hablemos. ¿Cuál es la tuya?
Mi pregunta para la próxima persona es: ¿Cuál es tu comida favorita para cocinar en casa?
Y esta es para ti, de parte de Sade Sánchez de L.A. Witch: ¿Cuál es el último disco que compraste?
El último disco que compré fue un álbum de Joshua Burkett. Tiene una portada hecha a mano muy curiosa y es un folk bastante extraño. Te sugiero buscarlo. Es de Northampton, Massachusetts, y lleva mucho tiempo haciendo música. Siempre me ha encantado lo que hace.