En su segundo álbum, 'Phonetics On and On', Horsegirl construyen un puente sonoro entre la simplicidad pop y la experimentación abstracta, explorando cómo lo mínimo puede resonar con fuerza. El trío, formado por tres amigues que equilibran estudios universitarios y música, plasma en estas canciones una madurez que nace de la observación íntima: las pequeñas grietas de la vida diaria donde se esconden emociones universales. El disco abre con 'Where’d You Go?', un tema que encapsula su filosofía: versos reducidos a sílabas ('la la la') sobre guitarras luminosas. Aquí, como en '2468', predomina un espíritu lúdico que evoca juegos infantiles, pero con una profundidad que trasciende lo naïf. Las letras, muchas veces fragmentarias, se apoyan en fonética pura —sonidos que comunican lo que las palabras no alcanzan—, reforzando la idea de que la emoción puede florecer incluso en lo incompleto. Temas como 'Julie' y 'Frontrunner' marcan un contraste deliberado. El primero, con su atmósfera etérea de sintetizadores y guitarras ausentes, habla de la dificultad de expresar sentimientos complejos; el segundo, más solemne, refleja una introspección que surge tras la euforia inicial. Esta progresión no fue planeada, pero revela una narrativa sutil: el viaje de la juventud, con sus picos de energía y sus valles de duda.
La colaboración con Cate Le Bon fue un catalizador. Les enseñó a desmontar estructuras —como en 'Switch Over', donde un riff repetitivo reemplaza acordes convencionales— y a confiar en el vacío sonoro. Instrumentos inusuales (violines, azulejos percutidos) se integran sin estridencias, subrayando su enfoque: menos es más cuando cada elemento tiene un propósito. El cambio geográfico —de Chicago a Nueva York— también dejó huella. Lejos del sótano familiar donde compusieron su primer álbum, encontraron en espacios impersonales de Brooklyn una libertad nueva. 'Rock City', por ejemplo, mezcla historias aparentemente ajenas (un pastor y sus ovejas) con emociones personales, demostrando que lo cotidiano y lo imaginativo pueden coexistir. 'Phonetics On and On' es, en esencia, un mapa de crecimiento. Horsegirl no temen dejar huecos al descubierto, porque en ellos reside la autenticidad. Es un disco que celebra la amistad, el arte de comunicar sin palabras y la belleza de lo esencial: un testimonio de que, a veces, tararear una melodía puede decir más que un poema. Aprovechando lo inminente de este lanzamiento y sus próximas actuaciones en el Primavera Sound Barcelona, Primavera a la Ciutat y Primavera Sound Porto, hemos tenido el placer de entrevistar a Nora Cheng.
Antes de nada, me gustaría preguntarte que tal llevas lo de compaginar la universidad con el formar parte de una banda, porque creo que justo antes de comenzar a hablar estabas con las tareas de clase.
Efectivamente, estaba haciendo cosas de la universidad hace un rato. Definitivamente es un desafío, y es muy extraño estar en clase en días de lanzamiento o algo así, porque nadie aquí sabe de esta otra cosa que ocupa tanto tiempo en mi vida. Cambiar entre ambas cosas puede resultar un poco desorientador. Pero también es agradable estar en la escuela y en la banda al mismo tiempo. Creo que la universidad nos impide lanzarnos de lleno como hacen muchas bandas, que acaban quemándose demasiado pronto por estar constantemente de gira. Así que creo que ha sido positivo tener esa estructura y la necesidad de equilibrar ambas cosas.
¡Totalmente! Vamos allá con las cuestiones de este disco. En momento en el que grabasteis este nuevo disco en Chicago hacía un frío tremendo y además apagasteis la calefacción en el lugar en el que grababais para que el ruido que producía no se colase en las canciones. ¿Cómo crees que las condiciones climáticas extremas durante la grabación afectaron al sonido y la energía final depositada en la grabación del disco?
Creo que la atmósfera en Chicago en invierno es muy fría, y básicamente los únicos lugares a los que íbamos durante esas dos semanas de grabación eran nuestras casas y el estudio. Así que el estudio se convirtió en un espacio acogedor y hogareño en ese tiempo, porque estábamos en un entorno extremadamente frío. Y el hecho de que tuviéramos que apagar la calefacción, haciendo que también hiciera frío dentro, nos llevaba a quedarnos en el sofá, bajo mantas, escuchando lo que acabábamos de grabar. Bebíamos té por las tardes, había una zona con un montón de snacks, y almorzábamos juntes: nosotres, Cate Le Bon y el ingeniero/dueño del estudio. Creo que eso hizo que se desarrollara un ambiente bastante íntimo.
Este disco es el primero que habéis compuesto fuera de Chicago y fuera de vuestro espacio habitual que era el sótano de los padres de Penelope, ya que os mudasteis a Nueva York para empezar la universidad. Al haber compuesto por primera vez fuera de un espacio tan íntimo como es el sótano familiar, ¿os resultó complicado encontrar un espacio en el que os sintieseis cómodas para componer canciones?
Fue una sensación extraña porque, en el instituto, componíamos en un lugar muy familiar: el sótano de la casa de la infancia de Penelope. En Nueva York, nuestro espacio de ensayo es una habitación pequeña y descuidada, con una ventana diminuta dentro de un enorme edificio industrial en Brooklyn. Solo el hecho de estar en un espacio con una acústica diferente ya se siente raro, porque tienes que entender cómo suenas en ese nuevo entorno. Pero sí, definitivamente tuvimos que adaptarnos a ensayar y componer en Nueva York. También creo que ese cambio tuvo un gran impacto en nuestro crecimiento como personas y como músicos, del primer al segundo álbum. Estar en un nuevo espacio nos ayudó a explorar nuevos sonidos.
"Creo que la universidad nos impide lanzarnos de lleno como hacen muchas bandas, que acaban quemándose demasiado pronto por estar constantemente de gira. Así que creo que ha sido positivo tener esa estructura y la necesidad de equilibrar ambas cosas."
Algo que me encanta de este disco es que no hay ningún tipo de presión por saturar el sonido, sino dejar que cada ritmo y melodía de cada instrumento fluya, no necesitando rellenar al máximo de sonidos todos los momentos de las canciones. ¿Sentisteis que en todo momento para vosotras era importante tener clara esta idea de no sobrecargar las canciones?
Totalmente, estuvimos pensando en la simplicidad y el minimalismo, en reducir las cosas a lo esencial. Creo que una de las formas más simples de componer es hacer una canción pop con verso, estribillo y quizá un puente. En este álbum usamos muchos acordes abiertos básicos, los primeros que aprendes cuando coges una guitarra. Nos interesaba ver qué pasa cuando creas algo tan simple y estructurado, con un formato accesible, y cómo eso te deja más espacio para experimentar con otros instrumentos y texturas. En este disco usamos violín, sintetizadores y hasta unos azulejos que se golpeaban para hacer sonidos raros. Eso es algo que no hicimos en el primer álbum. Queríamos ver qué más podíamos hacer al simplificar la estructura, confiando en el formato pop como base.
Hablando de vuestro primer single ‘2468’, me gusta como captura esa sensación de canción que evoca los juegos infantiles, como esa capacidad de imaginar melodías que puedes tararear y permanecen en la memoria con facilidad. ¿Creéis que el disco también tiene mucho de dejarse llevar por ese espíritu infantil e imaginativo de capturar las melodías más espontáneas que se vienen a la cabeza?
Definitivamente, ese enfoque estuvo presente en el estudio, donde el ambiente fue muy lúdico y experimental. Cate nos ayudó mucho en ese sentido. Fue bueno tener una perspectiva externa que nos escuchara y reafirmara que lo que estábamos probando era interesante y valía la pena explorar. Nunca habíamos compuesto con alguien más, así que salir de nuestra burbuja y recibir una visión externa fue algo muy especial. Cate nos ayudó a comprender nuestro propio sonido desde otro punto de vista y a aplicar esa perspectiva a las cosas nuevas y extrañas que estábamos haciendo.
Hablando también un poco de cómo habéis estructurado el disco, parece que la primera parte se encuentra más cercana a lo que hemos hablado en la anterior pregunta y que a medida que se acerca hacia su final cómo que adquiere un aire un poco más solemne con canciones como ‘Frontrunner’. ¿Elaborasteis el tracklist del disco un poco según las emociones que os sugerían las canciones?
Cuidamos mucho el orden de las canciones. No es que pensáramos en comenzar de forma más juguetona y terminar más solemne de manera intencional, pero sí queríamos reflejar una progresión emocional natural. La primera canción, 'Where’d You Go', es la más pop del disco, dura menos de dos minutos y tiene un verso entero que es solo "la la la la". Queríamos dejar claro desde el inicio que el álbum iba a ser juguetón. Luego, hacia el final, ya es cuando aparecen momentos más tranquilos y reflexivos. Creemos que esos momentos se aprecian mejor después de haber escuchado temas más enérgicos. Y terminamos con una canción más enérgica, 'I Can’t Stand to See You'. Queríamos que el disco tuviera esos movimientos, un respiro a mitad del camino y luego un cierre vibrante.
Me encanta como en la canción de ‘Julie’ parece estar impregnada por esa realista sensación de querer decir algo importante, pero que cuesta porque es necesario encontrar bien las palabras para expresarlo. ¿Sientes que esta sensación en esta canción o a lo largo del disco está presente?
Ese concepto también está presente en la canción 'Information Content'. Habla de intentar comunicar algo sin saber exactamente cómo. De hecho, una de las ideas recurrentes en el disco es el uso de sílabas, como "la la la" o "da da da", lo que refuerza la sensación de querer expresar algo sin encontrar las palabras adecuadas. A veces, esos sonidos pueden transmitir emociones mejor que las palabras.
"Nos interesaba ver qué pasa cuando creas algo tan simple y estructurado, con un formato accesible, y cómo eso te deja más espacio para experimentar con otros instrumentos y texturas."
Escuchando con detenimiento vuestras letras, creo que muchas de ellas parten o evocan momentos cotidianos que esconden acciones o significados más profundos. ¿Consideráis que las acciones más cotidianas o comunes siempre pueden proporcionar ideas muy buenas a las canciones?
Es lo que conocemos y de donde naturalmente sacamos inspiración. Muchas de las canciones tratan sobre emociones que hemos experimentado desde la última vez que escribimos, porque hemos crecido de los 16 a los 20 años. Algunas canciones no abordan temas convencionales, pero aun así transmiten emociones universales. Por ejemplo, 'Rock City' habla de un pastor que vive en el campo con sus ovejas, pero sigue conectando con sentimientos comunes. Y hay otras canciones que exploran de manera más directa la experiencia humana.
El título del disco parece muy apropiado en relación a la forma en la que incluís a lo largo de las canciones pequeñas sílabas abstractas que no tienen un significado literal, pero contribuyen de manera crucial a la construcción melódica y atmosférica de las canciones. ¿Llegasteis al título del disco después de haber compuesto varias canciones o es algo que teníais claro desde el principio?
El título del álbum nos llegó después de escribir las canciones, pero nos pareció perfecto. Estuvimos pensando en el poder de las sílabas sueltas y en cómo la fonética es la base del lenguaje, lo mismo que los elementos básicos de una canción. Cada instrumento en este disco es fácilmente distinguible en la mezcla; los tonos de guitarra son limpios y cada sonido ocupa un espacio específico. Todo eso enfatiza cómo las piezas individuales se unen para crear algo más grande.
No podía dejar pasar la ocasión de preguntaros un poco más por Cate Le Bon con la que trabajasteis en este disco. Creo además que su estilo siempre imprevisible encaja a la perfección con vuestra música. ¿Qué cosas aprendisteis trabajando con ella?
Aprendimos mucho trabajando con Cate. Ya teníamos una sensibilidad similar, pero ella nos ayudó a solidificarla. Desarrollamos un lenguaje propio en el estudio para describir los sonidos que buscábamos, con palabras que quizás nadie más entendería. A veces, pequeños cambios, como hacer que un ritmo de guitarra fuera más repetitivo en lugar de suelto y con grandes acordes, podían transformar completamente una canción. Nos mostró cómo se puede grabar un tema sin alejarse de su esencia, pero explorando diferentes posibilidades. Por ejemplo, 'Julie' fue compuesta con una guitarra acústica, pero en la versión final esa guitarra ni siquiera está presente.
Los arreglos que aparecen en el disco de instrumentos que no son propiamente los habituales en vuestra música, siento que generan un aire sorpresivo pero que se integran a la perfección en las canciones. ¿Le distéis muchas vueltas a la instrumentación extra que queríais introducir en el disco?
Grabar en ese estudio fue abrumador porque había muchísimos instrumentos para elegir. Si queríamos un pandero, había doce diferentes. ¿Cómo escoger uno? Ahí fue donde la perspectiva externa de Cate nos ayudó mucho. Como ya había grabado en ese estudio antes, conocía bien los sonidos disponibles y nos ayudó a definir qué queríamos explorar. También probamos cosas que al final no encajaron y decidimos no usar. Fue un proceso de prueba y error.
"Estuvimos pensando en el poder de las sílabas sueltas y en cómo la fonética es la base del lenguaje, lo mismo que los elementos básicos de una canción."
Siendo una banda formada entre mejores amigas, imagino que la complicidad que tenéis tiene que resultar de gran ayuda a la hora de poder intercambiar constantemente ideas para las canciones. ¿Sentís que en vuestro día a día está muy presente el hecho de tener un grupo incluso cuando no estáis centradas en componer nueva música o dar conciertos?
Hay mucho más en estar en una banda que solo escribir canciones y hacer giras. Hay mil cosas en las que pensar, como decidir qué fragmento de un videoclip se usará en redes sociales. Nosotras intentamos hacer todo lo que podemos por nuestra cuenta. Incluso cuando quedamos para pasar el rato, siempre hay algo pendiente por resolver, como programar entrevistas o planificar eventos. Forma parte de nuestras vidas, incluso cuando no estamos específicamente trabajando en la banda.
Aunque siempre vuestra forma de colaborar ha sido de lo más colaborativa entre vosotras, ¿sentís que hay alguna canción que lleva más bien la impronta de una de vosotras o siempre buscáis que quede en un punto intermedio?
Algunas personas que han escuchado el álbum han señalado canciones diferentes como sus favoritas. Algunos dicen que 'Switch Over' es el éxito, mientras que otros eligen otras. Eso me hace sentir bien porque indica que hemos hecho un disco equilibrado. Algunas canciones probablemente gustarán más en directo porque son más enérgicas.
En todas nuestras entrevistas nos gusta que nos dejéis una pregunta para la siguiente banda a entrevistar. ¿Cuál es la tuya?
Quizá algo sobre las giras, como: ¿Cómo pasáis el tiempo cuando estáis tantas horas en la furgoneta? ¿Qué hacéis y cómo os hace sentir? O quizás, ¿cómo os afecta ver todos esos paisajes cambiantes que veis desde la furgoneta? Ya sabes, pasar de zonas montañosas a áreas totalmente planas.
Del mismo modo, tengo una para ti de parte de Anna B Savage, que dice así: ¿Cuál es tu primer recuerdo musical?
Sobre mi primer contacto con la música, recuerdo que mi padre jugaba al videojuego Rock Band. Él tocaba la batería y yo usaba el micrófono para cantar con él. Muchas de mis primeras canciones favoritas eran simplemente las que aparecían en el juego, como 'Roam' de The B-52’s.
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