La historia de h. pruz está atravesada por una necesidad constante de entender el lugar que ocupa el afecto dentro de la vida cotidiana. Con ‘Red sky at morning’, elle examina esa etapa en la que la calma aparente se convierte en terreno fértil para el desasosiego. La obra surge de una etapa de estabilidad sentimental en la que el silencio comenzó a volverse incómodo y las certezas adquirieron una textura frágil. Este trabajo no funciona como un diario sentimental, sino como una secuencia de observaciones sobre la forma en que los vínculos cambian de peso según el momento vital. El título, tomado de un antiguo proverbio, introduce una advertencia que recorre todo el álbum: incluso ante la señal de peligro, la vida continúa. Felix Walworth colabora en la producción aportando una atmósfera contenida donde los instrumentos se entrecruzan como si fuesen pensamientos dispersos, generando un paisaje sereno que refuerza la idea de avance prudente tras el desbordamiento emocional que marcó su anterior entrega.
En canciones como ‘Arrival’ o ‘Your hands’, el discurso gira en torno a la dificultad de sostener la confianza sin perder independencia. Pruzinsky escribe desde una perspectiva que alterna la observación del otro con el examen de su propia fragilidad, dibujando escenas domésticas que transforman lo cotidiano en un espacio de análisis. Los versos se sostienen sobre frases cortas, directas, que no buscan enmascarar el conflicto. La voz se mueve con la cadencia de quien conoce el temblor y lo acepta como parte de su naturaleza. ‘Force’ o ‘Sailor’s warning’ se adentran en un territorio más sombrío, en el que la repetición actúa como una forma de insistir en lo inevitable. El sonido, siempre medido, transmite una sensación de presencia constante, sin estridencias, como si cada nota fuera una respiración que acompasa el pensamiento. La coherencia entre las letras y la forma de interpretarlas convierte ‘Red sky at morning’ en un retrato preciso del momento en que una persona decide seguir avanzando a pesar de saber que la tormenta continúa a su alrededor. No se trata de superación ni de consuelo, sino de aceptación lúcida del cambio y de la necesidad de moverse sin perder el rumbo.
Tu nuevo disco se llama 'Red Sky at Morning'. Es una frase muy visual y algo inquietante. ¿Qué te atrajo de esa imagen del cielo rojo y por qué te pareció el título adecuado para el álbum?
Es inquietante, desde luego. 'Morning' me pareció una continuación muy evidente del disco anterior, casi como si naciera directamente de su última nota. 'No Glory' me llevó a una noche oscura de incertidumbre, con un fuego ardiendo durante todo ese tiempo, un fuego que no era solo de destrucción, sino también de transformación. Creo que todo lo que hago parte de lo anterior, y aunque este nuevo trabajo se siente como otro día, el inicio de algo mucho más largo, también tiene algo de aviso grave, de advertencia sobre lo que está por venir. 'Red sky at morning' viene de un antiguo refrán bíblico, una expresión que siempre me ha impresionado por su fuerza visual y su peso simbólico. Es una imagen muy evocadora para mí, cargada de belleza y amenaza a la vez, y encajaba perfectamente con el estado mental en el que me encontraba mientras hacía este disco, en medio de un cambio profundo.
En tus canciones da la sensación de que escribes sobre los momentos después de una gran sacudida, cuando todo parece tranquilo pero algo sigue latiendo por debajo. ¿De qué tipo de experiencias nace este disco?
Estas canciones vienen, sin duda, de un lugar posterior a esa sacudida: lo que ocurre después de dejar atrás una relación en la que había construido mundos, de dejar una carrera, de entrar en lo desconocido, con todo el vértigo y la libertad que eso implica. Pero sí, siempre hay algo que se retuerce y cambia bajo la superficie para mí, algo que nunca se detiene del todo. Gran parte del álbum trata sobre pensamientos intrusivos, preocupaciones y creencias que me seguían apareciendo justo cuando esperaba encontrar una especie de calma doméstica, una estabilidad que resultó ser mucho más frágil de lo que imaginaba.
Tus letras dan la impresión de que intentas comprenderte a través de las canciones. ¿Escribir es más una forma de terapia o una forma de investigación?
Creo que es una mezcla de las dos cosas. No sé si realmente tiene un efecto terapéutico más allá del propio acto de escribir, al menos no hasta mucho después, cuando puedo mirar atrás y entender qué estaba intentando decirme. Creo que todo parte de una profunda curiosidad y de la necesidad de llegar al fondo de las cosas que hay en mi vida: mis obsesiones, mis sueños, mis recuerdos y las emociones que los acompañan.
"Gran parte del álbum trata sobre pensamientos intrusivos, preocupaciones y creencias que me seguían apareciendo justo cuando esperaba encontrar una especie de calma doméstica."
Has trabajado en el disco con Felix Walworth, que también viene de proyectos muy personales. ¿Cómo ha sido colaborar con alguien que entiende tan bien ese equilibrio entre fragilidad y fuerza?
Oh, creo que crear con Felix es una de mis cosas favoritas en el mundo, algo que siempre me resulta inspirador y profundamente reconfortante. Compartimos una misma delicadeza hacia la magia que puede florecer dentro de una canción, esa chispa que aparece casi sin darnos cuenta. Para nosotres, lo importante no es tanto lo limpia o bien grabada que esté, sino lo que se siente, lo que transmite de verdad. Nuestro proceso está muy marcado por nuestra relación, por la confianza y el cariño que hay entre nosotres, pero también pienso que Felix tiene uno de los mejores oídos que conozco. Confío totalmente en su criterio, y en su intuición musical.
El sonido del disco combina guitarras suaves, texturas electrónicas y momentos casi silenciosos. ¿Cómo encontraste ese equilibrio entre lo acústico y lo más atmosférico?
Como casi todo lo escribo con guitarra acústica o piano, esos instrumentos son el centro de casi cualquier grabación mía. Pero el espacio, el ruido del entorno, el sonido de la cinta girando, los sintetizadores… todo eso recrea la magia de una maqueta grabada de forma descuidada pero que captura la esencia de la canción. Muchos de los elementos extra vienen de amistades y colaboradores que participaron en el disco y llevaron cada tema a otro lugar. Lo clave en su forma de tocar fue la contención. El sintetizador de Emily Sprague en 'Come' es uno de mis ejemplos favoritos: es esencial para la canción, pero tan breve que te hace dudar si lo has imaginado.
'Krista' tiene algo misterioso, como si viviera entre la memoria y la ficción. ¿Cuál es la historia detrás de esa canción?
Si (risas). Esa canción está más cerca de la realidad de lo que la gente podría pensar. En realidad prefiero guardar su historia para mí. Cuando pensaba en el universo visual del disco, tenía en mente usar material antiguo de una serie de terror narrativo que hice con mi prima, Molly Schenkenberger, cuando éramos peques. Durante años me dio mucha vergüenza y fui muy reservade con los cientos de vídeos de YouTube que grabé de niñe. Pero había una extraña similitud entre el personaje de Krista y el espíritu infantil que interpretaba mi prima, y pensé que ya era hora de rendirle homenaje. Ahora, al revisarlo desde otra mirada, me siento realmente orgulle. Creo que mi yo pequeñe no querría que tuviese miedo de compartirlo.
Has creado un libro interactivo, 'A Sailor’s Warning', para acompañar el disco. ¿Cómo surgió la idea de hacer un proyecto que combine música, narración y juego?
Para mí, hacer música es todo eso a la vez, y me gustaba la idea de crear una historia abierta e interactiva que encajara dentro del mundo y la atmósfera del álbum. El juego ha sido muy importante en mi vida adulta: empecé a jugar a D&D a los 25 años y sentí que mi lado más tonto superaba al más cauteloso. Jugar es algo vital. La idea me vino al hablar del universo visual del álbum y de cómo quería que se viera, con mi amigue Jono Currier, que lo ha representado visualmente de forma magistral. Nos conocimos jugando y hablamos de crear un mundo con sus propias reglas, un sistema por el que las canciones te van guiando. El disco siempre me pareció un viaje, y el orden de las canciones es fundamental por eso. La inspiración empezó ahí, y fuimos construyendo ese mundo juntes.
"Nueva York es vital para cómo creo, y quizá aún más para sentir la necesidad de hacerlo, porque su energía constante te empuja a expresarte"
Vivir en Nueva York significa estar rodeade de ruido, energía y gente creando todo el tiempo. ¿Cómo influye ese ambiente en tu manera de escribir?
Solo empecé a escribir música de forma intencionada después de mudarme a Nueva York (hace ya 12 años...), y creo que esa decisión marcó un antes y un después en mi manera de crear. La ciudad es vital para cómo creo, y quizá aún más para sentir la necesidad de hacerlo, porque su energía constante te empuja a expresarte. Nueva York me obliga a buscar momentos de calma, pero también me inspira a salir de mí misme y a mirar el mundo con otros ojos.
Además de tu carrera musical, participas en proyectos colectivos como la revista 'GUNK'. ¿Qué te aporta formar parte de una comunidad creativa más amplia?
Creo que eso va muy de la mano con lo importante que es la ciudad para mí y con la manera en que influye en todo lo que hago. Me impacta mucho más el arte que se nota conectado a una comunidad más grande, que nace del intercambio y del apoyo mutuo. Es una parte esencial de vivir aquí: encontrar formas de devolverle algo a ese entorno y sentirse parte real de él.
En canciones como 'Your Hands' y 'Force', hay una atención especial al cuerpo, al tacto, al gesto. ¿Sueles componer a partir de sensaciones físicas o de imágenes mentales?
Creo que las imágenes mentales son lo principal, aunque hablar en absolutos siempre es complicado. 'Force' surge sobre todo de la memoria, mientras que 'Your Hands' está más ligada a la sensación, a cómo intento conectar mi cuerpo con un recuerdo o un sentimiento. Me resulta raro hablar del cuerpo, de todos modos. Tengo formación en medicina, así que ese tipo de lenguaje técnico sobre la anatomía siempre se acaba colando en mi forma de escribir sobre ello.
Escuchando 'Red Sky at Morning', se nota una atención muy cuidadosa al detalle, como si cada textura tuviera su sitio. ¿Eres muy meticulose en el estudio o prefieres dejar espacio a los accidentes?
Gracias. El detalle es muy importante para mí, aunque la mayoría surge de forma fortuita, casi como si apareciera solo durante el proceso. Creo que Felix y yo tenemos una visión muy clara de los toques que queremos añadir, pero a la vez no siempre podemos explicarlo hasta que lo sentimos o lo imaginamos ahí, cuando finalmente encaja. Casi siempre llegamos al resultado final a través de accidentes y exploración, dejando que las pequeñas casualidades acaben guiando el camino y definiendo el sonido de una manera muy natural.
Si piensas en tu primer disco, 'No Glory', y en este nuevo, ¿sientes que forman parte de la misma historia o que has cerrado una etapa para empezar otra?
Creo que es una historia muy, muy larga, una que sigue desarrollándose con el tiempo. Aunque no puedo prometer que sea lineal, porque nada en mi forma de crear lo es realmente. No creo que pueda cerrar nada del todo; siempre hay algo que permanece abierto. El pasado es demasiado importante para entender hacia dónde voy y cómo sigo avanzando.
"Me impacta mucho más el arte que se nota conectado a una comunidad más grande, que nace del intercambio y del apoyo mutuo."
Después de 'Red Sky at Morning', ¿imaginas hacia dónde te gustaría ir? ¿Hay algo que quieras explorar en tu música y aún no hayas hecho?
Últimamente me inspiran mucho mis recuerdos de la infancia, esas pequeñas escenas que se quedan grabadas sin saber por qué. Creo que por eso me atrajo volver a los vídeos que grabé cuando era más pequeñe, porque hay algo muy puro en esa mirada. Lo llamo mi edad ideal: tener 13 o 14 años, una etapa llena de descubrimientos y contradicciones. Creo que lo siguiente que haga tendrá que ver con esa etapa y con cómo la sigo entendiendo ahora.
En todas nuestras entrevistas, pedimos a cada artista que deje una pregunta para la siguiente banda con la que hablamos. ¿Cuál sería la tuya?
¿Cuál ha sido la “edad ideal” de tu vida hasta ahora? ¿Y por qué?
Y tengo una para ti, de parte de Country Girl: ¿Cuál es tu instrumento favorito?
Mi guitarra acústica.
