Elias Rønnenfelt ha grabado ‘Heavy Glory’ durante una etapa de tránsito vital que acaba filtrándose en cada arreglo y en cada frase medio apagada. Lejos de un estudio blindado al exterior, las canciones se escriben al ritmo de los desplazamientos, con apenas una guitarra y una voz que se ensaya contra el silencio de ciudades ajenas. Las piezas que construye no se afirman; se insinúan, y en esa falta de resolución encuentran su forma. La apertura con ‘Like Lovers Do’ presenta una idealización amorosa atrapada en una tensión que no se disuelve. El disco avanza sin una arquitectura fija: cada corte parece escrito desde un lugar distinto, desde una fase emocional que ya no coincide con la siguiente. En ‘No One Else’ y ‘Stalker’, la voz se arrastra como si no pudiera sostener el peso de lo dicho. El piano o los violines, cuando aparecen, no embellecen; apenas enmarcan el malestar sin tratar de repararlo. Las colaboraciones vocales tampoco introducen atisbos de aliviar el contenido dramático de los temas. Fauzia en ‘Close’ no suaviza, sino que refuerza la fragilidad desde otra dirección. Joanne Robertson aporta un contraste tenue en ‘Doomsday Childsplay’ y ‘Soldier Song’, sin alterar el carácter inestable del conjunto. En los dos covers finales, ‘Sound of Confusion’ y ‘No Place to Fall’, Rønnenfelt no interpone distancia: canta como si esas canciones también fueran parte de su itinerario. ‘Heavy Glory’ no construye una imagen de autor; deja constancia de lo que ocurre cuando los afectos no se organizan y la expresión llega antes que el sentido. Aprovechando su inminente gira por nuestro país, hemos tenido el placer de entrevistar al músico danés.
Grabaste el disco por etapas durante el transcurso de un año. ¿Cómo afectó ese ritmo fragmentado a la evolución de las canciones?
Sí, muchas de ellas las escribí estando de viaje. Donde vivía en ese momento. Viajaba mucho solo. Cuando llegó el momento de grabar, fue algo fragmentado. Normalmente, con un disco de Iceage lo hacemos todo en una semana o así, totalmente concentrados. Pero hubo algo en esta forma de trabajar. A estas canciones les di tiempo para respirar un poco y averiguar qué querían. Y después me esforcé por ayudarlas en ese camino. Volver a dejarlas respirar. Pero... no sé. Intentas acompañar las canciones, escucharlas y entender qué quieren. No hay una fórmula exacta. Y creo que el hecho de hacerlo por mi cuenta también influye.
Más cosas sobre este nuevo disco. ¿Hubo alguna metáfora o imagen visual que te acompañara durante todo el proceso, aunque no aparezca en las letras?
Creo que el amor es un tema importante en el disco. Mi vida estaba tomando giros bastante marcados en tiempo real mientras escribía. Eso generó proyecciones del amor en distintas fases. Estaba en una parte bastante turbulenta de una relación en ese momento. Así que cuando me sentaba a escribir una canción sobre lo que pasaba, ocurría que la siguiente vez que me sentaba a escribir, el amor ya había cambiado. Y lo ves desde otro ángulo. Así que, en cierto modo, el disco te lleva por distintas etapas de una relación. Pero también el mundo como telón de fondo tiene un papel importante. Y a veces incluso pasa al primer plano.
Creo que la vida es caótica y difícil de entender. Hacer discos y escribir canciones es una forma de intentar destilar y dar sentido a algo que es difícil de comprender. No suelo sentarme con una idea cerrada de lo que voy a escribir. Voy buscando el significado sobre la marcha. El significado de las canciones se va revelando casi como una sorpresa conforme avanzas. La verdad tiende a salir a la luz, aunque intentes ocultarla.
Algunas de las canciones podrían haber encajado en un disco de Iceage o de Marching Church. ¿Qué hace que una canción pertenezca claramente a este proyecto y no a los otros?
Cuando empecé a escribir estas canciones, fue mientras viajaba, tocando solo con una guitarra acústica. Quería escribir algo pensado para tocarse directamente con guitarra acústica y nada más. Y luego, al grabarla, añadí otros elementos, pero sentí que tenía que ser algo propio. Si escribo una canción para Iceage, hay ciertos roles que hay que cubrir. Tiene que tener partes que funcionen bien en una banda como Iceage, pero esto sentía que era otra cosa. Creo que, en el fondo, también necesitaba ampliar mis formas de expresión. Iceage sigue muy vivo y ensayamos tanto como podemos últimamente. Tenemos muchísimas ideas, más de las que tenemos tiempo para trabajar, lo cual es genial. Pero necesitaba crear un nuevo espacio para poder expresarme de forma más amplia.
"A estas canciones les di tiempo para respirar un poco y averiguar qué querían. Y después me esforcé por ayudarlas en ese camino."
El disco combina canciones muy personales con otras que parecen más ficticias. ¿Te resulta más natural escribir desde la experiencia real o desde la imaginación?
Bueno, creo que se mezcla. Es algo arriesgado hoy en día, pero puedes escribir sobre la vida real y de pronto tomar un rumbo más abstracto. De repente estás en un lugar que no describe las cosas tal cual son. Y creo que los sentimientos ya son bastante abstractos en sí. Son difíciles de identificar y de concretar. A veces me meto en la ficción, como en una canción con 'Stalker'. Pero sobre todo escribo sobre lo que está rondando dentro de mí en ese momento.
Has dicho anteriormente que hacer este disco fue como tener un diálogo contigo mismo, o con algo indefinido. ¿Crees que escribir canciones te ayuda a entender cosas que aún no tienes del todo claras?
Sí, muchísimo. Desde que empecé a escribir me di cuenta de que a veces te sientas porque hay algo que quieres expresar o entender, y luego escribes y todo te parece insuficiente. Porque nada de lo que pones en una letra hace justicia a los sentimientos indescriptibles que tienes dentro. Y terminas la sesión de escritura sintiéndote un poco frustrado e inadecuado. Pero quizá un mes después, sacas ese papel arrugado de la papelera y lo lees de nuevo. Y al haber salido de la situación, puedes ver lo que escribiste desde otra perspectiva. Y a veces eso revela cosas sobre lo que sentías en ese momento que ni siquiera habías reconocido o admitido. Así que sí, puede ayudarte a entender lo que realmente sentías por algo. Y otras veces, estás inspirado y escribes pensando “esto es lo más genial que he hecho jamás”, y luego lo lees otra vez y es una basura.
El disco empieza con 'Like Lovers Do', una canción sobre una relación idealizada que aún tiene tensión. ¿Por qué elegiste empezar el disco con esa mezcla de ternura e inquietud?
Creo que era una buena apertura porque marca el tono. Como hablábamos de las fases del amor, te sitúa justo en medio de un amor que está floreciendo, que está vivo. Pero no es necesariamente fácil. Así que creo que cumple la función de colocarte justo en el centro de todo lo que se va a explorar a lo largo del disco.
Las dos versiones que cierran el disco, de Spacemen 3 y Townes Van Zandt, encajan de forma muy natural. ¿Qué hizo que esas canciones encajaran tan bien en tu historia?
Cuando viajaba mucho solo, estas versiones se fueron incorporando al repertorio casi por casualidad. Como 'No Place to Fall' de Townes Van Zandt: estaba tocando en una librería en París y la dueña me dijo la noche anterior: “mañana no tocas si no haces 'No Place to Fall' de Townes Van Zandt”. Y le dije, vale, me la aprendo. Y seguí tocándola. Y la versión de Spacemen 3, 'Sound of Confusion', fui fan desde que era adolescente. Esa canción siempre me tocó una fibra muy profunda, incluso desde mi cuarto de adolescente cuando vivía con mi madre.
Era algo que me hablaba a un nivel profundo, pero también era como un portal a otro mundo. Sonic Boom de Spacemen 3 produjo el último disco de Iceage y ahora es amigo. Estaba tocando en una iglesia en Lisboa y me armé de valor para pedirle que tocara 'Sound of Confusion' conmigo en el disco. Y seguí tocándolas. Así que estas canciones viajaron conmigo y convivieron con las otras mientras tomaban forma.Por eso tenía sentido incluirlas. Y las puse al final porque también están algo separadas, ya que no las escribí yo.
"El significado de las canciones se va revelando casi como una sorpresa conforme avanzas. La verdad tiende a salir a la luz, aunque intentes ocultarla. "
Hay dos duetos en el disco, con Fauzia y Joanne Robertson, pero en contextos muy distintos. ¿Cómo decidiste qué tipo de dinámica querías entre sus voces y la tuya en cada canción?
Bueno, la de Fauzia sí la escribí para que la cantara ella sola. Pensaba en su voz al escribir algo que imaginaba que sonaría bien con ella. Pero luego nos vimos en un club en Londres y decidimos que sería mejor cantarla juntos. Y Joanne es amiga desde hace años. Muchas veces que Iceage tocó en Glasgow, ella nos acogió en su casa, nos dio de comer, encendió la chimenea, nos sirvió vino. Así que le tengo mucho cariño. Su voz es increíble. Y sabía que quería una voz femenina en algunas canciones. Joanne canta en tres temas del disco: 'Doomsday', 'Soldier Song' y 'Another Round'. Simplemente pasó por Copenhague mientras yo estaba en el estudio. La invité, le pareció bien, y no me imagino a nadie más haciéndolo.
Has tocado este disco en librerías, bosques, iglesias y casas particulares. ¿Recuerdas algún momento en que el espacio transformara por completo tu forma de interpretar una canción?
Eso se nota mucho cuando haces algo tan íntimo. Con una banda ruidosa puedes gritar al público, eres como una fuerza que va hacia ellos. Pero al hacerlo así, es mucho más sensible al espacio. Y hay muchas lecciones ahí sobre cómo dominar una sala con algo que no es ruidoso. Pero algo que encontré interesante es cómo, si consigues el silencio del público, ese silencio se convierte casi en un instrumento. Puedes dejar espacios dentro de las canciones para que ese silencio ocurra. Nunca había jugado con eso antes. Pero hay muchas pequeñas lecciones como esa.
"Tomo lo que pasa en mi vida y le aplico iconografía religiosa. O clavo mis propios dramas en la cruz. No es una decisión consciente. Es algo que me atrae, y siempre acaba ocurriendo."
Varias letras hacen referencias espirituales, pero nunca de forma totalmente literal o devocional. ¿Qué papel tiene hoy lo espiritual en tu lenguaje artístico?
Siempre ha sido algo que me atrae. Crecí rodeado de iconografía religiosa y gran parte de mi familia es católica. Y mi colegio era cristiano. Te crías con esas imágenes a tu alrededor. Y para mí, lo quiera o no, es un lugar al que tiendo a ir. Tomo lo que pasa en mi vida y le aplico iconografía religiosa. O clavo mis propios dramas en la cruz. No es una decisión consciente. Es algo que me atrae, y siempre acaba ocurriendo.
Algunas canciones parecen escritas desde un momento muy específico de tu vida. ¿Cómo se siente interpretarlas ahora que estás en otra etapa?
A veces puedes volver a sentir eso. A veces es como trascender. También hay un alivio al saber que has superado lo que había en esa canción. No es que tenga que volver al momento exacto en que nació la canción. Porque una vez que está fuera y la vives, también se vuelve algo más universal. Pero sí tienes que meterte dentro de la canción y dejar que te lleve.
En todas nuestras entrevistas nos gusta que el artista a entrevistar deje una pregunta para la siguiente banda a entrevistar. ¿Cuál es la tuya?
¿De cuál de tus sentidos podrías prescindir?
Tengo una para ti de Steve de PUP. ¿Cuál es el mejor libro o película que has leído o visto en los últimos meses?
Hace poco leí a Bernard Shaw, el dramaturgo irlandés. Es la historia de Juana de Arco, 'Saint Joan'. Me impactó mucho.