Entrevistamos a

Chase Petra

"Tanto el aferrarse a algo, como el dejarse llevar, siempre están ligados al deseo, el sacrificio y la entrega. "



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El trío californiano Chase Petra lleva años dando vueltas a ciertas contradicciones contradicciones: guitarras distorsionadas contra letras que desnudan vulnerabilidades y sueños adolescentes chocando con recibos de luz. En 'Lullabies for Dogs', su segundo álbum, la banda no ofrece consuelo fácil. Aquí, las melodías se retuercen entre acústicas hipnóticas ('Icarus') y estallidos de batería frenética ('Centrifugal Force'), mientras Hunter Allen canta sobre facturas hospitalarias y amores que muerden. Es música escrita desde el filo de los treinta, donde la euforia juvenil se mezcla con la urgencia de encontrar un equilibrio que no existía en sus primeros temas. Las trece pistas del disco funcionan como retratos sonoros de una generación atrapada entre la resistencia a madurar y la necesidad de hacerlo. En 'Have Faith, Horatio', Allen cuestiona estructuras de poder con una ironía mordaz, mientras que 'A Bug’s Life' transforma la rabia en un himno sin concesiones: “If given half the chance, oh yeah well I’d still fucking kill him”. La producción, compartida entre Evan Schaid y Scoops Dardaris, juega con contrastes: lo íntimo y lo caótico coexisten sin jerarquías, como si cada canción fuera un laboratorio donde probar texturas. Lo más interesante surge cuando el álbum se repliega sobre sí mismo. 'Hospital Bills And Scratchers', el tema de cierre, no es una rendición sino un replanteamiento: seguir creando, pero sin romperse en el intento. Chase Petra no resuelve contradicciones; las amplifica con guitarras que chirrían y coros que se desvanecen en ecos. No buscan respuestas, sino documentar el vértigo de perseguir algo —arte, felicidad, estabilidad— mientras la vida adulta reclama su espacio. Aprovechando lo reciente de este lanzamiento, hemos tenido el placer de entrevistar a su vocalista Hunter Allen.

'Lullabies for Dogs' combina una melancolía suave con explosiones inesperadas de energía. ¿Qué os atrae de esa dualidad entre introspección y caos en la música?

La música lo es todo, ¿no? A riesgo de sonar de forma pedante, la música contiene el universo. Así que tiene sentido que sea tan caprichosa como una persona, un día o cualquier otra cosa voluble con la que queramos compararla. Muchas veces, como banda, no elegimos cómo queremos que suene una canción, simplemente la dejamos fluir. Y así terminamos con estos valles y picos de energía, donde las letras guían el sonido y el sonido influye en las letras. ¡Es algo enredado, caótico y difícil de explicar!

 

El sonido del álbum no parece seguir una estructura predefinida: explora distintas direcciones sin miedo a romper expectativas. ¿Buscáis deliberadamente esa falta de categorización o dejáis que las canciones encuentren su propio camino?

Creo que ya respondí sin querer en la pregunta anterior (risas). Definitivamente no buscamos la imprevisibilidad, pero hemos aprendido a abrazarla. Todas tenemos gustos musicales muy distintos que asoman la cabeza de vez en cuando, y eso influye en que no mantengamos un sonido más homogéneo. Dicho esto, nuestro enfoque como grupo es tal como dices: dejamos que las canciones encuentren su camino. En el pasado me preocupaba que eso nos hiciera menos comercializables, ¡y la verdad es que sí! Pero eso lo dice el capitalista de mi cerebro, no el lado artístico, y yo siempre me inclino por el artístico. De hecho, ¡estoy intentando sacudirme el capitalista de la cabeza!

Convertir una pasión en profesión a veces puede hacer que se sienta más como una obligación que como una necesidad creativa. ¿Cómo gestionáis la presión de mantener vuestra autenticidad sin que se convierta en una carga?

¡Ah, sí, el tema y desafío de los últimos años de mi vida! Hola de nuevo (risas). No se lo digas a nuestro sello, que ha apostado por nosotros, pero gran parte de mantener nuestra integridad ha sido no obsesionarnos con los números (seguidores, likes, oyentes…). Ha sido una lucha cuesta arriba y también existencial. Al final se reduce a: la vida es corta, soy pequeña, nada de esto importa realmente, así que haré lo que quiera, haya público o no. Suena un poco nihilista, pero más en un sentido de alegría absurda que de desesperanza. Dos consejos breves que me ayudan. El primero es que si no tengo ganas de escribir o crear —si tengo bloqueo—, no lo hago. Me alejo y hago algo que me dé alegría, sin culparme. El segundo es que mi padre siempre me recuerda que un álbum, un single o un EP es solo una foto de dónde estás en ese momento. Nunca será perfecto, ni debe serlo. Solo guarda un registro de lo que eras al grabarlo. No hay nada que demostrar ni a quién impresionar, solo fotos que tomar.

"Muchas veces, como banda, no elegimos cómo queremos que suene una canción, simplemente la dejamos fluir. "

'Have Faith, Horatio' cuestiona la idea de fe y confianza en un mundo que a menudo decepciona. ¿Creéis que encontrar respuestas (ya sea sobre la fe o no) es importante para vosotros, u os interesa más explorar la duda?

Oye, me encanta el misterio. Me encantan los grises entre el blanco y negro, los debates. No me importa el confesar no saber sobre un tema. A menudo, las respuestas no son tan satisfactorias como las preguntas. Una de mis obsesiones (aunque no soy lo bastante lista para entenderla) es la física. Me pirran los documentales sobre el espacio profundo y los agujeros negros. Me fascina la especulación y las teorías que los rodean. Y la certeza absoluta me parece rarísima. ¿Cómo puede alguien en este mundo tan extraño creer que tiene la respuesta definitiva? La incertidumbre con mente abierta mola mucho.

En 'A Bug’s Life' hay una confrontación directa con la idea de tener que ser siempre la persona más racional o moralmente superior. ¿Fue difícil escribir desde ese lugar de ira sin suavizar el mensaje?

Sí, pero no fue un reto agotador. Quienes socializamos como mujeres tenemos programada la necesidad de hacer sentir cómodos a los demás, aunque sea a costa de nosotras. Al crecer, luchamos contra eso a nuestra manera (aunque muchas se hunden bajo el peso de esas expectativas sin saber por qué). Aprendemos a abrazar la ira y a defendernos, pero ¡madre mía, cuesta años! Cuando escribí esta canción, ya llevaba años arrastrándome fuera del agujero que me hacía creer que era mala por necesitar respeto, amor o ¡comida! Me sentía culpable por existir. Pero al final, rasgué el velo sobre mí y vi que no era tan mala. De repente, contraatacar ya no parecía imposible. Y cuando pensé la línea: “If I could go back maybe I’d have done it different but if given half the chance oh yeah well I’d still fucking kill him”, solo dudé un segundo antes de escribirla.

 

La escena DIY suele asociarse a la juventud, la experimentación y la urgencia creativa. ¿Cómo vivís la evolución de la banda en un espacio donde crecer a veces se percibe como perder parte de esa esencia?

Pues no me siento mayor y quizá nunca lo haga. No digo que el cuerpo no me vaya a doler —ya lo hace—, sino hablando de mentalidad. Sigo improvisando muchos aspectos de mi vida, sigo sin un duro y persiguiendo este sueño absurdo. Puede que los más jóvenes de la escena me vean como una cenutria, pero no me voy a plegar a lo que piense un chaval de dieciocho. Con todo el respeto: los adolescentes me parecen graciosos, valientes y poderosos, pero también se avergüenzan de todo y no tienen los pies en la tierra. Yo tenía dieciocho hace dos segundos (diez años) y lo recuerdo bien. Dicho esto, nadie nos ha hecho sentir fuera de lugar por la edad, o si lo han hecho, soy demasiado despistade para darme cuenta.

Dedicarse a la música implica combinar pasión y realidad pragmática, desde el proceso creativo hasta la estabilidad económica. ¿Cuándo os disteis cuenta de que hacer música profesionalmente siempre requeriría equilibrar ambas cosas?

Creo que siempre lo supe. En la infancia, mi padre fue sincero: me dijo que, si quería dedicarme a la música, debía hacerlo por amor, no por fama o dinero. ¿Entendía entonces lo que eso significaba? Claro que no, tenía trece años, pero me comprometí. Ahora vivo al día y a veces el dinero me quita el sueño, pero ¿quién no se preocupa por la plata en esta economía? Al final, esta vida es mi única oportunidad de vivir experiencias, y no la desperdiciaré por miedo.

"Me encantan los grises entre el blanco y negro, los debates. No me importa el confesar no saber sobre un tema. A menudo, las respuestas no son tan satisfactorias como las preguntas."

Al empezar en la música, probablemente teníais una visión más ingenua de este camino. Si pudierais enviar un mensaje a vuestro yo más joven, ¿qué diríais?

¡Siempre que pienso en hablar con mi yo de niña me emociono! No sé si hay algo que pueda decir para ayudarle, ¡jaja! Sé que aprendo haciendo: no entiendo algo hasta que lo vivo. Pero, sobre todo, querría abrazarla y decirle que todo irá bien; que es solo la vida, y que algún día será adulte y todo lo que quiso ser.

Las letras del álbum están llenas de imágenes evocadoras y referencias que sugieren una fuerte conexión con la literatura y otras formas de arte. ¿Hay algo fuera de la música que siempre os ayude a desbloquear el proceso creativo?

Cualquier arte, la verdad. Sobre todo, la literatura. Soy una gran lectora y me gusta referenciar libros que me han conmovido. En el instituto y la universidad escribía mucha poesía, y aún lo hago. Pero la mayor parte de mi trabajo —música o poesía— se inspira en gente que conozco.

 

En el álbum parece haber una lucha constante entre el caos y el control, entre soltarse y aferrarse a algo sólido. ¿Creéis que esto refleja vuestra forma de procesar la realidad o es más una consecuencia natural del proceso de composición?

¡Es una observación muy perspicaz que no había notado! No estoy segura, pero en mis momentos más turbulentos a veces me visualizo colgando de un acantilado o cayendo al vacío. Quizá tenga que ver con cómo procesó subconscientemente mis emociones. Tanto el aferrarse a algo, como el dejarse llevar, siempre están ligados al deseo, el sacrificio y la entrega. ¡Es alucinante que no lo hubiera visto antes!

Hacer un álbum es un proceso emocionalmente intenso, lleno de inspiración, agotamiento y autodescubrimiento. Si tuvierais que describir la experiencia de crear 'Lullabies for Dogs' con una imagen o escena cinematográfica, ¿cuál sería?

Hago trampa, pero sería la colección de fotos que tenemos de Evan, Brooke y yo pareciendo auténticos desastres, ¡jajaja! Recuerdo una de Brooke en Filadelfia una mañana: ojos medio cerrados, el pelo rebelde en todas direcciones, sonriendo como si estuviera borracho… ¡y estábamos totalmente sobrios a las 8 AM! Otra de mí en la furgoneta, entre la risa y el llanto tras tirarme una bolsa de Cheez-its encima. Y Evan en Long Beach, tras una noche larga, con una cabeza de oso de mascota y su ropa normal.

"Soy una gran lectora y me gusta referenciar libros que me han conmovido. En el instituto y la universidad escribía mucha poesía, y aún lo hago."

En todas nuestras entrevistas, pedimos al artista que deje una pregunta para la próxima banda. ¿Cuál sería la vuestra?

Si tuvierais que escribir un libro, ¿sobre qué sería y por qué?

Y una pregunta de Basia Bulat para vosotras: ¿Cuál es el último sueño que recordáis? Espero que no fuera una pesadilla, sino algo bonito.

Tengo sueños súper detallados cada noche por mi medicación, pero al despertar apenas los recuerdo. Así que os contaré uno que no olvido: Soñé que estaba en una mansión con un amigo con el que ya no hablo. Todo se volvió terrorífico —como el episodio de Doctor Who con las muñecas y Matt Smith—. Me di cuenta de que era un sueño y le dije: “Tío, esto es un sueño”. Él respondió: “¿Qué dices? Esto no es un sueño, deja de flipar”. Y desperté totalmente desconcertada. ¡Ahí lo tenéis: ¡manipulación por hombres hasta en los sueños, jajaja!

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.