Chanel Beads, el proyecto vanguardista de Shane Lavers, se encuentra a las puertas de publicar su inminente LP debut ‘Your Day Will Come’, una obra donde continuará profundizando a través de sonoridades que engañan constantemente a nuestros oídos. A través de un enfoque que fusiona lo analógico y lo digital, Lavers construye un universo sonoro cautivador. Sus composiciones parecen escapar de cualquier patrón compositivo que se pueda percibir, difuminando constantemente la visión entre las melodías de pop sumergidas y una exploración sintética que se puede descontrolar en cualquier momento. Cada canción es un lienzo abstracto que invita al oyente a sumergirse en un viaje sensorial sin restricciones. Pero más allá de su experimentación estética, ‘Your Day Will Come’ representa un ejercicio catártico para su creador. Lavers aprovechó el aislamiento impuesto por la pandemia para ahondar en las capas más íntimas de su psique, logrando unas piezas que brotan del subconsciente para conformar estampas más reconocibles y emotivas. Bien sea por vías de expresión más agresivas como las de ‘Embarrased Dog’ o apelando a lamentos más universales como los de ‘Idea June’, Shane siempre sacar el máximo provecho posible al carácter brumoso de sus composiciones. De este modo, el álbum se erige como una pieza de incómoda accesibilidad en los primeros compases y un auténtico bálsamo con el que reencontrarnos con toda la extrañeza que habita en nuestro interior. La singularidad de este proyecto reside, además, en la simbiosis creativa que Lavers establece con sus colaboradores más cercanos. Las voces de Lavers y Maya McGrory se entremezclan hasta volverse indistinguibles, creando una dualidad andrógina que trasciende lo corpóreo. Lejos de los dictados comerciales, este álbum desafía los preceptos establecidos y propone una nueva forma de concebir y experimentar la música, rompiendo las barreras entre lo físico y lo metafísico, lo terrenal y lo etéreo. Aprovechando lo inminente de este lanzamiento, hemos tenido el placer de entrevistar a su autor.
Después de formar parte de bandas en Seattle, pasaste a componer en solitario y ofrecer directos como Chanel Beads cuando te mudaste a Nueva York. ¿Sientes que en este período sentiste un gran contraste entre el sentirte arropado por otros músicos a pasar a tener un proyecto en solitario?
Creo que en la transición de formar parte de una banda a emprender un proyecto en solitario sucede un poco que notas un gran cambio. En todos los proyectos, por lo general la música que he creado ha nacido en el entorno de un estudio. He sido el principal responsable de la composición, en lugar de simplemente tener un papel secundario en la banda. En mi proyecto en solitario, he preferido invitar a otros músicos a participar, más que tener una formación constante en la que ir tomando decisiones. Este nuevo proyecto me ha permitido experimentar con diversas versiones de canciones que iba logrando y explorar lo que funciona mejor. En cierto modo, se ha convertido en un proceso de ensayo y error, donde manejo diferentes ideas y conservo aquellas que demuestran su valía. En definitiva, ha sido una experiencia enriquecedora y creative seguir estos pasos hasta el momento.
Estas canciones surgieron cuando estuviste en cuarentena en Brooklyn en noviembre de 2022. ¿Sientes que ese momento de calma forzosa te hizo reflexionar sobre aspectos de ti mismo y tu música que quizás no hubiese sido posible de otra forma?
Para algunos, la música durante la cuarentena puede parecer un escape o un aislamiento, pero para mí, fue más bien una oportunidad para concentrarme en mi arte. Después de contraer COVID-19, me vi obligado a quedarme en casa, lo que me brindó el tiempo y el espacio necesarios para enfocarme en mi música. Aunque a veces me invaden pensamientos de lo que podría haber sido, estoy seguro de que aproveché al máximo esa situación. Incluso en la tercera semana, seguía en casa, trabajando diligentemente para terminar mi música. Así que, en realidad, en mi caso, la cuarentena fue una excusa que exprimí al máximo para seguir creando.
En este disco juegas con una combinación de instrumentos reales y sintéticos. ¿Lo ves como un desafío intentar que el oyente no sepa distinguir qué instrumentos son reales y sientes que resulta divertido lograr esta ambigüedad sonora?
Al crear música, a menudo me encuentro resolviendo problemas más que trabajando en un concepto definido. Aunque antes y después de componer una canción pueda considerar un enfoque conceptual, durante el proceso me enfrento a recursos limitados y otras restricciones que requieren soluciones improvisadas. Las transformaciones ocurren de manera orgánica, sin una decisión consciente. Incluso teniendo la opción de colaborar con músicos talentosos, a menudo opto por soluciones alternativas debido a la impaciencia. Anteriormente, solía ocultar las fuentes del sonido como parte de mi enfoque creativo. A menudo bromeaba con mis colaboradores sobre la idea de hacer que lo barato pareciera caro y viceversa. Esta perspectiva a veces me hace reír al imaginar lo que otros pueden pensar al escuchar mi música.
"Anteriormente, solía ocultar las fuentes del sonido como parte de mi enfoque creativo. A menudo bromeaba con mis colaboradores sobre la idea de hacer que lo barato pareciera caro y viceversa. "
A lo largo del disco hay un juego constante de voces que son las tuyas y las de Maya McGrory. ¿Seguiste alguna regla para decidir quién cantaría cada parte, o fue más bien el contenido lírico lo que lo determinaba?
Escribir ‘Idea June’ fue un hito importante para mí. Fue la primera vez que escribí una canción para que otro la interpretara. Al principio, me desconcertó que lo que estaba haciendo no funcionara como esperaba. Sin embargo, todo cambió cuando decidí que fuera Maya quien la cantara. De repente, la melodía se volvió mucho más clara para mí. Es importante destacar que no se realizaron modificaciones en la voz del intérprete. Aunque la gente dice que he usado autotune en algunas pistas, considero que nuestras voces suenan de manera peculiar debido a la forma en que se mezclan naturalmente. Esto resulta en una interpretación mucho más efectiva, sin necesidad de añadir toneladas de efectos. A pesar de las percepciones erróneas, quiero dejar claro que no se alteró el tono de mi voz.
En este proyecto han colaborado tus músicos en vivo Maya McGrory y Zachary Paul. ¿Cómo ha evolucionado esa dinámica creativa entre los tres a lo largo de los años?
Maya y yo nos involucramos rápidamente en colaboraciones musicales desde que nos conocimos. Estoy profundamente agradecido por el papel que desempeña en mi música, ya que mantiene un estándar excepcionalmente alto. Ella me ayuda a identificar qué no está funcionando y me insta a dar lo mejor de mí, incluso cuando la frustración amenaza con vencerme. Su habilidad para motivarme es simplemente asombrosa. En cuanto a nuestras actuaciones en vivo, Zach y yo tenemos una larga historia juntos, aunque no hemos colaborado con tanta frecuencia. Sin embargo, cuando tocamos juntos en vivo, la química es increíble. Ambos son capaces de asumir sus roles sin necesidad de muchas indicaciones de mi parte, lo que me llena de emoción porque puedo confiar plenamente en su talento. Sin duda, es una experiencia emocionante.
Te sientes atraído por las grabaciones MP3 de baja calidad y los momentos de transición en las mezclas de DJ. ¿Sientes que estos elementos te aportan muchas ideas para tu música?
Sí, hay algunas cosas que son simplemente cuestión de preferencia personal para mí. No hay nada único en mi disfrute de ello, pero lo encuentro muy especial. Me encanta la intencionalidad en las creaciones de otras personas. Aunque pueda haber cierta arrogancia en ello, o la presunción de pensar que ves algo que otros también ven, simplemente me fascina. Disfruto cuando experimento algo que lo siento como un trabajo en progreso, lo cual permite imaginar todas las posibilidades. He intentado mantener un poco de ese espíritu en mi propia música, ya que pienso que muchos músicos podrían sentirse de la misma manera. Para mí, la mejor experiencia al escuchar mi propia música es cuando la idea inicial aún no está completamente desarrollada. Es entonces cuando puedes imaginar cómo sonará mucho mejor, o visualizar lo que realmente deseas que sea. Por eso, me esfuerzo por mantener mi música inspirada en una continua sensación de posibilidad y potencialidad.
Hay algo que me ha llamado la atención leyendo la información sobre el disco y es que me gusta mucho esa descripción de que este disco refleja de alguna forma la "infinitud extraña del mundo digital" en 'Your Day Will Come'. ¿Sientes que esta preocupación por mostrar los no límites del mundo digital está muy presente a la hora de crear canciones?
A veces, simplemente reflexiono. A veces, las cosas se describen naturalmente. Intento no complicarme demasiado. Sinceramente, no busco dar una explicación intelectual. Evito el análisis excesivo, porque me hace sentir incómodo. En fin, creo que es bastante divertido. Me encantaría que otros lo analizaran y compartieran sus opiniones sobre la música. Pero sí, he estado evitando hacerlo yo mismo. Lo que me inspira para crear música es un sentimiento que no puedo definir con precisión. Quizás sea una especie de extraña infinitud, aunque no estoy pensando específicamente en el mundo digital, sino en algo más universal.
"Para mí, la mejor experiencia al escuchar mi propia música es cuando la idea inicial aún no está completamente desarrollada. "
El concepto de 'fake jazz' de Donald Fagen que dijo en documental de Steely Dan te llamó la atención. ¿Has tenido ese concepto en mente durante mucho tiempo y crees que lo pudiste aplicar en este disco?
Recuerdo haber visto un documental sobre uno de sus discos, donde mencionaba que amaba el jazz, el falso jazz y hasta el falso falso jazz. No tengo claro a qué se refería exactamente, pero eso me hizo reflexionar y sacar mis propias conclusiones. A menudo solía decir cosas como "Acabo de escribir una canción de jazz" o "He creado algo con un enfoque particular", o imaginaba una versión en vivo de una composición en mi mente. Sin embargo, a veces sentía que algunos amigos me tomaban en serio de forma muy literal, llegando incluso a preguntarme, "¿Qué demonios estás diciendo? No creo que eso sea lo que él quiere decir". A pesar de eso, siempre me ha inspirado la idea de lo poco definido, de cómo algo puede incluirse en otra cosa, como los cortes de audio defectuosos, donde me fascina ver cómo alguien piensa que está haciendo algo y termina con algo completamente diferente. Por eso, disfruto cuando creo que estoy creando algo y al final obtengo un producto distinto.
Después de lanzar sencillos y un EP, al unir estas canciones en tu primer LP, ¿te preocupó en algún momento cómo se percibiría la coherencia del disco como un conjunto en lugar de una colección de canciones independientes?
En realidad, no lo creo. Creo que no estaba pensando en la recepción o en cómo otras personas podrían percibir el disco. Quizás reflexionando ahora, me gustaría mucho más pensar, "Oh, tal vez alguien no encuentre esto coherente". Eso me haría querer hacerlo menos coherente, si acaso (risas). Simplemente sentí que tenía que hacer lo que era lo natural. ‘Embarrased Dog’ fue la última canción que escribí para el disco. Cuando la escribí, pensé: "Vale, esto es todo". Realmente no estaba pensando mucho más en ello. Simplemente, no esperaba estar escribiendo un álbum. De repente, tenía como cuatro canciones y pensé: bueno, hacer un EP simplemente parecía soñar demasiado pequeño. Así que dije, "Vale, hagamos algunas canciones más y hagamos un álbum".
A nivel temático, ¿sientes que el origen de cada canción es muy diferente entre sí y que no hay un sentimiento, sensación o temática que las unifique?
Siento que cada álbum es como un concepto en sí mismo. Creo que, debido a la forma en que la gente describe mi música y cómo me siento obligado a hacer música para mí mismo, todo se vuelve un tanto concluyente. Al escribir letras, algunas canciones son muy específicas para mí, pero, en ocasiones, parece que falta contexto y eso puede hacer que suenen, no sé, no misteriosas, pero quizás ambiguas. Creo que quizás puede ser por esto. Siento que muchas veces la mejor forma de analizar mi música es simplemente la emocional, porque nunca tiene un tema o estructura clara. Desde dentro imagino que siempre resulta sencillo hacerlo de este modo. A menudo, las canciones surgen de las mismas ideas y eso las conecta de cierta manera, aunque luego se muestren muy difernetes. Creo que hay muchas cosas universales que disfruto cantar, así que suelo repetir palabras o líneas, creo que quizás este es el nexo de unión entre todas ellas.
'Coffee Culture' es una pieza espectral y densa, que atraviesa múltiples dinámicas y texturas. ¿Cómo la fuiste construyendo? ¿Tenías alguna idea previa o fuiste uniendo poco a poco diferentes elementos?
Poco a poco, definitivamente creo que fue así. Sin darme cuenta, es como si esa experiencia de escuchar una pieza clásica, aunque no esté muy inmerso en el mundo clásico, haya perdurado desde la infancia, y supongo que aún la conservo, porque en realidad no sé nada sobre música clásica, pero me encanta. Creo que, de alguna manera, darme cuenta de que algunas piezas clásicas son, literalmente, una historia. Estas piezas contienen cambios emocionales claros. Eso fue, en retrospectiva, lo que realmente me inspiró en esa canción. Me gusta mucho la idea de cambiar a algo totalmente nuevo, creando mundos dentro de la canción. Siento que hay tres partes distintas, que se van alargando y difuminando.
"Siempre me ha inspirado la idea de lo poco definido, de cómo algo puede incluirse en otra cosa, como los cortes de audio defectuosos, donde me fascina ver cómo alguien piensa que está haciendo algo y termina con algo completamente diferente. "
Acerca de tus directos, ¿cómo intentas trasladar este disco al formato en vivo o prefieres presentarlo de una forma completamente diferente a la grabación?
La influencia de tocar en vivo se refleja en parte en la creación del álbum, ya que mi enfoque inicial era muy electrónico. Me sumergí en la idea de desafiar al público, aunque no era algo novedoso, sentía que era importante para mi desarrollo artístico. En algunos directos, simplemente presionábamos play y pasábamos unos 20 minutos en el escenario sin hacer nada más que observar a la audiencia. Luego, lentamente, comenzaba a cantar, esforzándome por sentirme cómodo y hacer que mi actuación vocal fuera poderosa. Esta experiencia influyó en otras canciones, llevándome a ver la música de una forma más dinámica y fluida. No sigo un patrón rígido; más bien, dejo que cada presentación se desarrolle naturalmente, sin preocuparme por ser fiel a la grabación original. Creo que mis actuaciones se han vuelto más enérgicas y agresivas, lo cual refleja mi crecimiento artístico. No hay reglas estrictas; se trata de expresar lo que siento en el momento.
En todas nuestras entrevistas nos gusta que el artista entrevistado nos deje una pregunta para el siguiente artista a entrevistar. ¿Cuál es la tuya?
¿Seguirás haciendo música hasta el final de tus días? ¿O habrá un momento en el que simplemente digas: "Bueno, eso es suficiente. Es hora de cambiar de "rumbo"? Muchas personas responderían simplemente "No, nunca dejaré de hacerlo", pero me intriga si alguien podría decir: "No sé, creo que podría llegar a un punto en el que haya expresado todo lo que tenía que decir". La música es interesante porque también es una práctica, no solo un proyecto. Siempre es una actividad diaria.
Del mismo modo tengo una para ti a cargo de Joanna Sternberg, dice así: ¿cuál es tu canción favorita de esta semana?
El otro día escuché una canción buenísima llamada ‘Waiting’ que es de una banda llamada Monster Movie. En ella creo que se encuentran miembros de Slowdive.
Fotografías a cargo de Lauren Davis
Deja una respuesta