La primera vez que escuchas Pompeii es como adentrarse en un vaho de no tiempo, un espacio que no acabas de dibujar por completo, pero en el que te sientes tremendamente arropado. Un universo de conexiones que emerge directamente desde lo más hondo del pensamiento de su autora. Y al mismo tiempo, un disco que te llama a bailar, aunque no tengas talento alguno, en el salón de tu casa. Una idea que me hipnotizó desde el primer momento y que por suerte pude compartir con la culpable de esta.
Hablar con alguien con una visión de la vida tan compleja, intensa y elaborada, siempre genera respeto. Pero su voz, que viajaba a miles de kilómetros de distancia por ondas que no sé explicar, era tan cálida que permite que hasta lo más complejo sea comprensible. Al otro lado de una pantalla donde empezaba a fallar la conexión, en Joshua's Tree, California, la galesa Cate Le Bon nos habló sobre su nuevo disco en el que abraza lo absurdo, para conectarnos más allá del aquí y el ahora de unos tiempos turbulentos, y que cada cual pueda llevarse lo que necesite.
¿Qué tal estás? ¿Cómo te sientes con el lanzamiento de tu séptimo disco de estudio Pompeii?
Muy bien, aquí hace un sol espléndido, me siento muy afortunada. Y bueno, al mismo tiempo un poco extraña porque ha pasado mucho tiempo desde que acabamos el álbum. Nos vimos obligados a retrasar el lanzamiento por tema prensa y promoción. Así que ahora han pasado más de ocho meses desde que lo tenemos. Normalmente lo hubiera acabado y lo hubiera sacado. Es curioso, es como que lo había dejado algo atrás y ya estaba trabajando en otras cosas. Pero no es hasta qué pueda tocarlo en directo que podré volver de nuevo a él. Tengo muchas ganas de poder hacerlo.
Después de tanto tiempo en la industria, y con una discografía envidiable. ¿Aún hay nervios al saber que vas a dar algo completamente tuyo para que todo el mundo lo escuche e incluso lo juzgue?
No sé si nervios, pero es una sensación diferente supongo. Pienso que cuando has hecho algo en privado, y ha sido durante un tiempo tan intenso, sobre todo durante este período en concreto, en el que nos hemos tenido que confinar, y justo era esto en lo que ponía todo mi tiempo y energía, y trabajaba constantemente dándole vueltas una y otra vez, de golpe, esto tan tuyo, tan íntimo, le pertenece a todo el mundo. Así que se siente como una transición algo violenta. Pero no lo sé. No sabría decir si son nervios. Pero hace que cada vez piense más en tocarlo en directo, más que el hecho de lanzarlo por ejemplo en plataformas digitales. Si hubiera sido hace meses, sería diferente, ha habido un largo camino desde entonces.
Has dicho que el disco lo hiciste durante el confinamiento. ¿Cómo sucedió eso de decir venga, nos ponemos y hacemos un disco? ¿Cómo fue ese momento?
Supongo que ya sabes, cuando me fui de América para trabajar en Islandia era marzo de 2020. Estaba colaborando con este artista llamado John Grant y se suponía que trabajaríamos juntos durante unas cinco semanas y luego volvería a América. Y luego, si lo pienso, hubiera hecho algunas fechas y hubiera acabado de juntar todo el disco para poder sacarlo. Pero mientras estaba en Islandia todo se derrumbó supongo. Estaba atrapada en Europa y acabé trabajando en el disco con John unos siete meses en total, lo que resultó una bendición. Y luego trabajé en la producción del disco de otro artista galés. Siempre tuve esta idea de que América iba a abrir pronto y se reanudarían los viajes. Así que hacía planes con esta mentalidad. Pero tan pronto me di cuenta que nada de eso iba a pasar, decidí viajar a Gran Bretaña y pasar el verano en Gales. Y cuando decidí un poco como quería hacer este disco, instalamos una especie de estudio en una casa que alquilamos en Cardiff. Al final nada resultó como imaginé, pero tuvo que ser así si quería sacar este disco adelante y así lo hice.
He leído que en la casa en la que os instalasteis, era una en la ya habías estado al principio de tu carrera hace años. ¿Cómo fue volver después de tanto tiempo?
Cuando la alquilamos no pensé mucho en ello, ni en cómo me afectaría porque en ese momento me sentía tan agradecida de poder tener un espacio para pasar el verano, donde poder vivir y trabajar. Era como un refugio en medio de esta tormenta que estábamos viviendo, y no era consciente que, al volver, resurgirán en mí tantas cosas del pasado. Tuve que confrontarlas de muchas maneras diferentes, al mismo tiempo que todo el mundo le pasaba algo similar. En cierto modo, fue destripando un montón de cosas que había ido coleccionando a lo largo de los años y que había ido poniendo en orden y me hacían sentir que vivo de una manera muy concreta por ello. Así que estaba en esa casa, en la que viví durante mis 20 años -una edad totalmente fundacional- y me encontré cara a cara con el recuerdo del futuro que creía que iba a tener a los 20 y el recuerdo de quien creía que iba a ser. Y eso fue algo extraño, curioso. Fue como una especie de viaje en el tiempo. Supongo, que pensándolo bien, aunque pasen mil años, existirán estos recuerdos. Y creo que eso le pasa a mucha gente. Habrá gente que seguirá jugando alrededor de estas perspectivas y repetirá nombres y lugares que tú has buscado y has intentado alcanzar. Da un poco de miedo jajajaja pero… me abrió para crear el disco.
Creo que incluso cuando escuchas el disco sientes que estás en una especie de viaje temporal donde no sabes exactamente en qué dirección vas, como si todo pasara al mismo tiempo, o en un no tiempo.
Ciertamente. Había cosas muy concretas en las que pensaba al hacer el disco como la idea de estar conectada con todo, el pasado y el futuro, incluso nuestros antepasados, y aquello que dejaremos para el futuro, que emana de nosotros mismos. Ese tipo de cosas estaban presente constantemente. Supongo que es extraño, pero sí, en cierto modo jugué con esa perspectiva, casi logré hacer un viaje en el tiempo real supongo jajaja.
"Había cosas muy concretas en las que pensaba al hacer el disco como la idea de estar conectada con todo, el pasado y el futuro, incluso nuestros antepasados, y aquello que dejaremos para el futuro, que emana de nosotros mismos. Ese tipo de cosas estaban presente constantemente. "
Y al tratarse de un trabajo que hiciste de una manera tan aislada, ¿pensaste en cómo lo recibiría la gente mientras lo hacías o es algo que en cierto modo se desvaneció por el momento que vivíamos?
Cuando compongo, o trabajo en un disco, intento cerrar la puerta, o no dejar pasar el exterior en cierto modo. Me encierro en mí para que lo que salga realmente provenga de mi misma y no dado por influencias exteriores. Quizás, por todo lo que estaba pasando, y porque la industria musical sufrió muchas negligencias, y parecía que estaba prácticamente muerta, y todo lo anterior parecía que no iba a volver, sentí una cierta sensación de libertad en ese sentido. Pensaba que quizás jamás habría una audiencia para escuchar el disco, que quizás la música en directo no volviese a suceder nunca y que quizás esto es el final. No sabía cómo pero al final se acaba forjando una libertad que te deja en un limbo en el que una dice “que le jodan a todo, no tengo nada que perder”. Fue muy excitante en cierto modo, sentir eso. Sentir que estaba creando, viajando sin esa clase de equipaje, sin sentir que iba a ser percibida. Así que en cierto sentido todo esto ayudó a que el disco tomara la dirección que quería.
Y en este momento de tantas restricciones sociales, ¿cómo fue trabajar con otros músicos para hacer el disco?
Al principio todo empezó conmigo y algunos ingenieros de sonido y productores que iban pasando por casa. Siempre iba a ser Samur Khouja y yo, sin importar las condiciones. Él y yo tenemos esta preciosa relación donde nos sentimos siempre en movimiento. Todo está guiado por la curiosidad, él no tiene ningún prejuicio ni idea preconcebida sobre qué es la música “guay”, lo cool. No creo que ni yo te pueda decir que es la música cool. Así que simplemente hacemos lo que nos parece que está bien. Él siempre me anima a explorar, a expandirme más allá de lo que ya he probado. Es encantador cuando trabajas con alguien así, porque acabas perdiéndote en lugares por los que nunca hubieras imaginado ir. Es sorprendente y lleno me llena de alegría poder hacer eso. Y claro que a veces también es difícil, pero cuando estás con alguien en quien confías, trabajar a su lado es maravilloso.
Luego estuvo Stella Mozgawa (Warpaint), quien ha hecho las baterías del disco, y estaba en Sydney, Australia. La manera en la que lo hicimos es algo que quizás antes ni me hubiera planteado. Gracias a la tecnología podíamos hacer sesiones muy fluidas por internet. Pero era algo un poco agridulce, porque una de mis cosas favoritas en el mundo es ver a Stella tocar la batería. Es una de mis mejores amigas y esto fue realmente un punto muy significativo que hizo visible la distancia real que existe. Pero luego, por lo que respecta al saxofón del disco, que es una pieza fundamental, las restricciones nos permitieron irnos a un estudio al oeste de Gales, a una iglesia que había sido reconvertida en estudio. Fue maravilloso, se llenó todo de vida, porque hacía mucho tiempo que no nos veíamos y no habíamos hecho música. Y tuvimos estas largas sesiones en las que él tocaba el saxofón y nosotros bailamos durante horas cada noche o poníamos el sistema de sonido a tope y nos dejábamos llevar. Fue maravilloso.
La elección del título nunca es casual, y tú decidiste reunir todo este trabajo y todas estas emociones que compartiste bajo el nombre de Pompeii. Una ciudad que acaba sepultada en lava. Un final trágico.
Ya sabes, estamos viviendo unos tiempos muy difíciles. Un día, estaba corriendo para despejarme, e iba escuchando un podcast en el que se mencionó Pompeii sin entrar en mucho detalle. Pero desde ese momento, no pude parar de pensar en ello. No podía parar de pensar en la idea de ver a toda esa gente ejerciendo su última voluntad, su último gesto. Y darme cuenta que había algo permanente en ese último gesto, un cierto misterio, un punto de curiosidad que nos acaba fascinando, ya sabes, por la manera en la que juega la perspectiva del tiempo. Y al mismo tiempo seguir viviendo al borde del precipicio de que algo horrible está pasando. Pienso en que el volcán debió estar echando humo durante unos cuantos días y todos ellos, los habitantes de Pompeya, debían estar juntos, encontrándose, cuando eso pasaba sin saber que realmente iba a ser real, que se iba a acabar. Yo supongo que los seres humanos nunca aprendemos.
Al mismo tiempo me doy cuenta de la complicada naturaleza de este espacio. Porque nosotros podemos pagar e ir ahí. Entonces hordas de personas pueden ver estos momentos tan privados, estos últimos momentos que se vivieron hace siglos y luego simplemente comprar alguna mierda de recuerdo mientras que vuelven a sus vidas. Y es esto es tan complicado y al mismo tiempo tan horriblemente humano. La idea de Pompeya se convirtió en el marco perfectamente complicado en el que abrirme.
"Pensaba que quizás jamás habría una audiencia para escuchar el disco, que quizás la música en directo no volviese a suceder nunca y que quizás esto es el final. No sabía cómo pero al final se acaba forjando una libertad que te deja en un limbo en el que una dice “que le jodan a todo, no tengo nada que perder”."
Me gusta mucho pensar que al final todo lo que decías antes, los viajes temporales, estas conexiones, realmente existen en un lugar, en un marco perfectamente complicado y aun así, aun y siendo complicado, sigue siendo un trabajo muy bonito en el que sumergirse aunque no se acabe de comprender del todo.
Sí, supongo que la virtud de esta complejidad, esta complejidad tan humana, es que de algún modo conecta con todos nosotros. A niveles que quizás no imaginamos, pero cuando paras atención, puedes trazar todas estas líneas.
Leí que la imagen de la portada del disco es una foto tuya en la que apareces pintada para parecer un cuadro que os acompañó a lo largo de la creación del álbum. En este caso podemos ver también estas capas, la representación de una representación. Pero a diferencia de lo que cuentas sobre Pompeii, que es un hecho pasado sobre el que reflexionas, esta imagen, estas distintas representaciones que pasan en un mismo momento, ha sido creada de una manera consciente. Plasmarlo todo en una sola imagen. ¿Cómo surgió la idea para hacerlo, de mostrarte como una pintura?
Verás, mi pareja, Tim Presley estaba pintando en la habitación de al lado cuando yo empezaba a producir el álbum. Iba ahí a buscar una especie de refugio para simplemente sentarse y pintar. Y una mañana esta pintura no existía, y al cabo de cuatro, o cinco horas, existía. La conciencia de Tim, su corazón, su alma, y ya sabes, toda su experiencia, estaban ahí, pero ni él mismo sabía de dónde había venido. Fue una especie de ímpetu involuntario de crear algo que no tenga memoria, que no forme parte de un recuerdo como si solo se pudiera sostener en una red muy fina que no puedes explicar. Y se acabó convirtiendo en una presencia más en la casa, porque nos acabamos enamorando de ella. Y otra vez, creo que todos poníamos tanto de nosotros en todo lo que experimentamos, porque estábamos pasando por nuestras propias crisis existenciales, que vimos en ella a esta mujer que reflejaba tantas dualidades: fuerza y vulnerabilidad, autismo rodeado de gente y emociones reales en algo que no las tiene. Era algo prácticamente divino.
Este dinamismo, que iba más allá de cualquier categorización, me recordaba a como Tim es muy bueno en esto de estar en una habitación y al mismo tiempo es capaz de desvanecerse y crear algo, del mismo modo que un niño, cuando se permite a sí mismo desprenderse de cualquier tipo de análisis, creando cosas que solo existen en su interior. Y fue como esta especie de presencia real, la suma de todas sus partes concretas, como la paleta de colores o la composición, que influenció muchas de las cosas que hicimos esas noches de verano. Incluso el hecho de decir queremos que el disco suene así. Los dos comprendimos lo que realmente significaba. En este tiempo que todos están intentando aferrarse a las palabras para explicar cómo se sienten, muchas veces simplemente no existen palabras para poder describir las sensaciones y emociones por las que pasamos, y pintar puede de alguna manera unir todas estas cosas en un solo espacio sin que tú tengas que solidificar en cualquier sentido. Fue entonces cuando me di cuenta que esa iba a ser la portada. Y me di cuenta que no iba a ser capaz de reproducir esa pintura, porque, de alguna manera, no sé, iba a ser una falta de respeto para ella. Así que encontré que sería más poderoso si yo misma me ponía en su lugar.
Así de algún modo tú formarás parte de esa pintura y la pintura de tu disco.
Si, exacto. Fue una especie de transferencia de energías de una a la otra.
En este disco hay mucho de lo que no se dice, de todas las expresiones que van más allá de la propia palabra. Así que te quería preguntar por los tres videos que lanzaste antes de sacar el disco, ya que todos ellos, aunque no compartan una narrativa concreta, sí que conviven en una especie de mismo universo, un mundo dadaista.
Creo que en el momento nos pusimos a hacer los videos lo vimos como parte del álbum, como una manera de acabarlo. Todo el proceso fue muy intenso, y sentí que en cierto modo me había vaciado. Así que volví a caer en la idea de “transferir” y escoger un lenguaje que fuera ambiguo y absurdo. Y al pasar de los matices al lenguaje declarativo, esperas que sea algo que se encuentra en un cambio constante, que siga expandiéndose y avanzando, que no ponga límites. Porque cuando eres un pensador no dices “es definitivamente así”, es más bien una exploración constante. Así que dejé a Casey Raymond y a las hermanas Giraffe que interpretaran las canciones a su manera. Y eso sumó una capa más a todo lo que ya habíamos hecho. Y en cierta manera, me ayudó a aceptar que una vez que creas algo, deja de pertenecerte y empieza a estar dictaminado por lo que la gente se lleva de eso, la manera en la que la gente lo ve y lo experimenta. Así que ceder este control para crear un universo que estuviera conectado a mis canciones, fue un ejercicio de aceptación también.
"En este tiempo que todos están intentando aferrarse a las palabras para explicar cómo se sienten, muchas veces simplemente no existen palabras para poder describir las sensaciones y emociones por las que pasamos, y pintar puede de alguna manera unir todas estas cosas en un solo espacio sin que tú tengas que solidificar en cualquier sentido. "
Dices que al final una vez sacas el disco este también se convierte en la manera en la que la gente lo experimenta y lo recibe. ¿Te habías imaginado el escenario ideal para que la gente lo escuche, para que lo pueda disfrutar en toda su plenitud?
No me lo había planteado. Porque cada vez que pienso en el disco, pienso en la casa donde lo grabamos, en la pintura que nos guardaba, así que no lo sé. Creo que quizás es un disco que cambia dependiendo de quien lo escucha, y se sentirá diferente según el lugar donde se escuche. Así que supongo que al final todas las situaciones pueden ser adecuadas, y cada uno se llevará de Pompeii lo que necesite, lo que entienda o lo que quiera.
Y finalmente, una cosa que me parece muy interesante, teniendo en cuenta todas las conexiones que has establecido con el espacio y el momento en el que estabas creando el disco, es saber qué música escuchabas durante esos meses, a parte obviamente del podcast que acabó por darle nombre.
Sí jajaja escuché muchos podcast para desconectar durante ese tiempo. Que curioso, para “desconectar”. Pero aparte de eso, escuché muchísimo un disco de dos artistas galeses, Sam Wilkes y Sam Gendel, llamado Music for saxophone and bass guitar. Estaba destinado a que fuera así, son mis dos instrumentos favoritos. Y era increíble. Es un solo movimiento de principio a fin, lo que me parece puro amor, ya sabes, esta especie de idea de que estás en un sitio para hacer una única cosa. Y eso juega con tu perspectiva del tiempo, ¿sabes? Así que era un disco brutal al que volvía una y otra vez, sí. Creo que al final acabo conectando más con la música instrumental, me ayuda a pensar más allá y en lo que quiero hacer, así que me resulta más fácil que me guste.

Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.