Crónica

Pauline en la Playa

Colegiata de San Juan Bautista

16/04/2016



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Con dos guitarras, un violonchelo, un violín y las voces de Pauline en la Playa, la cita del Gijón Sound Festival se convirtió en un encuentro íntimo de tú a tú

Cuando las hermanas gijonesas Mar y Alicia Álvarez entonaron la letra de Titubeas estaban al borde de cerrar un concierto en el que no les había temblado la voz. Bajo las luces tenues y el curioso lugar para la cita, la colegiata de San Juan Bautista (Gijón), Pauline en la Playa, en cuarteto con María García al violonchelo y Ana Fernández al violín, se desenvolvieron risueñas, relajadas y cercanas, acunadas por sus melodías y un público que se dejó impregnar del sosiego de los temas. El Gijón Sound Festival acogió la actuación el sábado pasado, día (y localización) que compartieron con la banda L.A., encargados de relevarlas.

La suavidad de las canciones sumió y meció al público. Las artistas, en un escenario improvisado constituido por una tarima, tocaron sentadas y a escasos metros de los asistentes, proporcionando a la cita un toque íntimo y de proximidad.

El cuarteto repasó temas de todos sus discos a excepción de Silabario (2006) y evitó anclarse en su último CD, si bien fue del que más trabajos tocaron. A través de canciones de Nada como el hogar (1999), Tormenta de ranas (2001), Termitas y otras cosas (2003), Física del equipaje (2010) y El mundo se va a acabar (2013) lograron reflejar la progresión artística del grupo y cómo el ritmo de base pop de Pauline en la Playa ha evolucionado con los años combinado con distintos estilos musicales.

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Aunque los instrumentos eclipsaron en algunos momentos las voces del cuarteto, las artistas consiguieron así una impronta en la que se restaron protagonismo para dejar a los doscientos presentes interpretar libremente las melodías.

Después de Elástica, Relevé, Todo para ti y Tendencias de sastre y prácticamente en el ecuador del concierto, el público decidió mostrarse más energético con Cabezas locas; si bien esto no cambió la tendencia general de embeleso durante el resto de la cita. Mientras que Mi bañera, La siesta, Nada como el hogar y Quién lo iba a decir dotaron de un tinte hogareño al encuentro; El mundo se va a acabar, Titubeas y Todas las flores cerraron con un tono más generalista.

Al resguardo de la colegiata y disfrutando del sonido envolvente era fácil olvidarse del viento, la lluvia y el tiempo desapacible del exterior y, por el contrario, dejarse inundar por la tranquilidad y el bienestar. No parecía, entonces, que el mundo se fuese a acabar.

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Crónica: Henar Martínez Vega
Fotografías: Andrea Alonso Rodrigo

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.

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