Crónica

Karate Hiroshima · Linda Guilala

Backstage

16/02/2018



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Linda Guilala volvían a tomar la carretera con la excusa de presentarnos su nuevo single Primavera Negra, a la par de mostrarnos su más que sólida trayectoria donde el noise pop más aferrado al shoegaze cobra una vida especial. A lo largo de sus trabajos hemos sentido como sus canciones cada vez adquirían mayores capas de sonido, reflejando en muchas ocasiones un sonido puntiagudo y al mismo tiempo brillante, ideal para enmascarar todas aquellas historias de miedos y anhelos que resulta tan importante amplificarlas. Lo que nos encontramos en su visita a Valladolid fue un concierto  con un setlist muy bien escogido, donde exhibieron los rincones y etapas evolutivas de Xeristar y Psiconáutica, dos trabajos esenciales en el panorama nacional para comprobar que la herencia de bandas como My Bloody Valentine también ha calado a las mil maravillas en el panorama nacional.

Los encargados de abrir la noche fueron los locales Karate Hiroshima frente a su concierto debut. A pesar de los nervios propios de su primera cita con el directo, Verónica e Ismael solventaron su concierto sin problemas, reflejando unas texturas que combinan sonidos más orgánicos con una paleta de modulaciones y bases de ritmos que por momentos tiraban hacia un apartado más kraut. La combinación de teclados graves de Verónica y la exactitud en los rasgueos de la guitarra de Ismael, propiciaron una sensación de profundidad en sus composiciones, algo que se fue haciendo más evidente en la recta final de su directo donde dejaron de lado su carácter más ambiental. Con todo el recorrido del mundo por delante, Karate Hiroshima demostraron que se puede crear una banda de influencias alejadas de lo común y además hacerla funcionar más allá del mundo virtual.

Pocos minutos después Linda Guilala salieron al escenario para crear su apartado atmosférico de ruido sanador, donde los destellos poperos se acentuaban en los teclados de Eva, acompañada en la ejecución por Mari a la guitarra y pedales, sin olvidarnos del incansable Iván que siempre imprime un gran carácter en sus tareas a la percusión. Apostando fuerte desde el inicio, el primer tramo del directo llegó en forma de torrente de distorsiones, intentado superar los problemas de sonido iniciales. Su faceta más apegada a los efectos de pedales salió a relucir pronto, encontrándonos en canciones como ‘Chicas guapas (que van a trabajar en moto)’ la combinación tan medida entre punzadas eléctricas que resultaron bien apaciguadas en los teclados. Una ambivalencia de lo más valiosa que caracteriza al grupo y le permite moverse en los terrenos melódicos siempre. Ahí es donde canciones como ‘Cosas Nuevas’ exhibieron todo su esplendor, jugando con un sabor metálico que por momentos confiere una sensación de rutilancia muy propicia para el directo.

A medida que fue avanzando el directo nos encontramos con un conjunto de temas que llegaron con el mayor brío posible, encontrándonos frente a momentos de lo más disfrutables cuando cayeron de golpe ‘Accidente’, ‘Lo Siento Mucho’ y ‘Verano’, una combinación que refleja lo capaces que son de sacar a la superficie un lado luminoso que se sobrepone a las situaciones más agridulces. Con este clímax a medio camino entre lo reflexivo y los momentos más cercanos de la noche a lo lisérgico, llegó la recta final de la forma más cruda posible con ‘Abstinencia’, generando los momentos de mayor tensión de la noche. Cuando todo parecía haber terminado, no faltaron los bises que curiosamente llegaron con sus dos canciones más recientes como son ‘Primavera Negra’ y ‘Ausencia es Presencia’, ofreciendo una cara más cristalina, de espíritu más ligero pero sabiendo llevar muy bien el bagaje de sus distorsiones. El broche de oro a una noche donde superados los problemas de sonido iniciales la banda gallega pudo demostrar lo mejor de sí mismos.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.