El pasado sábado 10000 personas se reunían en el Palau Sant Jordi para presenciar un concierto muy esperado, el de Florence + The Machine que regresaban a la ciudad condal después de varios años sin pisar tierras catalanas. Mientras esperábamos ansiosos la llegada de la protagonista de la noche, podíamos ver a un gran número de fans con coronas de flores y atuendos similares a los de Welch, que nos dejaban ver la cantidad de fieles seguidores de esta nueva religión liderada por los británicos.
La cantante y líder de la banda subía al escenario con unos 20 minutos de retraso, paseándose descalza y abrazando a todo aquel que estuviera en primera fila. Como una ninfa llegó de puntillas con un vestido vaporoso semitransparente con un loro bordado que nos dejaba ver la gracilidad de sus movimientos a la hora de bailar, correr e interpretar, porque si algo nos demostró Florence este fin de semana es que es una máquina encima del escenario.
Con una puesta en escena sin grandes ostentaciones, tan solo adornada con un telón reflectante, dos plataformas y algunos focos, uno podía adivinar sin temor a equivocarse que la protagonista de la noche sería la música. Además de la impecable voz de Welch y su banda, podíamos ver como se acompañaban de otros instrumentos tales como una arpa o una orquesta de vientos, así como varias voces secundarias.
Comenzaron fuerte con ‘What the Water Gave Me’ de su aclamado Ceremonials (2011) coreada por todo el público que cantaba con una enorme emoción contagiados por la envidiable energía de Florence. Siguió con ‘Ship to the Wreck’ tema que abre el disco que venía a presentarnos How Big, How Blue, How Beautiful (2015) y continuó con la instrumental ‘Bird Song Intro’ para dar paso a ‘Rabbit Heart (Raise It Up)’ ambos de Lungs (2009) y así dejarnos claro que el setlist bailaría entre sus tres únicos discos. Sí, sí, tres, aunque durante el concierto nos pareció estar ante una estrella de aquellas que tiene ya decenas de hits.
Ella no paró de moverse en toda la noche, saltando, bailando, corriendo de punta a punta del escenario, solo se detenía para hablar con el público, un público que había conectado con ella de maravilla. Nos explicó como fue la primera vez que tocaron en Razzmatazz a las cuatro de la madrugada, se preguntaba cómo podían estar despiertos a esas horas. Contó como a pesar de tener el hotel al lado, terminó la noche en la otra punta de Barcelona con un chico, provocando los silbidos de gran parte de los asistentes que como era normal, pensó mal, ella se sonrojó y sonrió, “sólo era un amigo” se excusó. De esa noche de borrachera y la consecuente resaca, nació ‘Shake it Out’ tema que tocaron a continuación y que todos celebramos. Como una gran directora de orquesta Welch nos guiaba a todos para que cantáramos junto con los coros de esta canción.
La pasión de la líder de la banda se hacía notar en la interpretación de todos los temas dominando a la perfección la técnica de su voz. Tras el subidón de ‘Delilah’, cargada de energía, llegó la calma con una preciosa ‘Sweet Nothing’ interpretada con mucha más intensidad y sentimiento que en la versión de estudio, acompañada en esta ocasión por las palmas de los asistentes y las dulces voces del coro.
Llegando a la mitad del espectáculo, sucedió el momento más tierno y surrealista de la noche. Una de las chicas del público subió al escenario para proponerle matrimonio a Björk, una de las coristas. La joven le obsequió con un anillo y luego la abrazó a ella y luego a Florence, quien muy agradecida por el gesto animó a todos sus fans a quererse a ellos mismos. Todo tan espontáneo como la misma Welch, que no paró de sonreír y agradecer al público su apoyo. Y qué mejor manera para hacerlo que tiñendo la atmósfera de azul para dar paso a ‘How Big, How Blue, How Beautiful’, donde Florence corrió de lado a lado lanzando besos a todos sus admiradores.
Para recomponerse un poco tras tanto terremoto, era momento de una versión acústica de ‘Cosmic Love’ que terminó cual bailarina dando vueltas y más vueltas sobre sí misma.
La parte más calmada del concierto estuvo marcada por ‘Long & Lost’ y ‘Mother’ de su último trabajo, aunque era algo necesario para recuperar energías se hizo algo lento y rompió un poco el buen ritmo del concierto. Sin embargo rápidamente nos vinimos arriba de nuevo con la épica ‘Queen of Love’ y ‘You’ve Got the Love’ cantada por todos; “Cause sooner or later in life, the things you love you lose. But you got the love I need to see me through, you got the love, you got the love”.
Antes del bis, sonaron las imprescindibles ‘Spectrum’ donde Florence nos invitó a saltar con ella mientras danzaba libremente por el escenario y ‘Dog Days Are Over’, momento en que nos animó a abrazar y besar a nuestros compañeros para luego quitarnos alguna pieza de ropa, “tocaros los unos a los otros, abrazaros los unos a los otros, deciros que os queréis” fueron sus palabras. Un momento único e irrepetible donde todo el mundo cantó al unísono esa canción que tanto nos gusta y tantos recuerdos nos trae.
Al volver al escenario para regalarnos las últimas canciones de la jornada, el Palau Sant Jordi quedó casi a oscuras y fueron los móviles los que iluminaron la escena. Como si de una noche estrellada se tratara Florence y compañía nos deleitaron con ‘What Kind of Man’ y ‘Drumming Song’ para despedirse definitivamente.
Sin ninguna duda podemos decir que este fue uno de los mejores conciertos de lo que llevamos de año, donde Florence + The Machine demostraron que están hechos para llenar estadios y demostrar en directo lo bien que se les da esto de la música.


