Despidiendo con pena la última jornada del festival, por la mañana pudimos asistir a la rueda de prensa en la que se aportaron datos más que positivos sobre una edición que batió todo tipo de records. Del mismo modo, el director del festival Joao Carvalho enfatizó más que nunca el factor humano del equipo de producción del festival, destacando el enorme esfuerzo a nivel logístico que supone hacer un festival en un lugar tan recóndito y con unas características geográficas muy especiales. Minutos antes de escuchar estas declaraciones, Manel Cruz ofreció la última Vodafone Session de la jornada, encontrándonos a uno de esos artistas que sabe muy bien como lograr que sus canciones adquieran un tono poético totalmente arrebatador. Incluso cuando el sonido molesto de un dron es capaz de desconcentrarlo, el músico tira de humor para que sus canciones puedan llegar a buen puerto.

Ya por la tarde, Far Caspian eran los encargados de abrir el escenario principal con un directo totalmente luminoso, muy enfocado en la dirección de un pop de guitarras que trata de aportar esperanza a los tiempos venideros. Dejando a estas alturas muy de lado el corte más Lo-Fi e intimista que tenían sus primeras composiciones, la numerosa banda no dudo en entregarnos momentos donde el componente rock golpeaba con fuerza. A pesar de ello, todo el carácter nostálgico encerrado en sus composiciones fluyó a las mil maravillas, procurando que ante todo las canciones que nos presentaron pudiesen ser vistas como un álbum recuerdos que permanecen imborrables frente al paso del tiempo. Además, el hecho de ser el último concierto de su gira, hizo que las caras de felicidad y complicidad de los músicos encima del escenario fuesen aún más destacables.

Entrando en una de las propuesta más originales del festival, Xenia Rubios se sacó de la manga un concierto donde su capacidad para transformar elementos folklóricos latinos en música pop de vanguardia destacó sobremanera. Además, a todo esto tenemos que unirle una puesta en escena de lo más original, logrando representar mediante su atuendo un corazón que se va abriendo a todo lo esplendoroso que le ofrece la vida. Sin escatimar en florituras vocales, momentos donde la improvisación jazzística llama a la puerta o como los ritmos caribeños se pueden adaptar a la electrónica de altos vuelos, lo de Xenia provocó más de una cara de sorpresa entre el público. Así fue como situándose en territorios musicales de lo más diversos, nos entregó la que seguramente fuese la actuación con más personalidad del festival.

Otros que también nos hicieron gozar de lo lindo fueron La Femme. La banda francesa no ha parado de dar conciertos este año y eso se notó en lo rodado que resulta su directo ahora mismo. Siempre divertidos y con ese punto eufórico que transmiten incluso cuando las canciones requieren mayor respiro como es el caso de ‘Le Jardin’, el numeroso conjunto francés desplegó a partes iguales elegancia y espíritu festivo. Siendo conscientes de como su evolución desde la publicación de Psycho Tropical Berlin ha estado marcada por adecuarse a unas directrices de pop que encajan mucho más con la chanson francesa más disruptiva, la enorme variedad de su repertorio ha propiciado que sus directos puedan atravesar fases de lo más diversas. Desde toda la entrega kraut que atesoraron en la recta final del directo, hasta los compases destinados totalmente a ser coreados como si no hubiese mañana gracias a canciones como una ‘Sacatela’ que se ha convertido en un himno inmediato del grupo.

Sin lugar para el respiro, Perfume Genius nos ofreció un concierto de grandes vuelos, basado en una gran espectacularidad teatral e interpretativa. Sin entender muy bien como no había sido programado en el escenario principal, asistimos ante un auténtico despliegue de brutalidad escénica en cada canción, exhibiendo en todo momento la fortaleza a la que apelan la mayoría de sus temas. Así fue como nos dejó ante una ‘Describe’ que sonaba totalmente lapidaria, del mismo modo que se arrancaba con una ‘On The Floor’ que marcaba la transición hacia una parte media del concierto mucho más rítmica. Sin perder de vista sus sensuales bailes y esa forma de expresar como ante todo su música busca proporcionar respuestas ante sentimientos complejos, Michael nos dejó atónitos en una recta final que concluyó con las atronadoras ‘Slip Away’ y ‘Queen’.

Más emociones desatadas nos ofrecieron Yves Tumor & Its Band, logrando convertir su concierto en un espectáculo total de glam rock que no ocultaba su pasión por las atmósferas lúgubres y los simbolismos ocultos. Arrancando con ‘Jackie’ pusieron rápidamente el listo lo más alto posible, sonando realmente agitadores y con esas dosis de guitarras crudas que prácticamente se podían cortar en el ambiente. Sin cesar en intensidad, soltaron también rápidamente ‘Gospel for a New Century’, logrando que los pogos no se puedan frenar desde los instantes iniciales del directo. Sintiendo como el espectáculo resultaba total en todo aquello de dejar que las sensaciones más convulsas fluyeran tanto en los miembros del grupo como en los asistentes, poco a poco nos fuimos acercando a una recta final del directo tan caótica como disfrutable, comprobando como en el cierre con ‘Secrecy Is Incredibly Important to The Both of Them’ el propio Yves y su guitarrista acababan literalmente interpretando el tema volando entre el público.

El cierre del festival corrió a cargo de unos Pixies, que supieron defender como buenamente pudieron su estatus de grandes cabezas de cartel. A pesar de que resulta innegable como tratan de cumplir con su cometido a base de una correcta interpretación de sus temas, nos quedó la sensación de ver a una banda que está muy lejos de sus mejores días por mucho que se aferren a ellos. Ofreciendo unos de esos conciertos donde se pusieron el piloto automático de principio a fin, les salvó el impresionante fondo de armario interpretativo acumulado a lo largo de las décadas, teniendo una duración de concierto más que propicia para desplegarlo en profundidad. Incluso se atrevieron con algún que otro tema inédito como ‘Vault of Heaven’, confirmando que nueva música está en camino. Al final, la cierta actitud díscola de Black Francis quedó en anecdótica gracias a la gran fiesta final que siempre supone el último concierto del escenario principal del Paredes, donde el confeti y los balones hinchables gigantes vuelan alto al ritmo de ‘All My Friends’.

Crónica a cargo de Noé Rodríguez y Garazi Espinosa
