Crónica

Tónal 2023

Sábado

23/09/2023



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El Tónal regresaba a Valladolid con su edición más ambiciosa, al menos en lo que se refiere a apostar por estrenos internacionales en nuestro país y dar cabida a propuestas musicales que también miran hacia los márgenes de la industria musical. Todo esto contando con una sala de lujo como es la Concha Velasco, diseñada inicialmente para espectáculos teatrales, pero que a la postre se ha revelado como el espacio con mejor sonido de todo el LAVA. Detalles como estos, junto con un espacio muy cómodo en el vestíbulo de entrada, han permitido mejorar, desde la edición pasada, la experiencia extramusical de la muestra musical otoñal. Con todos estos alicientes, no es de extrañar la completa consolidación a nivel nacional de un evento que año tras año sabe cómo reinventarse a nivel musical, al mismo tiempo que mantiene una programación cuidada en la que cada confirmación llega como una sorpresa total. Después de todas estas consideraciones, llega el turno de explorar todo lo que dio de sí el menú musical que el Colectivo Laika confeccionó para el sábado.

Iniciando de forma puntual, Las Petunias llegaron desde Madrid haciendo gala de su completa naturalidad y humildad, como si no fuera con ellas eso de hacer canciones que entren a la primera. El trío demostró que a estas alturas han cogido más desparpajo en directo y saben a la perfección cómo unificar sus dos caras complementarias. Por un lado, podríamos decir que apelan al pop más narrativo, aquel con el que saben sacar lo mejor de historias de tintes cotidianos, mientras que tampoco se olvidan de esos giros más punk donde el desdén y la frustración pueblan sus letras. Canciones breves, directas para provocar esos momentos de identificación personal entre el público y encontrar el momento preciso para meter una marcha más o liberarse de sus instrumentos para entregarse a lo reivindicativo del espíritu del karaoke. A veces menos es más, y Las Petunias nos lo demostraron con creces en su directo.

Los segundos en subirse al escenario en la noche del sábado fueron Etran de L'Aïr. La banda de Agadez debutaba en Valladolid con una propuesta que emulaba la apuesta que hizo la organización hace unos años por acercarnos también a Bombino en el Tónal. Sin embargo, en esta ocasión pudimos comprobar cómo su música se entrega mucho más a la desinhibición y la búsqueda de momentos que apuntan mucho más hacia lo festivo. Enfundados en sus trajes tuareg, dieron rienda suelta a ritmos cíclicos, voces desatadas y esa perfecta comunión entre guitarras que parecen convivir en planos totalmente alejados en lo melódico, pero que en su conjunto acaban por encajar a la perfección. Manteniendo una intensidad considerable durante toda su actuación, llamó la atención cómo incluso la mayoría de los temas contenidos en su más reciente álbum, que lleva el nombre de su ciudad de origen, resultaban ejecutados con más reprís para intentar exprimir su setlist al máximo. Todo un acierto contar con ellos para revitalizar el sentimiento de baile desde una perspectiva diferente.

Con una espera más prolongada de lo debido, Jadu Heart hacían su debut nacional, justo en el momento en que han publicado el mejor disco de su carrera, Derealised. Temerosos de que los problemas técnicos en la preparación de su set pudiesen provocar que se acortase la duración de su actuación, los británicos pudieron ofrecernos sin problemas todo lo que tenían preparado. Siendo una banda camaleónica, capaz de transitar entre las texturas synth pop más vaporosas y el grunge más amansado que ejecuta Alex Headford con su guitarra, su actuación nos dejó impresiones inmejorables en cuanto al fondo de armario compositivo y una ejecución más entregada de lo que cabía esperar.

Mostrando sus credenciales desde el principio con ‘Blame’, desplegaron esa pasión por las voces sumergidas junto con los giros tan trepidantes como cortantes. De este modo, fueron sentando las bases de un directo en el que de forma indistinta sacaban a relucir su cara más sintética con aquellos momentos en los que era preciso encontrar un respiro en ese rock dosmilero que han sabido retorcer a la perfección para sonar inconfundibles a estas alturas. Esto fue lo que ocurrió con composiciones como ‘Dead, Again’, que cayó como un perfecto bálsamo dentro de esas narrativas que divagan a través de la disociación y el desapego con lo que tenemos alrededor. Dentro de este segundo grupo también podemos incluir ‘Walk The Line’, donde Diva Jeffrey tomó la voz protagonista para hacernos ver cómo la dulzura también puede convivir en la música de Jadu Heart.

Logrando, como solo ocurre con los grandes conciertos, que el público no sea consciente de lo que ha transcurrido del directo, fueron cayendo composiciones que caminaban hacia una épica que paradójicamente huía de la explosividad, demostrándonoslo a la perfección con ‘Freedom’ o ese destacado ‘You.Are’ donde Alex tomó los teclados de Diva, cediéndole el centro del escenario para interpretar el tema. Sin olvidarse tampoco en el tramo final de las canciones con las que han ido amasando oyentes en los servicios de streaming, no faltó la lisérgica ‘Another Life’ ni esa ‘I’m a Kid’ que siempre suena de lo más escurridiza. De esta forma dieron por concluido el gran concierto del festival, continuando aún perplejos a día de hoy acerca de cómo hemos podido disfrutar de una banda de este nivel tan cerca. Apurando los últimos cartuchos de la noche, Chico Blanco en un formato de dj set, ofreció una sesión de duración bastante reducida pero que consiguió el efecto revitalizante que esperábamos de él a medianoche.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.