La tercera y última jornada de la nueva edición del Tomavistas sirvió de nuevo para comprobar como el traslado del recinto del festival resultó todo un éxito en cuanto a comodidad, teniendo en cuenta como incluso resultó alcanzar las primeras filas con más facilidad que en la jornada anterior. Del mismo modo, lo que podría haber sido una catástrofe de grandes dimensiones como es una imprevista tormenta veraniega de esas que descargan con toda su fuerza, quedó prácticamente en algo anecdótico que suspendió el mínimo número de conciertos posibles. El hecho de habilitar propiamente zonas que estaban destinadas a la organización para resguardarse de la lluvia, junto con un alto número de chubasqueros que cumplían su función, hizo posible que la aproximadamente media hora de caos que parecía que iba a reinar en el recinto, al final no se produjese e hiciese que todo siguiese adelante más o menos como estaba planeado.
Arrancaron la jornada los malagueños La Trinidad, el último grupo en añadirse al cartel debido a la baja de última hora de Las Ligas Menores. Actuando seguramente en el momento de temperaturas más críticas de todo el festival, defendieron con uñas y dientes su trayectoria musical, estrenando prácticamente el formato cuarteto y dejándonos ante anticipos más que suculentos de lo que será su próximo EP. Precisamente de él sonó ‘Las Vistas Del Barrio Alto De La Ciudad’ que sirvió para evidenciar su mayor giro hacia un cierto formato pop más cocido a fuego lento pero que no deja de lado algún que otro guitarrazo marca de la casa con el que enseñar los dientes y hacernos ver como ante todo son una de esas bandas que exprimen al máximo el carácter aguerrido de sus temas. Tirando también de alguna de las composiciones que a estas alturas se podrían considerar como grandes clásicos, ‘La Joya’ tuvo ese efecto de hacer que el público levantase su puño para festejar que las bromas privadas del grupo se encuentran a estas alturas bien interiorizadas por sus seguidores.
A continuación nos llevamos una de las grandes sorpresas de la jornada gracias a The Marias. Debutando en la capital, fueron capaces de ofrecernos el concierto ideal para las horas de la tarde en las que nos encontrábamos, logrando unir mundo un tanto dispares como el dream pop de guitarras más evocativo y los sonidos de un pop latino de bajas revoluciones muy al estilo de bandas como Buscabulla. Con una María Zardoya que derrochaba carisma en el escenario sin necesidad de mediar muchas palabras entre canción y canción, nos hizo ver como lo suyo es dejar que los ritmos candentes se puedan fundir con unos estribillos que ante todo resultan directos y concisos. De ahí que más de un despistado que pululaba por el reciento a esas horas dispuesto a cargar su pulsera o comprobar la disposición de sus elementos quedase prendado del encanto que desprendía el grupo y que a la postre hiciese que acabase con muchos más asistentes su actuación de los que los que la habían iniciado viéndola.
La siguiente parada de la tarde corrió a cargo de unos Kokoshca que salían al escenario con un cielo ya más que encapotado. Eso no impidió que les diese tiempo a recuperar algún que otro tema de esos que definen muy bien su cara más despreocupada como fue el caso de ‘Txomin’, del mismo modo que tiraron de ese apartado tan poético que también atesoran en canciones tan imborrables como ‘Asia (Canción para Iñaki Ochoa de Olza)’. Sin embargo, cuando el concierto parecía que iba viento en popa, unos aires de lo más turbulentos coincidieron justamente con ‘Aire’, ese tema en el que nos hablan de nuevos impulsos vitales coincidió con el inicio de las primeras gotas que vivieron su máximo esplendor en una ‘Regresando a la Ciudad’ que nos dejó sin lugar a dudas con el momento más bonito del festival mientras el público coreaba su estribillo bajo la intensa chaparrada. Acto seguido, lonas protegiendo el equipo eléctrico del escenario y un parón de más o menos una hora que culminó en la cancelación de Kings of Convenience. A pesar de ello, los noruegos ofrecieron a pie del público un reducido set acústico que sirvió para consolar en parte a sus fans más acérrimos.
Como si no hubiese pasado nada, Shame salieron al escenario con la vitola de ser un grupo mucho más maduro y asentado después de la publicación de su segundo trabajo Drunk Tank Pink. Comprobando que al menos la puesta en escena de todos sus miembros (menos el bajista) resulta más estática que en anteriores ocasiones, los británicos ofrecieron un directo de esos que transitan entre los ritmos más esquivos y la necesidad de aportar una dosis de visceralidad poco medida. De esta forma nos dejaron ante interpretaciones donde dejarse la voz como fue el caso de ‘Alphabet’, del mismo modo que tiraron de mayor espíritu resolutivo en una ‘Concrete’ que sonó con ese punto de rabia reprimida después de bastante tiempo sin haber podido girar. Además, tuvieron el detalle de estrenar un nuevo tema titulado ‘Six Pack’ donde sonaron como nunca antes lo habían hecho, acercándose de este modo a un brit pop algo más nostálgico que a priori no cuadra tanto con sus influencias.
Mientras Shame no tuvieron grandes problemas para resolver su concierto sin los efectos causados por la tormenta, el Escenario 3 donde actuaba La Plata sí que se notaba algo más renqueante. Prueba de ello es que en ningún momento la voz y el bajo se pudieron distinguir con total claridad, lastrando un concierto que a priori se presentaba como una apuesta sobre seguro, más aún si tenemos en cuenta en el mayor abanico de recursos encerrados en su segundo LP Acción Directa. A pesar de ello, los intentos un tanto a la desesperada porque todo pareciese funcionar como lo esperado resultando en vano, incluso viviendo una triste imagen en la que fueron cortados de forma abrupta y con malos modales en el inicio del que se presuponía que era el último tema del setlist. Sin lugar a dudas la cara negativa de lo que supone tratar de reconducir un evento de estas magnitudes cuando la meteorología resulta severa.
Pasando este mal trago nos dirigimos hacia el escenario en el que Jarvis Cocker se encontraba contoneándose de una forma un tanto característica mientras sonaban los primeros acordes del ‘She's a Lady’ de Pulp. Así es como abrió un concierto que gozó de numerosos altibajos y que sirvió para recordarnos como el músico ha atravesado etapas de lo más diversas en sus múltiples proyectos. Notándose como las canciones de Jarv Is… se enredan mucho más en los devaneos de un pop ejecutado a ralentí y desde una perspectiva mucho más relacionada con las reflexiones asociadas de la mediana edad, resultó cuanto menos curioso como se esforzaba en chapurrear unas notas en español con las que sacar el máximo partido a todo tipo de tópicos de monitor de tiempo libre. Por eso, resultaron de lo más agradecidos los momentos en los que se ciñó al guion y nos regaló sólidas interpretaciones de temas como ‘Further Complications’ y ‘Cunts Are Still Running the World’ para así dejarnos con un mejor sabor de boca en la recta final del concierto.
Entregados totalmente al espíritu festivo, el concierto de Confidence Man se presentaba como ideal a la hora de saciar nuestras ganas de música divertida y de baile. En parte fue esto lo que ocurrió, ya que lograron disimular alguna que otra carencia musical tirando de coreografías ensayadas al milímetro junto con algún que otro truco de vestuario bastante bien pensado. Haciéndonos ver como en directo han crecido respecto a lo ofrecido en su anterior girar, sus composiciones marcadas por dejar de lado cualquier tipo de pretensión en el apartado lírico nos hicieron disfrutar en los terrenos de la música dance ligeramente rebajada y sometida a filtros propios del hip hop el funk puramente noventero. Esto se acentuó sobremanera en una traca final donde ya todo era posible gracias a ‘Boyfriend (Repeat)’ y ‘Holiday’, dos canciones que ejecutadas prácticamente del tirón fueron el retrato perfecto de como Confidence Man pueden tener un largo recorrido en el circuito festivalero y representar próximamente a Australia en Eurovisión.
Cerrando la noche llegaba el que sin lugar a dudas por caché, puesta en escena y ascenso meteórico en estos últimos años era el grupo más destacado posible de todo el festival. Estamos hablando de unos Jungle que ofrecieron el concierto más largo de toda esta edición y que nos dejaron ante apuntes más que interesantes de como han ido perfeccionando su directo hasta límites insospechados. Si anteriormente se les podía acusar de que su puesta en vivo resultaba medida al milímetro, en esta ocasión comprobamos sobremanera como han introducido un mayor apartado improvisado en cuanto a los movimientos de sus miembros en el escenario y los picos de intensidad exhibidos. Esto propició que canciones como ‘Talk About It’, ‘Happy Man’ o ‘Lucky I Got What I Want’ sonasen con un mayor punto desafiante y lanzado a lograr que los graves presentes pudiesen crear el efecto revulsivo que todos esperábamos. Mención especial también mereció el último tramo en el que nos dejaron ante la juguetona ‘Casio’ y una ‘Busy Earnin'’ entregada a la comunión total del público y grupo, no faltando tampoco un estreno de relumbrón como fue la inédita ‘Good Times’.
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