Crónica

Primavera Sound Madrid 2023

Sábado

10/06/2023



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El último día grande del festival tenía para nosotros una parada de lo más destacada en el Auditorio, ya que Laurie Anderson protagonizaba el concierto más histórico de la presente edición, y uno de los más importantes de la trayectoria del festival, no solo por todo lo que representa ver sobre las tablas a la artista, sino también por lo mucho que ha luchado la organización a lo largo de estos años para que esto sea posible. Sintiendo como un espacio como este es totalmente el ideal para desplegar su propuesta, rápidamente nos quedamos embelesados ante la configuración del escenario, ya que no estaría sola en él, sino bien acompañada por percusiones, guitarras y cuerdas. Tratando de no anticiparnos ante lo que íbamos a ver, dejamos que fueran los hechos los que conformaran nuestro recuerdo real del directo, comprobando cómo es capaz de aunar en un solo espectáculo su compromiso con sus ideales igualitarios, la creatividad desatada por encima de cualquier otra cualidad intrínseca de las personas y esa forma de encontrar motivación día a día para seguir ofreciendo piezas interesantes de arte en sus diferentes modalidades. Solo así es posible que en nosotros calen tan hondo en forma y en contenido composiciones como ‘O Superman’ o ‘Ramon’, todo ello resulta siempre bien aderezado por arreglos que van desde lo jazzístico hasta el rock progresivo que choca de lleno con las atmósferas experimentales. Sin dejar de volcar sus pensamientos sobre el rumbo de la humanidad, la importancia del trabajo manual o esa necesidad de transmitir conocimiento, bien a través de la materialización de sus palabras, o bien a través de la materialización de sus visuales, podemos afirmar que el espectáculo fue total, de enorme interés y casi seguro, transformador para buena parte del público.

Después de recuperarnos de una muestra artística tan apabullante a tantos niveles, emprendimos en los buses lanzadera nuestro camino hacia la Ciudad del Rock, consiguiendo nuestro objetivo de saciar la curiosidad de saber cómo era un concierto en directo de Bar Italia. Pues bien, si en disco precisamente esa forma de transformar la desgana en un estado de ánimo muy poderoso con el que configurar la atmósfera de sus composiciones es una de sus mejores bazas, en directo la recreación de todo ello resulta bastante descafeinada. Canciones como ‘Nurse!’ o ‘Punkt’ pasan sin pena ni gloria, perdiéndose entre unos músicos que logran su propósito de no transmitir ningún tipo de emoción en el escenario. Si bien sus canciones nos hablan bastante bien de la dificultad que muchas veces entraña el poder expresar tu situación interna a los demás, la total falta de expresividad, y lo que es peor, llevar el piloto automático para ventilarse cuanto antes el concierto, no resultan una combinación muy exitosa con la que desplegar tu baza compositiva.

Por fortuna, las malas impresiones que nos dejaron Bar Italia fueron pronto subsanadas por unos Domi & JD Beck que sí supieron cómo desplegar las mejores armas de su repertorio. El risueño dúo se mostró de lo más versátil a la hora de hacernos ver cómo su propuesta jazzística es de lo más renovadora. A lo largo de su actuación pudimos comprobar de buena mano esa perfecta conexión entre percusiones y teclados que destilan. Incluso cuando parecen ir por libres, todo acaba encajando para casi siempre garantizar la sorpresa del público. Siendo totalmente dos músicos virtuosos, acaban teniendo también muy buena mano para lograr simplificar su propuesta, hacerla accesible y ser capaces de que incluso parezca sencillo su forma de construir un clímax excitante. Solo así es posible que nosotros también dejemos echar a volar nuestra imaginación y podamos situar cualquier historia que nos venga a la cabeza con su música como banda de acompañamiento.

Después de abandonar el escenario Ron Brugal, nos dirigimos a ver a lo que seguramente fuera el grupo que más esperábamos dentro de toda la programación del festival. Estamos hablando de unos Wednesday que por fin han conseguido dar un mayor salto mediático, o al menos el suficiente como para que lleguen de gira a Europa y aterricen en el Primavera Sound. Preparándonos de antemano para un sonido atronador, lograron su propósito de hacernos ver cómo su música está repleta siempre de múltiples dualidades, saltando del noise más feroz y melódico a otras composiciones donde la influencia country se hace más presente, algo que bien ocurrió en ‘Chosen To Deserve’. Con un gran protagonismo de Xandy en el pedal Steel y una Karly arrolladora tanto en su forma tan rotunda de tocar la guitarra, como de agudizar el grito en los estribillos que así lo requieren, su concierto pasó a toda velocidad, sintiendo cómo tienen todo lo que esperamos de un grupo que se decante por el estruendo bien utilizado como vehículo para contar historias un tanto agridulces. Cerrando con la implacable ‘Bull Believer’ demostraron cómo son una de las mejores bandas en directo y con mayor capacidad de calar hondo que nos podemos encontrar ahora mismo en un escenario.

Continuando con nuestra ronda de grupos de guitarras que puedas cantar todas sus canciones, no pasamos por alto la presencia de Surf Curse en el festival. Regresando a nuestro país después de la gira que ofrecieron en la recta final del año pasado, nos encontramos a un grupo que es consciente de lo sólido de su trayectoria más reciente, permitiéndose ofrecer un directo de esos donde no hay ningún relleno posible. Tanto en su versión más desatada, como en aquella en la que buscan recrearse mínimamente en los riffs de Nick Rattigan, el ahora cuarteto funciona de una forma siempre efectiva. Por ello, se pueden permitir el lujo de soltar al principio del concierto temas tan eufóricos y celebrados como ‘Arrow’ o ‘Lost Honor’, sabiendo de antemano que aún se guardan buenas cartas para la recta final, como puede ser el caso de ‘TVI’ o ‘Midnight Cowboy’. Por supuesto, la combinación ganadora de ‘Freaks’, ‘Sugar’ y ‘Disco’ coronó el directo, subiendo las revoluciones y haciéndonos ver cómo su forma de hacer garage rock llega de lleno a las grandes masas.

Tras no haber pisado ninguno de los escenarios principales en lo que llevábamos de tarde, nos situamos en el Estrella Damm para comprobar cómo Sevdaliza se las gastaba en directo. La artista iraní tiene una presencia que impone desde el momento, logrando capturar desde el inicio de su directo la atención de todos los asistentes. Saliendo al escenario dispuesta a demostrarnos cómo su música puede alcanzar cotas totalmente sobrecogedoras, apostó por exhibir su cara más electrónica, aquella en la que logra deconstruir cualquier atisbo de estructura pop de sus composiciones para entregarse a los graves resonantes. En un primer momento, este tipo de recursos sin lugar a dudas nos parecen de lo más poderosos, pero no suficientes para sostener el directo, ya que poco a poco se fue diluyendo en presencia escénica y cediendo su poderío en favor de composiciones como ‘Rhode’ que requerían un menor grado de agresividad, justo lo contrario de la forma impactante con la que había comenzado el directo.

En unas coordenadas musicales bien diferentes, acudimos al directo de Maggie Rogers para comprender mejor el fenómeno mediático que ha supuesto la publicación de su más reciente LP, Surrender. Lo cierto es que desde un primer momento fuimos conscientes de cómo sus canciones resultan una combinación perfecta de pop destinado a conquistar a las grandes masas, unas letras que hablan desde la más absoluta vulnerabilidad y un despliegue escénico que, sin necesidad de grandes aspavientos, resulta cuanto menos cautivador. Si a todo esto le sumamos un carisma que encaja a la perfección con todas las historias de volver a amar después del dolor, obtenemos la perfecta ecuación con la que sentir que estábamos ante uno de esos conciertos que se recuerdan unos días después del festival. A través de temas tan pegadizos como 'Be Cool' o "Retrograde", hace que parezca sencillo lograr una canción pop pegajosa y con mensaje aguerrido. Su público, sin lugar a dudas, parecía muy consciente de ello, ya que respondió de forma generosa, estando ante un concierto igual de copado que otros artistas que, a priori, ocupaban una posición más alta en el cartel.

De Maggie Rogers nos trasladamos de nuevo a la explanada principal del recinto, ya que llegaba otro de los conciertos más esperados de la presente edición, como fue el de Caroline Polachek. Temiendo que la artista no recuperase su voz después de actuar unos días antes con total normalidad en Barcelona, pero teniendo que cancelar algún concierto entre medias, comprobamos cómo los milagros sí que existen, pudiéndonos brindar un concierto a la altura de lo que esperábamos de ella. Con una escenografía en la que sigue llevando su característico volcán, los visuales ahora se mimetizan mejor que nunca con las sensaciones cálidas que transmite su música, trasladándonos a paisajes de lo más dispares donde siempre salen a relucir los elementos a punto de estallar. Arrancando con 'Welcome To My Island', dispuesta a transitar tanto los caminos vitales más hedonistas como aquellos otros en los que la soledad acecha a la vuelta de la esquina, nos preparamos para auténticos alardes vocales como los de 'Sunset' o 'I Believe', todo ello bajo unas coreografías sensuales que no se amoldan a ningún tipo de moda. Sin rebajar el efecto hipnótico del directo ni su entrega, nos dejó momentos para el recuerdo como esa forma poderosa de aferrarse al micrófono de 'Fly To You' o la introducción extendida de 'Smoke'. Todo un despliegue de medios de una actuación a la altura de un cabeza de cartel, aunque su nombre no figurase en tipografía tan grande.

Continuando con la necesidad de encontrar una propuesta de baile que nos pudiera fascinar, no faltamos a nuestra cita con unos Jockstrap que nos aseguraron, cuanto menos, un concierto totalmente divertido y cambiante. El dúo británico, desde luego, no se acomoda a ningún género en particular, tal y como podemos comprobar en su LP debut I Love You Jennifer B. Pues bien, la traducción al directo de estas características es verídica, yendo aún más allá y agrandando de una forma más agradable todas sus rarezas. Arrancando a través de su cara más exótica y revulsiva con ‘Debra’ y ‘Jennifer B’, más alargada en su parte final que de costumbre, nos condujeron hacia una fiesta totalmente embriagadora donde el DJ no tiene ningún criterio en particular a la hora de poner las pistas. A pesar de ello, la dinámica del concierto rápidamente cambió gracias a composiciones como ‘Glasgow’, logrando hacer más accesible su propuesta, para posteriormente desplegar alguno de los mejores momentos del directo gracias a una ‘Concrete Over Water’ que desató definitivamente la locura colectiva. Así es como lograron uno de los conciertos más inclasificables y también disfrutables del festival.

Quemando nuestros últimos cartuchos del festival, aún quedaba el turno de la artista más masiva de todo el evento: Rosalía. Regresando a su festival soñado, la artista catalana nos ofreció uno de esos directos bien ideado para ser disfrutado desde cualquier espacio que tenga algo de visibilidad del escenario, incidiendo de lleno tanto en su sentido del humor como en ese talento innato para traspasar cualquier tipo de estilo musical. Arrancando de forma impactante con ‘Saoko’ y ‘Bizcochito’, nos dejó ante la parte más teatral de su directo, procurando ante todo que cualquier persona que no sea consciente del espectáculo que lleva en su gira pueda ser sorprendido ante tal cantidad de eventos que suceden encima del escenario. Lo mejor de todo ello, es que sin necesidad de un despliegue decorativo maximalista sea capaz de lograr recrear situaciones tan precisas, tan aferradas a ese mundo donde todo parece enormemente serio pero no lo es y que de alguna forma nos hace comprender los motivos por los que es una artista única y transversal a cualquier época.

Redacción Mindies

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