Crónica

Primavera Sound 2022

viernes - Weekend 2

10/06/2022



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Algo ya perjudicados por el trajín de los últimos días, el viernes nos lo tomamos con más calma apostando por propuestas de peso, máximo si tenemos en cuenta que algunos cabezas de cartel ya los habíamos visto y comentado la semana anterior.

Una jornada relajada que iniciamos en la verde planicie (artificial) de Mordor, concretamente en el escenario Estrella Damm donde la carismática Brittany Howard iba a obsequiarnos con una dosis de rock, soul y funk de muchos quilates.

Qué decir de la voz de Alabama Shakes, su porte e indiscutible magnetismo hizo que nos metiéramos en su bolsillo desde los primeros acordes de “Hit it and quit it”, mítico tema de Funkadelic, una de las varias covers que presentaría en su show.

Acompañada de un nutrido número de músicos, todos ellos de rojo y negro, recorrió diversas pistas de su álbum en solitario “Jaime”, momentos cálidos y espirituales como “He loves me”, “Georgia” o “ Stay high” , con una exhibición vocal de genuflexión. Éstos, fueron conjugados con otros más rockeros como “13th century metal” que derivó en una arenga al más puro estilo spoken word, el góspel festivo de “(Your love keeps lifting me)higher and higher”, préstamos del tema de Jackie Wilson, y “Revolution”, también una versión de Nina Simone que en boca de Howard gana aguardiente y picante. Una maravilla ver cómo esta mujer actualiza música negra de varias décadas y la conjuga con un presente que sabe a clásico.

Más de esos momentos inesperados que siempre nos dejan con muy buen sabor de boca, nos los encontramos en el escenario Plenitude con una Stella Donnelly que había sustituido a última hora a Japanese Breakfast. Como bien dice el refrán de no hay mal que por bien no venga, la australiana hizo olvidar completamente la cancelación de turno correspondiente, ofreciéndonos un directo repleto de carisma y con la característica sonrisa con la que siempre la hemos conocido. Dejándonos ante alguna que otra perlita de lo que será su próximo trabajo, podemos afirmar que a estas alturas ya es una artista que va camino de ser consagrada.

Huyendo de escenarios mastodónticos, apostamos por el íntimo (y casi escondido) NTS, básicamente la entrada de un párking cuyo primer tramo acogía un coqueto tablado.

El (relativo) éxito de Erika de Casier se ha forjado básicamente en canales de música de Youtube y redes sociales, nada nuevo hoy en día, pero este discreto avanzar le ha llevado incluso a firmar con 4AD.

Lo que vimos en su paso por la jornada del sábado fue una translación bastante fiel de su álbum debut: r&b 2.0, crujientes bases, y una voz zigzagueante que actualiza el género soul.

Tímida con, admitámoslo, pocas tablas y acompañada de una banda jovencísima, encandiló al público (oye, que había gente, y mucha) con delicadas interpretaciones de “Someone to chill with”, “Insult me” , “Puppy love” y mi favorita, “Polite”. Personalmente me supo a mero entremés, nada que objetar a su actuación, pero yo ya estaba tocando las palmas esperando a Julian Casablancas y los suyos.

La cancelación del concierto de los Strokes el primer fin de semana por positivo en covid hizo que la organización brindara la posibilidad de acudir a quienes quisieran a su actuación del viernes noche.

Este hecho, unido a que era fin semana, hizo que la afluencia de público fuera enorme, con miles de personas poblando la explanada Mordor, algunas, como yo, con ganas de reválida tras la pobre actuación de hace siete años, con un lánguido y decadente Julian Casablancas.

Poco importaba que venían a presentar disco “nuevo”, The new abnormal” (nunca un título fue tan profético), aquí por lo que la gente pagó y vino era para escuchar un karaoke de sus más grandes éxitos, y puedo dar fe que eso tuvieron.

Muy zorros, presentaron uno de los mejores temas de su último trabajo, “Bad decissions” (o cómo fusilar “Dancing with myself” de Billy idol por lo bajini) y acto seguido primer regalito de cara a la galería: “Hard to explain” que nos puso en la pista que el grupo estaba en forma, con una banda perfectamente engrasada lejos de la triste imagen que dieron en 2015.

A partir de aquí, detalles y más detalles con el público: “Juicebox”, “Someday”, “Reptilia”, “Under control”, barriendo siempre para sus dos primeros discos aunque con estratégicas paradas en lo más salvable de sus posteriores trabajos: “Selfless”, “Under cover of darkness” o la olvidada “Threat of joy” con el que cerraron el rácano bis.

Como anécdota, fueron muchos los que les pidieron “Last nite”, pero en un acto de clarividencia, Kevin Parker ya la había tocado una semana antes cuando no pudieron actuar. ¿Es esta la mejor versión de los Strokes en 2022? Yo diría que sí, dudo mucho que ninguno que pasó por caja se sintiera defraudado, otra cosa es que la gente con dos buenos discos construyan verdaderas hagiografías.

Sin apenas respiro, como la estampida de ñus del Rey León, fuimos esquivando las feroces hordas de foráneos y locales para situarnos en la parte derecha del escenario Pull and Bear para esperar a M.I.A.

Convengamos que la británica lleva tiempo sin entregarnos algo con verdadera enjundia y que su mejor baza en el festival era enchufarnos un quién es quién de sus temas más queridos.

Solo le llevó a MIA unos pocos minutos para convertir “la zona del señor de los anillos” en una auténtica rave: arrancó con un fiero “Born free” para hilvanar “Bucky done gone” y “Pull up the people”, una auténtica locura que se sustentaba en la propia cantante, un bailarín y unos visuales.

Entre canción y canción se podía escuchar un extracto de “Bulería” de Rosalía, un guiño de la tamil con la ciudad condal que luego se materializaría con la inclusión de diversas cantantes de la terra como Núria Graham o Marina Herlop, que a modo de supercoro le acompañaron en la recta final del concierto.

Sí es cierto que la tensión inicial fue rebajada con la inclusión de temas más recientes como “The one” (que no convence ni en directo), “Yala”, del defenestrado “Matangi” (¿su último álbum a tener en cuenta?) o “Marigold”, que lo acaba de estrenar y ya huele a nefatlina.

Pero que le quiten lo bailao, no todos los días uno se topa con trallazos con tan mala leche como “Galang”(cómo escuece aún el “Arular”), “Bad girls” o inventarse una suerte de mash-up a base de juntar “Paper planes” con “You need to calm down” de Taylor Swift y “Royals”, de Lorde. Pura gloria.

Ruben

Oriundo de La Línea pero barcelonés de adopción, melómano de pro, se debate entre su amor por la electrónica y el pop, asiduo a cualquier sarao música y a dejarse las yemas de los dedos en cubetas de segunda mano. Odia la palabra hipster y la gente que no calla en los conciertos.